Juegos que terminan en contratos.

Una pareja va introduciendo la dominación en sus juegos de cama.

Hacía unos meses que habían empezado un inocente juego, llevaban un tiempo juntos y la monotonía había llegado a sus vidas, por eso decidieron darle algo de fuego a su relación.

Un día, mientras estaban en los preliminares, a él se le ocurrió llamarla ''golfa'', ella se sorprendió y no le hizo mucha gracia, pero él insistió ''Venga que se te gusta, putita''. Aunque por si acaso ceso con las insinuaciones. Esa tarde, cuando acabaron de follar, se quedaron tumbados en la cama mirándose el uno al otro, entonces ella le confesó que en realidad sí que le había excitado que la llamara ''golfa y puta'' y que siempre había tenido como fantasía que la dominaran pero le daba vergüenza reconocerlo.

Él empezó a informarse, leyendo por internet, libros, relatos... viendo alguna que otra película y le propuso que firmaran ambos un contrato en el que ella pasaría a ser su esclava durante una semana. Ella no dudó en aceptar, ya que siempre se había puesto muy caliente al leer relatos de dominación.

Cuando él llegó a casa esa noche, ella estaba en el sofá viendo la tele, sin arreglar, ni la cena preparada, ni le había ido a recibir a la puerta. Parecía que se había olvidado de todo lo que marcaba el contrato.

-¿Qué haces, no recuerdas nuestro trato?

-Claro, ¿por qué lo dices?- Respondió ella.

-Tendrás que volver a leer las condiciones y las normas. No me has esperado en la puerta arrodillada, ni me has traído mis zapatillas de estar por casa, ni tienes la cena preparada, ni tampoco te has vestido como indica el contrato. Son muchas normas incumplidas en tu primer día y por cada norma incumplida son 5 azotes, así que ya puedes empezar a hacer lo que te falta. Después de cenar arreglaremos cuentas. Ah y eso sin contar que a partir de ahora debes llamarme "señor".

-¿Estás hablando en serio?

-Por supuesto, ¿acaso no te lo vas a tomar enserio? Si sigues así se sumarán otros 5 azotes.

-Perdón señor, ahora mismo me pongo con mis tareas, la próxima vez no fallaré.

-Más te vale. A partir de ahora no quiero que hables si no tienes permiso, hasta que te lo vuelva a dar.

Así que subió a su habitación, por suerte esa tarde se había dedicado a depilarse, con lo que sólo tuvo que ponerse un conjunto de encaje de sujetador y braguitas negras transparente, con un camisón morado, también transparente y unos tacones negros. Sabía que le gustaba que llevara tacones y ya había fallado bastante. A continuación bajo y se puso a cocinar algo rápido, cuando estuvo la mesa avisó al que se había convertido en su señor.

Él acudió a la mesa, y cuando ella fue a sentarse le dijo:

-¿Qué haces? ¿Acaso las esclavas comen con sus amos? Espera de pie junto a mi para servirme en todo lo que necesite, después podrás cenar tú y finalmente recoger todo esto. Cuando termines, ven al comedor, arrodíllate delante de mí y espera órdenes.

Así lo hizo, cuando acabó fue frente a él y esperó arrodillada. Fueron los 15 minutos más largos de su vida.

-Quítate el camisón y acércate.

Empezó a masturbarse delante de ella. Él sabía lo mucho que deseaba chupársela, pues muchas veces le había dicho que eso le ponía muy caliente.

-Por favor, señor, me concedería el honor de darle placer.

Le hizo un gesto que indico que podía empezar a chupársela. Primero empezaba a metersela lentamente, chupando la punta y poco a poco introduciendo todo el miembro y dejándolo ahí unos segundos, subiendo su lengua por todo el tronco, para luego empezar a aumentar el ritmo poco a poco, yendo cada vez más deprisa, hasta tenerla bien dentro en la garganta y entonces parar en seco y sentir su polla erecta toda entera bien dentro. Entonces él la cogió dle pelo y le dijo ''las manos a la espalda'', y empezó a follarle la boca, llevando el ritmo al mismo tiempo que le quitó el sujetador y empiezó a sobarle las tetas. Entonces, de repente se paró.

-¿Ya te has olvidado de tu castigo? Ponte a cuatro patas encima del sofá.

Ella obedició, se puso en posición mientras veía cómo su dueño se quitaba el cinturón.

-Cuéntalos. Si eres inteligente, harás algo más.

Y empezó a propinarle los azotes:

-1 gracias señor, 2 gracias señor, 3 gracias señor.

-Veo que aprendes rápido.

Y cuando iba por 5, paró.

-Por ser la primera vez lo voy a dejar aquí, pero si vuelves a fallar no seré tan benévolo.

Así le dio una caricia y un beso en el trasero enrojecido.

Después empiezó a masturbarla, introduciendo su dedo. ''Vaya si que estás caliente, perrita''. De repente introdujo dos dedos en lugar de uno y siguió masturbarla cada vez más rápido. Ella gemía cada vez más alto hasta que oyó un ''calla''. Cuando él sabía que estaba al límite, paró y le susurró al oído:

-Antes he sido bueno contigo y te he perdonado 10 azotes, pero a cambio, hoy no vas a poder tener tu esperado orgasmo, ni conmigo ni sin mi. Ahora voy a follarte fuerte así como estás, a cuatro patas, y cuando estés a punto de alcanzar tu orgasmo, pararás y volverás a comerme la polla hasta notar mi semen en tu garganta.

Comenzó sus embestidas, notando como entraba su polla en su coño y como rebotaban sus pelotas en su culo, hasta que ella no tuvo más remedio que parar y empezar a comerle el miembro. Él no tardó ni un minuto en derramar toda su leche en su boca.

-No te lo tragues aún, voy al baño.

Y cuando volvió recibió otra orden:

-Enséñamelo y después trágatelo.

Una vez terminado el juego, le dio un húmedo y ardiente beso.

-¿He sido muy duro, no? Lo siento, mañana bajaré un poco el nivel.

-Ha sido perfecto, estoy muy caliente, no creo que pueda dormir hoy.