Juegos eróticos (09: Champan)

... estamos totalmente entregados... mi imaginación sigue disparandose buscando morbo ...

Después de esto te desato la venda de los ojos y libero tus brazos. Te incorporas.

Te doy un fuerte beso y como estas sudorosa y acalorada, te pregunto si tienes sed.

Voy a la nevera y saco una botella de champán, fría, burbujeante, deliciosa . . .

Tomamos una copa, lentamente, disfrutando de la sensación de la bebida alcohólica y el hielo en nuestras bocas, de la satisfacción de una noche perfecta.

El solo verte me hace sentir caliente. . . me siento muy sensual y quiero demostrártelo; así que después de abrir la botella y tomar unos sorbos de una copa, voy hasta ti y ....

Eres mi putita y lo estás pagando, si no querías mis caricias no haber empezado a jugar conmigo, ahora ya es tarde y no tienes más remedio que rendirte y "padecer el suplicio", estas bajo mi control y es inútil que intentes escapar o moverte, voy a recrear contigo mis mas profundas perversiones., quiero que revientes de placer, que supliques que pare, quiero que sientas que el cuerpo se te rompe orgasmo tras orgasmo hasta que no puedas mas, hasta que te sientas morir de placer en mis brazos.

Así que sin darte tregua te recuesto hacia atrás, cojo la botella de champán helado y tratas de imaginar lo que mi degenerado cerebro ha ideado... y no tardas en comprenderlo.

Hago que te recuestes y entonces inclino la botella dejando caer el champán en tu canalillo.

Dejo caer gotas sobre tu pecho, voy bajando por tu abdomen y cuando llego a tu chochito me ganan las ganas de darle un beso, suave, como el aleteo de una mariposa.

Conforme voy dejando caer las gotas voy secándolas con la lengua. Dejo caer un poco más en tus tetitas, las chupo suavemente primero y después comienzo a succionar. Veo como tu vientre se mueve con cada succión, así que me acerco a él y lo beso de nuevo. Paso la punta de la lengua por él, remojo mis labios con la bebida y quedan fríos, algo que sientes rico cuando los acerco a ti. Quiero saborearte completamente, sentirte despidiendo el calor del deseo mientras uso mi boca para recorrerte.

Como ya te has acostumbrado al frescor, ahora pasaremos al siguiente nivel.

Te enseño la botella y te insinúo que te voy a rociar con ella.

Coges aire para poder aguantar el impacto del helado líquido, lo pasas mal durante unos instantes, hasta que tras unas profundas inspiraciones te acostumbras.

Te vuelve loca la diferencia de temperatura y el propio champán en sí.

Observo atentamente como el champán fluye a lo largo de tu cuerpo. Empieza salpicando tus pechos, corre por el torrente natural de entre tus pechos hasta llegar a las llanuras de tu barriguita y ahí comienza una intensa caída sobre tu vientre hasta llegar al cañón, donde una cascada lo avocaba sobre mi boca.

Experimento la conjunción de dos grandes líquidos: el turbio champán que se desprende en pequeños oleajes y los intensos jugos que salen de tu coño.

Succiono todo lo que puedo, llevándome la mayor parte del champán y efluvios sexuales.

A pesar de la temperatura del champán, el calor que sientes en tu interior no hace más que aumentar, tu cuerpo entero es un escalofrío, excitándote hasta niveles insospechados.

No tarda en llegarte el primer orgasmo. Cuando lo detecto, sorbo con más fuerza mientras trato de morder tu clítoris.

Procedo a lamer toda tu barriga, los pechos y la zona púbica, llevándome con la lengua todo el champán que ha quedado impregnado en tu cuerpo.

Se nota que lo agradeces, ya que la intensidad con la que lo hago te excita y además te estoy dejando bastante limpia, aunque después deberás ducharte igualmente.