Juegos del destino.CAP. 14- 2 años después PARTE 2
Si el destino decide jugar contigo... ¿Qué harías? Amor, desamor, amigas, diversión, sexo, romances, historias... JUEGOS DEL DESTINO. - CAP. 13 DOS AÑOS DESPUÉS PARTE 2.
-¡Iker! – Grité acercándome al coche mientras se echaba a un lado de la calzada. – Hola Rubén. – Lo saludé, el me asintió a modo de saludo.
-¿Cómo estás? – Dijo Iker.
-Bien… - Respondí.
-¿Te vendrás este viernes de pubs? – Me preguntó.
-Lo dudo, sabes que he dejado ese ambiente. – Respondí.
-Deberías de pasar página de una vez cariño. – Me aconsejó.
-Lo intento no creas que no…
-Date tiempo. – Dijo. – Nos tenemos que ir, ¿te acercamos?
-No, sabes que no me llevo muy bien con los coches… - Le dije intentando reír.
Iker y Rubén se despidieron y se fueron. Seguí caminando y pasé por esa calle que tanto odiaba. Me acerqué al muro. Estaba intacto, lo habían reparado pocos meses después del accidente. Lo toqué y suspiré. Noté como alguien me tocaba el hombro, cerré los ojos y volví a sentir su aroma. Los abrí y me giré. No había nadie. Creí estar volviéndome loca.
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Recuperé fuerzas y volví a echar a correr. Llegué a mi piso cansada, tan solo deseaba darme una ducha y acostarme, daba por hecho que esa noche me dormiría enseguida, cosa que últimamente no lograba.
Me acerqué a mi coche y lo abrí, me monté en el asiento y miré a mi lado.
-¿A dónde vamos cariño? – Me preguntó Alicia con voz suave mientras se colocaba el cinturón de seguridad.
Cerré los ojos y apreté fuertemente el volante con mis puños y volví a mirar a mi lado. No estaba y no estaría nunca más. Tenía echa la idea, pero mi cabeza me estaba jugando muy malas pasadas.
-Creo que necesito ayuda… - Me susurré a mí misma.
Me bajé del coche rápidamente y sin quitar esa idea de mi cabeza comencé a caminar hacia el portal, la puerta estaba abierta y entré a toda prisa, chocando con una enorme caja que había en delante del ascensor.
-¡Mierda! – Grité. – Si es que no se puede tener nada bien en este edificio, putos vecinos. – Maldecí.
-Lo siento. – Dijo una voz a mis espaldas. Me giré.
Era una chica, al decir verdad, una hermosa chica. Tenía el pelo negro, unas curvas de infarto y unos ojos azules que me hicieron perder la noción del tiempo.
-Es guapa ¿Eh? – Me preguntó Alicia apareciendo de repente a mi lado.
-Cállate. – Dije a nadie.
-¿Cómo dices? – Me preguntó la chica.
-Oh, perdona, no he tenido un buen día. – Le dije sonriendo.
-Bueno, yo tampoco. –Dijo regalándome una sonrisa.
-Deberías pedirle una cita. – Me dijo Alicia.
Opté por ni mirar a aquel “recuerdo” que mi cabeza estaba transformando en locura.
-¿Qué deseo pediste? – Me preguntó una voz familiar a mis espaldas.
Me giré, era la niña que había estado en el parque conmigo unos minutos atrás. Le sonreí y me agaché para estar a su altura.
-La verdad, aún no he pedido ninguno. – Le confesé.
-¿Tu también tienes un amigo imaginario? – Me susurró. – Que no se entere mi madre, si no te regañará. A mí me hizo despedirme del mío. – Dijo intentando que no la escuchara la madre.
Miré a la chica y me sonrió. Miró a su hija.
-Eva, no digas tonterías. ¿De que conoces a esta muchacha? – Le preguntó.
La niña se acercó a ella.
-Estuvo conmigo en el parque mientras papa y la novia tomaban algo. – Le dijo.
La chica hizo una mueca.
-Le regalé la pulsera de los deseos. – Susurró. – A ella le hace más falta que a mí.
Me miró la chica y me sonrió.
-Deja de babear. – Me dijo Alicia con una sonrisa dibujada en sus labios.
Me sobresalté y miré hacia donde se suponía que estaba.
-¿Te encuentras bien? – Me preguntó la chica.
La miré algo asustada. Eva se puso un dedo en los labios en señal de que me callara y no le dijera nada de mi “amiga imaginaria”
-Si… Eh… Solo estoy algo cansada. – Le dije, miré hacia la caja grande. – ¿Te ayudo? – Pregunté.
La chica asintió y sonrió.
Entre las dos colocamos varias cajas en el ascensor, nos montamos y apretó el botón número 7.
-¿Adónde vas tú? – Me preguntó.
Sonreí.
-Al mismo. – Dije.
Al parecer tenía nueva vecina. Miré a Eva y me sonrió.
-Tu y yo tenemos que hablar. – Me dijo, reí.
Llegamos a la planta y la ayudé a descargar las cajas, abrió la puerta de su casa y la ayudé a meterlas.
-¿Cómo te llamas? - Me preguntó la chica.
-Rachel. – Dije mientras soltaba la última caja. - ¿Y tú?
-Eva. – Dijo.
Reí.
-Como la niña. – Dije, ella sonrió.
-Bueno… Es tarde, Eva, pediremos una piza, ¿te parece bien? – Le dijo.
-Si mama, ¿se puede quedar? - Dijo mientras me agarraba la mano.
-No hace falta. – Dije.
-Claro, es mas, te lo iba a proponer. – Me dijo.
Miré a mi alrededor.
-Pues, si no os parece mala idea, podríamos cenar esa piza en mi casa, esto está un poco patas arriba, parece que estáis de mudanzas. – Reí.
-Vale. – Me dijo dándose la vuelta mientras buscaba algo en las cajas. – Dejaré inflando el colchón y…
-Oh… Tengo una habitación libre, si queréis podéis dormir en ella… - Le dije.
-¿De verdad? – Me preguntó.
-Claro. – Le dije.
Fuimos a mi casa.
-Bien jugado cariño. – Me dijo Alicia levantándose del sofá. – Pero, vas un poco rápido para invitarla a dormir.
Hice caso omiso y las invité a pasar.
Le tendí el teléfono y llamó a la pizzería para pedir una piza mientras yo cogía, algo de bebida y tres vasos de la cocina para colocarlos en la mesa que había delante del sofá.
(Una hora después)
-Entonces, ¿Vives sola? – Me preguntó.
Acabábamos de terminar de cenar, Eva, la niña estaba jugando con unos peluches en el suelo delante del televisor.
Yo asentí.
-Sí. Hace dos años que vivo sola, tenía una compañera de piso y se casó con el novio. – Expliqué.
-Yo me separé hace poco. – Me dijo.
Recordé que la niña me dijo que sus padres se habían separado.
-La vida sigue. – Le dije, no era la más indicada para decir eso.
-Sí. – Dijo. – ¿Y tú? ¿Tienes novio? ¿Marido? – Me preguntó.
Reí.
-No, perdí a mi pareja en un accidente de coche hace dos años. – Confesé.
-¿Aún no te has replanteado, rehacer tu vida?
-No… No puedo, aún la siento cerca. Demasiado. – Dije.
-Tu amigo imaginario… - Susurró. – ¿Hablas con el?
-Es ella… Y sí, a veces si.
-Oh… Deberías de dejar de hacer eso. – Dijo con un tono de preocupación.
-Me he replanteado intentarlo, rehacer mi vida, pasar página.
Ella se acercó un poco a mi.
Miré a mi lado donde momentos antes estaba ese recuerdo de Alicia, más no la vi, sentía que estaba haciendo algo malo. Ella lo notó.
-Deberías de dejarte ayudar… - Me dijo acariciándome la mano.
-Mamá, tengo sueño. – Dijo la pequeña acercándose a Eva.
Ella me miró, capté la señal, quería que la llevara a la habitación. Me levanté y la llevé.
-Acomodaros. – Dije y salí de allí. – Buenas noches.
Volví al salón y recogí la mesa, apagué la tele y me senté en el sofá.
-Parece buena. – Me dijo Alicia.
Me sobresaltó, no me lo esperaba, nunca me lo esperaba, pero me gustaba escucharla, aunque quizás, debería de hacer caso a lo que me dijo Eva.
-¿Lo vas a hacer? – Me dijo, ni la miré. – Vas a… ¿Olvidarme por completo?
Quizás ese era mi miedo, olvidarla, olvidar todos los momentos vividos con ella, olvidar toda la felicidad que sentía a su lado. No quería eso.
-No existes. – Le dije.
-Si existo, me estás viendo, me estas escuchando. – Comenzó a decir levantando la voz.
-¡No! – Grité. - ¡Déjame, me estas volviendo loca! – Dije poniéndome de pie frente a ella.
-Eh, Rachel… ¿Te… Te encuentras bien? - Me dijo Eva mirando confusa el sofá vacío y a mí.
-No… La verdad es que no… - Confesé comenzando a llorar.
-Eh… Ven aquí. – Dijo agarrándome para abrazarme.
Me abrazó y me sentó en el sofá. Y sin darme cuenta de un momento a otro entre lágrimas me quedé dormida.
Desperté en el sofá, confusa. Y me acordé de que me dormí en los brazos de aquella chica. Me costaba aceptarlo pero, me gustaba. No estaba enamorada de ella. Pero me gustaba.
-¿Eva? – Pregunté.
Me puse de pie y las busqué. No había nadie en la casa.
-Se han ido. – Me dijo Alicia.
-No me digas. – Dije con tono de ironía saliendo al rellano del piso.
-Rachel. – Me dijo la niña.
-Oh, hola Eva y … Eva. – La niña corrió dentro de su casa. - ¿Cómo os diferenciáis para llamaros? – Reí.
-Pues, suelen llamarla peque o pequeña. – Me explicó riendo. – Yo me quedo con Eva.
-Venga, lánzate. – Me dijo Alicia simulando que me empujaba hacia ella.
-Eh, ¿Quieres… o… puedes…. Quedar… tomar algo, dar una vuelta… algo? – Intenté decir.
-¿Quieres una cita conmigo? – Me preguntó con una sonrisa dibujada en sus labios.
Asentí con la cabeza.
-Tengo una hija, ¿Qué te hace pensar que me gustan las chicas? – Me dijo, la verdad me cortó todo el royo.
-Déjalo, lo siento, creí que…
Y me besó. Se acercó a mí y me besó, el beso duró poco más de un par de minutos, se separó de mi y me miró.
-Acepto esa cita, dejaré a la pequeña con mi hermana.
Sonreí.
-Eh… una pregunta. – Dije.
-Dime. – Me dijo sin separarse de mi aún.
-Si esa cita saliera bien, ¿Vendrías conmigo a una boda? – Me lancé.
-Este fin de semana no puedo tengo que…
-No, no, es en junio. – La corté.
-¿Tres meses? - Me dijo dándome un beso en la comisura de los labios.
Asentí con la cabeza.
-Podemos intentarlo. – Me dijo.
Cerré los ojos y volví a besarla.
....Continuará....
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Lo sieeeeeeeeeeeeeento muchisimo, por la tardanza, he estado de exámenes todo este mes y no he podido encontrar ni un solo hueco para poder subir el capitulo, lo siento muchisimo de verdad, espero no perder a ningun seguidor del relato :( Y menos ahora en la recta final... Y es que, ya va a terminar juegos del destino, el próximo capitulo será el penultimo y el siguiente... El último :( me entristece la verdad, pero es su final y si lo expando mas no quedaría bien.
Espero que me podais perdonar por lo de este ultimo mes, prometo subir prontisimo la conti, y que os haya gustado este capi, espero como siempre vuestros comentarios y vuestras valoraciones, muchisimas gracias a todos por leerme ^^ bessoosss !!