Juego inocente... o no?
No daba crédito a lo que estaba sucediendo, todo comenzó como un juego y está terminando en una autentica orgía entre amigos.
No daba crédito a lo que estaba sucediendo, todo comenzó como un juego y está terminando en una autentica orgía entre amigos.
Todo empezó cuando decidimos que ese fin de semana lo pasaríamos en casa de Raquel y Antonio, una cena, una película, todo iba bien, hasta que a Luis se le ocurrió jugar a las cartas, el que perdiera se quitaba una prenda, yo me negué a jugar, era demasiado pudorosa. Imagino que muchos de ustedes habrán jugado alguna vez en vuestra vida, pero yo nunca. Me negué en rotundo.
Vamos mujer, somos nosotros, nos hemos visto en bañadores muchas veces.- Me dijo Luis sonriendo.
No es lo mismo habernos visto en bañadores que en pelota picada.
Jajaja, mujer como eres.- Rió Luis.- Anímate, no pasara nada.
Bueno, pero sólo si jugamos todos.
¡ Hecho!.- Dijeron todos al unísono.
Éramos en total cuatro parejas, algunos casados, otros solo de novios, yo aun no me había casado. Nos sentamos todos en la mesa del comedor, Raquel bajó un poco las luces y Antonio sacó una baraja. Comenzamos la partida, la primera ronda la perdió mi novio Víctor, le miré, sonreí, la situación me parecía cómica. Todos empezaron a aplaudir y a gritar. >> Prenda, prenda.- Silbidos y aplausos mientras Víctor se quitaba la camisa, las chicas nos quedamos en silencio, Víctor tiene un torso que a mí todavía me deja muda cuando le veo, moreno, firme, pectorales marcados, comencé a excitarme. Jugamos otra ronda, esta vez perdió mi amiga Laura. Los chicos golpeaban la mesa y vitoreaban, Laura se quitó la camisa y quedó en sujetador, era rosa, de encajes, lo cual dejaba ver parte de sus pezones, que ante las miradas de todos se endurecieron como piedras. Luis se levantó y nos preparó unas copas.
Otra ronda, esta vez perdí yo, enrojecí como un tomate, no sabía que hacer, Víctor me miró con una sonrisa pícara, estaba pensando lo mismo que yo, si me quitaba la camisa mis senos quedaría al descubierto ya que no tenía sujetador. Cogí mi copa y de un trago me la bebí, me levanté y me bajé la falda, mis piernas quedaron al descubierto y mi fruto prohibido estaba cubierto por un fino tanga trasparente, era negro, menos mal que elegí este tanga, pensé, así no se vería nada. Los chicos aplaudían y silbaban.
Esa es nuestra niña.- Gritó Luis y todos reímos. La siguiente ronda la perdió Raquel, Antonio se levantó y fue él quien le quitó la camisa, ella no llevaba sujetador, pero parecía no importarla, Antonio tomó sus pechos entre sus manos, y le besó. Ya todos estábamos embriagados, reíamos sin cesar. Después de unas cuantas rondas más ya estaban casi todos desnudos, yo aún permanecía con la camisa. Al poco tiempo, todo dio un giro radical. Yo no creía lo que veía. Sonia completamente desnuda se subió a la mesa y gateando llegó a la altura de Víctor, le estampó un beso en la boca y él no se apartó, y a Luis, novio de Sonia, no parecía importarle, todo lo contrario, vimos como Sonia se sentaba en el borde de la mesa y ponía sus piernas sobre los hombros de Víctor, y él acepto la invitación que le ofrecían y mirándome se sumergió en la humedad de Sonia, yo sentía una mezcla de celos y excitación. Los demás al ver semejante espectáculo se excitaron. Raquel se levantó y se dirigió a Raúl el novio de su hermana Laura, Raquel tiene un cuerpo voluminoso, torneado, piernas largas de vértigo, la piel bronceada y el cabello negro azabache, liso hasta la cintura, Raúl la recibió con un tremendo beso, ella se arrodilló ante él e introdujo su tremenda verga en la boca, le proporcionó una mamada de las que hacían historia, yo estaba alucinando, giré la cabeza y vi a Víctor y a Sonia, ella ya estaba sentada a horcajadas sobre él y sus gemidos hicieron que me excitara, de reojo vi que sucedía algo y giré a para mirar, Antonio estaba con su cuñada, ella estaba de espaldas a él apoyada en la mesa, con su culito magnifico en pompa, él agachado, lamiéndola el coño como si le fuera la vida en ella, cuando arrancó el primer orgasmo de Laura se levantó y sin mas preámbulos la penetró. Oía gemidos, veía escenas de sexo donde quiera que mirara, hasta que me topé con la mirada de Luis que estaba sentado en un sillón, completamente desnudo, apartado presenciándolo todo, me indicó con el dedo índice que me dirigiera a él, y como una autómata me levanté y me dirigí a él.
Ahora te toca a ti muñeca, llevaba toda la noche deseando hacer esto. Se levantó y me arrancó la camisa rompiendo todos los botones. Volvió a sentarse para poder contemplar mi cuerpo en toda su magnitud. Me quedé frente a él, de pie, desnuda, solo llevaba el tanga y mis zapatos de tacón, era una imagen un tanto fetiche, eso me excitó, mis pechos estaban erguidos, expectantes, se adelantó hacía a mí, aún sentado. Me bajó el tanga y me lo quitó. Me tomó de las caderas, me sentó sobre él, y me regaló un apasionado beso.
Me fascina tu cuerpo, muñeca.- Introdujo uno de mis pezones en su boca, yo estaba totalmente fuera de mí, pensaba en mil cosas a la vez, en que pasaría después de todo esto, pero no podía pensar con claridad, estaba tan excitada, que a esas alturas las repercusiones me daban igual.
Nos besamos con pasión, como si lleváramos tiempo deseándolo, tengo que confesar que Luis desde que éramos adolescentes siempre me atrajo, pero mi mejor amiga Sonia se quedó con él. Yo me enamoré de Víctor, después de haberle dado esquinazo varias veces, pero supo tener paciencia, y consiguió que me olvidara de Luis, pero ahora estaba sucediendo lo que yo soñaba todas las noches en la oscuridad de mi habitación.
Hizo que me levantara y dándole la espalda hizo que me volviera a sentar, esta vez me penetró con facilidad, ya que estaba totalmente húmeda. Con esa postura, los dos podíamos disfrutar del espectáculo que nos ofrecían nuestros amigos y respectivas parejas, vi a Sonia tumbada sobre la mesa y a Víctor penetrándola sin compasión, gemía como una verdadera puta, ahora sabía lo que se sentía follar con Víctor, entre nosotras siempre hablábamos de nuestras vidas sexuales. Yo siempre me imaginaba a Luis haciendo el amor, y ahora lo estaba sintiendo. Por otra parte Raúl y Raquel ya habían terminado y sentados en otro sillón contemplaban a sus parejas, Raquel estaba desnuda recostada sobre él. Ambos sonreían.
Luis y yo nos excitamos contemplando aquella situación, comenzó a bombearme, yo subía y bajaba, tenía mis manos apoyadas en su cintura, hizo que me agachara hasta tocar el suelo con las manos, y acarició mi espalda, lo que me produjo un escalofrió. Volví a erguirme, y esta vez con mas desenfreno, seguimos con un sube y baja frenético, me agarró los pechos y los estrujó con fuerza.
Eres una autentica putita follando, muñeca.- Esa frase me excitó al extremo, mire a Víctor y vi que Sonia se estaba corriendo, con un gemido delicioso llegué al orgasmo, Luis levantó la pelvis penetrándome hasta el fondo y tomándome de las caderas y empujando hacia abajo se corrió dentro de mí, sentí su leche caliente, emanando a chorros, inundándome, nos relajamos y me recosté sobre él, pasó sus manos bajo mis brazos y me tomo los pechos.
He disfrutado como nunca.- Le dije.- Los dos miramos hacía Víctor y Sonia, justo en el momento en el que él se corría dentro de ella.
Al pasar los minutos, todo volvió a la normalidad y al despedirnos, quedamos que vernos el próximo fin de semana en casa de Luis y Sonia.
FIN