Juegos eróticos (05: El baño)

Continuan nuestros juegos, esta vez en con un baño muy especial...

No lo soporto mas, así que cojo mi pene y empiezo a masturbarme mientras te miro como te tocas muy suavemente el clítoris

No aguanto mucho rato, me corro como un loco intentando que mi leche te salpique.

Al instante empiezan a salir chorros de un liquido blanco y cremoso, con una fuerza impresionante debido a la excitación contenida.

El semen cae como una lluvia sobre ti, salpicando tu cara, tu cabello, y un poco de semen cae dentro de tu boca, que no has alcanzado a cerrar.

No solo te salpico, prácticamente te empapo de semen, sale volando a gotas mas que a chorros.

Noto como te lleno toda la cara, pero giras la cabeza y mi semen impacta chorreando por toda tu nuca, por tus mejillas y por tu mandíbula.

Tienes leche en la boca, por supuesto, pero también por las tetas y en el cuello.

Llego al éxtasis, apunto con mi polla y roció de semen todas tus tetas, tu vientre, incluso llena tu ombligo y salpica tu pubis.

Cuando por fin acaba aquella magnifica ducha, te quedas ahí, tumbada en el fondo de la bañera, empapada de esperma y chorreando flujos de tu chochito, disfrutando de la sensación de la leche sobre tu cuerpo. Tus manos recorren tu cuerpo, sintiendo el suave tacto del cálido esperma vertido por toda tu piel.

A todo esto, sigues frotando tu clítoris, gimiendo y teniendo orgasmos todo el rato.

Abres los ojos y ves como te tiendo un vaso.

Muy bien, putita -te dijo- A ver si eres capaz de ponérmela dura otra vez

Coges el vaso y sueltas una leve risita, pues esto es mas de lo que nunca hubieses podido imaginar. Recorres con el vaso todas las partes de tu cuerpo a las que puedes llegar, metiendo dentro gota a gota todo el semen que eres capaz de recoger. Consigues meter la mayor parte, lo pones a contraluz como hacen los catadores de vino, dándole vueltas al vaso entre tus dedos. Luego te sientas, pones el vaso sobre tu boca y lo vuelcas, vertiendo todo el esperma directo a tu boca.

Gota a gota mi semen inunda tu boca y veo que haces un esfuerzo para no tragar nada.

En ese momento me acerco a tu boca, me inclinó un poco y aplicó mis labios en los suyos, fundiendo nuestras bocas en un apasionado beso.

Ayudándote con la lengua, empiezas a trasvasarme la leche de tu boca a la mia, entrelazando nuestras lenguas, jugando con el viscoso liquido, con una pasión tal que vuelves a correrte instantáneamente.

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