Juego de pareja sale mal

Juan y su esposa tienen un juego Femdom desde que inició la relación. Pero esta vez acaba muy mala para él.

El hombre estaba tumbado en la cama completamente desnudo. Tenía una gran mata de vello púbico, unos huevos bien gordos y llenos...pero un pequeño y flácido pene. Era alto, atractivo y con un cuerpo bien trabajado. Su mujer, una modelo de reputación, estaba con un traje de cuero y en su cintura, un dildo de tamaño considerable.

—Veo que ya estas listo— dijo ella.

Acarició las pelotas del chico que soltó un leve gemido, aquella forma de acariciar sus enormes pelotas le hizo tener una pequeña pero dura erección. Ella con su dedo, lo paso desde la base hasta la punta, algo que tardó apenas un segundo debido al pequeño tamaño de esta.

—Bien pequeño, es hora de darte lo tuyo— puso un poco de gel en sus dedos e introdujo estos en el ano, lentamente mientras su marido tragaba saliva y resoplaba. Aguardaba la hora de ser penetrado con impaciencia.

Una vez preparada la zona, introdujo lentamente la polla de plástico haciendo que soltase un gran gemido al sentir ser empotrado por un verdadero pene.

—Vamos...perrito....venga...—dijo con una sonrisa.

Sus caderas se movían ante la mirada de su mujer que gozaba viendo como dominaba a aquel pichacorta. Era una tras otra, sus pelotas subían y bajaban al igual que su ridículo falo que rebotaba como un muelle.

—¿Te gusta?.

—¡Siiii!...¡jodeeeerrr!—gritaba cachondo.

—¡Vamos perrito!.

Entonces soltó un gran chorro de semen que fue vaciando por completo sus pelotas. Uno tras otro se iban sucediendo ante la risa de su mujer. Luego, se quedo allí respirando y recuperando aire tras el grandioso orgasmo. Ella retiró el miembro y se lo quitó dejando a la vista su rosada vagina cuando se bajó la cremallera de su entrepierna.

—Vamos...lame—ordenó autoritaria colocando esta en su boca.

Este no dudo un segundo en lamer, había recuperado aire e hizo un excelente trabajo, movía su lengua alrededor de sus vaginales labios.

—Si, buen perrito, se nota que ya vas mejorando—dijo agarrando sus huevos con una mano y apretando duro haciendo que el pene se encogiera, si es que eso era posible.

—Mmmmm—no podía hablar.

—Ni siquiera se porque tienes esos huevos con esa mierda de polla—dijo molesta soltando los orbes que estaban rojos.

Tras unos intensos minutos, la mujer llegó al orgasmo empapando la cara de este por completo.

—Muy bien, ahora vete a la ducha—dijo autoritaria.

Al día siguiente, el hombre de nombre Juan, fue a darse un baño en la piscina de su chalet debido al intenso calor. Vio aparecer a su mujer con dos amigas y salió a saludar.

—Hola Juan—saludo la más bajita.

—Hola.

—Veo que te cuidas—dijo la otra.

—Si, un poco.

Su mujer se acercó por detrás y lentamente le fue bajando el bañador, primero se vio su mata de pelo púbico antes de dejar a la vista la pequeña polla que estaba aún más pequeña por el agua haciendo que las mujeres explotasen de risa.

—Oh dios, parece la de un niño pequeño—dijo una.

—He visto niños de diez años con algo más grande...y gordo—todas se echaron a reír.

—Quédate así en pelotas—dijo la mujer guardando el bañador.

Ellas ya sabían de ello pero aprovechaban cualquier oportunidad para burlarse y aquel día no iba a ser menos.

—Bueno perrito, es hora de trabajar—dijo su mujer.

Las amigas se desnudaron y abrieron de piernas mientras estaban tumbadas a la sombra disfrutando de una bebida refrescante. Él se acercó y fue lamiendo sus coños que eran un poco más peludos que los de su mujer.

—Realmente tu mujer te ha adiestrado bien—dijo la bajita.

—No te olvides de mi—replicó la otra.

Estuvo un rato ante la mirada de su mujer que solo observaba con una sonrisa y disfrutando de la sumisión de su marido. Cuando ambas llegaron a sus respectivos orgasmos, fue su turno. Se colocó a cuatro patas y fue penetrado por las mujeres que se iban turnando cada dos minutos.

Pero esta vez la mujer le había puesto una cuerda en las pelotas, impidiendo cualquier corrida y haciendo sufrir a este que lo único que deseaba era eyacular con todas sus fuerzas. Cansadas de penetrarle, tomaron un poco de carrerilla y la más bajita le dio una fuerte y puntera patada en sus huevos que de no ser por la cuerda, se le hubieran subido al abdomen.

—Ja,ja,ja que imagen más patética—dijo viendo como se retorcía de dolor y lloraba.

—Buena esa—dijo chocando los cinco con ella.

—No me lo capes—rió divertida su mujer.

Fue un día horrible para él que no logró eyacular. Le dieron innumerables patadas en las pelotas, pero por suerte...terminó. Esa noche estaba en la ducha con cuidado por el dolor de huevos que estaban enormes. Su mujer entró y le lavo la espalda ya que apenas podía.

—Oh...pobre cosita...—dijo acariciando su pene y obteniendo una erección.

A pesar del dolor, le gustaba mucho, le daba placer ser masturbado por sus dos dedos ya que con eso bastaba. Empezó a masturbar más fuerte, haciendo jadear y dando placer a este.

—Vamos cariño...córrete, ¿no deseabas eso?, venga...suelta esa lechita—Juan dio un gran gemido y expulsó todo, unos siete chorros salieron, no paraba de salir potentes chorros impactando contra la pared.

Entonces ambos escucharon un POP, y luego otro ante el grito del joven que cayó desmayado. Ella, asustada, palpo lo que quedaba de su escroto y dio un grito cuando vio que donde deberían estar sus pelotas, estaba algo gelatinoso. Siempre había jugado a aquel juego de darle patadas o darle por el culo, hacerlo sufrir con sus amigas, pero esta vez...se pasaron de la raya.

Llamó a urgencias pero poco pudieron hacer más que operarle para que no se infectara. Cuando le explicó lo sucedido, Juan tuvo un ataque de pánico y tuvieron que ponerle un sedante. Ella lo amaba y ese juego era una muestra de cariño que fue comenzado por él, no entendía nada.

Lejos de allí, las dos amigas que eran lesbianas, se besuqueaban.

—Entonces, ¿te ha dicho que los ha perdido?—preguntó la más bajita siendo besada.

—Si, esa droga funciona de maravilla, seguro que sus últimos chorros han sido increíbles—ambas rieron antes de tener una noche llena de sexo y pasión.

FIN