Juegos en Hogwarts (2): Una incursión con riesgo

Llega el primer desafío de Harry. Un desafío relativamente ligero, pero que implica riesgo, que implica valor.... ¿será Harry Potter capaz de superarlo?

JUEGOS EN HOGWARTS (2): Una incursión con riesgo

En primer lugar, quisiera disculparme con todos los que leyeron la primera parte de este relato, por tanta tardanza en escribir esta segunda parte. El tiempo libre últimamente escasea mucho y no es sino hasta ahora que he podido escribirlo.

Cualquier comentario u opinión podéis remitirlo a lancerot11@hotmail.com. Por supuesto, también se admiten sugerencias para futuras partes ;)


Los rayos de sol entraban por las ventanas del torreón donde se hallaban los dormitorios de los alumnos de Gryffindor.

Poco a poco, los alumnos se iban despertando… todos excepto Harry, que directamente no había sido capaz de pegar ojo en toda la noche. Todo lo que había sucedido el día anterior y, sobre todo, el conocimiento de lo que pasaría a partir de hoy, le desvelaba por completo.

El día pasó sin mayores eventos, igual de aburrido que siempre y aderezado con las clases en Hogwarts. Pero Harry no podía abandonar sus pensamientos y sus temores.

Había otra cosa que le inquietaba… ¿qué mujeres estarían incluidas en la lista? El CLV que firmó ayer no especificaba quiénes serían. ¿Estaría Hermione entre ellas? Aunque le daría una vergüenza apabullante, tenía que reconocer que la situación tendría bastante morbo y sería excitante.

¿Y Ginny? ¿Estaría ella también? Esa idea le entusiasmaba, ya que le proporcionaría un incentivo para acercarse a ella de una forma más íntima que la de simples amigos. Pero al mismo tiempo le daba un poco de miedo… ¿y si por culpa de esa apuesta perdía la oportunidad de salir formalmente con ella? Prefería no pensar mucho en eso, ya que cada segundo que pasaba dándole vueltas a la cabeza, peor se sentía.

Pero en ese momento se le ocurrió algo peor. Buscó un sitio apartado y sacó un pergamino que llevaba encima. Tras comprobar que nadie lo veía, lo extendió, apuntó con su varita y pensó fuertemente en el CLV del día anterior.

Repentinamente, apareció el texto sobre aquel pergamino, y Harry leyó el apartado "misión de la Retadora", que era el que le preocupaba:

La Retadora preparará una serie de desafíos de índole sexual en una lista y una serie de nombres de mujeres en otra lista distinta. La Retadora será la encargada de extraer, mediante sendos "Azarus Semper", la combinación de desafío + mujer en cada ronda del juego.

Aquello confirmó sus temores: el CLV indicaba que serían mujeres….. ¿¿¿Las profesoras también??? Un escalofrío le recorrió el cuerpo al imaginar esa idea y decidió no pensar más en ello. Las letras del pergamino desaparecieron y lo guardó.

Fue pasando el día y llegó la noche. Harry, Ron y Seamus se dirigieron, como les dijo Hannah durante el día, a la Sala de los Menesteres. Cuando entraron, el aspecto era similar al que tenía el día anterior, y la chica ya les estaba esperando.

Los cuatro se sentaron en sus respectivos sillones y Hannah sacó dos pergaminos enrollados.

  • Bien, Harry, ¿estás preparado para comenzar los desafíos?

Harry asintió levemente, mientras sentía que el temor crecía dentro suyo.

Hannah colocó los dos pergaminos enrollados sobre la mesa y sacó su varita. Apuntó con suavidad al izquierdo y exclamó con firmeza ¡¡¡AZARUS SEMPER!!!. Al igual que había ocurrido el día anterior, brotaron unas chispas del pergamino y, tras una pequeña explosión, salió volando un trocito doblado de pergamino. Hannah lo cogió con su mano y se lo entregó a Ron, indicándole que aún no lo abriese.

Hizo lo mismo con el pergamino derecho, y el trozo resultante se lo entregó a Seamus.

  • Bien, chicos, vamos allá. Seamus, comienza leyendo el tuyo.

Seamus desdobló su trozo de pergamino y leyó en voz alta:

  • Misión del Retado: Deberá correrse en la cara de la mujer.

Harry sintió una punzada de frío recorriéndole el espinazo.

  • Bien, Ron – prosiguió Hannah – Te toca.

Ron desdobló el suyo y leyó su contenido:

  • Mujer: Cho Chang

Harry no sabía cómo sentirse. Ya no salía con Cho, pero tenía noticias de que a ella aún le gustaba, lo cual puede que facilitase la tarea. Pero ¿cómo reaccionaría si intenta correrse en su cara? Harry no creía que eso fuese algo precisamente agradable. Sin embargo, la idea, con el morbo que conlleva, le estaba excitando.

  • Bien, Harry, ya sabes lo que tienes que hacer. Recuerda que el desafío comienza mañana por la mañana y tendrás 3 días de plazo.

  • Y – preguntó Harry - ¿cómo sabrás si he cumplido o no el desafío?

  • El CLV indicará si lo has hecho o no, Harry – respondió Hannah – Pero ahora debemos proceder a la esterilización temporal. Bájate los pantalones y los calzoncillos, señor Potter.

Harry se puso de pie colorado como un tomate y torpemente se desabrochó el pantalón del uniforme, bajándoselo junto a la ropa anterior.

Hannah se fijó en su polla, la cual estaba totalmente erecta debido a la idea de que tenía que correrse en la cara de Cho. Su vello negro rodeaba su miembro formando una mata.

Hannah se acercó a él y apunto a sus testículos con la varita. Susurrando unas palabras ininteligibles, salió un leve rayo de luz de su varita, proyectándose sobre los testículos, lo que le provocó un curioso cosquilleo. Eso, unido a la excitación que tenía Harry hubiera hecho que se corriese en aquel momento de no ser por el gran esfuerzo que hizo para contenerse.

  • Bien, Harry, ya puedes volver a vestirte. Me ha gustado tu polla, por cierto, será curioso notarla dentro de mí… si es que lo logras.

Harry era consciente de que Hannah, la Calientapollas, le estaba provocando y se estaba divirtiendo a su costa.

  • Harry, apunta con tu varita sobre cualquier superficie y pronuncia las palabras "Tempo Aktiv". Verás entonces que puedes así consultar el tiempo que te queda para cumplir el reto.

Harry hizo lo que le indicó, y sobre la mesa en la que estaban apareció un letrero con un fugaz brillo que ponía "3 DÍAS".

  • Te irá mostrando – prosiguió Hannah – el tiempo restante, actualizándose cada hora. Bien, chicos, mañana comienza el reto, id a descansar.

Los 3 chicos se retiraron a los dormitorios, mientras que Hannah se quedó sentada en el sofá. Una vez hubieron cerrado la puerta, se acomodó y se levantó levemente la falda del uniforme, dejando a la vista unas bragas blancas, completamente humedecidas. Le había excitado ver la polla de Harry y necesitaba apaciguar el fuego interno que la invadía. Introdujo su mano derecha bajo su ropa interior y comenzó a acariciarse los labios vaginales y el clítoris, mientras con la mano izquierda se acariciaba los pechos.

Mientras tanto, Harry, en la cama, intentaba idear alguna estratagema para lograr su objetivo.

Pasó la noche y amaneció un nuevo día. Las clases pasaron sin que Harry prestara mucha atención. Incluso Snape, durante la clase de Defensa contra las Artes Oscuras, debió notar que Harry estaba mucho más distraído que de costumbre, y fue bastante más duro con él.

Tan dedicado estaba Snape a Harry que Ron y Seamus se pasaron casi toda la clase intentando formar un plan que permitiese hacer fracasar a Harry. Finalmente, se les ocurrió una idea que podría resultar y que pondrían en práctica tras la comida.

La comida fue bastante normalita, aunque todos los alimentos sabían a gloria; se notaba que este año se estaban esmerando mucho los elfos domésticos de las cocinas del castillo.

Durante el tiempo libre de la tarde, Harry se puso a pasear por los jardines. Intentaba aprovechar su anterior relación con Cho para lograr el desafío, pero no sabía cómo podría hacerlo.

En ese momento, a la sombra de los árboles, Harry vio a Cho. Pero no estaba sola, se hallaba sentada junto con otros alumnos y alumnas, entre los cuales se encontraban….. Ron y Seamus. Harry sabía que no era una coincidencia. Entonces Neville, que estaba con ellos, vio a Harry y gritó:

  • EH, HARRY, VEN AQUÍ A SENTARTE CON NOSOTROS

Harry acudió y se sentó con ellos.

  • Hola, chicos – saludó Harry - ¿de qué habláis?

  • Pues, - respondió Neville – estábamos hablando sobre sexo, creemos que no debe ser un tema tabú y lo hablamos como si fuera un tema más.

Harry se sintió un poco incómodo… se jugaría el cuello a que sabía quién había iniciado el tema. Además de Cho, Ron, Seamus y Neville; estaban también Padma Patil (pero no su hermana), Luna Lovegood, Michael Corner, Penélope ClearWater, Susan Bones, y otros 4 chicos y 2 chicas que no conocía.

Michael tomó la palabra:

  • Y tú, Padma, ¿qué te gusta que te haga un tío sin llegar a follar?

La conversación estaba muy subida de tono, observó Harry.

  • Bueno – dijo Padma entre risas – a mí me encanta que un tío me haga un dedo. Algunas piensan que sería mejor otras cosas, pero a mí me encanta.

  • Si quieres, yo te hago uno – exclamó Seamus.

Padma le miró burlona y le dijo:

  • Sí, Seamus, sí; me lo harás el día que Pelofregona sonría a Harry Potter.

Todos estallaron en risas. "Pelofregona" era el apodo con el que llamaban a Snape a sus espaldas y sabían que eso nunca ocurriría.

  • ¿Y tu hermana? – preguntó Susan - ¿Ella qué prefiere?

Todos escuchaban expectantes.

  • Bueno, ella es bastante tímida y nunca lo reconocería, pero conmigo sí que ha hablado alguna vez de ello; y le encantaría que le comieran el coño. Es más, le encantaría que HARRY POTTER se lo comiera.

Ante las risas de todos, Harry sonrió levemente mientras se enrojecían sus mejillas.

Seamus tomó la palabra:

  • ¿Y tú, Cho? ¿qué te gustaría?

  • Pues no sé – respondió ella – no lo he pensado, la verdad. Bueno… algo parecido a lo de Padma, pero lo cierto es que tengo curiosidad por hacerlo yo… es decir, hacerle yo sexo oral a un chico.

Ron dijo con picardía:

  • Vaya, qué atrevida, jajaja… ¿y dejarías que eyaculase en tu cara?

Cho sonrió nerviosamente, estaba claro que la conversación le ponía intranquila.

  • Bueno… no sé… quizás… - dijo sin mucho convencimiento.

  • Yo en tu lugar no lo permitiría.

Harry miró a Ron, sus peores sospechas se confirmaban: Ron estaba intentando convencer a Cho de que no era una buena idea.

  • Me parece algo asqueroso – continuó Ron – estar notando como el semen, viscoso y con su fuerte olor, te esté resbalando por la cara. Además, imagina que se te mete algo en el ojo o en la boca, ¿no crees que es asqueroso?

Ron se tiró un par de minutos más detallando su historia "gore", mientras Cho ponía una muesca cada vez más de asco. Algunas de las chicas también ponían cara de asco y el resto se reían divertidos. Finalmente, Cho dijo:

  • Uf, visto así sí que resulta asqueroso. Tienes razón, Ron, jamás dejaría que lo hagan.

Harry se decepcionó, sus intenciones se iban al traste, mientras Ron miraba de reojo a Harry, seguro de su triunfo.

Comenzaron las clases de la tarde. Harry solo tenía la clase de pociones, con el profesor Slughorn. Ron y Seamus no tenían esa clase. Con su habitual entusiasmo, dijo:

  • Bien, chicos… hoy vamos a comenzar con un nuevo tipo de poción. Hoy vamos a fabricar una sencillita, una poción somnífera. Veamos… ¿quién se anima a fabricarla en primer lugar? Por ejemplo….. HARRY POTTER. Señor Potter, comencemos por usted.

Harry no se sorprendió por ello, desde el inicio del curso él era el favorito del señor Slughorn. Sin embargo, en cuanto pronunció la palabra "somnífera", se le abrieron los ojos… podría ser una nueva oportunidad.

La clase pasó bastante rápida, ya que Harry estaba entusiasmado y muy atento a las explicaciones. Antes de abandonar el aula, guardó discretamente en un frasquito parte de la poción somnífera. Sin embargo, ese gesto no pasó desapercibido para Hannah, que también estaba presente en dicha clase y comprendió rápidamente lo que se proponía.

Llegó la noche, y Harry esperó pacientemente a que todos se durmieran. Lentamente y en pijama, salió a la Sala Común, llevando en sus manos la poción somnífera y su capa invisible. En la Sala Común se puso la capa y comprobó frente a un espejo que estaba totalmente cubierto.

El retrato de la Señora Gorda se abrió, dejando pasar a Potter ya con la capa y se cerró tras él. Procedió entonces a bajar las escaleras.

Pero por detrás de una columna de ese piso se asomó Hannah, quien había visto cómo se abría el retrato y cómo se cerraba después sin que apareciese nadie. Eso, unido a los pasos ligeros que escuchó, le hizo confirmar que Potter había salido. Ella iba como solía dormir: en camisón y sin ropa interior. Decidió seguir a Harry, ya que esa noche prometía ser interesante.

Con su varita, conjuró un hechizo de invisibilidad (Hannah era particularmente hábil con los hechizos de ocultación) y se dirigió a un paso lento (para no alcanzar a Harry) hacia los dormitorios de las chicas de Ravenclaw, donde estaba Cho.

Harry llegó bastante rápido. Hace unos días había explorado el castillo y había descubierto un par de pasadizos que no aparecían en el Mapa del Merodeador; uno de ellos llevaba directamente a la Sala Común de Ravenclaw.

En ese momento se dio cuenta de que no había llevado el Mapa (ya que pensó que no le sería de utilizar, al no aparecer ese pasadizo) y cayó en la cuenta que no sabía en qué cama dormía Cho, por lo que debía buscar con cautela.

Entró en el dormitorio de las chicas y comenzó a buscar con cuidado. Enseguida vio a Cho, que estaba cubierta hasta el cuello con las sábanas. Dormía boca arriba y tenía la boca entreabierta. Harry aprovechó y destapó el frasco del somnífero. Vertió unas gotas en la boca de Cho. Lamentablemente, no tenía suficiente para todas las chicas, por lo que debía de tener mucho cuidado.

Esperó un par de minutos a que el somnífero hiciera efecto… o por lo menos, esperaba que lo hiciera (aunque las pruebas en la clase en las que Dean fue "voluntario" habían tenido éxito).

Estaba ya algo excitado por la situación, por lo que desabrochó el pantalón y se sacó su pene, que ya estaba duro. Ensalibando la mano previamente, comenzó acariciar el tronco de su pene suavemente, sintiendo descargas de placer.

Miró a su alrededor y, tras comprobar que nadie le veía, se inclinó sobre Cho y con los dedos, comenzó a retirar suavemente la sábana. Cuando sus hombros quedaron al descubierto, vio que no llevaba nada, lo que le excitó sobremanera.

Siguió retirando la sábana, dejando a la vista sus pechos. No eran muy grandes, pero tampoco pequeños. Tenían su justa medida y estaban coronados por unos pezones oscuros. Harry creía correrse ya, pero quería contemplar más. Siguió bajando la sábana, pero entonces escuchó un ruido al fondo de la habitación… unos gemidos leves.

Harry fue allí con disimulo, aún con la mano en su pene. Entonces vio a la causante del ruido. Una chica de Ravenclaw rubia, que Harry no conocía más que de vista estaba en su cama gimiendo. Estaba tapada con su sábana, pero el movimiento que se percibía por debajo denotaba que estaba masturbándose…. y lo estaba disfrutando. Harry aceleró el ritmo de su masturbación, pero sabía que no debía correrse aún, ya que eso estaba reservado para Cho.

La cara de la rubia era indescriptible… la boca abierta emitiendo pequeños (pero cada vez más intensos) gemidos, los ojos cerrados para concentrarse en lo que hacía, las mejillas sonrosadas a la luz de la luna que entraba por la ventana… Harry se estaba poniendo cada vez más cachondo.

Los movimientos bajo la sábana eran cada vez más rápidos, notándose la forma de su mano entre las piernas. A ello se le unió el movimiento de las propias piernas, que se agitaban ligeramente, ya que estaba próxima al orgasmo (y Harry también).

Finalmente, ese momento llegó. La rubia arqueó la espalda, paró sus gemidos repentinamente y su mano se movía rápido. Unos segundos después, relajó su cuerpo y exhaló un suspiro, indicando que había llegado a término.

Harry estaba a punto de correrse, pero debía esperar a que se durmiera. No tuvo que esperar demasiado, ya que a los 3 minutos la rubia ya estaba roncando.

Harry se dirigió rápido pero con cuidado a la cama de Harry y le terminó de retirar la sábana. Tenía la ilusión de verla desnuda, pero se decepcionó un poco al ver que llevaba unas bragas puestas. Eran blancas y con una flor de color rosa difuminado sobre la vulva.

Harry se puso a su lado y abrió un poco la capa, para poder manejarse. Ese era el momento: ahora o nunca. Mientras con una mano acariciaba suavemente uno de los pechos de Cho, con la otra aceleraba la masturbación, dirigiendo el pene hacia la cara de Cho.

Entonces Harry sintió como una descarga eléctrica en su miembro, que se extendía al resto del cuerpo, seguida de un torrente de semen que salió directo a la cara de la chica. El semen se desparramó por toda su cara, dándole un aspecto, a juicio de Harry, un poco asqueroso, recordando lo que había dicho Ron.

Cuando terminó, cubrió de nuevo el cuerpo de Cho con la sábana (excepto la cara), se abrochó el pantalón y salió de allí con cuidado. Una vez en la Sala Común de Gryffindor, sacó el trozo de pergamino e invocó el CLV. Sonrió con satisfacción cuando sobre el pergamino, la misión del Retado se volvió de color verde… había pasado la prueba. Subió entonces a los dormitorios y se acostó, más tranquilo.

Mientras tanto, en el dormitorio de chicas de Ravenclaw, una silueta comenzó a dibujarse. Era Hannah, cuyo hechizo se estaba terminando. Había visto todo, había visto cómo se masturbaba la rubia (y había escuchado los ruidos que provocaba Harry mientras se masturbaba él también), y había visto cómo se retiraba "misteriosamente" la sábana de Cho. Le gustaban los pechos de Cho, y le hubiera gustado acariciarlos ella también. También había visto cómo emergía de la nada la mano de Harry para tocar el pecho de Cho y cómo emergía también su pene mientras eyaculaba sobre la chica.

En todo ese tiempo, se había estado masturbando. Se acercó a Cho y con dos dedos rebañó un poco del semen de Harry, se subió un poco el camisón y metió sus dedos en su vagina, rociando su interior con el semen de Harry (que era estéril por el hechizo del principio).

Al sentir eso, ella también se corrió, liberando parte de sus flujos, que cayeron al suelo de los dormitorios. Hannah sonrió, había sido buena idea proponer aquel reto, y le esperaban más días de diversión y satisfacción. Se aplicó de nuevo el conjuro de invisibilidad y salió de allí.

Al día siguiente, Cho fue la primera en despertarse, ya que los rayos de sol le daban directamente. Notó su cara pegajosa y se dirigió al baño tal y como estaba (tan solo cubriéndose con sus bragas de la flor rosa), donde se miró al espejo. Entonces descubrió los restos de semen y se asustó: alguien había estado por la noche y se había corrido en su cara. Se le ocurrían varios nombres posibles, pero no tenía certeza de ninguno.

Quería contárselo a algún profesor para que le ayudara a encontrar al responsable, pero la vergüenza de reconocer lo que había pasado le echaba atrás. Prefirió lavarse la cara e intentar disimular y, en lo posible, olvidar lo sucedido (aunque sabía que eso sería imposible).

.CONTINUARÁ….