Juego sucio con dulce morbo 5 (Corregido)

Pasaron dos meses desde el incidente, mi mejor amiga y mi novia en una noche inolvidable. Cosas asi pasan solo una vez en la vida, despues solo quedan los recuerdos ¿O no?

Habían pasado dos meses desde el incidente. Desde entonces tenía a Ámbar como mi pareja, una novia muy guapa, simpática y lo que es mejor ardiente. Nuestra amistad había traspasado los umbrales de lo normal para volverse algo mas fuerte. Mas intimo.

Mis padres se habían acostumbrado a tenerla por casa con la puerta de mi habitación cerrada, respetando mi intimidad. Lo cierto es que tengo una suerte de familia. Una hermana maravillosa y unos padres jóvenes y comprensivos. Eso sin contar que las dotes de Ámbar como persona, se había hecho querer muy rápido, que cada vez que venía todos la trataban como uno más entre nosotros.

Lo único que me incomodaba era la necesidad, casi constante, que estaba sintiendo, de volver a poseer a mi hermana. Si a eso le añadimos que se había echo intima amiga de Ámbar, me producía una calentura casi constante tanto en casa como fuera de ella.

Mi chica me había sorprendido, por que después de todo, yo esperaba tener a una novia a la que le costase abrirse en el ambito sexual, sin embargo, desde un primer momento fue una fiera a la que me encantaba satisfacer. Nunca oía de sus labios un no y se pasaba mas tiempo con las piernas abiertas que cerradas. Además fuera de la cama era tan dulce y mimosa que me llenaba en el aspecto de una pareja cariñosa. Lo cierto es que violarla había sido lo mejor que se me podía haber ocurrido.

-Bueno chicos –dijo mi padre aquel día en el desayuno –Nosotros hoy nos vamos a volver a ir a la casa del pueblo. Si alguno quiere venirse. Ya sabe que solo tiene que pedirlo.

-Veras papá es que yo tengo que cumplir por aquí –dije con una sonrisa.

-Yo es que me lo paso mejor en casa cuando os vais –"es cierto hermanita" pensé mientras en mi mente vino como me la follaba.

Siempre era el mismo juego, mis padres querían un poco de intimidad, pero nos ofrecían la posibilidad de ir con ellos y de paso tener un fin de semana familiar. Por desgracia o por suerte para ellos, desde hacia unos años que siempre nos negábamos, así disponían de la oportunidad para disfrutar de las caricias en soledad.

En cuanto tuve la ocasión llame a Ámbar y planee nuestro encuentro nocturno, oír su voz siempre provocaba entre mis piernas la dulce sensación del empalme.

Eran las seis de la tarde cuando decidí ir a buscarla. Lucía un pantalón negro con una blusa azul y un escote que dejaba poco a la imaginación. Era un chico con suerte. Allí a donde íbamos todos los hombres la miraban aumentando mi morbo. Según entraba en las pistas de baile ante la envidia de todos los presentes deslizaba mi cuerpo por el suyo.

Bailaba juntaba su culo entre mis piernas, moviéndolo con el descaro del que había adquirido costumbre. Le gustaba la sensación de notar mi excitación casi constante.

Era una buena noche, decidimos entrar en el "Sydney" un bar de ambiente cubano, el lugar era bastante movido. Un montón de chicos y chicas danzaban sin descanso, una multitud de mujeres hermosas, parecían flotar por doquier regalando esperanzas y sueños a chicos tan normales como. Sin embargo, yo tenía a la mejor de ellas. Estaba tonteando con mi ninfa personal cuando por casualidad, entre la multitud, distinguí a R.J.. Él no me vio. Con una excusa me acerque a solas con cierto disimulo. Ámbar llamaba demasiado la atención para poder llegar sin que un baboso como ese la percibiese.

El chico en cuestión vestía unos vaqueros rotos y una camisa de la que no se había abrochado los tres botones superiores, parecía querer chulear de los cuatro pelos que tenía en el pecho. La imagen del ligón barato en una antigua película me dio grima. Me gustaría saber, si no fuese por que era el goleador del equipo, cuantas chicas habrían caído de verdad entre sus brazos. A su alrededor, los típicos niñatos sin cerebro seguidores incondicionales de la fama, se amontonaban ayudando a que su ego alcanzase la cumbre de lo absurdo. Tenía interés en saber que rumiaba ese capullo.

-Os lo juro, esta tía folla que te mueres. –Estaba lo bastante cerca para escucharle, saque el móvil y me puse a grabar la conversación. R.J. daba golpes con su dedo a uno de los paletos allí reunidos dándose aires de importancia –cada vez que se la meto siempre pide mas y mas, es una viciosa, si alguien quiere por un módico precio podría dejarle que le haga un trabajito.

-¿Quién iba a pensar que Luis tendría una hermana tan juguetona –comento uno de los integrantes del grupo entre las risas de sus compañeros.

-¿Y se puede saber donde esta esa hermana tan juguetona? –Añadí en un tono poco amigable, ante la sorpresa de todos mientras guardaba mi teléfono en el bolsillo.

Mire con autentico odio a R.J. que intimidado señalo el baño de las chicas mientras se encogía intentando fundirse con las sombras. Necesite un control fuera de lo normal para no golpearle al pasar por su lado, sabía que en una pelea frente a frente probablemente él me venciese. Eso sin contar con todos los que le rodeaban, lo mejor era hacerse el ofendido y salir por la puerta con mi hermana.

El baño de las chicas era idéntico al de los hombres, siempre creí, quizás debido a mi fantasiosa imaginación, que sería un lugar orgiástico donde al entrar todas las presentes allí reunidas se amontonarían dejándose caer sobre el valeroso guerrero que había osado interrumpir desdeñando el peligro de una indecorosa huida ante el rechazo de algunas de ellas. En respuesta a mi fantasías un olor a orina y pino se mezclo en mi nariz, no había nadie, o eso me pareció en un primer momento, pero una inspección entre las puertas me hizo ver a Sara apoyada contra unos de los retretes. La agarre del brazo y la levanté, estaba como ida. Siempre había sabido que le gustaba el alcohol, pero jamás habría sospechado que bebiese hasta esos extremos.

Cuando salí R.J. y su grupo de amigos habían desaparecido, me acerque hasta Ámbar y le explique lo que había pasado. Ella preocupada me ayudo a sacarla del local y decidimos llevarla a casa. Pedimos un taxi y nos dispusimos a esperar. Sara balbuceaba algo ininteligible, una pena, su minifalda morada y aquella blusa negra pegada marcando el contorno de sus tremendas tetas la hacían muy deseable hasta que veías como la baba se le caía por la comisura de sus labios.

Cuando llegamos, Ámbar tuvo que sacarme el llavero del bolsillo para poder abrir la puerta. Introdujo sus manos y ante mi sorpresa me jalo la polla dándole un par de sacudidas que me hicieron vibrar de placer. Me dedico una sonrisa traviesa mientras sacaba las llaves.

-Bésame –la ordené, y mientras lo hacia, agarre con fuerza a mi hermana juntando su coño contra mi miembro que empezaba a adquirir las dimensiones que a mi me gustaban.

Ámbar ajena de los toqueteos que tenía a su espalda, reía mientras se despegaba y abría la puerta. Ya tenía mi entrepierna tan dura como una viga, estaba fuera de mí mientras daba vueltas una y otra vez el fin de semana pasado.

-¿Podemos hacer una cosa? –le pregunte mientras entrábamos a mi hogar.

-Qque perversidad se te estará ocurriendo –añadió mientras me miraba divertida.

-Lo cierto es que me haría ilusión y morbo follar con alguien delante ¿te molesta si la dejamos en mi cuarto para que mire? –Ámbar pareció meditarlo durante un segundo –Te garantizo que disfrutara de aprender como se come bien unos labios, y no me refiero a los de tu boca.

Ni siquiera lo dudo, había resultado ser toda una caja de sorpresas. Una vez llego a mi cuarto ya se estaba quitando los pantalones. Estaba saliendo con la mejor de las ninfómanas.

La acerque al borde de la cama y me puse de rodillas entre sus piernas, aparte a un lado el pequeño triangulito de tela que usaba como ropa interior y deslice mi voraz lengua entre sus labios. Estaba húmeda, a pesar de todo me sorprendió aquel primer grito que emitió, pensaba que al estar al lado de Sara tendría algo de nervios o miedo, pero el abandono de ella cuando estábamos a solas era total.

Agarre con fuerza sus piernas entre mis brazos mientras mordisqueaba su clítoris con cuidado y lamía con ansia despertando cada vez mas suspiros en ella. A un metro escaso de ella, mi hermana, inconsciente, iba a presenciar como la arrancaba su primer orgasmo.

-Gira la cabeza de Sara –la indique –que te mire.

Obediente hizo lo que le pedí y se quedo mirándola fijamente, cerro sus ojos y empezó a gemirla en su cara, estire mis manos y separe un poco las piernas poniendo las de mi hermana sobre las de Ámbar, desde mi posición podía ver la ropa interior de Sara, mientras mi novia la miraba a la cara gimiendo cada vez mas alto.

-¿Te gusta que Sarita vea lo zorra que es tu novia en la cama? –Me dijo con un tono de puta que adoptaba cada vez que se ponía cachonda. –Seguro que se excita viendo al semental de su hermano haciéndome correr.

Si Ámbar de por si me excitaba, aquella situación era con mucho lo mas morboso que podía llegar a producirse. Sin llegar a la penetración estaba a punto de correrme. Moví mi lengua arriba y abajo sin llegar a introducírsela. Extendiendo mis dedos con giros de muñeca frotando su clítoris con rapidez. Ya no gemía, a sus pulmones parecía faltarles el aire y se limitaba a emitir pequeñas inhalaciones anunciantes de lo que iba a ocurrir.

Su orgasmo era inminente, acelere. Levante mis ojos para verla, siempre me gustaba cuando perdía los papeles, de pronto agarro a mi hermana de la blusa se acerco a sus labios y la grito a la cara:

-¡Sara, el cabrón de tu hermano va a hacer que me corra! –Había perdido el control completamente –¡Jodeeeeeer Sara!, ¡El muy hijo de puta lo va a lograr! ¡Ojalá pudieses sentir esa maravilla lengua dentro de tu coño, es una puta delicia! ¡Maldita sea, quiero correrme de una puta vez! ¡Joder, puta de mierda me encanta que el cabrón de Luis me haga correeeeeeeeeeeeeer!

Ámbar se quedo inmóvil, yo ascendí deslizando mi boca sobre su ombligo, sus caderas, sus pechos. Ni siquiera necesitaba quitarle la ropa que le quedaba, me gustaba como le sentaba. Cuando me encontré con una boca ansiosa de mi, no me hice de rogar. La pasión de sus labios engullían mi lengua con glotonería, introdujo sus manos por debajo de su cuerpo. Sin dejar de besarme me bajo un poco los pantalones y mis calzoncillos, ni siquiera se molesto en quitármelos del todo, tan solo lo justo para sacar mi miembro de su cárcel.

-¡¿Te importa Sarita si me meto la polla de este cabrón hasta lo mas hondo?! –Mientras lo decía ya lo estaba haciendo. –Es que entiéndelo, tiene un polvazo que alucinas.

-¡Dios ámbar –le dije yo- Me encanta lo zorra que te has vuelto. Me vuelve loco taladrarte. Me encanta como hablas, como te mueves y lo que haces!

-Lo sé cariño –me dijo - y a mi me gusta que me folles día si y día también.

Empezó a galoparme cada vez mas fuerte, notaba como era imposible estar mas dentro. Sus movimientos eran tan rápidos que ahora era yo el que gemía sin parar. Puse mis manos en su blusa azul, tan azul como esos ojos que me miraban con un fuego que amenazaba arrastrarme al infierno del pecado. Acaparé sus pechos y levante la espalda de la cama para mordérselos por encima de su ropa. Subí la blusa por encima de sus hombros y se la saque, un sujetador negro de encaje me estaba dando la bienvenida. La bese por el cuello, y le mordí las tetas sin sacarlas del sujetador, notaba mi virilidad cada vez mas cerca de llenarla.

Era una preciosa diva cargada de erotismo. Sus movimientos eran como bailes sensuales dedicados a mí. Clavada como estaba en mi propio mástil me arrastraba a la magia de sus caderas. Cuando me araño la espalda supe que era la mejor de las personas que encontraría en mi vida.

Podría correrme allí mismo, podía vaciarme dentro ahora y por siempre. Podía pervertirme entre sus piernas y abandonarme a la locura. Por fin creía en la religión, estaba frente a una diosa.

-Espera –añadí al borde de mi límite –Quiero que te corras en mi boca de manera especial.

-¿Si? –Me dijo sin saber si tendría fuerzas para parar o no –Dime como. Por que estas a punto de lograr que vuelva a llegar.

La obligue a parar, no quería dejar de jugar ahora que tenía la oportunidad. Puse a mi hermanita pequeña en la cama con las rodillas apoyadas en el suelo, Ámbar tuvo que poner su coño a milímetros de su cara.

-Quiero que vea como disfruta una mujer de verdad –añadí mientras vi a mis dos perritas en aquella erótica posición. –Mastúrbate.

Mientras mi viciosa compañera se auto saciaba yo aproveche para sacarme la ropa, me empecé a tocar mientras disfruta de la escena. Ámbar con solo su ropa interior se masturbaba a un ritmo frenético, a sus pies, mi hermana parecía estar esperando para pegarla una buena lamida a esa deliciosa concha.

De un cajón en la cómoda que estaba a mi espalda, saque un juguetito que había guardado para la ocasión, un vibrador violeta, de tamaño mediano, me acaricie la punta del capullo para llenarlo con mis fluidos. Ámbar tenía los ojos cerrados y no veía lo que hacia, así que me acerque mientras la oía suspirar de placer. Con muchísimo descaro agarre las prietas nalgas de mi hermana, la manosee con gusto, le subí el vestido mientras mis ojos no se apartaban de mi novia, por si en algún momento se decidía a abrirlos.

Lo cierto es que sin embargo Ámbar estaba tan excitada que dudo que se le hubiese pasado la opción por la cabeza, me puse en posición de perrito detrás de Sara y apreté mi polla entre las maravillosas piernas de mi hermana. Aparte su tanguita y al segundo o tercer intento deslice en su coño mi duro miembro. Se la metí hasta el fondo. Ámbar, ajena a todo, se masturbaba frente a su boca, ignorante de que a escasos centímetros su novio le estaba siendo infiel y que bastaba abrir los ojos para verle. Se la clave con todas las ganas que llevaba acumuladas desde hacia dos meses. Mi chica seguía masturbándose mientras yo fornicaba a la perra que era sangre de mi sangre. Aparte un poco su cabeza y abriéndole la boca le introduje el vibrador en ella. Me puse en cuclillas sobre mi hermana y toque el fondo de su coño con la punta de mi nabo apretando aún más.

Así me encontraba cuando agarre a Ámbar por las piernas, la empuje hacia abajo un poco acercándola a mi boca y comenzando a devorar ese dulce conejito. Conseguí llevar el mismo ritmo en mi lamida que en la follada. Le saque el vibrador de la boca y sin miramientos se lo introduje a mi novia hasta el fondo, arrancándola un grito de placer. Era una bestia con instintos que saciar, y lo iba a hacer. Baje una de mis manos hasta el coño ya muy caliente de Sara y empecé a hundirle mis dedos con ansias mientras con la otra llevaba un buen ritmo subiendo y bajando las caderas de Ámbar. Cuando me canse de masturbar a mi hermana levante mi mano y la estire introduciendo los dedos húmedos del flujo de mi hermanita en la boca de mi chica.

-Dios Luis, vas a conseguir que me corra otra vez, -dijo en un momento en el que mis dedos la dejaron respirar, yo sabiendo eso acelere mucho mis embestidas con mi lengua y con mi polla mientras a ella le faltaba respiración – ¡Joder, joder, joder, maldita sea me estas volviendo loca, pedazo lengua que tienes1 ¡Voy a correrme, estoy muy cerca!

No era la única, yo también estaba a punto de explotar, saque el vibrador de su coño devolviéndolo de nuevo a la boca de Sara. Me dedique a lamer con mas ganas mientras embestía la entrepierna de mi hermana casi sin disimulo, Ámbar con los ojos cerrados bajo sus manos para agarrarme del pelo y empujarme con mas fuerza hacía si. Sin embargo yo la cogí de las muñecas y la guié hasta el pelo de mi hermana, en un primer momento pareció resistirse, pero después de un segundo intento no lo dudo.

La agarro mientras chillaba, yo bombee a toda velocidad en el interior de Sara sin olvidarme para nada del ritmo que requería mi amante. También iba a llegar.

-Oh dios-grito –me voy a correr, o dios me voy a correr, o dios ... Me corroooo

Según dijo esa frase lleve la mano con la que sujetaba del pelo a mi hermana hasta situarla entre sus piernas, en ningún momento hizo amago siquiera de detenerse. Durante un segundo me miro a los ojos sin levantar la cabeza, bajo la otra mano y voluntariamente agarro del pelo a mi sensual hermanita restregándola todo el coño por su boca.

En la posición que estaba agarre de las piernas a Ámbar y la empuje mas contra la cara de aquella borracha mientras embestía el culo de la misma. Note una corriente de sensaciones que empezaron en los mas profundo de mí, arrastrándome en un orgasmo delicioso, sentí que litros y litros salían de mi interior para inundar el útero de mi inconsciente pariente. Ámbar, mas relajada, estaba dejando de gemir, y pensé que sería mejor dejar aquello para que no viese mas de lo que necesitaba ver. Al verla sin embargo me la encontré incapaz de moverse, completamente relajada descansaba mientras su novio seguía introduciendo su miembro en la alcoholizada muchacha, era agradable la sensación del esperma resbalando mientras la violaba. Seguí un poco mas, disfrutando, era demasiado arriesgado y lo sabía, pero era tan difícil de parar. Mi novia relajándose en la cama después de una buena lamida sujetando entre sus piernas la boca de una chica mientras el sonido de mi polla entrando y saliendo del hueco de mi hermana llenaba mis tímpanos.

No quería desaprovechar ni una gota, no podía dejar que resbalase hacia fuera de ese dulce paraíso, cogí el vibrador, aun húmedo de Ámbar obligue a mi hermana a limpiarlo bien con su boca y se lo metí tapando cualquier posible fuga, le puse bien el tanga que hizo de tope para que no se saliese el juguetito. Mi polla estaba empapada entre semen y fluidos incestuosos. Me levante y me dirigí a la cabecera de la cama, allí, estaba mi novia disfrutando aún de los vestigios de aquel fabuloso orgasmo.

-No sueltes a esa zorra –le dije refiriéndome a mi hermana –chupa.

Ella ladeo la cabeza y mi polla desapareció entre sus labios. Comía con ansias, devoraba como si no hubiese otra cosa que comer. Estaba hambrienta de mí, de satisfacerme. Mis ojos iban del miembro desapareciendo entre sus labios a sus manos que movían la cabeza de mi hermana en un compás que ella no debió de notar. Me estaba dejando la polla bien limpia. Al cabo de unos minutos la deje descansar. Me tumbe a su lado.

-Dios, a sido grandioso –añadió con la voz temblando.

-Lo cierto es que si, creo que ha sido el la corrida mas brutal que te he visto.

-Y yo no me puedo creer que hayas conseguido que me corra en la boca de Sara mientras te rozabas contra su vestido! –la soltó del pelo, con sus pies en los hombros de mi hermana empezó a empujarla fuera de la cama. –Pero ahora esta zorrita sobra, quiero que tu también te satisfagas. Escoge donde y como correrte.

Me excito mucho la manera en la que se libro de aquella en la que se había corrido. El golpe que oí fue tan erótico como el desprecio que había hecho a esa persona, a pesar de que ahora eran buenas amigas.

-Déjame vendarte los ojos –le pedí, ella me sonrió de forma picarona. –me da vergüenza lo que voy a pedirte.

Se dejo hacer, la tumbe en la cama y le quite el tanguita, se dejaba arrastrar con una risita tensa, me gustaba. Prepare la cámara en una silla al lado de mi hermana, estaba a mano para lo que quisiese. Luego la coloque bien la falda, introduje mis manos entre sus piernas y le saque el vibrador, estaba lleno de semen, sin dudarlo se lo metí a Ámbar en su chumino y empecé a moverlo. Cuando me canse, se lo saque, se lo metí a mi hermana en su boca para que lo limpiase, y lo volví a esconder en su coño, bien adentro, para que no dejase escapar mi anterior corrida.

Levante a Ámbar, la lleve hasta donde mi hermana estaba tumbada y la indique con una mano que levantase una de sus piernas. Después la hice sentarse sobre ella. Al notarlo, esta vez menos excitada si que se puso mas nerviosa.

-Si que te ha dado fuerte con tu hermana, para esto no hacia falta que me vendases los ojos. –Para esto no pensé, pero para que no me veas lo que voy a hacer si.

Agarre la cámara y la enfoque sobre mi hermana en el suelo con el conejo de mi novia sobre su boca, que morbo me daba mi nueva vida.

-Te ha gustado correrte en la boca de mi hermanita? –le pregunte mientras hacia un zoom a su cara.

-Me ha encantado –añadió con un tono morboso

Coloque la cámara en la silla, y me asegure que la imagen se viese estupenda. Luego la guié en una postura parecida a un sesenta y nueve sobre Sara, inicie a metérsela en esa posición. Al moverme dentro de ella con violencia, la punta de la nariz de mi hermana me hacia cosquillas en los testículos cada vez que introducía mi aparato. Era la gloria lo que sentía, bajando un poco el ritmo filme como se le introducía a Ámbar

Agarre con fuerza a mi novia para correrme allí mismo, ella suspiraba sin parar mientras la tenía bien clavada. Acelere el ritmo mientras notaba la respiración de mi hermana sobre mis huevos. Ámbar agacho la cabeza hasta depositarla sobre el conejito de Sara y levanto su culo para permitirme una penetración mas profunda.

-Joder, me voy a correr –acelere mientras con las manos en sus caderas guiaba la velocidad de la penetración.

Ámbar restregaba sus mejillas en el conejito de mi hermana, sin parar de gemir. Recordé como me había corrido en el coño de Sara hace un rato y ahora iba a hacerlo en el de su nueva amiga. La taladre todo lo que pude.

-Me corroooooooooo –Gritamos casi al unísono los dos. Mi semen estaba en lo mas profundo de mi hermana y en poco tiempo después dentro de Ámbar, que había acogido mis dos corridas en dos fantásticos orgasmos. Pero no era eso todo lo que quería hacer.

Con mis manos abrí bien su conejito y empecé a sacar y meter la polla del todo, notaba como mi caliente esperma salía del follado coño de mi esclava sexual para caer directamente sobre la cara de mi juguete.

Mi novia simplemente se dejaba hacer, yo seguía introduciendo y sacando mi polla de su caliente agujero, y esperma y mas esperma resbalaba de su sucio conejito para caer sobre la cara mi inconsciente hermana. Había sido una maravillosa corrida. De un empujón retire el cuerpo de mi chica del de Sara, Ámbar se dejo caer al suelo.

-Ni se te ocurra quitarte la venda –Le dije al ver su intención –Aún no has terminado todo tu trabajo.

-Mas todavía? –Pregunto ella incrédula.

-Dijiste que como quisiese y donde quisiese. –Agarre a Sara y la puse sentada en el suelo apoyando su espalda contra la cama - y aún no estoy del todo satisfecho.

La guié hasta donde estaba mi hermana con la cámara a pocos centímetros de sus caras. Enfoque bien la escena y me filme para que se viese como me masturbaba a toda velocidad.

-Ahora cariño, -la indique sin dejar de tocarme –tendrás que limpiar lo que has manchado.

Me entendió a la primera, ni siquiera tuve que insistir, simplemente sacó la lengua y empezó a lamerle la cara conmigo a pocos centímetros. Lo filmaba todo mientras intentaba llegar a un nuevo orgasmo. Lo cierto es que con esas dos, estaba orgulloso de mi aguante y potencial.

-¡Bésala! –Aquel grito fue una orden, ni lo dudo, la cogió y unió su boca fundiéndose en un beso salvaje.

Yo, sin poderme controlar, apunte directamente a sus caras, agarre a Ámbar del pelo y junto mi polla contra sus bocas. Ella no dejo de besar a mi hermana, ni siguiera cuando un chorreón de lefa la golpeo entre los labios. Regué a las dos sus caras. Ella simplemente se limitó a seguir besándola mientras caía sobre ellas una corrida, como si antes no hubiese tenido dos mas. Deje empapadas a las dos con toda la cara y todo el pelo lleno de leche, me senté agotado en el suelo mientras veía como seguía limpiando la cara a mi hermana con la lengua.

-Ya estas satisfecho? –me dijo creyendo terminada la limpieza..

-Casi –la dije levantándola y sentándola en la cama.

Busque en el suelo y encontré su ropa interior, le saque a mi hermana la suya junto al vibrador. Use el diminuto conjunto de mi novia para limpiar el vibrador de la humedad de Sara, indique a Ámbar una de sus piernas y yo mismo le puse su tanguita, ella me ayudo no poniéndomelo mas difícil, era divertido vestirla. Aproveché a rozarle todo lo que pude en agradecimiento de esa maravillosa noche. Una vez puesto, le limpie la cara usando el tanguita de mi hermana. Lo hice con mimo, con mucho cariño. Le restregué toda la prenda por su cara, por sus labios, por sus mejillas, deje que el olor de la que era mi familia penetrase por su nariz. Incluso me atreví a pedirla que sacase la lengua donde después de besarla también le restregué el trozo de tela. Finalmente me levante, vestí otra vez con la prenda empapada a mi zorra particular y escondí la cámara.

Cuando le quite la venda de sus ojos, Ámbar pestañeo un par de veces y enseguida enfoco sus ojos azules en mi.

-¿Te has divertido? -Yo la bese con tanta fuerza y pasión que la sorprendió. –Tengo hambre ¿Vamos a comer? Beber creo que bebí suficiente.

Yo no tenía palabras para dedicarle, asentí como buenamente pude. Ella se levanto y cuando se paro al lado de mi hermana, con el pie le levanto su cabeza.

-Aparte de la leche que gustosamente tu hermano te ha cedido, ¿Quieres algo mas? –Se quedo observándola divertida. De su pelo aún caía esperma al igual que estaba resbalando de sus mejillas y de sus labios, incluso un par de gotas habían caído sobre el escote de sus pechos siguiendo un camino que iba mas abajo –Luis, creo que tu hermanita, tiene suficiente con la corrida que le has dedicado. Yo sin embargo necesito ir a la cocina a tomar algo. ¿Me acompañas?.

Salió por la puerta moviendo su culo a un ritmo como siempre hipnotizador. Era la mas bella de las putas con las que jamás ningún hombre ha podido soñar jamás. Me puse mis calzoncillos y la seguí.

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Esta quinta parte esta dedicada a las personas que me escribieron pidiéndomela por favor. Gracias por molestaros, en puntuar comentar y de paso dedicarme unas palabras a mi correo. Es por vosotros a lo que se debe esta pequeña aportación de la continuación de la saga. Espero que sea del agrado de todos. Como siempre dejar constancia de que si alguien esta interesad@ en contactar y charlar conmigo mi dirección de msn es

Eclipsado2@hotmail.com

. un abrazo a todos y disfrutar de las travesuras de un ángel pervertido.

PD. Es la segunda vez que subo este relato por que eran necesaria unas correcciones, lo cierto es que lo mande un domingo sin dormir y estaba con varios errores garrafales. Siento el retraso.