Juegos eróticos (01: Voyeur)
Este relato va dedicado a ti, ya sabes quien eres. Gran parte de la serie no es mia, no soy muy buen escritor, asi que he usado partes de los relatos de otros autores. No quiero que me entendais como un "pirata", no deseo quitar a cada quien su propiedad. Mi unica "virtud" ha sido juntar todo en una serie con mucho morbo... y todo es por ti, Pit....., mi esclava. Supongo que sabreis perdonarme, pero el resultado creo que merece la pena
Te despiertas con ganas de salir. Te duchas, te arreglas, tienes ganas de estar guapa. Te pones una falda muy elegante, de estas ceñidas que parecen de traje, que se abre con una cremallera situada atrás. Te llega a medio muslo y tiene una abertura a la izquierda. Con esto te pones una camiseta negra de tirantes que se te pega al cuerpo. A la hora de elegir la ropa interior estas indecisa. Al final decides no llevar ni el tanga. Te pones unas sandalias negras de una sola tira adelante y tacón mediano y te llevas un bolsito, negro también.
Y así muy guapa y sexy decides dirigirte al centro comercial. Tienes ganas de ir de compras y en este centro hay muchas tiendas de ropa de todo tipo.
Cuando te bajas del coche, notas una sensación de frescor entre tus piernas. Te encanta, te sientes como si estuvieses en tu casa paseándote desnuda. El único inconveniente de esta mini falda es que tiene tendencia a subirse y debes de estar constantemente bajándola para no quedarte con el culo al aire.
Cuando entras en el centro comercial esta lleno de gente por todas partes. Claro, es sábado.
Notas como muchas personas se fijan en ti. ¡Y eso que no saben que no llevas más de lo que ven!
Es que te has puesto guapa hoy, cuando pasas delante de un espejo te gustas. Hay días que una se siente así, una sensación muy agradable. Ahí, en el medio de toda esta gente te das cuenta de todas las posibilidades que tiene estar aquí en este momento. Tanta gente que es imposible que ninguno no se fije en tu culo, por ejemplo, pero también tanta gente como para pasar desapercibida pase lo que pase.
Te sientas en una terraza, interior, claro, estamos en un centro comercial, todavía no has desayunado. Al sentarte recuerdas que con esta falda generalmente te es imposible no enseñar de vez en cuando el color de tus bragas. Así que hoy...
Tomándote el desayuno, ves a la gente pasando delante de ti. Algunos te miran fijamente. Te das cuenta también que dos chicos que no tienen mas de 17 o 18 años sentados una mesa mas allá, enfrente de ti no cesan de mirarte y de sonreír. Uno deja caer algo al suelo y se agacha para recogerlo, pero en realidad es una tonta maniobra para ver el color de tus bragas.
Su tentativa resulta ser un fracaso, no logra ver nada, claro. Entonces decides echarle una mano separando un poco tus piernas. Les dejas contemplar lo bien arregladito que llevas tu coño. Se quedan estupefactos.
Sentir como disfrutan de ti, viéndote, hace que sientas una pequeña oleada de calor entre tus piernas. Las cruzas un par de veces para alegrarles más el día y te levantas ajustándote la falda.
Quieres ir de compras. Para ello tienes que bajar por una de esas "rampas mecánicas" que te llevan de una planta a otra. Mmmmm de repente te das cuenta de que cualquier persona que este abajo y fijándose te descubrirá.
Entras en una tienda, eliges un par de vestidos, un suéter, dos faldas, una chaqueta y entras en un probador. Es uno de estos probadores tan de moda con una cortina y nada más. Cierras la cortina y, claro, te desnudas para poder probarte lo elegido. No obstante cuando te quitas la camiseta y luego la falda te ves en el espejo, desnuda con tan solo tus zapatos de tacón.
Te acaricias un poco los senos pensando en todo el alboroto que hay a tu alrededor, pero nadie puede verte. Te pones el primer vestido, y sales del probador para ver mejor en el espejo como te queda. No te convence.
Al meterte otra vez en el probador decides no cerrar del todo bien la cortina. Te pones de espaldas a la abertura y te quitas el vestido. Cualquiera que mirase ahora te vería. La abertura no es muy grande, pero suficiente como para ver tu cuerpo. No te das la vuelta, te pruebas el otro vestido, te lo quitas pensando que quizás alguien te este viendo y eso hace que tu entrepierna se humedezca.
Te excita la idea de que una chica o quizás el novio de una chica pasando por ahí y viéndote. Repites la operación con las dos faldas y el suéter. Luego sales. No parece que nadie se haya fijado.
Vas a otra tienda. Ahí también eliges unas prendas y te metes en el probador. Es igual que el de antes. Esta vez dejas una ligera abertura y te colocas frente a ella. Te quitas la camiseta, la falda y te quedas en tacones, te empiezas a probar la ropa cuando oyes que en el probador contiguo un chico acompaña a su novia.
Se queda fuera. Al quitarte el vestido que te habías probado te das la vuelta y ves como él te esta mirando, no obstante se da la vuelta cuando se cree descubierto. Ni caso, sigues quitándote el vestido sin mirar hacia él pensando que no podrá evitar echar un vistazo y verte.
Tu excitación sube cada vez más. Cuando te vuelves a colocar tu ropa notas al ajustarte la falda como él te esta mirando, pero quizás sea solo tu imaginación. ¿Te ha visto?.... Estas ya con una excitación difícilmente aguantable.
Vas a otra tienda. Y a otra, y en todas haces lo mismo.
En la quinta o sexta tienda la música, como en muchas es ensordecedora, hay muchísimas chicas, mujeres, novios y maridos. Eliges unas prendas, principalmente faldas y un vestido blanco casi transparente, de tirantes finos y muy vaporoso que tiene un gran escote en V y mas aun detrás, ajustado y de mucho vuelo.
Cuando entras en el último de los probadores compruebas que este también tiene una cortina, un taburete, y un espejo en cada pared. Esta vez también dejas entreabierta la cortina. Nada exagerado, pero lo suficiente para que se te vea con claridad desde cerca. Te fijas que al lado hay una hombre paseando. Te quitas tu falda y te pruebas las faldas, primero una, luego otra, y otra. En un espejo notas como el hombre te esta mirando cada vez con más atención.
Estas muy, muy, muy excitada. Ese hombre desconocido te ha visto toda desnuda y lo sigue haciendo. Cada vez que te quitas una falda sabes que él te esta mirando. Seguramente que no se perderá ningún detalle de tu anatomía vista la cantidad de espejos.
Cuanto más te exhibes a ese hombre más sube tu excitación y cuanto más sube tu excitación mas ganas tienes de exhibirte. Ahora te tienes que probar un vestido. Para ello te tienes que despojar de toda tu ropa y una vez más quedarte totalmente desnuda.
Tienes muchísimas ganas de tocarte así, desnuda, de forma que al bajar tu vestido te rozas los labios, mmmmmmm. En ese momento me miras.
Ves que te estoy mirando. Crees que sé que me has descubierto, pero me da igual. Al fin y al cabo nadie te impide cerrar esa cortina.
El vestido te queda fantástico, el escote es muy pronunciado, separa tus pechos y al final muestra tu ombligo. Al girarte y ser de vuelo el vestido sube y se abre mostrando tus piernas acabadas en dos fantásticas sandalias de tacón alto.
Estas fantástica, yo estoy a mil y más cuando veo como te queda el vestido blanco, es muy corto y ajustado y su gran escote deja casi la totalidad de tus pechos al aire. Tus tetas en el escote se ven muy libres y tiesas.
Te miras en el espejo, te giras para verte por detrás, te ajustas el vestido a la piel, y yo te miro con ojos de deseo. Te agachas para acomodarte la sandalia, y al hacer esto te puedo ver perfectamente el culo debajo del vestido.
Eso me calienta. Estando agachada te giras y eso me calienta aun mas ya que se te ha salido un pecho por encima del escote y me muestras tu pezón grande y erecto y de paso también me sigues deleitando con la hermosa vista de tu trasero al aire en el espejo.
Te incorporas y me sonríes metiéndote el pecho dentro del escote y bajándote el vestido que se te había subido.
El vestido es sencillo pero elegante, te gusta. Al quitártelo te das la vuelta de manera que mientras tu rostro esta cubierto por el vestido tus senos, tu coño se encuentren frente a mi.
La humedad entre tus piernas es ya evidente. Mis miradas son cada vez más descaradas. No puedes más y decides rozar tus labios con tus dedos, quieres más. Te empiezas a acariciar los senos con una mano mientras que con la otra empiezas a jugar con tus labios y tu clítoris.
Estas ahí de pie, desnuda a menos de un metro de mi pero sabes que tan solo puedo mirar.
Ahora te sientas, frente a mí, en la esquina opuesta. Estas en un estado en el cual ya has perdido una parte de tu control.
Sabes que estas haciendo ruidos más que sospechosos, pero por suerte está la música alta. Te abres las piernas todo lo que puedes y me ofreces el espectáculo de tu coño abierto, mojado. Con una mano separas tus labios y con la otra te empiezas a acariciar. No tardas en introducir un dedo en tu coño.
Verme mirándo de reojo pero fijamente, verte a ti misma reflejada en los espejos, todo ello te transporta. ¡Nadie puede imaginar lo excitada que estas!
Luego apoyas tus sandalias en el taburete en el cual estas sentada y abres todavía mas si cabe tus piernas. Me sonríes a la vez que te introduces un dedo en el coño, luego lo sacas y te lo metes en el ano, luego otra vez en el primer orificio, de vez en cuando en la boca, así varias veces.
A la vez te acaricias los senos, juegas con tus pezones. Decides meterte dos dedos en el coño, luego tres, jadeas cada vez más deprisa, ¡bendita música! Dejas de acariciarte los senos y decides utilizar esa mano para forzar tu ano con un dedo a la vez que no cesas de mover los otros tres dedos y de acariciar tu clítoris. Estas ya tan mojada que se deslizan tus jugos por tus nalgas. Te mueves cada vez más deprisa, ya te vas a correr, lo sabes, falta poco.
Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm empiezas a convulsionarte pero no sacas los dedos del coño, los sigues moviendo, poco, mientras rozas tu botoncito, eso si, tu otra mano libera tu ano y va a tapar tu boca. Para reducir la violencia de tus gemidos te muerdes el puño. ¡Qué gozada!
Te recuperas poco a poco. No me ves. No sabes si me he perdido el final. Estas sentada en el suelo, empapada, oliendo fuerte a tus jugos. Sigues disfrutando del orgasmo que has tenido gracias a ese hombre. Consigues cerrar la cortina.
Ahora no te gustaría ser molestada.
Después de unos minutos te reincorporas, te limpias un poco con un pañuelo, te vistes, y sales de ahí, con la sensación que cualquiera que se cruza conmigo tiene que darse cuenta de lo que acabas de tener, hueles demasiado.
De repente sientes como alguien esta cerca de ti... pero, quién?
Entonces me ves. He estado mirándote todo el tiempo, sin perder detalle.
El miedo ante lo desconocido te envuelve y hace que tu corazón se acelere. Me acerco a ti y te digo "Hace tiempo que buscaba a una mujer especial, pero ya la he encontrado"
En cuestión de segundos es como si yo tejiera una tela de araña en la que atrapar tu voluntad y tu dudas entre dejarte llevar o alejarte.
No esperabas que nadie te abordara, pero la llamada de lo desconocido, provoca en ti la curiosidad y en ese momento, toda esa sensación te invade, acelerando los latidos de tu corazón, oprimiendo tu pecho... no dejándote pensar con claridad.
Te digo: "Ven conmigo, tu yo vamos a realizar nuestras mas profundas fantasias, el uno con el otro"
Volviendo en tí y motivada por la curiosidad, me observas y presientes que no te vas a dejar envolver por la tela de araña fácilmente.
Me he situado junto a ti, casi sin mediar palabra, pero mis ojos lo dicen todo.... En el fondo de tu alma, crees saber lo que busco en ti, algo que tu siempre has deseado, pero sientes miedo a precipitarte, a dejarte llevar.
Con valentía alzas la cara y me miras a los ojos que te transmiten tranquilidad, sosiego... el color de mi mirada te conmueve provocándote paz, sintiendo como tu corazón vuelve a latir pausado...
Sientes el deseo y la necesidad de confiar en mi y dejarte llevar hasta donde quiera llevarte.
Te digo: "ven, vayámonos de compras" ....