Juegos eróticos (14: Nata)

Nada mejor que la nata para comer... y jugar.

Mientras dormías te he preparado una sorpresa.

Cuando despiertas y aun adormilada te propongo "algo que no olvidarás nunca".

Tu no sabes que responder, estas desconcertada, pero quieres saber de que va todo esto, estas totalmente entregada y dispuesta a todo.

Me levanto unos segundos, voy hasta la cocina y vuelvo con un bote de nata fría y liquida.

Cojo un poco de nata y acercándome a ti me meto el dedo de en la boca y acto seguido acercó mis labios a los tuyos, ofreciéndote el fruto de mi boca.

No te haces de rogar y me besas saboreando la dulzura de mi interior. La nata pasa entonces a tu boca y eso es tu perdición.

Me coloco con las piernas abiertas sobre ti y aprovechando tu desconcierto para derramar un poquito de nata helada y liquida sobre tus pechos.

Das un respingo de placer al sentir algo tan frío sobre tus pechos tibios pero no dejas de moverte cuando sientes que mi lengua esparce la nata por tus pezones, los muerdo, los succiono, los endurezco mas y mas.

Empiezo a lamerlos y a notar como te excitas cada vez más.

Estas muy húmeda y ardes de deseos de tenerme dentro de tu ser.

Me arrodillo para poder seguir besándote y seguir recorriéndote con mis manos. Es maravilloso ver como te estremeces bajo mis caricias, como se hunde tu vientre cada vez que mis dedos pasan sobre el para rozar tu vulva fresca y carnosa.

Delicadamente abro tus piernas y te recuestas sobre la cama, ofreciéndome tu chochito, rosadísimo y brillante de excitación.

Desparramo mas nata en tu estomago y mi lengua desciende, dejo un camino de saliva y nata a lo largo de tu vientre y derramo un poquito mas sobre tu rajita.

Te acaricio el coñito sin abrirlo con mi lengua una y mil veces, cada vez que te contraes de gusto mas te lamo.

-"Me encanta, me encanta”, suspiras mientras tu cabeza va de lado a lado de la cama.

Las caricias de mi lengua son cada vez mas profundas hasta que logro abrirte los labios mayores y encontrarme con un clítoris excitadísimo, salido, rojo, ansioso de mi lengua.

Cuando sientes que estoy ahí, extiendes las manos y me facilitas la tarea abriéndote los labios vaginales y dejándome todo tu chochito expuesto. Ríos de flujo lo surcan, transparente, con un olor penetrante, fascinante, olor a hembra, olor a pura excitación.

Estoy tan excitado como tu y eso se nota en todo su esplendor con la magnifica erección que tengo.

Deseo poseerte pero antes quiero hacerte gozar al máximo.

Untó tu monte de Venus con nata y te lamo hasta comérmela toda, separó tus labios mayores y los bañó en nata.

Tu crees volverse loca de deseo.

Con mi boca llena de nata comienzo a morder tus labios vaginales que comienzan a abrirse, y lanzas un gemido de placer incontenible cuando mezclo la nata, mi saliva y tu flujo.

Lamo y lamo sin descanso mientras tus suspiros crecen y crecen y tus caderas suben y bajan buscando mas y mas hasta que quedas arqueada al sentir como mi lengua entra en tu agujero sin pedir permiso, entra dura y se arrastra sobre tu clítoris al salir.

Contraes tu agujero y eso te permite disfrutar mas de mis entradas. Al ver lo excitada que estas y como la lengua supongo que ya no es suficiente, pruebo con mis dedos.

Pruebo con uno, con la yema mojo la entrada y lo meto sin problemas, lo hago girar dentro de ti y lo apoyo varias veces a los costados de tus paredes vaginales, sintiendo como eso te arranca mas y mas flujo de dentro.

No me puedo resistir cuando me pides otro dedo mas, así que, con la mayor delicadeza posible, meto dos y repito la operación pero ahora los dos salen en redondo, como si fueran un sacacorchos, casi rasguñando su salida, viendo como eso te enloquece.

Gritas: " ¡¡ Me estas matando!! "

" ¿Quieres que pare? ", te respondo

" Noooooooooooo, noooooooooooooooo ", y sigues moviéndote, sacando la lengua y mojando tus labios, apoyándote en tus talones para poder elevar tus caderas hacia mi boca hambrienta.

" Chupame, chupame ", repites una y otra vez.

Meto la lengua dentro de tu agujero hasta el fondo, meto y saco la lengua una y mil veces, hasta que escucho otro gemido mas fuerte que el anterior, señal inequívoca de que estas llegando al final, hasta que te sobreviene un orgasmo profundísimo con mis dos dedos adentro y mi lengua sobre tu clítoris.