Juegos de Matrimonio

Unos amigos nos invitan a pasar el día en su apartamento de verano; alli viviremos una jornado inolvidable.

JUEGOS DE MATRIMONIO

Aunque ya tenemos cierta edad madura, ambos en los 60, debo indicar que comenzamos en el mundo swinger siendo jóvenes y recién casados, aunque yo había mantenido, en mi época de soltero, ciertas actividades dentro del mundo bixesual. Somos Carlos y Ana.

En su momento hablaré de anteriores vivencias, ahora me gustaría revelar algunas experiencias disfrutadas junto a mi mujer. Con el paso de los años, y después de haber permanecido un tiempo alejado de este mundillo, hemos retomado la actividad sexual compartida. Estamos registrados en dos portales privados de intercambios con numerosas fotos y donde hemos contactado con otras personas con similar interés. Con algunas de ellas hemos mantenido encuentros muy interesantes y excitantes. Hoy hablaré de uno en concreto.

En nuestras relaciones sexuales en casa nos excitamos imaginando que ella es otra y yo otro, alguien que nos guste o nos atraiga y en situaciones morbosas. A veces yo soy otro hombre o una mujer y ella otra mujer o un hombre, lo que produce tríos inesperados según la apetencia de cada uno. Yo me convierto en una mujer caliente y bisexual que le devora sus pezones, le lame su vagina y le introduce algún juguete, tanto por delante como por detrás. En mi caso, si ella es un hombre, reclama similares juegos para disfrutar, y siento sus dedos avanzar por mi culo bien cubiertos de gel lubricante.

Contactamos, en una de las páginas que estamos suscritos, con una pareja, Pepe y Mariajo, que vivían en León pero disponían de un apartamento en la costa asturiana; tras varias conversaciones y repaso de fotos, acordamos un encuentro en dicho pueblo costero, concretando la cita en una céntrica cafetería. De edades y aspectos  similares (ya buscamos gente de edad y gustos parecidos y huimos de jóvenes intrépidos, por razones obvias), con el móvil en mano fue sencillo identificarnos. Buen aspecto, que no comentaré para no aburrir con ese detalle, simpáticos y agradables, enseguida congeniamos en la conversación, y actualizamos lo hablado en el chat de la página. Tomamos unas cervezas y vinos y nos fuimos a un restaurante cercano, con excelentes vistas al Cantábrico, donde disfrutamos de una agradable comida. Con el consumo de vino, la conversación se hizo más picante y las insinuaciones más atrevidas.  Tras la comida, nos invitaron a tomar un café en su apartamento, con lo que entendimos que éramos de su gusto; yo le pregunté a Ana, aunque su desenvoltura en el restaurante ya me indicaba que también le gustaban,  y aceptamos su invitación.

El apartamento era el típico de veraneo con una decoración sencilla y una bonita terraza. Aunque no era época estival, hacía una agradable temperatura y facilitaba la estancia en la misma, viendo el mar. Allí tomamos un café, para dar paso a unos chupitos de Baylis, esos que entran muy bien animan el cuerpo. Mientras hablábamos y reíamos, Pepe puso música ambiental, al no ser temporada playera apenas había vecinos, y posteriormente unos boleros muy conocidos. Mientras Mariajo me comentaba aspectos del entorno, Pepe invitó a Ana a bailar en el salón, y allí se fueron ambos.  Nos llegaban sus risas y sus cánticos acompañando la música y nos animaron a entrar a bailar. Así lo hicimos y pronto el calor nos obligó a despojarnos de alguna prenda de ropa. La camiseta de Ana, con sus bonitos pechos, fue comentario de nuestros anfitriones, a lo que esta respondió que eran naturales y sin retoque. Aquello propició un tacto inmediato para verificar tal afirmación y mi admiración a los de Mariajo, que no desmerecían de los de mi mujer. Nuevo toque múltiple para confirmación y nuevos comentarios afirmativos. Mientras bailábamos muy apretados y notando la erección que apretaba contra el cuerpo de Mariajo, veía como Ana cerraba los ojos ante las caricias que le proporcionaba Pepe, que ya lamía su cuello y eso hace que se pongan muy duros sus pezones. A cambiar la música, nos quitamos las camisas y corrimos las cortinas para tener mas intimidad. A mi me excitaba el doble ver la mirada de mi mujer, denotando una gran calentura.

Hicimos un cambio y bailé con ella y le pregunté cómo iba, a lo que respondió que genial y aproveché para soltarle el sujetador y sentir su pezones clavarse en mi pecho., Ellos, con mas tablas que nosotros, ya se habían desnudado  y ella le agarraba su rabo erecto…dándole suaves caricias. Se acercó a Ana y le dijo:

-          Te gustaría manejar este aparato?

-          Si, por supuesto, dijo y entre los tres, le ayudamos a despojarse del pantalón y de sus braguitas.

Luego, me desvistieron a mí y Mariajo cogió a Ana de la mano y la acerco al pene erecto de Pepe, volviendo a bailar, mientras ella lo acariciaba

Mi pene rozaba la entrepierna de nuestra amiga, quien  no dudo en agacharse y meterlo entero en la boca, Pepe se sentó en el sofá y abriendo bien las piernas, acercó la boca de Ana al suyo. Viendo mamar a mi esposa de esa manera, me corrí en la boca de Mariajo. No pude resistirlo., y ella, con mi semen retenido en su boca, se acercó a depositarlo sobre el pene de su marido, para que Ana lo degustara. Las dos se comieron la polla hasta que descargó toda su leche.

Nuestras corridas, animaron mas a nuestras mujeres, que bailaban y bebían, mientras nos provocaban continuamente. En un baile entre ellas, Mariajo acaricio los pechos de Ana, que cerró los ojos al sentir la lengua femenina contra sus duros pezones. La acercó al sofá, la tumbó pegada a Pepe y se sumergió entre sus piernas, mientras él le acariciaba los pechos y Ana comenzaba a gimotear de forma ostensible. La lengua de Mariajo hizo su función y Ana se corrió de manera inminente. Había calentura retenida.

Como solo nuestra anfitriona estaba intacta, Pepe, a instancias mías, acercó a Ana a su cuerpo, le condujo la mano a sus pechos, a sus caderas, y a su pubis, animándola a acariciarla con sus dedos. Ni mujer, que se estrenaba en juegos lésbicos reales, inició un proceso de caricias que la llevaron a meter su boca en las entrañas de Mariajo.  Esta, tumbada en el sofá, propiciaba que Ana , de rodillas, dejara un objetivo apetitoso para Pepe, que se acercó y cabalgó mientras me preguntaba si disfrutaba viéndola. Yo afirmé y entregue mi calentura a Mariajo, que ya gemía gratamente.  Se corrió con mi polla en su boca y Pepe, derramó todo dentro de Ana.

Mariajo, como buena anfitriona, se montó sobre mi y me saco todo la leche. Un polvo maravilloso.

Nos dimos una ducha, jugando con las esponjas y las risas y nos tumbamos en los sofás, recuperando fuerzas y dormitando un poco.

Ya empezaba a oscurecer cuando Mariajo, cubierta por un delantal muy sexy nos despertó del pequeño letargo que habíamos disfrutado, con unas cervezas frías y le pidió a Ana le acompañase  a la cocina para preparar algo de picar.  Al poco rato, ambas con delantales sexys y desnudas nos trajeron un picoteo que se agradece tras el desgaste físico. Ana estaba feliz y disfrutando, se lo notaba de lejos. Pícara, juguetona, morbosa, y por supuesto caliente. Algo habían estado hablando en la cocina, aunque no pude oír que decían, pero sí sus risas.

Después de dar cuenta del picoteo, Pepe desapareció y regresó con una bata de su mujer, transparente y provocativa.  Me dijo que si quería una, fuese a su dormitorio, que Mariajo estaba buscando cosas. Me acerqué a su dormitorio y ella estaba sacando una serie de consoladores y juguetes de un armario y me confesó:

-          Desde el momento que te vi, estoy deseando que me rompas el culo

-          Yo le dije que lo haría ahora mismo

-          Espera, que aún queda algo de fiesta. Ponte esta bata mía

Me la puse y con ella y sus juguetes nos fuimos al salón.  Pepe acariciaba las tetas de Ana relajadamente, mientras le decía cuanto disfruto con ella, a lo que mi mujer decía

-          Yo he sentido tu polla como un huracán y tu leche inundarme entera.

-          Ahora tenemos que completar el día…

-          Mariajo ya sabe mi petición para Carlos

-          Disfrutará, seguro

Nos incorporamos al salón y ellas se pusieron a bailar juntas, dándose muerdos en la boca y haciendo que nuestras pollas se elevaran de forma inminente. Mariajo se puso un cinturón con una dura polla de latex y mandó a Ana que la mamara. A ello se apuntó Pepe, que mientras yo acariciaba mi polla erecta. De la polla ficticia, pasaron a la polla real, la mía, que se pasaban de boca en boca, cuando ellas se apartaron  hacia el suelo, dejando a Pepe dando buena cuenta de mi polla y Mariajo se montó sobre Ana, lubricó el pene de latex y comenzó a penetrarla, acariciaba sus tetas y mientras  entraba le comía los pezones; cuando estaba a punto, Pepe quitó a su mujer y ocupó su lugar.

-          Ahora eres mía, ven

-          Quiero sentir otra vez esa polla tuya

Mariajo me quito la bata, se lubricó el culo y me lo ofreció; cuando me disponía a penetrarla, Ana se puso en arnés de polla y se colocó detrás de mí,

-          Déjate llevar

Volvió a lubricarla y comenzó a introducirla despacio. Sentía sus tetas golpear mi espalda, tenía a Mariajo ofreciéndome su culo y a Pepe, manejando mi polla, con su boca y sus manos. Sentí entrar a mi mujer en mi culo, me relajé y esperé a que Pepe me colocara la polla en el culo de su mujer.  Entró sin problema, y Pepe, terminó el trenecito en el culo de Ana.

Me corrí con gana y sentí a mi mujer correrse también, y como se quitaba para dejar su sitio a Pepe, que entró como una exhalación, llenándome el culo. Mi primer polvo anal. Me volví a correr al poco rato y Mariajo y Pepe también oyendo mis gemidos.

Agotados y exhausto, nos duchamos, nos vestimos y nos despedimos de nuestros amigos agradeciéndoles por el día disfrutado.  Regresamos a casa, que distaba pocos kilómetros del lugar de reunión y ya en nuestra cama, muy relajados, recordamos y comentamos las experiencias vividas en el día. Tuvimos un polvo con la fantasía de que yo era Pepe y ella Mariajo. Repetiremos, seguro

Matricam. Abril 2020