Juegos Inocentes

Hermanastras descubren el placer intimo de una forma poco sospechada.

Mi nombre es Gabriela tengo 21 años, vivo en Santa Fe, hace poco me mude con mi madre acá para vivir con mi padrastro y su hija Sara, Sarita como la llamamos todos es muy dulce, alegre y activa. Yo por mi parte soy tímida y cohibida, algo antisocial. Tengo pocos amigos en la vida real, me paso en internet con una identidad anónima en diferentes redes sociales, mi vida sexual ha sido hasta entonces el sexo escrito, y mirar pornografía, preferiblemente videos hentai en todas sus variantes, me volví muy adicta a eso y pase demasiado tiempo en eso desde mi adolescencia, así fue hasta mudarnos, tengo que compartir el cuarto con mi hermanastra, la cual no me deja sola suficiente tiempo, es algo que me tiene tensa y me siento incompleta.

Uno de mis juegos favoritos era jugar de Yuri (lesbiana) con otros usuarios, era algo que me gustaba bastante a pesar de no considerarme lesbiana. Lo seguí practicando desde mi celular pero a discreción de mi hermanastra que tiene la extraña habilidad de interrumpirme cuando se pone interesante el chat. No soy capaz de enojarme ni pedirle espacio, tal vez porque sospecharía que hago cosas malas en privado.

Sara a pesar de ser bastante menor que yo ella es realmente muy bonita tiene ojos verdes muy lindos, piel blanca, cabellera rubia a los hombros, delgada con protuberantes glúteos y senos pequeños pero lindos. Esta bastante desarrollada a su edad es extrovertida, simpática aunque es algo manipuladora.

Sara me tenía cada vez más confianza y se cambiaba frente a mí, algo que nunca me había expuesto "en vivo", para ella parecía ser algo natural, a pesar que ella comenzó a hacerlo con frecuencia no me acostumbraba, y cada vez que lo hacía no podía evitar que mi corazón se acelerara y tratada de ocultar mi sonrojamiento. No quedaba por completo desnuda pero si en ropa interior, luego se cubria con su ropitas cortas o muy pegaditas.

Yo por mi parte soy muy pudorosa y trato mi intimidad con cautela, me mudaba o me cambiaba en el baño, tengo cabello negro largo lacio, piel muy blanca, a pesar de ser delgada tengo los senos muy grandes algo que me acompleja un poquito por mi timidez.

Nos llevábamos siempre muy bien, aunque somos como distintas en gustos y personalidad sentimos empatía desde que nos presentaron.

Sara siempre platicaba, era su mayor virtud (o defecto) comenzó a acostarse conmigo en la cama para conversar, (aunque ella era la única que platicaba), yo no soy grosera con las personas aunque no me interese escucharlas a veces, ella se dormía en lycras largas o cortitas y blusitas de tirantes sin brassier muy pegaditas al cuerpo, solo eso usaba. Su figura por su forma de vestir se dibujaba perfectamente, frecuentemente sus manos recorrían su cuerpo con un aire de inocencia como si fuera ajena a lo que su cuerpo hacia. Supe que le gustaba recorrer así su cuerpo puesto que sus pezones de erguían muy evidentemente. Sus autocaricias me dejaban hipnotizada por algunos instantes. Sus delicadas manos pasaban por su vientre, cadera y muslo, a veces jugaba con la tela de su licra sobre su parte intima estirándola y acomodándola, también pasaba ligeramente sus dedos por sus senitos con un poco más de “disimulo”. Era curioso para mi que lo hiciera siempre cuando lucia sus lycras spandex.

Ella comenzó a buscar contacto físico conmigo, me comenzaba a abrazar y entrecruzaba sus piernas con las mías,  lo hacía mientras platicaba, eso fue provocándome más pero no era capaz de arriesgarme a una iniciativa con ella, era de mi familia, pero tampoco era capaz de detenerla, solo dejaba que ella hiciese lo que quería.

Constantemente era manoseada por ella mientras conversábamos, ella platicaba de sus cosas, a veces incluso contaba la misma historia, se acercaba, se pegaba a mí y me manoseaba pero al cabo de un rato ella se pasaba a su cama y se dormía casi al instante.

Así día a día, a veces ella no se acercaba tanto, a veces sí. No podía evitar pensar que le gustaba de una forma sexual a mi hermanastra y eso me provocaba sensaciones de placer, especialmente por la forma tan dismulada que intentaba todo.

Un día ella me pregunto si sabía bailar, le dije que no, ella puso música, y me levanto, puso una música algo cachonda y comenzó a moverse frente a mí, se movía provocativamente moviendo sus caderas y cintura. Me pidió que practicara con ella, me dio la espalda y acerco sus nalgas envueltas en una lycra rosada y comenzó a moverlas contra mí, no sabía que hacer, así estuvo practicando sus movimientos entre risas, lo hacía lento y a veces rápido, apretando justo mi vagina con sus nalgas, me pidió que la tomara de las caderas que me moviera contra ella, lo hice sin titubear, golpeteando sus nalgas con mi vagina, eso me puso a mil me mire al espejo y yo estaba sonrojada, y  de Sarita estaba mordiéndose el labio inferior en un gesto de satisfacción que no había visto en ella. Fueron varios minutos deliciosos.

Ella me miro, se detuvo, y me pidió que me acostara en la cama, lentamente me acosté, ella se puso sobre mí, y comenzó a frotarse contra mis caderas como si me cabalgara, lo hizo al ritmo de la música, y luego en fuera de ritmo solo frotándose frenéticamente, luego se metió entre mis piernas y se sentó justo en mi vagina, se froto con fuerza, nunca fui tan estimulada por otra persona y eso me provoco un orgasmo intenso que trate de disimular pero fue inútil, luego se detuvo y se acostó junto a mí en silencio, y me abrazo me dijo que era una hermana muy buena. La mire a los ojos y entendí todo lo que pasaba. Se levantó y se fue dormir como si no hubiera pasado nada. Al día siguiente todo transcurrió normal.

Un par de días después cuando pensé que no se repetiría, ella se cambió sus clásicos jeans apretados por una licra gris casi transparente, sin ropa interior por debajo, sus glúteos se "comieron" la delicada tela, se desprendió el Brasier y de dejo únicamente una delgada blusa blanca de tirantes, se sentó en la orilla de la cama y comenzó a frotarse las piernas y muslos mientras platicaba de su día, al cabo de un rato me conto que compro otra licra igual para mí, a pesar de mi timidez me fui a cambiar, decidí quitarme la tanga y ponérmelas igual que ella sin anda por debajo, me desprendí el sostén y quede con mi remera negra, ella estaba en la cama, me acostó a su lado y comenzó a frotarme las piernas con las suyas insistentemente durante varios minutos, pretendíamos que no pasaba nada, ella también lo hacía casi indiferentemente mientras platicaba de tonterías.

Luego se puso sobre mi estómago, y dejo de hablar, se deslizo lentamente desde la cintura hasta mi seno, luego coloco su vagina en mi pezón que se notaba erecto sobre la tela de la blusa y froto suavemente, su carita se puso sonrojada luego bajo su cuerpo y entrelazo las piernas hasta quedar las vaginas unidas y froto en silencio, en esta ocasión no disimulaba el gusto y yo tampoco, rápidamente toco el cielo. De nuevo se tumbó a mi lado esta vez boca abajo, su suculento trasero quedo expuesto y por primera vez me moví sobre ella, ella me miro de reojo y respingo más su trasero entendiendo bien mi intensión, sentir sus glúteos, el suave contacto de nuestras prendas me produjo y aun me produce monumentales mareas se sensaciones. Fui intensa e incesante, y tomándola de los hombros desde mi vagina se desemboco a todo el cuerpo un rio de sensaciones que me hicieron desfallecer. Me desplome rendida al lado de Sarita y ella me miro, me abrazo, me dijo que era la mejor hermana del mundo y al cabo de algunos minutos se fue a su cama a dormir.

Termine por entender sus gustos por la ropa ceñida y compre ropa de lycra solo para "dormir". Así cada cierto tiempo, ella se acerca con esas intenciones siempre con su ropa ligera de lycra, y a veces me manoseaba, a veces se frota contra mis muslos, a veces contra mi vagina, incluso sobre mis senos, para ella es un juego inocente pero para mí es un delirio. Con el tiempo aprendí a manosearla y frotarme contra ella.

Ella y yo siempre que terminamos nos miramos a los ojos y sabemos lo que sucede: es solo un fetiche, sin besos, ni desnudez, ni palabras, solo sensaciones, no hablamos de tener una relación, o estar enamoradas es solo un juego inocente que desborda nuestros sentidos, no lo hablamos, y no sé cuánto tiempo durará, tal vez es de lo más extraño que se haya relatado,  pero es lo más delirante que he experimentado.

PD: Este es un arreglo que hice de un relato que subi anteriormente. Pueden escribirme pero advierto que soy muy celosa con mi vida virtual, no fotos, ni direcciones, no web cams, menos números telefónicos o cuentas en redes sociales. Agradezco el tiempo dedicado a leer, los nombres, condiciones y detalles fueron cambiados, cualquier parecido con personas o condiciones de la realidad es coincidencia.