Juegos hipnóticos (4)
Una pareja de esposos son hipnotizados, sometiéndose voluntariamente ante el hipnotizador novato
Juegos hipnóticos (4)
Iván acudió puntualmente a la cita con la pareja. Ellos ya lo estaban esperando en el café. Se les notaba algo nerviosos. Sobre todo el esposo que sería el primero en ser hipnotizado. Se saludaron cordialmente y se sentaron a charlar. Ella se llamaba Jazmín y era mucho más guapa en persona que en sus fotos. Tenía casi 40 años y se conservaba muy bien. Era una mujer que irradiaba una serena sensualidad. El esposo se llamaba Emerson y era cinco años menor. Era evidente que ella era la que dominaba en esa relación. Pero era él quien estaba más interesado en el mundo swinger y en la hipnosis.
Conversaron casi dos horas. Ellos tenían muchas preguntas. Iván las respondió lo mejor que pudo y cuando se estaba preguntando si quizás la sesión se realizaría otro día, Jazmín se levantó para ir al baño y al regresar dijo:
- Es hora de empezar.
Su esposo se puso de pie inmediatamente y los tres fueron al auto de la pareja. Ella condujo y Emerson estaba en el lado del copiloto. Se dirigieron a un hotel que ellos habían escogido porque conocían muy bien y habían pasado varias noches juntos ahí como enamorados y ya de casados.
El tráfico estaba algo pesado así que Iván propuso intentar hacer algunas pruebas de inducción hipnótica con Emerson mientras avanzaban. El hombre aceptó de inmediato luego que ella le hiciese un gesto con las cejas.
Desde el asiento trasero, Iván fue guiando el trance de Emerson. Este colocó el asiento de manera que quedaba en una posición cómoda. Iván usó una técnica de relajación progresiva. Jazmín conducía con calma mientras su esposo era inducido al trance hipnótico. La voz de Iván relajaba la mente del hombre quien no tardó en estar en hipnosis profunda.
Iván realizó un par de pruebas para comprobar el estado hipnótico del hombre y Jazmín aun incrédula le preguntó si podría saber si él le había sido infiel sin su consentimiento. Iván no se molestó en explicarle sobre ese tipo de preguntas en estado hipnótico y le hizo la pregunta a Emerson. Él tardó unos segundos en contestar pero finalmente dijo que no, que nunca la había engañado con otra mujer sin que ella no ignorase. Siempre que se había acostado con otra, había sido en encuentros swinger que ella conocía de antemano.
Finalmente llegaron al hotel. Sin sacarlo del estado hipnótico, Emerson fue conducido a la habitación que ellos ya habían alquilado el día anterior.
- ¿Quieres jugar un rato con él o prefieres ser hipnotizada? – le preguntó Iván a Jazmín.
Él sospechaba que ella se negaría. Después de todo acababan de conocerse y por su personalidad, ella no parecía del tipo que quisiera dejar de manejar la situación. Por eso se sorprendió enormemente cuando ella le dijo:
- Quiero que me hipnotices, pero tienes que prometerme que nos usarás a ambos como tus marionetas. Quiero que nos humilles y seamos como dos títeres en manos de un verdadero sádico.
Iván quedó un poco confundido pero atinó a responder que haría lo que le pedía. Jazmín era muy atractiva y él tenía hace buen rato una erección que le apretaba el pantalón hasta ser dolorosa.
De inmediato procedió a inducirla. Con ella se tomó más tiempo que con su esposo, pero finalmente logró colocarla en trance. Mediante sucesivas reinducciones fue profundizando su estado hipnótico hasta llegar a un grado de profundidad que le permitió explotar la hipnosis.
Lo primero que hizo fue desnudarlos y jugar con ellos como estatuas de carne. Iván también se desnudó para liberar su erección y poder frotarse contra el curvilíneo cuerpo de Jazmín.
La excitación de Iván iba creciendo conforme su dominio sobre ellos era más evidente. Al principio ellos obedecían con lentitud pero pronto sus cuerpos fueron completamente dóciles. El hipnotizador no se contuvo más y colocó a la mujer entre dos sillas, rígida como una tabla y se acomodó sobre ella para meterle su pene a la boca. Jazmín reaccionó adecuadamente y empezó a hacerle un fellatio en esa posición incómoda para cualquier persona que no estuviera en estado hipnótico.
Mientras tanto Emerson permanecía de pie en una posición grotesca que Iván lo había hecho adoptar.
El hipnotizador no tardó en eyacular. Jazmín se tragó su semen sin salir del trance hipnótico y en un estado de catalepsia perfecto.
Luego de limpiarse un poco, Iván acomodó a Emerson de manera tal que su trasero quedaba expuesto e hizo que Jazmín le propinase unas ruidosas nalgadas que dejaron enrojecidas los glúteos del hombre pero no le produjeron el menor dolor gracias a la anestesia hipnótica.
Acto seguido, Iván le aplicó el mismo tratamiento a Jazmín, para luego proceder a sodomizarla sin piedad.
Cuando Iván terminó por segunda vez, se percató de que no había penetrado vaginalmente a Jazmín así que la sacó del trance e hizo que Emerson tuviese una erección descomunal pero sin sensibilidad, para que ella lo cabalgue usándolo como un consolador humano. La mujer tuvo un orgasmo espectacular mientras su marido no movió ni un músculo.
Finalmente, Iván hizo que Emerson eyaculase copiosamente cuando ella le sacudió los brazos, luego de despertarlo. El hombre tuvo un orgasmo de tal intensidad que cayó al suelo mientras su semen salía disparado hasta llegar al techo.
Para los esposos fue una experiencia inolvidable. Iván estaba tan o más agradecidos que ellos. Los tres acordaron repetir la experiencia cuanto antes e invitar a otras parejas a unirse a ese bizarro entretenimiento.