Juego de tronos
Sansa se da cuenta que tiene que ser más abierta
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La vida en Invernalia era muy buena para la mayoría de los habitantes, durante casi todo el día la gente tenía sexo, muchos practicaban el incesto. Habían tratado de que el reino tuviera una vida placentera y a Eddard Stark no se le ocurrió otra cosa que la gente tuviera sexo en cuanto quisiera y donde quisiera, lo hacían en sus casas, en la calle, lo importante era hacerlo varias veces. El olor a sexo se podía notar por todos lados.
Un día Sansa caminaba por la calle, pocas veces ella había tenido sexo, y al ver a una mujer sentada sobre un hombre, siendo penetrada, se excitó mucho, se fue a un callejón, donde levantó su vestido y se masturbó, metió primero un dedo, después dos, por último tres, con la otra mano se acarició el clítoris, así estuvo un rato, gemía de placer, después se vino. Se quedó acostada en el piso, poco después se quedó dormida.
Cuando Sansa despertó ya era de noche, ella se sintió caliente otra vez, en el callejón había una puerta, de la cual salió un señor como de unos 75 años, completamente ebrio, al ver a Sansa abierta de piernas se excitó mucho, se acercó a ella, cuando le vio la cara se dio cuenta de quién era, el señor se dio la vuelta y camino hacia la salida del callejón, Sansa le gritó.
S –Espera quiero una verga entrando en mi concha.
El señor regresó, se acercó a ella, se sacó la verga y se la puso en la boca a Sansa, ella la abrió y se la metió, la empezó a chupar, el señor gemía, ella pasaba su lengua por todo el pito, con una mano se masturbaba rápidamente.
Sansa siguió chupando la verga de ese señor hasta que su boca se llenó de leche, ella tragó todo lo que pudo. El señor simplemente se guardó el pene en el pantalón y se fue. Sansa se quedó acostada, quería que una verga entrara en su concha.
Después de descansar un rato, se paró y salió del callejón. Mientras ella caminaba por la calle, siguió observando a diferentes pareja teniendo sexo, vio a una muchacha en cuatro que era penetrada fuertemente por un señor muy gordo, vio como las tetas de la muchacha se movían, se le antojo demasiado poder chupar aquellos senos, pero tenía más ganas de un pene y siguió caminado. Estuvo caminando por mucho tiempo hasta que recordó a un amigo de su hermana, un joven herrero de nombre Gendry. Sabía que él tenía fama de ser un buen amante así que camino hacía el lugar donde siempre estaba él.
Cuando llegó Sansa, Gendry estaba haciendo una espada, con una mano tomaba unas pinzas para agarrar la espada, en la otra mano tenía un martillo, al ver entrar a Sansa, pensó en que buscaría a su hermana.
G –Hola, ¿buscas a tu hermana?
S –Hola, no a ella no, a ti.
G –¿Para qué me buscas?
Sansa se acercó a él, él dejo las cosas que tenía en las manos a un lado.
S –Quiero pedirte un favor.
Puso sus manos sobre el pecho de Gendry, le dijo al oído.
S –Quiero que me cojas, que tu verga me llene toda.
Gendry no sabía sí creer lo que le estaba pasando, la vio a la cara, después vio a su escote, al verle las tetas, sintió como su verga se ponía dura. Se acercó a ella y la besó. El beso fue largo e intenso. Cuando se separaron vieron que una persona llevaba una armadura que necesitaba ser arreglada. Gendry le dijo al señor que regresará después.
S –Espera, ¿no eres Jaime?
J –Sí, soy yo.
S –Gendry cierra, Jaime acércate.
Jaime se acercó a Sansa, ella se levantó el vestido y le dijo.
S –Te gusta mi culo.
J –Sí.
Gendry regresó, Sansa les ordenó que se quitaran la ropa, cuando lo hicieron ella pudo notar que esos dos hombres tenían unas buenas vergas. Ella se quitó también la ropa, los dos se excitaron mucho al ver sus grandes tetas, cada uno tomó un seno y lo chupó, Sansa gemía de placer. Jaime le metió tres dedos en la concha, Gendry le metió dos dedos en el ano. Así estuvieron un rato, hasta que Sansa tuvo un orgasmo.
S –Aaaahhhh que rico, me vengo.
Ellos se separaron de ella, Sansa se agacho enfrente de ellos, tomó las dos vergas y a cada una le dio un beso en la cabeza, después comenzó a pasarles la lengua por toda la verga, después se metió la de Gendry, la chupó, su lengua iba por todos lados, sentía que aquel pito estaba muy caliente, siguió por un rato, después se la sacó y tomó la de Jaime, se la metió y también la chupó por un rato, después las mezclo, le daba unas chupadas a una, se la sacaba y se metía la otra, Gendry y Jaime gemían.
La concha de Sansa ya estaba muy mojada, ella comenzó a tocarse, se metió un dedo, con la otra mano se acariciaba el clítoris, empezó a gemir, Gendry y Jaime, la veían, los dos estaban muy calientes también, poco podían cogerse a Sansa y ellos ese día podrían hacerlo.
Gendry la hizo pararse, la tomó de la cintura y la hizo brincar y caer sobre su pene, este entró por completo en la concha de Sansa.
S –Aaaahhhh que rica verga.
G –Toma puta.
J –Sansa déjame metértela por el ano, tienes un culo muy rico.
S –Claro, cógeme por el culo, que rico dos vergas mejor que una.
Gendry dejo de moverse, Jaime le apuntó el pene al ano, con la otra mano le abrió las nalgas a Sansa, se lo metió todo.
S –Aaaahhhh que doloroso, me lo hubieras metido poco a poco.
Ninguno de los tres se movió, dejaron que Sansa se acostumbrara a la verga que tenía en el culo, después de unos minutos, Sansa empezó a mover, lo hacía lento, gemía despacio, ellos la dejaron moverse y disfrutar a su manera.
S –Que rico que me estén cogiendo dos vergotas.
Ellos se dieron cuenta de que era tiempo de moverse, comenzaron a moverse, primero cada quien por su lado, después coordinaron su ritmo, el placer que Sansa sentía era mucho.
S –Sííííííííííííííííííííí cójanme, denme duro con sus vergotas.
J –Toma puta, que ano tan apretado.
S –Sí papi casi no lo uso así que ábremelo bien.
Siguieron cogiendo así un rato, los tres gemían.
G –Vamos a cambiar, yo también quiero probar ese culo.
Bajaron a Sansa, Jaime se acostó, ella se metió la verga de él, por algunos minutos estuvo bajando y subiendo en aquella verga, después se acostó sobre el pecho de Jaime, con sus manos se abrió las nalgas.
S –Gendry, dámela duro por el culo.
Él tomó su verga y se la metió a Sansa, los tres comenzaron a moverse muy rápido, sus gemidos se debían de escuchar en la calle, el placer que sentían los tres era mucho, pero el placer que estaba sintiendo Sansa, era algo enorme, jamás ella había sentido algo así, sabía que su orgasmo estaba por llegar y quería disfrutarlo al máximo, se concentró en su placer, hasta que el orgasmo llegó, lo disfruto mucho.
S –Que rico, me vengo, llénenme de verga, así que rico, más, no paren de cogerme.
Ellos sentían que también estaban por acabar.
G –Ya me voy a venir.
J –Yo también.
S –Vénganse en mi cara.
Le sacaron las vergas, ella se puso en el piso, los dos eyacularon sobre ella, cuando su cara ya estaba llena de semen, ella les limpió las vergas, cuando acabó se paró y se vistió. Antes de salir les dijo que después los buscaría otra vez para coger con ellos. Sansa se fue y mientras caminaba pensaba en que era tiempo de empezar a coger con más hombres, quería ser tan puta como se pudiera.