Juegos de vecinos

Juan y Tomas exploran un mundo de nuevas sensaciones pero principalmente de su gusto por el placer...

Juan es un hombre de edad media, alto, delgado, de cabello corto y marrón, se podría decir que bastante atractivo, pero su apariencia no iba con su estilo de vida; vivía en un edificio viejo, antiguo y olvidado, en una pequeña habitación puesto que era lo único que su escaso sueldo le permitía pagar, trabajaba de oficinista en un pequeño cubículo, era el clásico empleado que nadie nota y que su jefe ni siquiera sabe que existe; al llegar a casa Juan solía sentarse con un vaso de whisky a leer libros, esa era su gran afición; en resumen Juan era el típico tipo marginado y aislado vivía únicamente junto a su amargada soledad; pero hace unos años atrás la vida de Juan era todo lo contrario, tenía una hermosa esposa, un lindo hijo, un buen trabajo con atractivo salario, desafortunadamente para Juan su felicidad duro muy poco. Una Tarde lluviosa Juan tuvo un accidente automovilístico en el cual murieron su hijo y su esposa y desde ese terrible día la vida de este sujeto se volvió soledad, amargura y depresión.

Cuando ya eran aproximadamente las 5 de la tarde, Juan salió de su trabajo y regreso a casa, como siempre tomo su whisky y el libro que tocaba esa semana; no tomo mucho tiempo para que Juan se compenetre con el libro y entre en completa concentración, era su única salida de la realidad , hasta que escucho un terrible ruido, y rompió por completo con su concentración, él salió enfurecido a ver que sucedía afuera, cuando abrió la puerta de su departamento, se llevo la sorpresa que justo frente a él estaba mudando un chico, al juzgar por su edad y apariencia era estudiante; Juan regreso a su sillón y trato de no prestar atención al abundante ruido. Pronto el alcohol hizo que se quede dormido, al cabo de unas 4 horas, Juan se levanto y escuchaba a lo lejos unos gemidos que decían

-Uhmm sii asi, siii sigue por favor

-tú sabes cómo me gusta Ahhhh… Ahhhhh….

-eso sigue dándome por el culo, vamos sigue

Juan sorprendido y tratando de imaginar de donde podrían venir esos gemidos, salió de su apartamento a averiguarlo, pero no tardo en darse cuenta que provenían del apartamento de enfrente, donde recientemente se había mudado aquel chico. Juan se dejo llevar por la curiosidad y rápidamente tomo una silla para poder llegar a la claraboya que había encima de la puerta del apartamento del chico para poder espiarlo; y Juan se quedo prácticamente en shock cuando vio al chico con un gran consolador, pasándolo con su boca, era bastante semejante a un pene era largo, grueso, tenia marcadas estrías simulando las venas y una gran y gorda cabeza, la cual el chico no dejaba de acariciar con su lengua y luego la empezó a pasar por la entrada de su ano , se notaba como el chico moría por disfrutar del placer de tener una verga dentro de su culo que se deslice suavemente por las paredes de su ano y que pueda sentir como sus entrañas empiezan a arder de morbo y deseo, y también era muy claro que a Juan le gustaba lo que veía, su verga se iba poniendo cada vez más dura con cada movimiento y gemido que hacia el chico era como si ambos tuvieran su libido sincronizado, Juan no podía despegar la mirada del ano de aquel chico que a cada segundo se dilataba y parecía abrirse y pedir verga a gritos, y el chico se sentía incapaz de dejar de lamer hambriento el consolador y peor aun de tentar a su culo pasándolo por la abertura del su delicioso ano, como lo califico Juan.

El chico cada vez retorcía mas y mas su delgado cuerpo, el placer era inimaginable y en el momento menos pensado y sin previo aviso soltó un gran chorro de leche tibia y espesa, fue entonces cuando Juan al ver tremendo espectáculo que le había brindado su nuevo vecino y sin haber tocado para nada su pene se vino y lleno toda su mano de abundante leche, Juan sintió un orgasmo distinto, uno que sería muy difícil de olvidar; siguió espiando al chico y vio como él recogía su propia leche y la pasaba por sus labios como si fuera bálsamo y luego lo lamia despacio comiéndoselo poco a poco; Juan lo único que quería en ese momento era que sea la leche de él la que aquel chico se comía con tanto gusto.

Ese momento no duro mucho fueron alrededor de unos 5 minutos pero para ambos fue como si haya sido toda una noche de interminable placer.

Juan no había tenido contacto sexual desde que su esposa había muerto, casi que se había olvidado cómo se sentía tener un orgasmo, y el chico de enfrente era virgen, tenía un culo listo para estrenar y fresco para llenarlo de leche.

A la mañana siguiente Juan salió a trabajar y en la tarde al salir del trabajo, tomo el autobús y se puso algo nervioso cuando noto que se había sentado junto a su nuevo vecino; el chico muy carismático le pregunto

-Hola, que tal vecino me llamo Tomas

-Hola soy Juan le contesto muy serio y formal

-disculpe las molestias de la mudanza, le dijo el chico algo avergonzado

-no te preocupes, contesto Juan con voz gruesa y firme

Después de cruzar esas pocas palabras no se dijo mas en todo el camino hasta que llegaron al edificio donde ambos Vivian, Juan no era una persona muy sociable, carecía de amabilidad y simpatía, luego como era de esperarse cada quien se fue a su apartamento.

Juan era un hombre rutinario y al igual que todos los días cogió el mismo vaso de siempre, para servirse de la misma botella de whisky, cogió su libro y se sentó a su viejo sillón junto a la ventana, todo estaba a la perfección según las pobres y des complicadas expectativas con las que se manejaba él, pero tenía que ocurrir algo que perturbe la paz de Juan y en la parte más interesante de su lectura se fue la energía eléctrica y todo el edificio se quedo sin luz. Juan tomo un par de velas, las encendió y las coloco cerca de su sillón para continuar con su lectura. En el instante en que Juan se iba a sentar de nuevo a leer tocaron a la puerta, era Tomas.

-Hola Juan, espero no molestarte

-Claro que no, le contesto Juan sarcásticamente

-Es solo que quería pedirte de favor si me podrías regalar una vela para alumbrar mi departamento

-ya no tengo más, lo siento replico Juan

-y crees que pueda pasar a tu apartamento hasta que regrese la luz

-Si seguro, respondió Juan inseguro

Tomas entro y se sentó en una silla que había cerca del sillón de en el que Juan siempre se sentaba, Tomas no decía ni una sola palabra puesto que se había dado cuenta de las escasas habilidades sociales que tenia Juan, llego un momento en que en medio del silencio de la noche, la luz tenue de las velas y la tranquilidad del apartamento de Juan hizo que ninguno de los dos diga ni una palabra y simplemente se quedaron mirándose fijamente a los ojos el uno al otro, Juan empezó a recordar todo lo que había visto la noche anterior, y lo bien que se sintió haber tenido aquel inolvidable orgasmo.

-Que rico se veía ese culito, estaba tan cerradito y tierno, esperando simplemente a que venga una buena verga y lo destroce por dentro, hacerlo que sangre de placer y que grite de dolor. Ese culito delicioso tiene que comerse mi verga.

Mientras que Tomas se empezó a fijar como el pene de Juan crecía cada vez más en su pantalón y no podía dejar de repetirse en su mente

-debe tener la verga muy grande y gruesa tal como a mí me gustan, solo de verla ya me puedo imaginar su sabor, y su aroma, como sus bolas vas a golpear mis nalgas y como su verga va a atravesar mi recto y va a terminar descansando en mi boca.

Mientras más Juan seguía pensando lo ya sucedido, su pene seguía erectándose y Tomas se excitaba aun más. La noche aun era virgen pero definitivamente uno de ellos lo dejaría de ser.

Fue Tomas quien tomo la iniciativa y espero hasta que Juan se pierda completamente en el éxtasis y en el aroma a morbo que había en el ambiente y cierre los ojos, para él poder ponerse de rodillas y lentamente acercarse a Juan que aun seguía sentado en el sillón, abrió despacio su pantalón y saco la gorda verga de Juan, estaba tan dura y gruesa, Tomas solo con verla logro que su ano se dilate y empiece a latir, la cogió con ambas manos y la paso por sus labios tal como había hecho con el consolador con la gran diferencia que esta sabia a gloria y causaba un efecto electrizante en Tomas sus manos temblaban, la respiración de ambos se aceleraba y ambas vergas no podían estar más erectas; Juan sentía como sus piernas se recogían y estremecían cada vez que Tomas deslizaba su verga hasta el fondo de su garganta, le encantaba sentir como le pasaba la punta de la lengua por sus bolas y como las introducía dentro de su boca, se sentía como una mamada magistral, no aguantaba más seguir sintiendo el acelerado y caliente aliento de Tomas en su miembro.

Juan se empezó a sacar la ropa hasta que quedo completamente desnudo y luego empezó a desnudar a Tomas besándole cada centímetro de su cuerpo con pasión y lujuria se notaba el morbo en su mirada, cuando ambos estuvieron desnudos Juan empezó a mamar la verga de Tomas, se sintió tan gay pero le encantaba, no podía sacar de su mente lo rico que se sentía tener una verga bailando en su boca, chupar un par de bolas y sentir como se pone cada vez más dura mientras la acaricias con la lengua; luego Juan apoyando una pierna en el sillón se abrió las nalgas; en el instante en que sintió la lengua de Tomas acariciando su ano soltó un fuerte y tosco gemido

-Que rico AHHH… Se siente tan rico que me laman el culo..

-Si por favor sigue lamiéndome el culo AHHHHH…

Tomas besaba el culo de Juan como si fueran sus labios, la verga de Juan parecía que iba a estallar y no aguantaría mucho tiempo más, asi que antes que se vaya a venir tomo a Tomas de las caderas y lo puso frente a la ventana de su apartamento, para que todos puedan ver como se estaba comiendo ese rico culo, primero empezó a jugar un poco a la entrada del ano de Tomas mientras con su mano lo masturbaba pero la excitación era tanta que la verga de Juan se deslizaba sin mucha dificultada hacia la gloria; Tomas gritaba y sentía como se iba rompiendo su culo por dentro , pero al mismo tiempo sentía como lo acariciaba una rica verga por dentro, Tomas no dejaba de mover sus caderas, ambos gritaban y sudaban al mismo ritmo, Tomas no tenía otra palabra para describir lo que sentía más que denominarlo como delicioso, Juan le pedía a Tomas que grite lo más fuerte que pueda por la ventana lo rico que lo estaba culiando, para que todos se enteren de que le estaba dando verga, en eso ambos cerraron los ojos y sintieron como iba a venirse Tomas le rogaba que por favor le termine dentro de su culo, quería tener todo el recto embalsamado de leche y Juan tenía un deseo ardiente de que le terminen en la boca; y fue asi como terminaron los dos satisfechos y con el ritmo cardiaco aun acelerado.

Desde esa noche Juan y Tomas ahora viven juntos y felices.