Juegos

Mi primo mayor y yo.

Me dijo que entrara en su habitación y que me escondiera que ibamos a jugar a un juego muy divertido.

Roberto, que asi se llama mi primo, tenia 23 años frente a mis 12. Apagó la juz de su cuarto, el juego comenzaba, yo me escondí en el interior de su enorme vestidor y me oculté entre numerosos trajes con olor a naftalina y a perfume masculino. Roberto recorría su cuarto sigilosamente en mi busca hasta que sentí como se abria la puerta del vestidor y las perchas, con sus respectivos trajes, se movian suavemente.

Agarró mi mano y fue acariciando mi brazo ascendiendo hasta mi cara, se paró y me dijo q que como me había pillado yo debía quitarme una prenda, al principio me pareció algo incomodo pero después pensé que era mi primo y que no pasaba nada que me viera en ropa interior, así que el eligió quitarme la blusa. Volví a esconderme, pero esta vez debajo de la cama, de nuevo comenzó a moverse por toda la habitación hasta que sentí su mano rodear mi tobillo e ir ascendiento hasta mis rodillas y seguidamente mis muslos.

Salí de debajo de la cama y me despojó de mi pequeña falda, me autoconvencí de que no pasaba nada y que no podía verme ya que estaba oscuro. Dijo que jugaríamos a otro juego diferente pero más divertido, eso alivió un poquito mi vergüenza. Me puso una venda en los ojos y me dijo que iba a hacerme unas pruebas para ver si podía adivinar las cosas a través del sabor y del tacto. Me pareció bastante divertido y accedí jugar.

Me pasó por las manos un cubito de hielo, cosa que adiviné pronto, azúcar y sal en los labios, parecía todo bastante sencillo... puso mis manos en su cara y me dijo que señalara sus ojos, su nariz y finalmente su boca, cuando derigí mis dedos a esta última sus labios atraparon mi dedo indice, succionándolo, chupándolo. Me asusté y le comenté que ya debía de irme a estudiar, que mis padres estaban a punto de llegar y me iban a reñir... pero él me respondió que faltaba la última prueba del sabor y que después ya me podía ir a estudiar o hacer lo quisiera y me pareció bien.

Me dijo que este sabor me iba a costar un poquito más de identificar ya que jamás lo había probado, y así fue, noté un sabor diferente, no sabía que era exactamente, sólo estaba convencida de que era algún tipo de carne, algun tipo de carne que no había probado antes. Conforme más lo saboreaba, lo lamía y lo deslizaba entre mis labios y mi lengua más se agitaba la respiración de Roberto.

De repente, me quitó aquello que saboreaba y la venda mostrandome después que era aquello que yo lamía, su pene, su enorme pene; me quedé sorprendida y exhausta, me sentía muy extraña por aquella violenta situación. "Ya está bien de juegos cariño, ahora te voy enseñar para que sirve este pedazo de carne" me dijo, estaba muy asustada, yo jamás había tenido relaciones sexuales con ningún chico y no lograba entender que estaba ocurriendo. Me tumbó en la cama y me comentó que no me asustara, que lo iba a pasar muy bien.

Me despojó de mis zapatillas blancas y mis medias y, allí estaba, temblando en braguitas y sujetador tirada en el lecho de mi primo Roberto; seguidamente, se desnudó y se tumbó encima de mi comprimiendo su sexo contra el mio estando en medio mis braguitas; me besó en los labios, primero suave y acelerando rápidamente, jugando con mi lengua y acariciando todo mi espacio bucal; sus manos acariciaban mi cintura y subían por mi espalda hasta llegar a mi sujetador y despojarme de él; pellizcaba mis pezones enérgicamente, comenzaba a sentirme excitada y sin pensarlo dos veces bajé mi mano hasta su sexo y comencé a masajearlo con suaves movimientos de arriba a abajo, él se mordía los labios de placer y gemía cada vez más; se inclinó levantando mis piernas y comenzo a lamer mi sexo como si se le fuera la vida, yo estaba extasiada, me penetraba con su lengua de fuego y yo me retorcía de placer; me dió la vuelta, me puso en postura canina, puso el glande en la entrada de mi vagina virginal, yo sentía su respiración muy agitada y descontrolada y temía que pudiera hacerme algun daño;

Me penetró violentamente de un solo golpe; grité desconsolada del dolor mientras me tapaba la boca con una mano y me bombardeaba con su ardiente miembro una y otra vez, sangraba y le pedía que me la sacara que me dolía, pero estaba como loco degustando mi interior y golpeando su pelvis contra mis nalgas, su respiración cada vez más descontrolada, paró y respire aliviada, empezó a chuparme el ano, me sentia muy mal, sucia, estupida, ignorante... e introdujo un dedo en él, le suplicaba que por favor por ahí no, pero él parecia excitarse con mis gritos, puso el glande en la entrada de mi ano, escupió en él e introdujo su pene en mi cabidad anal bombardeandome de nuevo con violencia e ignorando mis gritos y mi llanto; el dolor era insoportable, me desgarraba, no aguanté más y caí inconsciente en el colchón mientras Roberto eyaculaba dentro de mi y manchando las sabanas de semen y sangre.

Cuando desperté, estaba en mi cama, en pijama, tapada; bajé al salon; confundida y adolorida pregunté a mis padres dónde estaba Roberto y me respondieron que esa misma mañana había cogido el avión de regreso a Francia y que me había dejado una nota en su habitación; subí las escaleras y encontre encima de su cama un sobre con mi nombre, lo abrí......" Querida primita, se que no vas a olvidarme y vas a echarme de menos pero no te preocupes que el día menos pensado revivimos los buenos momentos entre los dos..... pd: jugaré de nuevo... besos".