Juego de una mujer necesitada
Con todo bajo control, le pudo aquel joven, ...
Luz, mujer, potente, entró en los 40 hace un par de ellos, alta, esbelta, hermosa, bella, atractiva, conocedora de sus encantos, un toque pijo, mirada desafiante, descarada, … siempre sola en aquella cafetería de la zona más chic, siempre mirando sutilmente a los hombres.
Carlos, hombre joven, 28 añitos, alto, atlético, fornido, guapo sin exageraciones, barba de varios días, aspecto de malote, resuelto, mirada desafiante, … siempre solo en aquella cafetería de pijos, …
Habían cruzado miradas interesadas, en más de dos ocasiones, siempre a punto de algo, siempre esperando el primer paso del otro.
Será hoy, lunes, el día?, que ese joven tan interesante tratará de jugar conmigo, jajaja, … es un pipiolo, pero está como un queso, como me voy a divertir, …
Esta mujer tiene mucha necesidad, lo transmite su cuerpo, sus caderas, sus contoneos, sus ojos, … pero le puede el pijerío, el qué dirán, … le doy hasta este viernes, … o paso de ella, … pero mira que está buena, y va de dominanta, jajaja, … que polvo le voy a echar como sea valiente.
Jueves, todo sigue igual, ambos desafiantes, … hoy se han colocado en mesas contiguas, no hay barreras para sus miradas, … Luz está muy excitada, tiene las braguitas mojadas, muy mojadas, a pesar de no querer reconocerlo. Carlos si reconoce que está empalmado, y no lo disimula. Luz está alucinada con el paquete que exhibe el chico, … para ella, por ella.
La he puesto a mil, necesita un respiro, va al baño a refrescarse, aunque en realidad constata lo mojadísima que la tiene ese chavalote, duda de hacerse allí mismo un dedo, pero prefiere esperar a su intimidad, a su cama, y soñar con lo que podría ser, …
Sale del baño, y ohhh, … él está en la puerta, casualidad, no, se detiene en seco, lo mira descarada, no se retrae, cree dominar al chico, la punta de su lengua asuma entre sus labios jugosos entreabiertos, sus ojos brillan, tiene un calentón tremendo.
Hola belleza, … vuélvete, y tráeme tu sujetador y tus braguitas mojadas en esta cestita, …
Sin más, se marchó de nuevo a su mesa, dejando aquella cestita de mimbre para el pan en sus manos.
Pero habrase visto descaro mayor, que se ha creído ese crío, … había vuelta al baño, se contemplaba en el espejo, … por otra parte su entrepierna era un charquito, sus pezones trataban de salir de la ropa interior, deseando desafiar a aquel hombre tan atractivo, tan atrevido, a aquel chico malote que la ponía loca, ardiendo, su cabeza le decía que no, su cuerpo ya había tomado la decisión, … se había desatado en su interior el deseo descontrolado, … diciéndose que no, sus manos ajenas a sus pensamientos, sacaron el sujetador, dos puntas de diamante negro aparecieron bajo la blusa, taladraban todo lo que se pusiera en su camino, para llegar a esas manos, esa boca, ese hombre…, y al instante sus braguitas, coquetas, de encajes, empapadas de deseo, estaban depositadas en aquella cestita junto al sujetador.
Se compuso, como pudo, lo pitones, no podía, no quería disimularlos, ya estaba lanzada, pero tenía que controlar a aquel chico, era ella la que mandaba, la que llegaría hasta donde quisiera, lo iba a poner en su sitio, …
Llegó de nuevo a su mesa, no la del chico, no había pasado desapercibido para otros hombres la falta de sujetador, en ese momento era el centro de las miradas cargadas de lujuria de muchos, disimuladamente dejó la cestita en el asiento contiguo, entre ambos, no lo miró, siguió con su café, la mirada perdida, … sufre chaval, pensaba, lo hago, pero a mi manera, esto lo controlo yo … me podría ir con cualquiera de estos mirones, …
Carlos, se incorporó, se acercó a su lado, mientras cogía la cesta, le susurró, la quiero a la vista, que todos veas lo putita que puede ser una pija, cuando necesita que la folle un hombre. El color rojo, llegaba a raudales a sus mejillas, … una vez más, y no iba a ser la última, la sorprendió, la dejó descolocada pero ardiendo, … ya esta pagado, en dos minutos nos vemos en la puerta, … el cestito se queda … de propina, putita.
Le recorrió una tremenda descarga, desde la cabeza, los pechos, los pezones, el vientre, el pubis, los muslos, y por fin el coñito, … el clítoris, … pero … era imposible, se estaba corriendo como una burra, allí sentada, sin ropa interior, expuesta a todas las miradas, sin haberse tocado, … era nuevo, tremendo, ufff, …. maravilloso, un orgasmo de otra galaxia, las contracciones de su coño eran impresionantes, totales, una delicia …
Tardó un tiempo en poder reaccionar, … cuando abrió los ojos tenía al camarero, joven, guapo, oliendo un poquito a sudor, con la cestita en la mano, mirándola le dijo, gracias, muchas gracias, señora nunca me han dado una propina mejor, … le aseguro que la voy a disfrutar … fue consciente en ese instante del contenido de la cestita, y mirándolo a los ojos, no tuvo más remedio que al levantarse para salir, susurrarle, y yo que me alegro …
Al salir, Luz, no me veía, vi su descontrol, de nuevo estaba superada por todo lo acontecido, sus pezones, al sentir la brisa de la calle, aún más estaban guerrilleros, era una delicia, se dirigió un poco confusa a su coche, cuando ya se montaba, abrí la otra puerta, me subí, y mirándola, acerqué mi mano a sus pechos, apreté fuerte su pezón, estaba durísimo, mientras le decía con mis labios rozando los suyos, … como pretendías irte sin tu regalo, quieres que te folle, estás deseándolo, …
Ahhh, bruto, … shhh, … bajando la mano a su entrepierna, noté el calor desde lejos, estaba a mil, … llegué a sus muslos, instintivamente, los entreabrió lo justo, mi dedo índice llegó directo al mar de su coñito, sus piernas se abrieron más, su culito, se acercó al borde del asiento, sus ojos ya cerrados, dejándose hacer, deseándolo, … el camarero estaba con las braguitas en la mano, delante del coche, viendo, disfrutando, no podía disimular un empalme tremendo, … su mano libre acariciaba su nabo, …
Mi dedo entró en su coñito, … gimió, hondo, profundo, estaba lanzada, … abre los ojos, putita, … quiero verlos disfrutar, … ummm, el camarero, … el camarero está ahí, … ummm, …, es que no tiene derecho a disfrutar como cualquiera, o por ser camarero, no puede correrse a gusto, … claro, claro, … pero me da miedo, … quítate la blusa, dale una alegría mayor, … aquí en el parking?, … bueno si quieres lo subimos al coche y vamos todos a tu casa, … la blusa ya estaba fuera, sus pezones eran oscuros, muy gordos y duros, las aureolas no eran demasiado grandes, los pechos preciosos, blanquitos, gorditos, rellenos, un poco, nada caídos, desafiando al mundo, … su respiración los hacía subir y bajar mucho, le faltaba aire, era un espectáculo.
Mis manos acariciaban, los pechos, el coñito, mi dedo no salía, sino al contrario, era un martilleo constante, bajé la cabeza, mordí un pezón, lamí el otro, los bese, los comí, … mi dedo seguía jugando, Luz estaba descontrolada.
De nuevo abrió los ojos, y el camarero, ya tenía su buen rabo en la mano, haciéndose una paja mientras disfrutaba de la visión, … le bajé su ventanilla, y mientras le metía ya dos dedos, le ordené, … ayúdale, …
Su mano buscó por fuera el miembro del camarero, que rápido se había colocado en la postura adecuada, estaba en el séptimo cielo, el chico no iba a durar mucho más, … tras unas sacudidas más torpes que otra cosa, el chico anunció su descarga, … me voy, me voy, su polla apuntaba al interior, iba a pringar todo el coche, … Luz lo comprendió y acercando su boca, le dio unos lametones finales, recibiendo la descarga en su boquita, … mientras mis dedos y mis manos la habían llevado al clímax final, tras la descarga del camarero, ella bufó, chilló, chorreándole semen, se corrió, se corrió salvaje, me apretaba la mano para meterla más y más, … el asiento estaba empapado, … el camarero, se retiró satisfecho, sin más, … Luz quedó extenuada en su asiento, … pletórica, desmelenada, … fue consciente de la desnudez de su cuerpo, se recompuso como pudo, … me miró, sus ojos chispeaban, … y ahora que.
Quien hay en tu casa, … fue mi respuesta, … como?, … que quien hay en tu casa, … ehhh, Juan, mi marido, no vuelve hasta mañana por la tarde, pensaba en voz alta más que otra cosa, la interna si está claro, … Esa interna no tiene nombre?, es de confianza, … Claro, se llama, Matilde, y es de toda confianza lleva en la casa más de 30 años, ya estaba conmigo antes de casarme, … pues perfecto, a tu casa.
A mi casa, … pero como te voy a presentar, que voy a decir, … pues nada que este joven es un amigo personal, … el resto lo oirá, verá y quién sabe, lo disfrutará, sin más remedio.
Por cierto, soy Carlos, dije metiendo de nuevo mi mano entre sus piernas, las cerró juguetona, espera, impaciente, que lleguemos a casa, … estoy loca, totalmente loca, … vamos, …
Soy Luz, y … no sé, esto es totalmente nuevo para mí, estoy muy confusa, … por favor, no hagas que este momento maravilloso se convierta en un desastre, … sus ojos casi lloraban, estaba tensa, trataba de tomar de nuevo el pulso a la situación, pero ya la tenía superada antes de empezar, … ella lo sabía, y ese era su miedo, no controlar, … si salía mal, su vida, su matrimonio, su posición, todo estaba en peligro, … lo presentía, lo veía, lo sabía, … pero aún así la necesidad de que aquel hombre, Carlos, pues ya tenía nombre no solo cuerpo, la poseyera, la follara … superaba todos los límites, …
Llegamos a su casa, a su chalet, entramos, todo muy suntuoso, Matilde salió a recibirla, se quedó muy cortada al verme …, Luz, incomoda trató de despacharla rápido, Matilde se retiró discreta, su miraba desconfiada trataba de amenazarme, de advertirme, pero no decía nada, … era una mujer menuda, bonita, rondando los cincuenta.
Luz estaba muy nerviosa, y muy atractiva, me llevó a su zona más privada, una sala al lado de su dormitorio, rezumaba buen gusto, calidad, … ponte cómodo, voy por algo fresco, … y se marchó dejándome en aquella sala, mientras volvía bicheé por allí, había libros, cuadros, y glamour, mucho glamour, …
Volvió saltarina, sonriente, algo más distendida, supongo que tranquilizó a Matilde, me alargó un refresco, al cogerlo, también cogí su mano, y tiré suavemente de ella, … se acercó, mirada pícara, sabía que ya no había vuelta a tras, …
Tras beber algo, sujeté su blusa, y de un tirón, se la arranqué, … sus pechos saltaron, vibraban nerviosos, deseando ser acariciados, …
bruto …
puta …
no me llames así …
no lo seas …
Mientras, había bajado a saborear sus pechos, me esperaban, me deseaban, estaba a mil, su cuerpo vibraba pidiendo sexo, lujuria, … la volví de espaldas, subí su falda, su culo desnudo, prieto, magro, espectacular, apareció ante mí, para mí, se inclinó hacia delante y se apoyó en una butaca orejera, saque la polla ya empalmada, la acerqué a su coño expuesto, la ensarté, …
Ahhh, animal, …
Su culito empujaba más atrás, mientras su pelvis trataba de absorber toda la polla, la follé duro, sin tregua, agarrado a sus pezones, una, otra, otra embestida, chillaba, gemía, pedía más, másss, …. Vislumbré a Matilde tras una cortina, el movimiento compulsivo de su mano la delataba …
Matilde, ven, susurré, a la vez que embestía más fuerte a su señora, …. nooo, … siii, … ven Matilde, disfruta tú también, llegó medio desnuda, cortada, mientras seguía embistiendo, acaricié sus pechitos, menudos, bonitos, … te gusta tu señora verdad, … ahhh, si, siii, … pues ayúdala, … baja a su coñito y cómeselo mientras la follo, te lo agradecerá siempre, … nooo, eso nooo, … volví a embestirle, una y otra vez, compulsivo, me tenía a mil, sentí la lengua de Matilde en mis huevos, en el tronco que salía para embestir de nuevo, Luz sintió una oleada brutal, al llegar la lengua a su clítoris, empezó a correrse, las convulsiones de su coño absorbían mi miembro, empecé a descargarle una lechada tremenda, mientras ella seguía corriéndose, no paraba de convulsionar, Matilde no paraba de lamer, yo no paraba de embestir, …. fueron minutos eternos, salvajes, locos, brutales, …
Me guardé la polla, ni siquiera me había desnudado, dándole un cachete fuerte en el culo, me despedí …
Cuando quieras, tomamos otro café, …
Espera, no te vallas, tenemos toda la noche, …
Ya estaba en la puerta, me marché, dejándola, exhausta, feliz, necesitada de más, sin ningún control sobre lo ocurrido, sin ningún control sobre lo que vendría, … y era plenamente consciente de ello.