Juegos de Familia Parte1
Las cosas en mi familia no iban muy bien hasta que un juego de dados lo cambió todo...
Aquellos días de verano estaban siendo infernales. El calor era insoportable en todas partes y en casa, sin aire acondicionado, era mucho peor. Bajé las escaleras que llevaban al primer piso de la casa donde vivía con mi familia como si cada pierna me pesase cien kilos. Ya sabía por qué nos reuníamos y no me gustaba.
Mis padres y mis dos hermanas ya estaban sentados alrededor de la mesa del salón esperándome. Ninguno de ellos podía disimular la preocupación que sentían en aquel momento, sus rostros los delataban. Puse la silla que quedaba libre con el respaldo hacia la mesa y me senté a horcajadas. Miré a los cuatro ocupantes de las sillas restantes, todos sudaban como cerdos a pesar de estar casi desnudos. Delante de mi madre había una gran pila de papeles, algunos eran facturas otros, anotaciones y los más, cartas de los bancos:
_ Las cosas no han mejorado nada en estos meses, más bien han
empeorado, diría yo- mi madre, Julia, fue la primera en hablar.
Ella siempre es la encargada de todo lo importante de la casa. Se ocupa de que no nos falte comida en la mesa, de que se paguen las facturas, de los problemas de sus hijos, de su marido y de su trabajo- Tenemos que reducir los gastos un poco más.
_ ¡Igual puedo prescindir de parte de mis herramientas! - mi padre, Oscar, ha dedicado su vida al taller de coches del cual erapropietario. Hace seis meses no le quedó más remedio que cerrar agobiado por las deudas. Ahora hace algunos apaños a amigos y conocidos, pero a duras penas saca algo de dinero. Se esfuerza por seguir adelante, pero le está costando mucho. Él se siente responsable de las dificultades que estamos pasando.
-Las herramientas no nos van a sacar del apuro, además las necesitas para tú trabajo- apuntilló mi madre.
Una amiga que trabaja en Zara, va intentar conseguirme algunas horas por las tardes- esta es mi hermana Ana, la mayor.
La más buena y bondadosa de la familia. Acaba de cumplir los veintitrés, este será su último año de carrera. Con suerte en unos meses terminará diseño gráfico.
_ Me parece genial cariño, seguro que en el futuro eso puede ayudarnos. Ahora debemos centrarnos en lo que nos ayudaría ya, de forma inminente y un tiempo consecutivo- y mi cariñosa madre nos devuelve a la realidad.
_ No tenemos internet, ni tele de pago, ni tarjetas, no encendemos las luces, no vamos de compras, apenas salimos y lo que es peor, no podemos encender el aire acondicionado. Esto es insoportable, no se me ocurre que más hacer- Esa es Sandra, mi hermanita pequeña sacando su carácter fuerte y decidido. Acaba de cumplir los dieciocho y es a la que más le está costando llevar esta crisis familiar.
_ He decidido aparcar mi carrera hasta que las cosas mejoren, así podré trabajar todo el día en la piscina. Ahorramos el dinero de este año de la universidad y ganamos un poco más si aumento mis horas de trabajo- y este soy yo, Ramón. El mediano de los hermanos, veintiuno. Estoy, bueno estaba, estudiando mi segundo año de derecho mientras trabajo como socorrista en la piscina del gimnasio.
_ No me parece justo que tú vuelvas a ser el que se tenga que sacrificar- sabía que a Ana no le gustaría mí idea. Mi hermana siempre se ha preocupado mucho por mí y al igual que mi madre, por el resto de la familia. Es una segunda madre para todos.
_ Estoy de acuerdo con Ana- afirmó mi padre.
No quiero ir de mártir, ni nada de eso. Tirar del dinero de mi universidad y el sueldo mayor del trabajo, es dinero que nos ayuda ya, en este momento. ¿Alguien se le ocurre otra cosa? - todos quedaron callados.
_ Aunque me duela en el alma aceptarlo, Ramón tiene razón. Eso ahora nos puede ayudar mucho- los cuatro me miraron con ojos de cordero degollado- siento mucho que esto sea así hijos, si seguimos unidos pronto las cosas van a mejorar.
_ Nos os preocupéis por mí, si hasta me va a venir bien. En la piscina al menos se está fresco- tuve que sonreír para sacar tensión al momento. Me levanté y mientras separaba mi culo
pegado a la silla, les dejé caer como si nada- por cierto, Inés me ha dejado. Creo que no le ha gustado que vendiese mi coche, o la moto, o el móvil o todo ello- sonreí y dejé en el salón a toda mi familia con los ojos como platos.
Ya en mi habitación, encendí la Play 4, di gracias a Dios por seguir teniendo la Play y me puse a jugar al Fifa, mi juego favorito. Unos quince minutos llevaba jugando cuando Ana entró a la habitación.
_ ¿Cuándo lo habéis dejado? ¿Es algo temporal o definitivo? ¿Qué
te ha dicho?
_ ¿Esto es un interrogatorio? – le dije sonriendo.
_ No, bueno sí. Por favor hazme caso.
Dejé el mando sobre la cama y miré a mi hermana. Mientras ordenaba mis pensamientos caí en la cuenta de que Ana sólo llevaba vestida una fina camiseta y un tanga. Ella era la más
guapa de la familia con diferencia. Mi padre y yo somos ambos morenos, altos sin nada llamativo aparte de nuestros ojos verdes y cuerpos definidos de Gimnasio, yo un poco más que mi cincuentón padre. Somos de lo más normal, diría yo. Sandra es muy parecida a mi madre, salvo por la diferencia de edad, mi madre riza los cincuenta. Ambas no son muy altas, con bonitos cuerpos trabajados del gimnasio, bonitos rostros, donde destacandos ojos oscuros y grandes, piel blanca, pelo negro y liso, buenasnalgas, pechos más bien pequeños y una bonita sonrisa. Ana es distinta a todos, es especial, exótica. Tiene el pelo negro muy rizado y largo, como una leona, ojos de un azul tan intenso que no puedes dejar de mirarla hipnotizado, aunque no quieras. Su piel es oscura de un moreno sutil y brillante, su cuerpo escultural.
Su mas de metro setenta alberga unas tetas perfectas, de ensueño, unas caderas portentosas y un culo voluptuoso.
Aunque, si tengo que elegir algo de su cuerpo, esa parte sería su boca, es sensual, erótica, con grandes labios carnosos. Siempre ha destacado muy por encima del resto.
Todos íbamos medios desnudos por la casa aquellos días, el calor insoportable lo justificaba. Hasta ese momento no me había fijado en ninguna de las mujeres con las que vivía, como lo estaba haciendo ahora con Ana. La camiseta apenas tapaba su cuerpo, podía ver como unas minúsculas gotas de sudor caían por su cuello y sus piernas desnudas, también veía perfectamente sus pechos a través de la fina tela. Los rosados y gruesos pezones abultaban hacia delante como queriendo abandonar la tela que los oprimía, el mini tanga rojo dejaba ver todo su esplendoroso culo, mientras que por delante se sumergía en los gruesos labios de su coño. Tenía ante mí el cuerpo de mujer más espectacular que había visto jamás. Aunque era mi hermana mi polla reaccionó al momento y se puso dura abultando sobremanera mi bóxer.
Miré al suelo antes de hablar, si no lo hacía temía no poder articular palabra:
_ No hay mucho que contar. Ella me llamó al trabajo ayer y decidió dejarlo. No quiso darme explicaciones. Supongo que no soporta que yo ahora sea pobre o más pobre, mejor dicho- me reí de esto último porque sabía que era lo cierto.
_ Debería decirte que lo siento, pero no es así, nunca me cayó muy bien esa chica, la verdad- Ana me abrazó en aquel momento y mi polla sé sacudió con fuerza, no sé si se dio cuenta, yo sí lo hice. Sus tetas se apretaron contra mi pecho desnudo y pude sentir sus pezones, oler su pelo y tocar su piel. Fueron unos segundos maravillosos. – te mereces algo mucho mejor- me susurró en el oído. Cuando salió de mi habitación fui corriendo al baño para hacerme, por vez primera, una paja pensando en el cuerpo de mi hermana.
El domingo fue el día más caluroso del verano. Se superaron con mucho, los cuarenta grados. El día en nuestra casa fue horrible, en ningún rincón se estaba bien, todos nos paseábamos como pollo, sin cabeza de un lado a otro medio desnudos. Mi madre y mis hermanas solo con sus braguitas y sujetadores, mi padre y yo en bóxer. Nos duchamos todos con agua fría varias veces por lanmañana y varias por la tarde. Yo fui el que más pasó por el agua, medio para aplacar el calor, medio para aplacar la calentura. Por mucho que intentase evitarlo, cruzarme con las tetas, culos y coños súper marcados de mi madre y hermanas me revolucionaba las hormonas, mi polla estaba dura todo el día.
Cuando llegó la noche, estábamos los cinco tirados en el suelo del salón, el lugar más fresco de la casa, medios en bolas viendo una película:
_ Es muy mala- dijo mi madre por la mitad.
_ Sí que lo es- apuntilló Sandra.
¿Por qué no jugamos a algo? - dijo mi padre, mientras sacaba una caja del armario. Eran los dados de papá. A él le encantaba aquel juego, todos lo sabíamos. A los demás nos aburría mucho, así que no le hicimos caso hasta que apagó la tele- Estamos muertos de calor, la noche va a ser larga y no vamos a cerrar ojo así que podemos jugar a los dados o morirnos de asco. Para ponerlo más interesante pondremos verdad o prueba- en aquel momento lo miramos con algo más de atención- El que saque el número más alto le preguntará o le impondrá una prueba al que tenga el número menor- nos quedamos callados los cuatro
-vamos, puede ser divertido.
Mi madre, que para nada creía en que aquel juego fuera a divertirnos, se le miraba en el rostro, apoyó la idea de mi padre cómo muestra de cariño. Todos sabíamos que si ella lo apoyaba se iba a jugar:
_ Yo- comenzó diciendo mi madre- propongo que acompañemos el juego con unos chupitos- todos vitoreamos y aplaudimos la idea de mamá. Sería impensable un año antes que mi madre dijese aquello, pero aquel año durísimo para todos, nos había cambiado un poquito a cada uno. Un año atrás ni siquieraestaríamos juntos, nunca lo estábamos más de lo necesario. El aire acondicionado funcionaría, mis padres se habrían ido de cena con amigos como hacían cada fin de semana, mis hermanas habrían salido con sus amigas o lo que fuese que hiciesen fuera de casa y yo estaría revolcándome con Inés. La realidad nos había golpeado a todos con fuerza, los amigos que tanto nos importaban, amigos de mis padres de mis hermanas y mi novia, habían desaparecido poco a poco como el dinero. A las duras nos habíamos dado cuenta que en aquel momento sólo nos teníamos los unos a los otros.
La botella de wiski, la de vodka y los chupitos sobre la mesa del salón y comenzó el juego. Al principio todo fue muy normal, aburrido diría yo, preguntas poco ocurrentes y pruebas tontas.
Todo dio un vuelco cuando ganó Sandra por segunda vez y perdió mi padre:
_ ¿Pregunta o prueba?
_ Pregunta – soltó mi padre desganado mientras se tomaba otro
chupito de vodka.
_ ¿Era virgen mamá la primera vez que lo hicisteis? -Yo tosí el wiski que tomaba salpicando a todos, Ana soltó un “queee”, mis padres, sin embargo, se rieron- hay que ponerle salsa a esto sino es una mierda- protestó Sandra. Volvimos a mirar a mamá, ella era el juez en todo.
_ Sandra tiene razón- dijo ella para nuestra sorpresa- además no tiene nada de malo algo de picante en el juego, somos familia.
_ Bueno- dijo papá mientras tomaba otro vodka. Estaba claro que el alcohol estaba ayudando y mucho a aquella inhibición- lo cierto es que no. - Todos nos reímos a carcajadas mientras mamá estaba roja como un tomate. Otra ronda de chupitos, otra ronda de dados y mamá ganó, papá volvió a perder. Condición, pidió mi padre envalentonado por el alcohol.
_ ¡Quiero que hagas un striptease! – todos aplaudimos y vitoreamos la idea mientras mi padre se levantaba. Como el resto de nosotros, él estaba casi desnudo, por eso corrió a ponerse un pantalón y una camisa. Ana fue la encargada de poner la música y papá comenzó a bailar. Para nuestra sorpresa lo estaba haciendo muy bien. Movía aquel largo cuerpo peludo con bastante gracia hasta que se cayó al suelo atrapado por las piernas del pantalón.
Las carcajadas de todos resonaron en el salón, pero papá se recompuso con dignidad y en los toques ya finales de la canción y de frente a nosotros se quitó el bóxer para quedar
completamente desnudo. Todos aplaudimos con fuerza su osadía mientras mirábamos la cacho polla que escondía. Yo no me quejo de mi pene, es grandote y grueso, Inés sufría mucho para que la cabeza de mi polla entrase en su boca, a duras penas podía chupármela un poco. El de papá era del mismo tamaño que él mío, pero más grueso, bastante más. Miré de soslayo a mi madre, en su boquita aquello no entraba ni de coña.
Papá volvió a sentarse después de poner el bóxer. El alcohol había hecho efecto y no parábamos de reírnos mientras tirábamos los dados. Cada tirada duraba una eternidad por las
risas, la bebida y las protestas. Al fin perdió mamá ganó Ana. No se rompió mucho la cabeza mi hermana, striptease también.
Mamá se puso la camisa de papá encima de su ropa interior y comenzó el baile justo a mí lado, con la misma música de antes.
Volvimos a aplaudir y vitorear cada uno de sus contoneos, mucho más sensuales que los de mi padre. A mitad del baile dejó deslizar la camisa por su espalda mientras se quitaba el sujetador. Sus tetas emergieron de su sujetador opresor, mientras ella seguía su contoneo. Tragué saliva cuando la vi meter los dedos a ambos lados de su braguita negra, sí alargaba un poco la mano podría habérsela quitado yo, de lo cerca que estaba de mí. Movió las caderas a un lado y a otro mientras las bragas se deslizaban hacia abajo. Se dio la vuelta y su culo casi toca mi cara, arqueó la espalda con un movimiento muy sensual y las bragas se posaron en el suelo, mientras todo su coño rasurado quedaba justo delante de mis ojos. Las piernas se le fueron abriendo muy despacio mientras sus manos tocaban el suelo, los últimos acordes de la música y mamá se paseaba delante nuestra a cuatro patas meneando sobremanera su trasero. La música paró y ella estaba completamente desnuda, con los brazos en jarra, sonriendo mientras esperaba nuestro veredicto. Aplaudimos todos como locos, silbamos y la vitoreamos. Mi madree me había puesto la polla dura como una piedra.
El juego se había animado mucho, todos estábamos expectantes por lo que vendría. Otra ronda de chupitos otra ronda de dados eterna, en la que mi hermana pequeña tenía dificultades para tirar por la cantidad de alcohol que había ingerido, aunque para ser honestos, los demás no estábamos mejor. Ganó Sandra a pesar de su pedo y perdió Ana. Ya solo había prueba, ni se preguntaba. Todos esperábamos su veredicto, ella después de todo era la que le había puesto picante al juego.
_ Marcate un Perreo con Ramón. Bien bailado. - Aunque arrastraba las palabras todos la entendimos. Ana debía bailar conmigo uno de esos bailes de frotar culo y todo eso. Mis padres
aplaudieron con fuerza la idea, mientras Ana me agarraba de la mano para ponerme en el centro del salón, mucho más lejos de la mesa de lo que habían estado mis padres en sus bailes. No sería nada fácil para mí disimular mi erección, mucho menos con solo un bóxer azul y viendo a Ana con solo un culote negro y un sujetador del mismo color. Mi madre puso la música que había elegido Sandra y Ana comenzó a moverse. Yo intentaba seguir el ritmo a pesar de mi poco sentido del baile. El culo de Ana comenzó rozando mi polla un par veces suavemente, para después apretarse contra mí, cada vez con más fuerza. Yo ya estaba duro, muy duro, pero con aquel roce volvió a darme dos sacudidas la polla para dejarse asomar por la parte superior del bóxer. Intenté separarme de su culo con la poca fuerza que me quedaba, ella no me dejó. Agarró mis manos con fuerza y me apretó contra ella antes de soltarme. Ella seguía su contoneo cuando yo dejé de resistirme, recé para que la oscuridad, ladistancia y el alcohol, ayudasen a disimular lo que hacíamos. Con las manos rodeé sus tetas. Ana giró el cuello hacia mí y me miró con aquellos preciosos ojos azules mientras su boca dibujaba una sonrisa complacida. Sus labios rozaron los míos suavemente mientras mis dedos empezaban a apretar sus pezones con suavidad. Mi padre lanzó un fuerte silbido que ignoré en el momento que mi lengua rozó la suya. Mis manos apretaban y rodeaban sus tetas cada vez con más fuerza, cuando sentí como mi polla estaba fuera del bóxer y buscaba la manera de colarse por el culote. Ana se separó de mí unos centímetros y como había hecho mi madre antes, empezó a jugar con su culote, los dedos por los lados, que lo subo que lo bajo y en dos movimientos el culote estaba en el suelo. Sólo oí los aplausos de mis padres en la lejanía, aunque nos separaban cuatro metros parecía que nos separaba un mundo. Su culo volvió a aprisionar mi polla y sin disimulo tiró de mi bóxer hasta que este desapareció por debajo de mis rodillas. Ahora estábamos desnudos del todo y nuestros cuerpos se rozaban sin ninguna tela de por medio.
En otro movimiento sutil y acompasado a la música, dobló su cuerpo hacia adelante y su culo y coño quedaron completamente expuestos para mí. Mi polla se abrió camino en sus nalgas hasta rozar sus labios vaginales, Ana seguía su contoneo que me volvía loco. Yo no podía contenerme, intentaba metérsela, la cabeza de mi polla rozaba el agujero de su vagina, cuando yo hacía fuerza para que entrara, ella se movía un poco y mi polla se deslizaba por su coño súper mojado. Eso se repitió varias veces casi desquiciándome, hasta que un movimiento brusco de Ana nos dio dos vueltas a ambos. Mi espalda quedó apoyada en la pared del salón, mientras su espalda se pegaba a mi pecho. Su culo comenzó a dar vueltas alrededor de mi polla mientras esta se abría camino de nuevo. No encontró su vagina en todo aquel contoneo, pero sí su culo. Me quedé quieto con mi polla súper dura en la entrada de su ano, pero Ana no, ella fue calcando poco a poco hasta que mi polla comenzó a entrar. La cabeza de mi polla ya había sido absorbida por su culo, cuando de sopetón Ana apretó sus caderas con fuerza para atrás y toda mi polla se perdió en tan delicioso agujero. Su cabeza volvió a girarse hacia mí y sus ojos volvieron a mirarme llenos de vicio, mientras se la sacaba muy despacio. Pude ver como se mordía el labio inferior de deseo cuando mi polla la volvía a penetrarla fruto de su empuje. La cabeza de mi polla engordaba más con cada penetración, Ana apretaba con más fuerza cada envestida. Ella marcaba el ritmo del baile y de la penetración, yo solo me mantenía quieto apoyado en la pared. Entonces la música paró, Ana y yo nos separamos sin gana, mientras mis padres y Sandra aplaudían con entusiasmo desmedido. Mi polla roja goteaba sin parar deseosa de haberse vaciado en el ano de mi hermana, el culo de Ana se cerraba poco a poco mientras caminaba hacia la mesa. El alcohol tenía que haberles nublado la vista y mucho para no ver lo que había pasado. Cuando nos sentamos, ambos un poco más serenos, si eso era posible a la mesa Sandra seguía aplaudiendo:
_Eso es insuperable hermanitos…