Juegos de una madura: a que no te atreves !!

En nuestras vacaciones veraniegas, con un juego de retos mi marido mi incitó a calentar al joven cuidador de nuestro chalet, sin calcular que yo pudiera sobrepasar los límites de la provocación…..

Acostumbrábamos pasar gran parte de las vacaciones, en una casa veraniega que tenemos a pocos kilómetros de la ciudad costera de Bahia de Caraquez. Nuestra  villa  se  incrusta entre riscos que dan a una playa  relativamente privada, pues esta  apartada de la zona hotelera, lo que hace de aquel lugar un  edén para el descanso y la tranquilidad.

Usualmente íbamos con familiares y amigos, pero aquel fin de semana mi esposo Augusto sugirió ir en plan romántico,  a mi me pareció una idea estupeda  porque el viaje  nos permitiría desconectarnoss del mundo y sus rutinas,  pero sobre todo  porque el mar es mi debilidad y curiosamente suele despertar mi  lado  exhibicionista, del  que como pareja hemos aprendido a disfrutar libremente.

Durante varias horas avanzamos por la ruta del spondylus, que atraviesa el perfil costanero de norte a sur,  un mágico recorrido por pueblitos pesqueros e interminables   playas de aguas azuladas, que dan la maravillosa impresión que toda la  costa ecuatoriana es una sola gran playa con distintos nombres. A media mañana avisoramos  el montículo en forma de torre tras el cual se divisa una hilera de palmeras que custodian la ensenada y la entrada a nuestra propiedad.

A la distancia divisé a Matías, el hijo del guardian de la casa, como todo buen paisano llevaba un sombrero de toquilla que dejaba escapar algunos flecos de su cabello castaño, vestía unos pantalones pescadores y la típica camisa descolorida de los lugareños recogida hasta los codos. A simple vista el muchacho era encantador, pero si se una se detenia a mirarle, quedaba fascinada con sus ojos claros que escondían un raro brillo de inocencia y timidez. No ajustaba  los veinte años, pero era fuerte de contextura, como los críos de los canoeros que se curten  bajo el sol.

A mi me fascinaba plantarle la mirada, o usar  cualquier pretexto para acercarme unos centímetros mas de lo apropiado, porque aquello era suficiente para causale nerviosismo o por lo menos hacerle  titubear.  Desde luego no tenía  intenciones de suducir al chico, solo qu disfrutaba confirmando que pese a mis cuarenta y dos años, era capaz de alborotar a un chiquillo tan majo.

Mi esposo se divertía con ello, y  no solo se conformaba con que le contara aquellas travesuras  sino que   incluso solía  provocar situaciones para ruborizar al muchacho. Sé que lo que hacíamos de  cierta forma era perverso pero no había intenciones de extralimitarnos, al menos no de mi parte, para mi tan solo era un jueguecillo que  a más de entretenerme, elevaba a millas mi ego.

Al llegar nos estacionamos en el patio tresero de la casa; mientras Augusto se dirigió a  la cajuela del auto a sacar las maletas, se me ocurrió adelantarme a  “saludar” al muchacho, que con premura se aproximaba a ayudarnos.

_Me adelanto querido, señale guiñándole un ojo, mi marido entendió a la perfección mis intenciones y se limitó a soltar una carcajada.

Me había puesto un vestido blanco, veraniego, con un ligero escote que auque  solo mostraba el nacimiento de mis pechos, por la delgadez de la tela y la falta de sujetador,  se  me notaban  los pezones. Lo escogí intencionalmente pues sabia  el efecto que causaría en el muchacho, a más de que al ser de corte amplio y a medio muslo, era suceptible de que a la menor brisa “accidentalmente” se levantara el vuelo dejando a la  vista mis carnes trigueñas. Estaba casi segura, que algo tan inocente como eso,era suficiente para empezar a descontrolarle…

Me aproximé y respondí a su tímido saludo  dándole un golpecito afectuoso en la espalda, la cercanía me permitió percibir un aroma tenue a  canoero, a muchacho de mar y de pesca, distinto muy distinto, al aroma  de hombre citadino al que estaba acostumbrada.

_Hueles a mar susurré cerca de su oído_ a arena tibia y sol ardiente,_ me rei de mi misma por lo cursi del comentario, pero para mi satisfacción noté cierto sonrojo en el muchacho; a fin de cuentas  era lo que yo buscaba, jugar con sus reacciones.

Acto seguido, me aparté dándole lugar a reponerse, e instintivamente la mirada del chico se clavó en mis senos, con cierta fascinación que delataba su escasa experiencia.

Durante varios segundos mientras charlábamos, llevó la vista de mis senos, a mis ojos, de mis ojos a mis labios, para volver a sucumbir en mi escote. Me sentí más hermosa que nunca, infinitamente deseada con el poderío  sexual que solo un chiquillo de ese talante puede avivar en una mujer madura. Por milésimas de segundos no supe que hacer con  el cosquilleo de mis pezones, los tenía sensibles, increíblemente duros

pero inmediatamente tomé el control y volví a la carga.

_Sígueme susurré con cierta coquetería ahondando en aquella mirada esquiva que me divertía tanto

_Perdón señora...pero iba a a ayu..dar a  don Augusto…

_No te apures ya irás por las maletas, primero regálame una bebida que vengo exahusta…

Me encaminé al chalet conciente que al ir detrás de mi, seguiría el moviemnto de mis caderas, no cabía duda que esta vez sus ojos irían de mis piernas hacia mi trasero y de mi trasero hacia mi cintura,  para volver  a sucumbir en mi culo. Volteé un par de veces  para confirmarlo, obligando al muchacho a apartar  rápidamente la mirada de mi cuerpo.

Evidentemente  me divertía el juego, así que no perdía oportunidad de abocharnar al chico por lo que volteando pregunté:

_ Qué te distrae tanto eh?, sabiendo que su contestación mental podría ser algo como tus tetas, tus piernas o tu culo, pero no obtuve más respuesta que un repentino carraspeo de garganta; tampoco esperaba más de alguien  como Matías.

Entamos por el acceso posterior de la  villa en dirección a la cocina, la planta baja era de un solo ambiente dividido tan solo por muebles y estanterías.  El muchacho se dirigió al refrigerador a tomar la bebida que le había pedido, mientras que por mi parte luego de tomar un vaso de la alacena me arrimé el filo del mesón, planeando mi siguiente paso …

Teniéndolo de espaldas perdía la apariencia de jovenzuelo, la vestimenta curtida marcaba una silueta entre espigada y fornida propia de los campesinos costeños que se esculpen bajo el sol de la bahia. Brazos fuertes como buen remero de chalupas y una manos toscas y enormes que empezaban a desviar mis pensamientos…

Cuando dió vuelta, mi vista se clavó en sus labios que lucían apretados, quizá porque se sentía acechado como un corderito por una fiera.

.Matías era un muchacho tímido pero de ninguna manera tonto como para no percibir mi juego, y no se si por la maldad  de seguir provocándole o  por  una repentina curiosidad  bajé mi vista desde sus labios hacia su abdomen y de su abdomen hacia  su bragueta, donde el pantalón apretado marcaba  genrosamente sus genitales…

Fue cuestión de breves segundos, pero los  suficiente para quedarnos impávidos sin saber qué decir ni que hacer, él con la botella en la mano  yo con el el vaso en la mía…

Casi temblando sirvió la cerveza  de forma tan atolondrada que el vaso se lleno de espuma, desparramándose por los bordes y sacándonos de ese momentáneo estado de fascinación. Le sonreí de forma burlona por la falta de tino al servir la bebida y él me devolvió la sonrisa más encantadora que le hubiera visto.

_Vamos muchacho, por lo visto está que se te “riega todo”  veo que hay muchas cosas que tendré que enseñarte…murmuré con doble sentido, para unos segundos después añadir_comenzaré por enseñarte a servir cerveza…

Solo sonrió. Con esa sonria dulce que me desarmaba.

Con el pretexto de ayudarle, mientras levantaba la botella me aproximé hasta dejar que mi seno rozara  uno de sus brazos,  aquel tibio contacto provocó una repentina rigidez de su cuerpo y eran justamente reacciones como esa, involuntarias, tímidas y atolondradas las que me incentivaban a provocarle, a jugar con sus sentidos…

Me acerqué a aun más, esta vez afirmando mi pecho a su extremidad, en un contacto disimulado, pero indiscutiblemente carnal, su tensión inicial dió paso a un  ligero acercamiento  que casi nos hace perder el equilibrio   y contra lo esperado reaccionó sujetándome de la cintura para evitar el traspié. Por un segundo, solo por un segundo, me perdí en sus ojazos claros…en su fuerza…en su juventud. El contacto fue breve  pero intimidante, no se si por la cercanía de nuestros cuerpos o   por el ruido que hizo  Augusto al cruzar el  umbral.  Desde allí mi marido me dirigió una de esas miradas suyas difíciles de interpretar…

Después de que los hombres terminaran de subir el equipaje nos sentamos a la mesa, Doña Josefa madre de Matías nos había sorprendido  con un  delicioso pescado con coco y yerbas,  y mientras disfrutábamos de la buena comida, su esposo Hilario nos  comentaba sobre las novedades en la propiedad, el clima caluroso y la buena temporada para la pesca. Agusto siempre disfrutaba el entusiasmo con que hablaba de estos temas porque  en el fondo  anhelaba una vida mas tranquila que la que llevábamos en la ciudad, en cambio a mí me causaba ternura la sencillez  de Matías que dejaba rentrever que  sus más alta espectativas se reducían a su vida de pescador.

En la tarde los padres de Matías volvieron a sus actividades,  a más de cuidar nuestra propiedad Don Hilario se dedicaba a la pesca, y doña Josefa tejía hamacas que vendía en el mercadillo del pueblo; mientras vacacionábamos era  Matias quien se quedaba en casa a tiempo completo para ayudarnos con alguna tarea.

Con el pretexto de alargar la charla, mi esposo pidió al chicuelo que trajera un par de cervezas, y una vez que nos quedamos solos dijo que deberíamos ponerle algo de diversión a la reunión, no comprendi muy bien a lo que se refería pero su sonrisa socarrana me daba claras pistas de sus intenciones…

_A QUE NO TE ATREVES señaló con quel tono chirriante que usaba para retarme…

_Que se te ocurre esta vez querido, respondí conciente que mi aceptación implicaba desafíos que solian desatar mi lado exhibicionista

Hizo una pausa como si sopesara  la propuesta, para luego soltar a secas y sin reparos.

_Quiero divertirme viendo a Matias  disimular una buena erección…

_No juegues conmigo Augusto, que el muchacho es un encanto y me puedo sobrepasar respondí de forma traviesa

Impasible y  apenas esbozando una sorisa torcida  susurró

_,Adelante querida,  descubramos cuales son tus limites …

Sonreí como respuesta.

Supongo que Agusto bromeaba con aquello de “descubrir mis límities” pues  nuestro juegos nunca habían pasado la línea de simples provocaciones,  auque debo reconocer que en la intimidad de nuestra recámara habíamos fantaseado con otras personas, lo cual no significaba que quisiéramos llevarlo a la realidad o al menos eso es lo que yo pensaba.

Nuestra charla se vio interrumpida por la presencia de Matias, que traía consigo  las bebidas y unas rodajas de limón.

No puede evitar compararles, Augusto pese a sus cincuenta era un hombre atractivo, de apariencia impecable y educado, nada que ver con aquel muchacho timorato y desaliñado que sin embargo cautivaba con su mirada dulce, definitivamente no eran comparables,simplemente  distintos, el uno tenía la sagacidad que da la experiencia y el otro el encanto de la juventud…

_A que no te etreves querida_insistió Augusto sacándome de mis cavilaciones,  mientras su sonrisa torcida se transformaba en un beso volado. No tenía muy claro las intenciones de mi marido, pero me apetecía entrar en el juego.

_ Como te enseñé hace un rato, querido murmuré con el ánimo de entorpecerle_no querrás que nuevamente se te “riegue”  añadí extendiéndole el vaso para que me sirviera la bebida.

Sabía que por su ubicación y por la inclinación de mi cuerpo al estirarme,  abría paso a la profundidad de mi escote, un escote que mostraba la desnudez de unos pechos  morenos bastante apetecibles. Esperaba al menos  distraer a Matías  para deleite de mi marido, pero el muchacho apenas reparó en mis senos desviando la mirada hacia el vaso que espumeaba, mientras mi marido  reía desfachatadamente.

A quel trancazo a mi orgullo me hizo percibir que aquel chicuelo timorato era más listo de lo que yo suponía, calculaba riesgos, pues marcaba distancia en presencia de mi marido, lo cual lejos de desanimarme depertó aún más mi interés.

Por su parte Auguto reclinado en el sofá  sostenía la sonricilla ante mi fracaso y a la menor oportunidad lanzó su veneno.

_Mal intento querida, susurró  besando mi mano, tendrás que hacer algo mas interesante que mostrar el escote o será que ya estas perdiendo el poder de tus encantos…

Sé que esto último lo dijo con la intención de provocarme, de sacar lo mejor de esa venilla exhibicionista que él piensa que guardo, pero esta vez no respondí, sin embargo algo dentro de mí me anunció que mas pronto que tarde se tragaría sus palabras…

Tomé la bebida de golpe y sin dar explicaciones me encaminé a las escaleras que conducían a las habitaciones, estaba  fastidiada por el comentario de Augusto y la verdad es que no me apetecía soportar la sonricilla burlona de mi marido, así que sin duda era mejor opción descansar un poco antes de dar una  caminata por la playa.

Entré en la habitación y quizá por movida por los comentarios de Augusto, mi primera reacción fue plantarme frente al espejo, supongo que quería demostrarme a mi misma que pese a haber entrado en la edad madura mis encantos aun podría despertar interés. Me quité el vestido playero dejando a la vista mis pechos morenos que pese a no tener la altivez que me hubiera gustado, se veian bonitos.

Mi vista se deslizó hacia la curva de mis caderas que guardaba armonía con una cintura marcada y con unos muslos fuertes que eran mi mayor orgullo. Sin duda me gustaba la imagen que el espejo me devolvía, la sensualidad que afloraba en cada planicie y en cada curva.

Aún me examinaba  cuando a través de las cortinas del ventanal me pareció ver cruzar a Matías. Suaves golpes en la puerta me confirmaron  que se trataba de aque muchacho, porque Augusto hubiera abierto la puerta sin tocar.

Semidesnuda, cubierta tan solo con unas braguitas color naranja me acerqué a la puerta, no se que cruzó por mi cabeza ese instante pero quería que me viera a plenitud, alimentarme una vez mas de sus reacciones.

Sin pensarlo más abrí la puerta.  El muchacho permaneció impávido en el umbral supongo que lo que menos esperaba era verme desnuda.

Su mirada se detuvo en mis pechos, en aquellos pezones que se habían edurecido por efecto de una descarga de adrenalina, no se a donde fue a parar mi seguridad, pero unos segundos después me sentí intimida, asustadiza y en mi intento de evitar que notara que estaba casi temblando me cubrí los pechos con las manos, lo cual permitió que el reaccionara también.

_pp perdón señora, no sabía que usted…

_Disculpa discúlpame, pensé que era Augusto quien tocaba la puerta_ mentí

_Al..al…señor se le acabó la batería de su telefono y..y quería que usted le ..le enviara su cargador-explicó sin poder controlar su mirada que cada dos tres palabras se desviaba hacia mi cuerpo.

_Ok ok déjame buscarlo-señalé dando vuelta para agarrar el vestido que había quedado tirado en la cama.

Con la prenda me cubrí los pechos  y me incliné a  rebuscar  en el maletero. Estaba conciente que el muchacho me contemplaba desde atrás, tenía la libertad y las ganas para hacerlo, también sabía que mis formas sinuosas y  la imagen de aquella tanguita  metida en mis nalgas le provocaría una de las mas deliciosas pajas que se hubiera hecho…

No podía ni quería tener piedad,  así que antes de entregarle el cargador bajé la vista a su bragueta donde claramente se marcaba una erección , el chico intentó disimular su estado  y antes de que pudiera decir algo salió huyendo de la habitación, para mi total satisfacción…

Me metí a la ducha sin poder dejar de pensar en lo que hubiera hecho si Matias se quedaba, hasta donde llevaría mi juego, era cierto que intimidar al muchacho me llenaba de nuevos bríos, pero era solo eso? Me cuestionaba muchas cosas. Para mi era una experiencia nueva porque jamás me había sentido atraída por un chico tan joven, demonios!! eran más de 20 años de diferencia, que hacía yo provocando a alguien que por su edad bien podia  ser mi hijo…

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El agua tibia que caía de la regadera no ayudaba a esclarecer mis pensamientos, al contrario, la sentía como una caricia en mi cuerpo, definitivamente estaba demasido sensible..

Mientras acariciaba mis pezones la imagen de Matías volvió a mi mente, su mirada esquiva, su mandíbula apretada…su abdomen plano ….su bragueta abultada.. mierda!! Otra vez estaba pensando en él y en esta ocasion mis dedos buscaron alivio para mi sexo….

Apenas había alcanzado el primer orgasmo cuando mi marido abrió la puerta del baño, sorprendiéndome con su llegada.

_Qué va a pedir de premio mi pequeña?eh

No comprendí a qué se refería, así que continué secándome  mientras le daba tiempo a que me explicara.

_Vas a fingir que no me comprendes querida? Hace un rato salió Matias  de nuestra habitación y llevaba por delante tremenda erección, me ha divertido tanto verle tratando de disimularla, soltó en medio de una carcajada, _pobre muchacho su cara era un verdadero poema jajaja

Levanté los hombros como respuesta a su comentario y continué secando mi cabello, sin darle importancia.

_Vamos querida añadió besándome el cuello como si intentara darme confianza,  cuéntame los detalles…vamos linda!

Antes de que me decidiera a hablar me quitó la toalla y se desvistió a toda prisa, el agua de la regadera volvía a cumplir su cometido de entibiar  mi vientre y en medio de besos poco a poco le fui contando lo que había sucedido…

_ Así que el pequeño granuja se dio el lujo de mirarte desnuda? Ni en sus mejores pajas habrá imaginado ver esta delicia de tetas, susurraba Augusto mientras me halaba los pesones que empezaron a ponerse duros por el contacto_seguro ahora mismo se la está jalando!

_Sí,  seguro amor ahhh…seguro…no podía dejar de mirarlas …ahhhh

_Qué es lo que miraba? Solo tus tetas o también tu culo?

_Todo…todo..no paraba de tartamudear..

_Esa es mi chica!! Lo pusiste cachondo verdad amor?, que ricas tetas! de verdad que son deliciosas murmuraba mientras se las comía haciéndome gemir.

_Ahhh amor ..sigue…sigue….

_Y ni hablar de este culo, que a mí mismo me vuelve loco, pobre muchacho!! susurraba mientras azotaba mi trasero..

_Luci,  le vi bajar las escaleras y me apresuré a su encuentro antes de que se escabullera, quiso desviar mi atención entregándome el cargador pero el pobre casi no podía ni andar de lo dura que la llevaba, hubieras visto Luciana  hubieras visto su cara…si pudiera seguro te follaría como un animal, así como puedo hacerlo yo…vamos!! Sube!! Sube!! Que estás que chorreas!!_ordenó sacando sus dedos de mi sexo.

Estaba totalmente cachonda así que al treparme, su miembro se deslizó con suavidad hasta llenarme completa, mis movimientos eran intensos…rápidos..precisos.. subia y bajaba con desesperación en busca de un orgasmo que aliviara mi calentura.

Nuestras charlas siempre disparaban mi excitación pero esta vez imaginar a Matías jalándosela me provocaba mas ganas de moverme, de atragantarme de toda aquella carne que me perforaba el coño y justamente cuando estaba alcanzado el ansiado orgasmo, entre jadeos Augusto preguntó

_Zorra!!de verdad abriste la puerta  desnuda porque pensabas que era yo? vamos responde zorringa!!

_Siii si…pensaba que eras tú…pensaba que eras tú….grité mientras me corría. La mentira y el orgasmo se hicieron uno solo en medio gemidos placenteros.

Después de alcanzar mi orgasmo, Augusto me tomó de la cintura obligándome a inclinarme contra la pared, me castigaba con fuertes arremetidas que me hacian, despertar nuevamente las ganas, sus movimientos eran lentos y luego fuertes, desgarradores, volví a gritar presa de un nuevo estallido  mientras mi marido continuó encajándomela sin piedad, como si llevara dentro de sí, el fuego de un demonio. Poco después se derrumbó sobre mi espalda dejando sus fluidos en mis profundidades…

Antes de ducharnos me beso dulcemente, acaricio mis mejillas con ternura y acercándose a mi oído susurró:

_No sabes cuánto me  exita pensar que abriste la puerta… sin estar segura que era yo…

No respondí, ambos nos sonreímos sin indagar más…

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Al dia siguiente salimos a pasear por el pueblo cogidos de la mano, almorzamos junto a la playa entre palmeras, hamacas y bullicio. Todo era perfecto, me sentí afortunada de tener a mi lado un hombre como Augusto, sin embargo no podía dejar de pensar en su última frase mientras estuvimos en la ducha.

“No sabes cuanto me  exita pensar que abriste la puerta…sin estar segura que era yo”

Qué significaba aquello, que quiso decir mi marido?

Sabía que le gustaba que otros hombres me miraran, siempre fuimos algo abiertos en ese sentido pero sin extralimitarnos. Quizá yo exageraba  y eso también era parte de nuetros juegos…

En la tarde Augusto acompañó a Don Hilario y Matías a revisar la propiedad, ocasión que aprovechaban para charlar de la época de siembra, de la pesca, del temporal, yo preferí quedarme en casa tomando un descanso.

A unos metros del chalet habíamos construido una alberca no muy grande, pero bien acondicionada, me puse un bañador por si se me antojaba refrescarme. Escogí uno de color fuxia de aquellos de brasier que se  atan con lazos y en la parte baja un cachetero de corte simple, asumo que para mis 42 me veía bastante bien.

Me acomodé  en  una tumbona y  me pasé la tarde entretenida en uno de mis libros pendientes, el cansancio me estaba venciendo cuando entró una llamada de mi mejor amiga.

_Lucy querida ya era hora de que contestaras, me has tenido abandonada!

_jajja no exageres Lari, apenas ha pasado un par de dias desde que viajamos.

_Lo sé querida lo sé! pero como estás? como va todo?óy sobre todo como está el guapo de Matías jajaja

Larissa conocía acerca de los juegos con Matías, puesto que en época de vacaciones  había viajado varias veces con nosotros.

_Más lindo que nunca, deberías verlo y ya no se intimida tan fácil eh

_Eso quiere decir que no has perdido oportunidad de provocarle, cuéntamelo cuéntamelo todo !!

_ Jajaja no hay mucho que contar solo que ya no se ve tan niño como antes… se ha convertido en todo un hombre, un hombre realmente atractivo…

_Hummm así que todo un hombre eh.. no me digas que ya vas a aceptar que el niñato te atrae!!!

_No digas tonterías Larissa,bien sabes que podría ser mi hijo.

_Podría pero no lo es, yo siendo tú, almenos le robaría un beso, porqué quedarse con las ganas!!! Quien sabe y resulte toooodo un semental jijiji

_Lari…Lari…

_Qué!!! Es lo que el chico quiere y estoy segura muy segura que tu también….auque lo niegues…

_No empieces amiga

_Míralo de esta forma, ya no somos tan jóvenes y hay cosas que vale la pena vivirlas al menos una vez o acaso crees que Augusto con su mentalidad  abierta te ha sido fiel todo este tiempo, por favor amiga aterriza!! Aterriza!!...además ni siquiera tendría porque enterarse…

Larissa siempre tocaba mis fibras más sensitivas, me enfrentaba a mis dudas y lograba remover mis juicios, pero esta vez no tenía ganas de seguir inquietándome con sus cuestionamientos,  así que a pretexto de que los hombres regresaron a casa me despedí de ella.

Se les notaba agotados, estaban  sudorosos y traían enlodadas las botas,  asentaron los canastos con frutas que habían recolectado y  se sentaron descansar a unos metros de la piscina, no así Matias que optó por abrir el grifo  para refrescarse.

El agua chorreaba por su rostro y descendia por su pecho humedeciendo la ligera tela  que se pegaba a su cuepo.  Se quitó la camisa y dejó que el agua le refrescara de pies a cabeza,  entonces sin que el siquiera lo sospechara pude contemplar a plenitud la perfección de su torso espigado...de su abdomen marcad….de su vientre de fuego…

El pantalón húmedo se le adheria como si fuera otra piel que dejaba entrever sus muslos  fuertes como columnas, y un poco más arriba como un mástil se marcaban  sus genitales…

En ese instante en ese preciso instante, como un presagio volvieron a mi las palabras de Larissa:

“Hay  cosas que vale la pena vivirlas…almenos una vez…”

Huyendo de mis propias cavilaciones, dí un salto a la piscina y a la distacia pude notar la sonrisa torcida de mi marido y la mirada intensa de Matías…

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La noche habia caído hace un par de horas, ya casi nadie quedaba en la playa, salvo algún caminante que disfrutaba las luces lejanas de las pequeñas embarcaciones o alguna que otra pareja que buscaba privacidad entre las palmeras. A mi me encantaban caminar descalza a orillas del mar en noches como aquella, llena de estrellas. La marea mojaba el vestido holgado que me llegaba a los tobillos. hasta que una ola traviesa me hizo perder el equilibrio, empapándome el vestido. Augusto en medio de risas procuró abrigarme con sus brazos.

_Mujer no sabes lo hermosa que te vez! Te comería a besos ahora mismo.

_Jajaja mojada hasta el trasero y llena de arena!!

_Justamente por eso, tu vestido lo transparenta todo,  no deja casi nada a la imaginación… mejor deberías quitártelo

_Te conozco Augusto, a donde quieres llegar….

_Jajaja cariño…A QUE NO TE ATREVES!!

_Sabia que algo traías en mente..que se te ocurre esta vez querido

_A que no te atreves a…caminar desnuda por la playa_murmuró con ese tono desafiante que me ponía a mil.

Augusto sabÍa que lo haría, la desnuez para mÍ es un acto de profunda liberación,  un encuentro conmigo misma, con mi esencia, solo que esta vez para su sorpresa, no  puse reparos. Para satisfacción de mi marido  me desvestí y corrí playa arriba, como una criatura que disfruta el juego.

La noche nacarada revelaba las líneas de mi cuerpo, su forma sinuosa y hasta los matices de mi imperfección, aún así caminaba serena, serena como la mar. Exhibirme desnuda era parte de mi naturaleza y solo disfrutaba el momento. La brisa acariciaba mi cuerpo y no necesitaba mas vestiduras que mi cabellera ondulada que jugaba con el viento.

Augusto me acompañaba a varios metros de distancia, protegiéndome y disfrutando de  la lujuria con la que se volteaba a verme algun  caminante que a esa ahora aun permanecían en la playa,  al parecer su mayor satisfacción era que otros hombres me desearan.

En medio de ese maravilloso silencio escuché varios  ladridos, en la lejanía se recortaba la silueta de un hombre juguetenado con sus perros, corrían y daban volteretas por la arena, inmediatamente me sentí identificada porque así me sentía yo, tan libre como ellos.

Para mi sorpresa al estar cerca los canes se lanzaron a lamerme y a buscar una caricia,  y solo entonces pude ver que se trataba de Nico y Lula, nuestros perros guardianes. Cuando levanté la vista me encontré con la mirada intensa de Matías…

Qué hacía allí a esa hora?Mis pezones se tensaron inmediatamente, podría culpar a la brisa, pero yo sabía que era una reacción  impropia de mi cuerpo desencadenada por el muchacho.

No fue tan cauto como esperaba, en segundos me recorrió completa, surcó el camino desde  mi pechos hacia mi vientre, desde mis caderas hacia mis muslos; esta ocasión no habia una tanguita naranja que  protegiera mi sexo,  esta vez me descubrió completa…

Durante varios segundo nos miramos, él impresionado por una mujer madura, yo vacilando ante la candidez de un jovenzuelo. El momento era perfecto, cálido y cuando temí que un acercamiento se podía dar, me sonrió con esa dulzura que me desarmaba…

_Señora Luciana..si quiere podría usar esto.. .murumuró  mientras caballerosamente se desabotonaba la camisa_Hace algo de frío…

_Tranquilo Matías,  alcancé a decir antes de que la voz grave y pausada de Augusto sorprendiera al muchacho, también a mí me sorprendió porque yo calculaba que  mi marido estaría a una distancia prudente, evidentemente habia apresurado mucho el paso.

_Muchacho si mi esposa quisiera estar con ropa de seguro usaba su propio vestido, no crees?

_Disculpe..solo quería ayud..

_No te preocupes ella está bien así

_ Lo siento, se disculpó el chico, silvó a los perros y torpemente echó a correr.

Augusto sonriente le vio alejarse.

_Mi hermosa Luciana otra noche de pajas para el muchacho, verdad? jajaja

_Creo que ya deberiamos dejar tranquilo a Matías. Por cierto no se qué hacia aquí a esta hora , es cosa tuya, cierto?

_A que te refires linda?

_Esta aquí por idea tuya!,  tú le pediste que viniera y no me digas que los perros necesitaban un paseo!

Soltó una carcacaja como respuesta, antes de que le arranchara el vestido y me encaminara al chalet.

En la madrugada  se despidió de mí con un beso en la frente, salió de pesca con Matias y su padre. yo aproveché para visitar el mercado acompañada de la buena Josefa, compramos  mariscos que luego los preparamos en casa. En la tarde salí a  tomar el sol en la playa y a disfutar del tibio oleaje. Pocas veces podía disfrutar de tanta plenitud.

Los siguientes días fueron de más calma, Augusto había bajado un poco el tono, con respecto  a Matías, y las cosas empezaban a fluir mejor entre los dos, sin embargo en esas vacaciones el distino permitió que llegara a mi más significativo punto de inflexión…

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Le habíamos prometido a doña Josefa ir a tomar una copa en  la cabaña-bar que tenÍa su prima Jéssica junto a la playa.A mi no me simpatizaba mucho  la morena porque  siempre habia notado un deje de coquetería entre ellos, pero eran fiestas del pueblo y había que celebrar.

Augusto entró a nuestra habitación a lucirme su atuendo, vestía una camisa playera  y unos pantalones rectos que pese a lo informal le quedan bastante bien porque le daba un toque juvenil, yo me puse un vestido semiajustado y unas sandalias de medio taco. Me miró dándome su aprobación para luego susurrar:

_Querida…A QUE NO TE ATREVES!!

_No empecemos Augusto no sea que… Sin dejarme  terminar la frase me entregó un regalo incitándome a abrirlo para luego añadir:

_Luciana a que no te atreves a usarlo, señaló con el rostro sonriente

Augusto sabia como volverme a meter en el juego de retos y eso lejos de molestarme, despertó mi lado atrevido que en los últimos días había quedado relegado a segundo plano.

_A que sí!!!! Respondí sin siquiera ver el contenido de la caja.

Mi marido había elegido, un vestido estampado con una abertura profunda en la espalda  que permitia intuir la curva de la cadera, por delante un escote más discreto aunque igual de llamativo, corto, cortísimo;  se puede decir  que me sentaba bien pese a ser bastante exagerado para los que yo acostumbraba a usar, me tomó la mano orgulloso y subimos al auto.

Las luces neón,  la música tropical, las caipiriñas y los tambores  encendian el ambiente, nos ubicamos en una mesa que daba a un ventanal que permitía la vista al mar. Doña Josefa con su amplia sonrisa nos saludó de lejos y la guapetona Jessica nos sirivió las copas de bienvenida.

Al fondo en un ambiente con luces mas tenues ,unas cuantas parejas se deslizaban por la pista, siguiendo el pegajoso ritmo  tropical y poco a poco la cabaña se llenó de gente que buscaba bebida y diversión.

Agusto no dejaba de ver mi escote mientras bebía su copa, señal inequívoca que su mente trabajaba a mil, lo conocía bien, no en vano era mi pareja por tantos años.

Le invité a bailar. Había percibido que un par de hombres de la mesa de enfrente no dejaban de mirarme y de alguna forma quería agasajar a mi marido con la mirada lujuriosa de esos extraños. No me equivoqué los tipos me comían con la mirada.

Me pegué a Augusto siguiendo el ritmo de una bachata, los movimientos rápidos y sensuales subían mi vestido, que a momentos dejaban entrever mas arriba de mis muslos…definitivamente estábamos dando un espectáculo para las mesas cercanas.

Entre copa y copa,  aprovechando nuestro delirio Augusto volvió a la carga

_A QUE NO TE ATREVES QUERIDA!,

_Esta vez me mordí el labio expectante

_Aque no te atreves, a quitarte esa tanguita….aquí mismo delante de todos susurró con su acostumbrado tono desafiante

_ Jajaja has bebido demasiado, ven sentémonos un momento

Le obligué a volver a la mesa y mientras él le hacía  señas al mesero para que le trajera una botella, aprovechando la luz tenue deslicé disimuladamente mi tanguita hacia abajo, quería sorprenderle así  que cuando volteó hacia mí ya la tenía sobre la mesa, su reacción fue indiscutiblemente carnal.

_ Que delicia mujer!! hoy si estás para darte!!

Guardó la tanguita en el bolsillo de su pantalón y sin decir más me condujo  a la pista de baile. Sin duda lo que quería en ese momento era exhibir mis encantos.

Para mí el efecto era de plenitud, no llevar ropa interior genera una sensación de libertad, de morbo,  incluso de poder  cuando otros tienen conciencia de que no llevas nada debajo, pero lo que realmente excitaba a Augusto era la insistencia con la que me miraban, la necesidad con la que esperaban que uno u otro movimiento levantara un poco mi vestido….

Bailamos buena parte de la noche, pero Augusto estaba pasándose de copas y su insistencia empezaba a incomodame por lo que le pedí que volviéramos a la villa. Salimos al pasillo que conducía a las barandas, con la intención de que tomara un respiro que necesitaba con urgencia. El frescor y un buen cigarrillo le reanimaron un poco y cuando pensábamos retirarnos, Jéssica para impedir que nos fuéramos le invitó  a bailar. El no se hizo de rogar y entre risas volvieron a la pista.

_Andele muchacho, entretenga usté a la señora Luciana, mientras el patrón baila, ordenó doña Josefa dejando caer un azotón en la espalda de Matías, la pobre mujer no imaginaba cuán ciertas iban a resultar sus palabras. Algo timorato el muchacho se ofreció:

_Gusta bailar señora Luciana…o prefiere que le traiga una bebida

Solo entonces reparé en el muchacho. Se le veía tan distinto. En lugar de la camisa descolorida y el pantalón pescador vestía una camisa manga larga de color vino y unos pantalones estrechos, llevaba el cabello peinado hacia atrás que le daba un perfil más varonil, incluso pude notar que usaba en el cuello un cordón negro con un dije  y una pulsera de plata, definitivamente se le veía más atractivo que nunca.

Nos tomamos de la mano y con toda seguridad me condujo a un rincón discreto  en la zona de reservados, las pocas parejas que estaban en la pista parecían inmersas en su propio mundo al igual que nosotros. Me tomó de la cintura y yo crucé los brazos tras su cuello mientras nuestros cuerpos seguían el ritmo lento de la música.

Sus palmas frías y sudorosas se fueron calentando a medida que rozaba mi espalda desnuda, no había necesidad de palabras, nuestra piel lo decía todo. Sus manos surcaban desde la parte alta de mis hombras hasta perderse en la curva de mi cadera, nuevamente subían surcando la parte externa de mis senos.

El acercamiento era ineludible  y la necesidad también. Mi pecho contra su torso, mi abdomen contra su vientre, mi sexo contra el suyo…era inevitable que su miembro buscara con desesperación el roce de mi vulva…ya no podíamos detenernos…

Nos besamos,  sentimos nuestros labios por primera vez, deseosos, ansiosos, con ganas acumuladas, ya no había vuelta atrás, la edad no era una muralla para el deseo que estábamos sientiendo, tampoco nuestra condición, solo exisitía ese momento que la vida nos regalaba. Después no habría un después, el momento era ése, sin preguntas, sin exigencias.

_Señora Luciana yo..yo no puedo dejar de pensar en usted…

_Cómo me piensas Matías..desnuda..me imaginas desnuda?

_Desnuda siempre desnuda..en la playa..en su habitación..en todo lado..

_Y qué es lo que haces  cuando me piensas?..dímelo…

_Usted sabe muy bien lo que hago señora …cada noche…cada que la veo…

_Te tocas Matías? te tocas pensando en mi? Dímelo..dímelo..necesito oírlo..

_Sí…señora.. me la jalo duro…muy duro…

A medida que nuestras confidencias se hacían más intensas nuestros besos y nuestros movimientos también, Sus caricias envalentonadas se acercaban a  la ruta de mi trasero, palpando todo lo que hasta ese momento habia disfrutado solo en sus sueños. Todo resultaba excitante, su olor, sus labios sabor a vino, la abertura de su camisa, sus manos en mis caderas, su movimiento de pelvis…

El baile continuaba demencialmente carnal. Buscando ocasión de un nuevo roce, lentamente giré hasta quedar de espaldas permitiendo que su sexo se ajuste a mis pompas a medida que nos contorneábamos, movimientos hacia abajo permitían un mayor acomple y sus manos ávidas de caricias subían  y bajaban por mis muslos…

No sé si alguien nos miraba, la mampara y las luces bajas nos daban cierta privacidad, aun así el deseo era mayor a cualquier riesgo y en medio de aquella locura terminé cuestionándome:

_A QUE NO TE ATREVES Luciana..a que no te atreves esta noche…

Volvimos a besarnos con hambre con necesidad, sin aguantar más yo misma  bajé la cremallera de su pantalón liberando su miembro, un miembro totalmente endurecido que clamaba por un desahogo, el muchacho tan solo gimió…

Su capullo liberaba las primeras gotas germinadas por el placer y cuando creí que él no podía más, hice un movimiento de baile hacia abajo restregando  mi rostro en su bragueta. Despacio muy despacio saboreaba desde el glande hasta alcanzar toda la extensión de su sexo, mientras él con total desespero empujaba la pelvis en busca de más...

Solo fueron unos segundos los suficientes para dejarle alterada hasta la razón.

Continuamos bailando, a estas alturas Matías había perdido cualquier sombra de timidez, esta vez sus caricias eran más intensas, poco a poco avanzó por la parte alta de mis muslos hasta notar  que  no usaba nada debajo. Aquel descubrimiento le valío una palabrota.

Sus dedos  hurgaron la entrada de mi sexo que a esas alturas estaba invadido de una humedad que le abría las puertas de par en par, con desesperación levantó el vestido por la parte de atrás, y allí de pie y sin más preludios me penetró por primera vez…

Ambos gemimos al primer contacto,  las fantasías de cada vacación de verano se concretaban en ese instante que ni siquiera fue planeado, tenía a un joven hermoso tras de mí encándome su pieza, con el ímpetu de la juventud, con las ganas que se le tiene a lo imposible y con el placer que se encuentra en alguien que pese a su inexperiencia sabe como coger…

No fue difícil alcanzar mi primer orgasmo, apenas una cuantas arremetidas y me invadieron los primeros espasmos, pensé que él no duraría mucho, pero de alguna forma logró contralarse. Buscando algo más de privacidad, entramos al baño de los reservados, me comió los pechos mientras yo le ayudaba a quitarse los pantalones, sabíamos que no teníamos mucho tiempo, que en cualquier momento alguien podría  llegar,  así que apresurando el momento me sujeté del inodoro y Matías se colocó tras de mí para darme con más facilidad...

A través  del espejo ponía observar la posición inclinada de mi cuerpo, los pechos libres, el vestido recogido hasta la cintura. El permanecía de pie oscilando su pelvis, arremetiendo duro contra mi trasero, tres, cinco, varias, muchas estocadas fuertes me hacían gemir sin control y cuando presentí la llegada del segundo orgasmo le empujé contra el inodoro para sentármele encima.

Subía y bajaba lentamente, centímetro a centímetro, para luego acelerar el ritmo y clavármela entera, yo misma me hacía justicia, premiaba mi madurez probando una piel joven, fresca y llena de bríos, Qué más podía pedir, había alcanzado un orgasmo de campeonato.

Segundos después Matías buscó su propio disfrute, me dió vuelta y empujó como si en ello se le fuera la vida, coronándome sin contemplaciones y cuando su rostro empezó a desencajarse por el placer, ajusté aun más mi sexo exprimiendo toda la miel que se desbordó en mis entrañas…

&&&&&&&&

A través del ventanal de mi mesa se veían las luces del malecón, nunca me había parecido tan perfecta la noche, quizá porque antes no había tenido enfrente esos hermosos ojos claros que me miraban con dulzura.

_Señora Luciana yo…

_No digas nada Matías…a veces es mejor olvidar

_No pude antes señora, menos podría ahora…

Le sonreí . Nos quedamos en silencio largo tiempo, no hacía falta nada más. Las luces parecían parpadear a la distancia como un cielo de estrellas que acompañaban nuestra efímera felicidad.

Cuando Augusto con copa en mano regresó a la mesa le pedí que volviéramos a casa.

Matías manejó de regreso a la villa, Augusto no era muy tolerante al alcohol y había bebido más de la cuenta, incluso con dificultad logró subir las escaleras, cuando llegó a la habitación se quedó dorrmido casi inmediatamente.

Tomé una ducha y me quedé en el balcón, escuché ruidos en la cocina pero no quise bajar supuse que se trataba de Matías pues me había ofrecido un té.

Al poco rato subió con la bebida, traía el cabello húmedo, vestía unas bermudas y un bividí que permitía ver sus brazos recios de chalupero, me fijé entonces que tenía un tatuaje de una gaviota  sobre un ancla, iba a preguntarle por su significado pero se adelantó a hablar

_Señora Luciana quisiera mostrarle algo…me podría acompañar?

Noté cierta emoción en sus palabras, asi que preferí no preguntar de que se trataba, solo me puse una chalina en los hombros y fui tras él.

En la planta baja junto a la bodega, estaba acondicionada una habitación pequeña que la ocupaba Matías, en realidad no esperaba que se dirigiera hacia allá, pero de todas formas entré y me senté en su cama. Permanecí  en silencio varios segundos sin saber qué decir.

Adornando la pared de su cuarto,  había una acuarela de una mujer desnuda de larga caballera, que parecía flotar en una playa desierta, al fondo del mar salpicaban las luces de lanchas pesqueras.

Evidentemente se trataba de mí, no solo por el paisaje sino también porque la había matizado con rasgos similares  a los míos y sobre todo  había logrado plasmar en su cuadro esa expresión mía de absoluta libertad.

_Cuando lo hiciste, cuando me pintaste? Pregunté con más emoción que curiosidad

_Hace más de dos años respondió  señalando la fecha escrita en el cuadro.

_O sea… que ya me habías visto desnuda antes?

_Sí, alguna vez tuve esa suerte, respondió sentándose a mi lado

_Significa que hace dos años…ya te fijabas en mi? Insistí algo incrédula

_No Señora, está equivocada respondió sonriente _eso fue …mucho antes…

Me sonrió, nos sonreímos. Le acaricié el rostro y luego nos besamos.

Esta vez los besos eran más dulces, más calmados, con el suficiente tiempo para explorarnos, sin el miedo de ser descubiertos, sin la prisa de que se nos acabe el tiempo.

Con Augusto el sexo era intenso pero más genital, más directo, en cambio Matías me recordaba lo que es amar con más calma.  Hace  mucho no sentía estímulos en  todo mi cuerpo, en mi cintura, en mis muslos, en mis pies. La suaves caricias me estremecían, de pies a cabeza.

Me invadía un aliento nuevo, un sabor distinto, una piel joven, cualquier duda que tuviera quedaba en el olvido.

Poco a poco nos deshicimos de nuestra ropa, llenando cada rincón de besos y cada espacio de caricias, desde el cuello hasta el abdomen, desde los muslos hasta el vientre…

Con torpeza, estimulaba mis pezones hasta endurecerlos, saboreaba mis pechos arrancándome  gemidos que se confundían con sus susurros entrecortados…

_Luciana!!! Luciana…cuanto soñaba con esto

_Sigue Matías …no pares...no pares…

Bajó por mi vientre en caída limpia hasta mi sexo, necesitada de aquellos estímulos separé totalmente mis muslos permitiéndole el acceso a mis labios, hábilmente succionaba mis pliegues a la vez yo misma guié sus dedos al interior de mi sexo. No podía pensar en nada más que el placer que me daba. Era imposible no correrse, era imposible aguantar más. En medio de fuertes sacudidas orgasmeé aprisionando su rostro entre mis piernas.

Tendido en la cama con su miembro endurecido, Matías me miraba con ojos suplicantes; sin prisas introduje su glande en mi boca arrancándole un par de gemidos, subía y bajaba marcando un ritmo lento para luego acelerar. Un hilillo de saliva goteaba de mis labios para suavizar la chupada que a momentos llegaba a rozar su pubis. Cuando parecía acercarse su llegada desviaba la succión hacia sus testículos a la vez que con mi mano recorria la extensión de su capullo.

Su ojos entrecerrados y su mandíbula apretrada era la prueba de su lucha por no correrse, pero mi insistencia en comérmela entera le hacía perder el aliento, seguramente pocas veces se la mamaron tanto o al menos pocas veces con tantas ganas.

No tardó mucho en perder la batalla, por más golpes que le daba a la almohada no podía evitar la inminente llegada de su orgasmo, yo subía y bajaba con más insistencia hasta que sus muslos se tensaron y en pocos segundos más sus fluidos terminaron en mi boca…

Me cubrí con la sábana, Matías se recostó en mi vientre. Distraidamente jugaba con mis muslos mientras yo enredaba  su cabello que olía a mar…

Ya era un poco tarde así que contra mi voluntad  tuve que romper el encanto de aquella noche maravillosa.

_Descansa Mati, ya es muy tarde. Recogí mi chalina y me dispuse a salir, antes de que alcanzara la puerta el muchacho me agarró de la cintura y juntos caímos en la cama en medio de risas.

_Aún no, por favor Luciana quédate un poco más. Era la primera vez que se atrevía a  tutearme y eso me causó gracia.

_Hasta ayer me decías señora Luciana, estamos avanzando rápido eh

_Desde hoy es algo más que mi jefa no? Además prometió que a más de servir cerveza me enseñaría otras cosas…

Con un hábil movimiento de piernas me engarfió a sus caderas, no podía ni quería escapar. Empezaba a darme cuenta que aquel muchacho de sonrisa dulce no era tan tímido como yo pensaba, quien sabe si fui yo la que cayó en sus juegos…

Nuevamente nos besamos, las caricias suaves dieron paso a una entrega más apasionada. Restregábamos nuestros sexos a la vez que lamía  y exprimía mis pezones; en segundos estábamos tan calientes que   buscando un acople mas intenso me senté en su pelvis abrazándole con las piernas. Me introduje su pene hasta el glande demorando la penetración, el intentaba clavármela completa pero me apetecía jugar con sus tiempos.   Balanceaba mis caderas en movimientos ondulantes de subida y de bajada arrancándole gemidos.

El muchacho aguantaba como buen semental, tenía a favor la resistencia de la juventud y yo sacaba provecho de aquello hasta saciarme. Mi melena se agitaba al ritmos de mis senos que oscilaban por la intensidad de los sacudones y aquellos ojos dulces me penetraban, tan intensamente como su miembro en mis entrañas.

El fuego ardía en mi vientre, todos las fantasías acumuladas las estaba consumiendo en aquella cogida, no resistí más, fuertes espasmos me llevaron directo a la gloria.

La sensación era de absoluto placer, más aún cuando mis muslos descansaron en sus hombros; su miembro entraba y salía sin contemplación, fuerte, duro, con la venganza de quien tenía que conformarse con calenturas. Por mi mente pasaban, todas las veces en que intencionalmente le provocaba, todos los juegos con los que se la  dejaba tiesa, en ese momento por justicia, estaba disfrutando de mi coño.

Se colocó detrás de mí, mis rodillas sobre la cama y mi pecho inclinado hacia adelante le permitían introducirla con más libertad, llegaba a lo más profundo de mi ser con fuertes estocadas, a momentos yo ayudaba con la faena empujando las caderas hacia atrás en una perfecta conexión.

No resisitimos más, mis uñas se clavaron en el colchón a medida que alcanzaba un nuevo orgasmo y mordiendo la almohada logré ahogar mis fuertes gemidos. Matías continuó unos segundos, la rapidez con la que me cogía era la prueba indiscutible que estaba por llegar, volteé y pude ver su rostro desencajándose de placer mientras sus fluidos  se desbordaban en mi ser….

Nos quedamos abrazados largo rato. Me sentía plena pero nostálgica. Extrañaría la playa ..las luces de la bahía, pero sobre todo extrañaría a Matías…

_Cuando te vayas…me extrañarás?  murumuró con esa mirada dulce tan suya

_Seguramente Matías…seguramente

_Tambien yo. Tendré que esperar hasta las próximas vacaciones de verano verdad?

_No lo creo..ahora me sobran motivos para volver pronto…

El rostro de mi hermoso pescador se iluminó al igual que mi sonrisa…..