Juegos que terminan bien...
Como terminó mi cama luego del relato de Sandrita. Una fiestita de sexo mechado con cosquillas, juegos, sabores, humedades y piecitos deliciosos.
El descenlace del relato de Sandrita.
Después de la aventura de Sandrita con la verga monstruo, cuando terminó el relato, nos pusimos a jugar a las cosquillas en la cama. Marilú, solo con la blusa y sin bombachita me empujaba con los pies para hacerme caer, pero yo le agarré los deliciosos piecitos para hacerle cosquillas, hasta que me pidió por favor que parara.
No le hice caso y seguí, mientras que Gina acudía en su defensa y me pegaba talonazos en la espalda, con esos pies que tanto me gustan, y las bellezas de deditos de Sandrita me hacían cosquillas en las axilas, hasta que me revolqué de la risa, y aprovecharon las tres para montarse sobre mí. La pequeña Marilú sobre mi pecho, detrás de ella Sandrita y sobre mi vientre Gina, las tres haciéndome cosquillas en la partes de mi cuerpo que cada una alcanzaba con las manos.
La rubita en el cuello, Sandra en las costillas y Gina, sentada mirando hacia mis pies, me metía sus manos entre los muslos y el pubis. Con mi saltos y contorsiones, en un momento Marilú se deslizó hacia adelante, y el perfume suave y femenino de su vellón enrulado me inundó el olfato, la tomé de los glúteos, acercándola hacia mí, y metiendo mi cabeza entre sus piernas, le empecé a lamer la suave y tersa vagina, a lo que primero se resistió con risotadas, aunque luego accedió gustosa, mientras soltaba el aire ruidosamente, dando luego un gemidito de gusto. Las chicas lo notaron enseguida, y gritaron que así no valía, que estaba haciendo trampas, aprovechándome de la más menuda. No hicimos caso. Yo seguí lamiendo, y Marilú disfrutando.
El rumbo estaba ya tomado, por lo que Gina pasó a la acción, me tomó la verga con una mano y los testículos con la otra y me empezó a acariciar, hasta que mi pene se alzó duro hacia arriba, tiró del prepucio hacia abajo, con su enorme maestría, y me descubrió la cabeza, se incorporó a medias sobre los talones y abriéndose los labios vaginales, dijo:
- Se va todo a la mierda, estoy caliente, mojada y quiero coger. Es más lindo que jugar, hace tres semanas que no tengo una acabada como la gente.
Y hundiéndose mi verga hasta el fondo de su cuerpo, se apoyó con las manos en mis muslos y empezó a galopar sobre mi miembro, resoplando, y soltando sonoros suspiros, gemidos y puteadas:
- Mmmhhffrrrrr!!!!, uuhhhh, uuhhh, uuuhhhhhhhh, ayyyy, que lindooooo, que rico la puta madre!!!!!!!!, más, más más, quiero pija !!!!, uh, uh, uh, que lindoooo, Fabi hijo de putaaaa!!!! Y aumentaba el ritmo de sus movimientos, con mi verga entrando y saliendo de su mojada y caliente vagina. Delicioso el gustito que me empezó a inundar, mientras no dejaba de lamer los labios de la tibia y ya muy húmeda vagina de Marilú que suspiraba y gemía con mi cabeza entre sus muslos.
Sandrita, para no ser menos, se quitó toda la ropa, agarró una de mis manos y se la pasó por las tetas, por el pubis, por las nalgas, hasta que se acostó con mi antebrazo entre sus piernas y se empezó a mover y apretarse contra mi carne, para calentarse, sin dejar de gemir, insultar y preguntar:
- Hijos de puta, yo también quiero, estoy caliente, ¿cuándo me tocaaaaa a miiií???
Mientras, metí mi lengua en el interior de la vagina de Marilú, que soltó un resoplido muy fuerte, y en seguida tomé su pequeño clítoris entre mis labios y se lo trabajé en círculos con la punta de la lengua.
No duró mucho, a los pocos segundos, suspiró de golpe, lanzó un prolongado uuuuaaaahhhhhhhh!!!!!, y me estrujó la cara con sus piernas, cayendo hacia adelante y levantando la colita hacia el cielo, lo que me dejó espacio para respirar y ver el redondo culito de Gina subir y bajar rápido y con brusquedad, golpeando con un sonoro flap!, flap!, flap! mis muslos y vientre cuando descendía y dejándome el espectáculo de mi verga metida a medias en su vulva rosada e hinchada cuando subía.
Cuando Sandrita vio que Marilú se derrumbaba hacia adelante, la empujó y la hizo caer de costado en la cama, donde la menuda mujercita quedó resoplando y respirando entrecortadamente, con el rubio pelo sobre la cara, y uno de los pequeños y graciosos pies apoyado en mi vientre. Levanté la cabeza para llenarme los ojos de esa preciosura en miniatura, (calza del 36), con las uñitas nacaradas de esos deditos apetitosos pintadas de color turquesa. Una delicia !!!!
La visión se interrumpió con la aparición sobre mi cara de la de Sandrita, con las mejillas coloradas, el pelo castaño alborotado, y los ojos rasgados con un brillo de deseo que pocas veces le había visto.
Hizo el acto de costumbre. Es muy escupidora, así que me largó un poco de saliva en la boca, además es algo que ella sola hace y qué excitante es ese acto, además porque la saliva de Sandrita es dulce como su dueña. Enseguida me metió un beso profundísimo en la boca, y me lamió la cara, el cuello y el pecho, me metió un pezón en la boca, el que chupé con placer, lo saco bruscamente, se montó sobre mi cara, se abrió la aterciopelada vulva con ambas manos, y empecé a lamerla mientras ella gemía y se curvaba hacia atrás. El sabor de esta conchita era tan suave, pegajoso y salado como el de la dulce Marilú.
Las chicas son muy limpias y de perfume natural muy femenino. Es un placer saborear cualquier parte de sus cálidas geografías. Además, después de chupar pies, lo que más me apasiona sentir en mi boca es el sabor de una húmeda vagina. Me calienta sobremanera.
Tan fue así esta vez, que la movediza Gina sintió que mi verga se endurecía un tanto y daba un respingo al saborear los juguitos de Sandrita, por lo que dando un último respolido de placer, dio unas cuantos saltos más y reventó en un bruto orgasmo que la hizo caer hacia adelante, estirando las piernas hacia atrás, por lo que sentí el empeine sus lindos pies apoyarse en mis brazos, y sus deditos estirase y relajarse un par de veces. Quedó así emitiendo algo como:
- Hmmmm, aauuuuu, mmhhhhh, auuuuu....mmmhhhh
Y allí quedó, seguramente, muy satisfecha, con mi pene metido, durísmo todavía, dentro de su vulva.
Mientras, Sandrita se desmontó de mi cara, y se dirigió hacia Gina, a la que casi al borde del enojo, empujó a un costado.
- Salí, boluda, salí, que no doy más, me toca a mí reviento de calentura... correte, no te hagás la boluda...
Gina, como en trance, con una enorme sonrisa en la boca, rodó lentamente a un costado de mi cuerpo, enredando su cuerpo al de Marilú. Y recuperándose las dos allí.
Sandrita, ya al borde del orgasmo, por mi lengua y lo ardiente del momento y la situación, me montó y se empaló con mi verga dura, me apoyó las tetas hermosas en el pecho y se movió atrás y adelante para terminar su placer.
Sentí entonces en los labios los deditos pequeños y sabrosos de Marilú y abrí la boca para recibirlos, el otro piecito se plantó en mi brazo izquierdo. y me acarició suavemente.
Agarré el culito de Sandrita con ambas manos y la ayudé a moverse, hasta que entre gemidos, grititos y suspiros acabó también. Se desmadejó sobre mí y allí quedó por un rato, con mi verga, todavía dura y esperanzada de que algún pie se ocupase de ella, dentro suyo.
Así pasaron unos minutos, mientras las tres guachitas se relamían de gozo por lo suyo.
Y unos momentos después, se ocuparon de mí, y como siempre con el regalo de sus pies sobre mi anatomía.
Los piecitos de Marilú para saborear, los de Sandrita sobre el pecho y los de Gina acariciando mi inflamada verga.
Yo estaba a punto de caramelo, así que en cuanto Gina intercambió con Sandrita, que se ocupó de mi tronco, Marilú de mi ardiente cabeza, generosamente lubricada con los jugos de las dos, mas la saliva siempre presta de Sandrita, y la jefa de mis testículos, el placer más generoso me fue brindado.
Además fue doblemente placentero, ya que Marilú tenía una especial habilidad en los pequeños deditos, que era la de "amasar" como decía ella, ya que los movía casi independientemente todos juntos, como tocando un teclado, y lo que yo sentía era como si cientos de deditos me caminaran por la cabeza del pene. Cada dedito movedizo era una descarga de placer en cada movimiento. Los deditos de Sandrita me envolvían el tronco subiendo y bajando, y los de Gina me masajeaban suavemente los testículos, iban hasta el perineo y volvían, enloquecedoramente.
En unos segundos más, me empezó a ganar el orgasmo desde el cerebro, saltó hasta la espina dorsal, luego las glándulas y músculos del sector de los riñones, desde allí invadió el perineo, el ano, los testículos, y subió como una tromba hasta la cabeza, donde explotó en chorros de leche tibia y pegajosa, que bañaron los deditos generosos de Marilú y los delicados y siempre naturales de Sandrita, y de allí corrió y goteó hasta los amantes y cariñosos pies descalzos de Gina. Las chicas no se detuvieron hasta que mi verga colgó flácida entre los deditos de Sandra y Marilú.
Satisfechos nos acomodamos juntos y nos dormimos, en un amasijo de pelo, torsos, senos, brazos, manos, vellones húmedos, piernas y pies entrelazados...
Hmmm, que buen descanso... a recibir otro día..., ahora ...no molesten...saludos
Marilú, Gina, Sandra y Fabián...