Juegos de iniciación
Me llamo Sonia tengo 33 años, esta es mi historia.
En el Campus las hermandades de muchachas se mantenían como una tradición, pero la más famosa seguía siendo La sociedad Sofía, fundada según decían con la mismísima creación de la Universidad. Todas las estudiantes hablaban con cierto misterio de sus fiestas, de sus juegos, de sus reuniones, y sobre todo de sus influencias, las pocas que pertenecían a ese selecto club estaban predestinadas a ocupar puestos importantes en la sociedad. Ser invitadas a entrar en su sociedad significaba pertenecer a una élite que te aseguraba el futuro. Nadie conocía realmente lo que hacían, ninguna de las que participaron en sus procesos de selección hablaban nunca de ellos. El misterio envolvía cualquiera de sus actividades.
Laura, estaba un curso superior a nosotras, y pertenecía a esa sociedad, era tan simpática y abierta como hermética en ese tema. Se relacionaba bien con todas nosotras pero sin llegar nunca a profundizar ni compartir los tiempos de ocio, al salir de clase se dirigía inmediatamente a la sociedad. Un día me dijo si quería entrar en ella, que estaban eligiendo a las nuevas integrantes del primer curso y habían pensado en ella como una candidata idónea. Me comunicó que el fin de semana próximo harían la prueba para entrar. Me sentí halagada y emocionada, entrar en una sociedad como aquella suponía formar parte de un poder que aún no podía imaginar hasta donde llegaba.
El edificio que albergaba la sociedad era un amplio hotelito de principios del siglo XX situado en un alejado extremo del Campus, y protegido por un amplio muro de piedra del que sobresalían las copas de frondosos árboles. Apenas si se podía divisar el tejado desde el exterior. Llamé al timbre y la puerta se abrió, atravesé un largo camino de tierra hasta la puerta que se encontraba abierta, en el vestíbulo ya se encontraban un grupito de chicas, hay que esperar aquí me dijo una de ellas, vete cumplimentando esta solicitud , me dijo alargándome una especie de ficha de cartón. Las conté éramos ocho.
Apenas terminé de rellenarla nos introdujeron en un salón que parecía ocupar gran parte de la planta de baja, estaba repleto de muebles, que se repartían formando otros espacios, al fondo había una mesa alargada como de comedor y en un lateral una mesa redonda.
Nos sentaron en la mesa redonda a las ocho. Un chica nos explicó que era una selección para elegir un nueva integrante de la sociedad, para ello harían varias pruebas en las que serían eliminadas las que no las superaran .
La primera era sencilla, un simple juego de cartas en las que quedarían eliminadas cuatro candidatas al menos. Nos explicaron el juego creo que ya lo había jugado alguna vez con mi familia y sabía que podía ser o muy sencillo o bastante traidor. Todo consistía en entregar cuatro cartas a cada una y sacar otra encima de la mesa, las que pudiesen superar la carta seguían las que no quedaban eliminadas. En esa primera criba sólo quedarían la mitad. Según comenzó el juego empezábamos a ser presas del nerviosismo. Cada una miraba fijamente las cartas y suspiraba aliviada cuando podía superar la que salía en el centro. En la primera jugada, nadie se fue, todas reímos nerviosas, pero poco duró , nuevas cartas y otra sobre la mesa, respiré al ver que podía superarla, miré a la chica d en frente y vi como le empezaban a brotar lágrimas de repente, estaba eliminada, se levantó y salió entre sollozos, la primera eliminada, nos dejó con el ánimo por los suelos, reparto y juego, llevaba de todos los palos aunque no fuesen muy buenas, carta y seguía ahí, dos chicas algo furiosas soltaron las cartas, ya sólo estábamos cinco, una solo una para pasar esa ronda. Cartas y dos que empatan, suspiro aliviada tendrán que desempatar entre ellas ya estoy, nos hacen levantar y nos colocan delante de la mesa de comedor en unas sillas . Vemos desde ahí el transcurso del desempate, ninguna supera la carta y debe repetirse, ahora es una chica rubia quien deja caer las cartas sobre la mesa mientra la otra dibuja una sonrisa en su cara y se sienta junto a nosotras.
Estábamos sentadas y alineadas a unos metros de la mesa cuadrada y larga de comedor. Ninguna hablábamos ni tan siquiera nos mirábamos, la chica de al lado respiraba excitada, y parecía contagiarnos al resto. Entonces llegaron las cuatro chicas que dirigían la selección y se sentaron en la mesa. La primera ,dijeron, señalando al extremo izquierdo. La chica se levantó situándose en frente de la mesa, desde donde estábamos casi no oíamos a las cuatro que parecían un tribunal, un murmullo y la chica empezó a quitarse la ropa hasta quedarse desnuda. La veíamos la espalda, y un culo redondo respingón casi perfecto, oímos un susurro y la chica empezó a caminar a lo largo de la mesa, la veíamos de perfil, sus pechos eran pequeños, tal vez demasiado pequeños con unos pezones muy oscuros que se habían puesto duros. Después se paró delante de la mesa y una chica con una cinta métrica fue tomándola medidas. Después la hicieron tumbarse en la mesa y la examinaron su sexo. Una a una fueron pasando, según sucedían las escenas yo me iba excitando, vi como la chica de al lado se sentaba, era mi turno. Me situé delante de la mesa, las cuatro chicas me miraban fijamente. Las oía claramente. Desnúdate , me fui quitando la ropa, me temblaba todo el cuerpo, y notaba que los pezones se me iban poniendo duros . Me situé delante de ellas con las manos pegadas a los muslos como había visto a la otras. Camina , y caminé de un lado al otro. Para. vi como me medían con la cinta y apuntaban en una especie de ficha. Ven y túmbate , me tumbé sobra la mesa, abre las piernas ,noté como me abrían el sexo, como hurgaban en él y como con la punta de los dedos descubrían mi clítoris. Puedes sentarte . La última chica siguió los mismos pasos que todas hasta que volvió a su sitio. Estábamos todas desnudas sentada en la silla, las dos chicas que tenía al lado respiraban excitadas, las veía como se movían sus pechos y como sus pezones se ponían más duros aún. Yo también estaba excitada e intentaba disimularlo sin conseguirlos en frente las cuatro chicas miraban las fichas y hablaban entre ellas. En pie por favor , dijeron, nos acercamos hasta estar frente a la mesa. Tenemos que eliminar a una, las cuatro podríais entrar sin dificultades pero en esta segunda fase solo pueden pasar tres. La eliminada es , dijeron el nombre la primera chica soltó un pequeño noo, casi desesperado. Cogió su ropa, salió entre lágrimas se iba vistiendo. Y salir entre sollozos.
Con un gesto nos hicieron seguirlas, entramos en una habitación casi sin mueble solo con tres mesas de café colocadas en paralelo , A cuatro patas sobre las mesas por favor , nos colocamos como nos dijeron. Las chicas se colocaron a nuestras espaldas sin que pudiésemos ver que es lo que hacían. Miré a la chica de al lado y vi que temblaba, entre nervios y excitación, apenas se oían algunos ruidos, noté como unas manos me separaban las nalgas y con un dedo examinaban el agujero del culo. Miren hacia el frente la que mire a los laterales quedará eliminada , dijeron en tono enfadado, dos de las chicas se colocaron entonces delante de nosotras.
Fue cuando una especie de gemido de dolor llegó de la primera chica, un gemido que iba creciendo hasta terminar en una especie de chillido sordo. La oía gimotear, respirar entrecortada por el sollozo. Una de las chicas se situó delante de la chica que tenía al al lado y la sujetó por los hombros, sólo se oyó su grito, un grito agudo, seguido de un sollozo que continuaba. Enseguida noté que me separaban las nalgas y me aplicaban una especie de crema en el orificio del culo. Noté algo duro y grueso que intentaba penetrarme por esa vía, me resistí, noté una palmada en la nalga, No hagas resistencia, o te vas . Aflojé y aquel instrumento duro empezó a penetrar, sentía un dolor inmenso, que me hizo gritar, siguió penetrandome ensanchándose más según entraba como si tuviese forma de triángulo hasta que entró del todo, parecía que el culo se fuese a romper y el dolor se mantenía haciéndome como a mis compañeras gemir dolorida. Fue entonces cuando un grito fuerte se oyó, vi a la primera chica levantarse, lo siento oí que decía no puedo más , vi como una de las chicas la acompañaba.
Ahora oí un chasquido como chocar con algo seguido del grito de la chica que tenía al lado, a cada chasquido era un grito, pero la chica no se movía, solo oía sus gritos. Pararon los chasquidos, oía su respiración cada vez más intensa. De nuevo oí el chasquido y sentí las nalgas ardiendo, grité ante el dolor que no me esperaba, una y otra vez notaba el golpeo de lo que debía ser un cinto o algo parecido, el culo me ardía, y el dolor aumentaba, oía mis gritos y mi respiración cada vez más fuerte. Ya no hubo más azotes. Las dos chicas se acercaron y levantando nuestras sendas cabezas, dijeron lo habéis hecho muy bien . Me volvían a separar las nalgas y me sacaban el instrumento que me introdujeron, casi su salida produjo el mismo dolor. Nos pusimos de pie, me dolía el agujero del culo extremadamente dilatado y la nalgas me ardían. Miré a la chica de al lado, apenas si podía estar de pie, y comenzaba un ligero llanto. Esperar aquí ya os avisaremos . Nos dijeron. Como pude me senté en una de las mesas, y ayudé a la otra chica a sentarse. No sé el tiempo que pasamos cuando llamaron a la chica, el dolor parecía ir remitiendo aunque una extraña sensación seguía presente. Cuando regresó la chica me dijo que pasara. En el salón donde habíamos estado las cuatro chica me esperaban, esta vez no habría pruebas solo un montón de preguntas sobre mis estudios, mi familia, mi vida sexual, mi compromiso. Eso fue todo. Regresé con la chica, estábamos allí las dos, cuando nos volvieron a llamar. Después de un breve discurso, oía mi nombre como la ganadora. Ahora ya era miembro de la Sociedad.
Próximo capítulo : Ejerciendo de novicia