Juegos Peligrosos (Escrito por mi esposa )

Las cosas casi se me habían ido de las manos pero eso no impedía que yo estuviera loca de calentura...

Hace poco tiempo atrás mi esposo me consiguió un trabajo en el predio deportivo / recreativo que estaba a su cargo. Mi tarea sería organizar y desarrollar una serie de actividades destinadas a los hijos de los empleados de una importante empresa cercana.

Cuando comenzamos a conformar el grupo de trabajo, mi esposo se dio cuenta de inmediato : mi insistencia para incluir en el grupo a un profesor que yo ya conocía hizo que sus alarmas se activaran y que su cabeza comenzara a trabajar a mil kilómetros por hora. Lo conozco bien y sabía que algo estaba tramando. Poco tiempo después él me dijo, con una sonrisa llena de picardía, que el profesor en cuestión le había dado el OK telefónicamente. Y yo, feliz de la vida...

Él me gustaba mucho, siempre me había gustado, desde la primera vez que habíamos trabajado juntos y sabía que yo también le gustaba a él, pero ambos teníamos en claro, aunque nunca lo habíamos mencionado, que lo nuestro solo era atracción física.

Después de algún tiempo de no trabajar juntos, aquel día, apenas nos reunimos para emprender nuestro nuevo trabajo, comencé decididamente el juego de la seducción.

Se había formado un grupo de trabajo muy lindo y divertido y comenzó a ser muy común el contacto físico afectivo entre nosotros : besos, abrazos y juegos de manos eran moneda corriente pero sin segundas intenciones. Pero lo mío para con él comenzó a tener toda la intención de calentarlo, de excitarlo hasta su límite, de volverlo loco, de hacer que no dejara de pensar en mi cuerpo ni un solo minuto.

Así fue que, por ejemplo, siempre trataba de llegar última a las reuniones de planificación que conducía mi esposo. De esa forma me aseguraba que los sitios disponibles para sentarse fueran pocos y con mala visibilidad. Entonces no me quedaba más remedio que pedirle a él que me hiciera un lugarcito a su lado y así siempre quedaba sentada muy apretada a su cuerpo. Incluso cuando, en algunas ocasiones ya no había lugar donde ubicarse, llegué a sentarme descaradamente sobre sus rodillas ante una sonrisa casi imperceptible de mi esposo y una mirada de aprobación y complicidad.

En todo momento y aún estando su novia de visita yo provocaba juegos de palabras, peleas e intercambio de miradas más que sugestivas. En la pileta de natación yo siempre buscaba la menor de las excusas para terminar jugando de manos, empujándonos y tocándonos "sin querer". Así el ambiente entre nosotros se calentaba cada vez más.

Un día, ya casi terminando la temporada, mi esposo me llamó a su oficina para anunciarme que nos había elegido a él y a mi para organizar y hacernos cargo de una noche de campamento con todos los chicos. En ese momento también me confesó que estaba muy al tanto de mis actividades, que no se había perdido ni una de las insinuaciones que yo había tenido con mi compañero, que se calentaba mucho viéndome provocativa y audaz y que esa noche de campamento quería dármela como un obsequio, como un premio por ser abierta y por hacerlo tan feliz. Nos despedimos con un largo y exquisito beso de lengua cosa que lo dejó en medio de una erección más que considerable. Ya habría tiempo para desquitarnos… Yo salí de su oficina con la sensación que estaba por colocar la última frutilla en la cúpula del postre...

El día del campamento mi compañero y yo estuvimos juntos desde la mañana, organizamos todas las actividades, las comidas y terminamos la extensa jornada con un juego nocturno y un cancionero final. Había llegado la hora de ir a dormir. Como los niños eran de corta edad, en cada carpa dormía con ellos un/a lider y una carpa había quedado reservada para el personal a cargo. Por un error de cálculo dos líderes mujeres habían quedado sin lugar donde dormir así que les dije que ocuparan esa carpa y que durmieran conmigo.

Como mi compañero era el único varón a cargo y no había otra carpa disponible las tres le propusimos que pasara la noche con nosotras y que al día siguiente se levantara temprano, antes que lo vieran los padres de los chicos ( y mi esposo, pensé...). Él aceptó muy gustoso… Yo comencé a humedecerme...

Las chicas fueron a dormir casi inmediatamente y al rato él vino a saludarme y las siguió, aduciendo que estaba sumamente cansado. Yo fui la última en entrar a la carpa luego de chequear que casi todos los niños estuvieran dormidos. Al entrar pude ver que mi bolsa de dormir había quedado junto a la de él... ¿Sería una mera casualidad?

En medio de la oscuridad pude percibir que mi compañero aún no dormía y no se si por razones climáticas u hormonales, la situación estaba hirviente. Disimulé como pude, fingí no ver nada, me acosté a su lado y simulé dormir. Quedamos ambos fuera de las bolsas de dormir debido a la creciente temperatura. Yo tenía puestos un pantalón deportivo corto y una remera tipo top y él solo un short. Se había quitado la remera.

Yo tenía tanta calentura por la situación que estaba viviendo que no podía dormir aunque me lo propusiera una y mil veces. Seguramente a él le estaba ocurriendo algo similar ya que no podía dejar de dar vueltas y moverse. Pasada una media hora quedamos enfrentados y él, suponiendo que yo ya me había dormido, comenzó a acercarse cada vez más. Sentí su aliento caliente muy cerca de mi cara, su respiración era cada vez más fuerte y entrecortada.

Delicadamente apoyó su mano sobre mi abdomen desnudo como tanteando mi reacción. Mis ojos entrecerrados me habían permitido verlo así que no me sobresalté. Yo seguí quieta, haciéndome la dormida. Entonces la mano comenzó a recorrer casi imperceptiblemente distintas partes de mi cuerpo : mi cintura, mis brazos, mi cuello, mis hombros, hasta que bajó por mi pierna llegando hasta la rodilla y volvió a subir hasta el abdomen rodeando mi sexo varias veces pero sin tocarlo.

Su calentura era impresionante y mi excitación me estaba haciendo volar. Por un momento pensé que sus jadeos iban a despertar a las otras dos chicas pero por suerte eso no sucedió. Poco después él puso su otra mano dentro de su pantalón e intentó deslizar la que tenía en mi abdomen dentro del mío. En ese preciso momento me di cuenta que el juego tenía que finalizar porque no era el que yo quería jugar y además se había tornado muy peligroso.

Giré bruscamente, como gira una persona que duerme y algo le molesta. Quedé dándole las espaldas. Me enfundé en mi bolsa de dormir simulando tener frío y seguí haciéndome la dormida.

Las cosas casi se me habían ido de las manos pero eso no impedía que yo estuviera loca de calentura. Tenía enormes deseos de tirar la bolsa de dormir, sacarme toda la ropa y hacerme una paja violenta, rotunda, salvaje, pero no podía tomar el riesgo que él me descubriera. Para colmo de males noté muy claramente que él no pudo contenerse y luego de unas pocas sacudidas acabó en medio de un gemido ahogado y repitiendo en voz muy baja : "No sabés como me gustás, como me calentás... Esta leche es para vos, para vos..."

Seguimos trabajando algunas temporadas juntos pero nunca se habló de aquella noche. Desde entonces tuve la misma duda : para mi todo había sido un hermoso juego que mi esposo me había facilitado y que en determinado momento había salido de cauce. Pero, ¿ para él...?

Amigos, si les gustó este relato no dejen de ponerse en contacto con nosotros escribiéndonos a : mil_fantasias@yahoo.com.ar

Contestaremos todos los mensajes