Juego de pareja

Tenia todo preparado. Pensaba pasarlo en grande con mi mujercita, llevaba mucho tiempo planeando esa noche.

JUEGO DE PAREJA

Llegamos a la habitación del hotel. Tenia todo preparado. Pensaba pasarlo en grande con mi mujercita, llevaba mucho tiempo planeando esa noche, el dejar a los niños con mis suegros, un restaurante romántico, el hotel en el centro de la ciudad, bastantes copas de alcohol para conseguir que mi mujer estuviera un poco borracha... en fin...

Nada más entrar en la habitación empecé a quitarle la ropa y la tumbe en la cama, al poco estabamos los dos desnudos.

-Que te parece esta noche, lo estas pasando bien.

-De maravilla cariño, pero no pares......-me agarro el pene y empezó a hacerme una paja mientras me besaba acaloradamente.

A duras penas conseguí separar mi boca y le dije:

-Hoy me gustaría hacer algo distinto.... te atreves....

-Que se te ha ocurrido, no seas loco.

-Nada malo, espera.

Me levante y fui a buscar a mi maleta unas cuantas cosas que tenia preparadas.

-Deja que te vende los ojos, hoy vas a experimentar nuevas sensaciones. No tengas miedo, también quiero atarte las manos, te aseguro que esta noche vas a disfrutar.

Mi mujer no paraba de reírse mientras decía que estaba loco. Le puse bien la venda sobre los ojos, y ate firmemente sus manos contra la cabecera de la cama. Después de comprobar que no se podía soltar le dije.

-Bien, ahora espera un momento, vuelvo enseguida.

-A donde vas, no me dejes asi.

-Tranquila, -me reí mientras pasaba mis dedos por su vagina- es una sospresa, enseguida vuelvo.

Me levante y fui otra vez a la maleta, me faltaban unos cuantos complementos. Para empezar me puse otro reloj, con lo cual me quede con uno en cada mano; también me puse otro anillo; me eche un poco de colonia, por supuesto de una marca que no suelo usar, me coloque una peluca que tenia guardada del carnaval y para finalizar cogí un consolador bastante grande que había comprado por correspondencia.

Mire, a mi mujer desnuda en la cama, me di cuenta de que estaba pendiente de todo el ruido que había en la habitación, quería saber lo que estaba haciendo.

-Espera cariño- Fui hacia la puerta de entrada y después de dar un par de golpes en ella la abri y cerre rapidamente-

-¿Qué es eso? ¿Qué haces? ¿Quién llama?

-Nada cariño, no pasa nada.

-¿Qué hacias en la puerta?

-Nada. A partir de ahora vas a empezar a disfrutar, no quiero que digas ni una sola palabra.

Baje mi boca hacia uno de sus pezones dándole un pequeño mordisquito, poco a poco mis labios fueron recorriendo todo su pecho subiendo hasta su cuello, quería que oliera la colonia que me había puesto. Ladee un poco mi cara para que la peluca tocara sus mejillas.

-¿Que pasa aquí.?- Se movió intranquila.

  • Nada cariño, relájate y disfruta, no pasa nada.

-No me engañes, esa no es tu colonia, y ese no es tu pelo, quien esta ahí, alguien entro en esta habitación. Estas loco o que.

Deje caer mi mano acariciando su clítoris, dibujando pequeños círculos a su alrededor mientras le decía.

-No digas tonterías, aquí estoy solo yo, anda relájate.

-No me engañes, suéltame, aquí hay alguien más, esa no es tu colonia.

-Serás tonta, crees que te dejaría en manos de otro, te aseguro que solo estoy yo.

El masaje en su clítoris estaba dando resultado, mi mujer empezó a retorcerse dando muestras de placer

Poco a poco fue inclinando la mano con la intención de ir metiendo los deditos en su coñito y al mismo tiempo dejar que notará el frío del metal del reloj que llevaba puesto en esa mano, mientras que con la otra empecé a acariciarle los pechos, dejando también que notará el contacto del otro reloj.

Al notar el frío de los dos metales, se quedo quieta de repente, como si se le hubiera roto algún resorte, pero al seguir con mis masajes en su coño y en sus tetitas volvió a dar muestras de placer, parecía aceptar la situación.

Hundí mi cabeza entre sus piernas para hacerle una buena mamada, frotando deliberadamente mi cabeza contra sus muslos, quería que apreciara la melena de la peluca. Sin duda ninguna, estaba convencida que era otro el que le hacía la mamada, mientras hurgaba con mi lengua hasta lo más profundo de su coñito, mis manos no paraban de subir y bajar, acariciando todo el cuerpo, lo hacía con tanta rapidez que no creo que fuera consciente de que eran solo dos manos las que estaban acariciando su cuerpo.

Mi mujer se retorcía de placer mientras su conchita se iba llenando de jugos.

-¡Sigue, Sigue!-

Lo había conseguido, estaba fuera de si.

Me incorpore y doble sus piernas hasta que casi tocaron su cabeza. Ante mi se estaban mostrando sus dos agujeritos, eche un poco de saliva en el agujero de su ano y me ate al el vibrador a la cintura, parecía que tenia dos penes. empecé a meter mi polla por su coño sin contemplaciones, de una sola envestida mis huevos chocaron contra su piel, empecé a bombear lentamente mientras que con la otra mano fui introduciendo lentamente el vibrador por su culo, que poco a poco fue cediendo, hasta que conseguí meterlo del todo.

Mi mujer se retorcía de placer y no dejaba de gemir, estuve bombeando durante un buen rato hasta que no pude mas y descargue toda mi polla en su interior, al terminar tuve buen cuidado de sacar primero el vibrador y después mi polla, es decir, como si en realidad fueran dos personas la que la penetraban.

Recogí todos los artilugios que había usado, y volví a abrir y cerrar la puerta para que ella pensara que alguien salía de la habitación.

La desate y le saque la venda de los ojos, estaba exhausta, me miro, me abrazo y me dio un profundo beso.

-Cariño, te quiero... menuda experiencia.

-Te ha gustado?

-Si, me encantaría repetir, pero esta vez sin vendarme los ojos y con las manos libres.