Juego de gemelas V (Mas descubrimientos...)
Levante mis caderas para sacarlo, pues mis planes para esa delicia eran algo diferentes. Lo hice, mientras veía sus ojos que desaprobaban tal evento, le devolví una mirada de complicidad, como pidiéndole paciencia y baje la mano para buscar su erecto instrumento.
Ch 5 Mas descubrimientos y una propuesta
Una vez terminado el desayuno, continuamos con el tema pendiente: Antonio.
-Ya me contaste tu aventura sexual, muy excitante, debo admitir, ahora, ¿Me puedes decir qué onda con Antonio? y ¿Qué planes tienen para mí?
-Primero debo, decirte que mi relación con Antonio, me hizo revalorarme como mujer y claro que sexualmente también, no he de negarlo, sin embargo debo de aclarar que mi amor por ti, va mas allá de muchos límites, así que seas como seas, sigo estando a tú lado, no te dejaré sola en esta aventura que emprendes.
-Muchas gracias, es como un sueño que se hace realidad. Pero vamos cuenta.
-Después de nuestro primer encuentro, no supe nada de él, más que por el semen que me había dejado, y cuyo olor perduro por un par de días, incrementando mi libido cada vez que iba al baño, y que derivo en varias sesiones de autosatisfacción, y regreso mi libido y confianza como mujer capaz de atrapar a un hombre con sus encantos. Supongo que me entiendes.
-Siempre desee sentir eso y Marco logro tocar esos delicados hilos. Dije suspirando.
-Por azares del destino, perdí mi trabajo, aunque no te lo comente y continúe saliendo de casa a la misma hora, para dedicarme a seguir las finanzas y la economía global, como siempre me ha gustado. El caso es solía ir a un café a pasar el día y trabajar en un proyecto de inversión, cuando de pronto una llamada de un número desconocido entro a mi celular, era Antonio. Me saludo diciendo que me había extrañado mucho y que se disculpaba por salir tan apresuradamente ese día y que moría de ganas por verme. Era temprano y le dije que estaba libre. De alguna manera, el lo sabía, sin preguntar nada, me dijo que me veía en 10 minutos y colgó. Me sorprendí por que no le dije donde estaba, al parecer la emoción lo traicionó. Tuve miedo, pero la excitación que generó en mi, tu sabes es picor que no cesa hasta que... Bueno, nada de sexo, sigamos.
-Y, ¿cómo fue que lo supo?
-Espera, ya lo sabrás, el caso es que justo en 10 minutos estaba a mi lado con unas delicadas orquídeas.
-¿Las que trajiste a casa y que supuestamente le compraste a un vendedor en la calle?
-Justo esas, vas entendiendo. Puso las flores en mi mesa y me dio un tierno beso, como si hubiesen pasado mil años sin vernos, al menos así se sintió, gracias a la empatía que había entre nosotros. Al verme con la computadora se disculpo por interrumpir mi trabajo, y me pregunto de qué trataba. Le di los detalles y creo que le conté demás, pero quien puede negarse a esos ojos. El caso es que se dio la hora de la comida, nos dirigíamos a un restaurante, pero le comente que prefería el servicio a la habitación y ambos recordamos aquel fin de semana. El caso es que terminamos en un hotel, y ya imaginaras lo que paso.
-No quiero saber más detalles, le dije. Dime tengo que ver en todo esto, ¿de qué trata?
-Paciencia, nos tuvimos que ir rápidamente y no me quedo más que volver a casa. Pasaron un par de semanas y sólo recibí mensajes cada día diciendo que recordaba los momentos que pasamos. Recordarás que fue el momento en que cambiamos de dieta, en primera porque yo necesitaba cuidar más mi figura y segunda para empezar a afinar tu cuerpecito, cosa que deberías de agradecerme.
-Eso es más que evidente, aunque me hiciste sufrir un poco, pero sigue.
-Al cabo de un mes me llego un mensaje, quería verme para el fin de semana, ese que iría con mi madre a una cita desde el viernes por la tarde y que en realidad salí muy temprano por la mañana pues paso por mí a un par de cuadras de la casa, según mis instrucciones. El caso es que fuimos a desayunar a un lugar alejado de la ciudad, donde empieza la zona boscosa en una cabaña bastante agradable. Terminando el desayuno me invito a caminar un poco por el bosque, otra vez tuve miedo, pero casualmente traía una falda larga y botas. Nos internamos en el bosque y al llegar a lo que parecía una barranca, nos detuvimos y me miro a los ojos con cara de seriedad. Pensé que era un secuestrador y que finalmente sería su víctima, pero eso no hacía más que aumentar mi excitación con la situación. Nunca me imagine lo que pasaría. Metió la mano a su chaqueta y puse cara de terror, pero solo saco un sobre, que me pidió abrir y así lo hice, había un cheque al portador por una cantidad considerable. Me sorprendí y pregunte a que se debía, me dijo que eran mis ganancias por el plan financiero que le había comentado y que su compañía se encargo de llevar a cabo, y que sus asesores aseguran que de replicar este modelo en otras regiones, se mejorarían las condiciones de vida de la población y las ganancias para los inversionistas serían muy atractivas. No supe que decir, más que gracias. Me dijo que habría más y que debía proponerme algo.
-¿Más sexo? Dije con cara de emoción.
-Sorprendentemente no. Lo que me propuso fue tomar la consultoría financiera de la empresa, lo que además nos permitiría estar juntos por más tiempo. Acepte sin dudarlo mucho, entonces empezaría el siguiente lunes, y por ahora podríamos disfrutar de la montaña y la compañía por este fin de semana. Camino de regreso al auto, me dijo que si había tenido miedo en la barranca, a lo que confesé que más bien había sido algo de intriga y emoción, pues tenía muchas dudas y que todo esto me parecía un juego de espionaje. Se rió y me dijo que algo había de eso, pero que me lo platicaría su tiempo y me dio un beso con mucha seguridad y que me transmitió que ahora confiaba en mi, entendí que éramos cómplices. Respondí el beso y seguimos caminando, cuando llegamos el auto no estaba en su lugar y me llevo de la mano a una pequeña colina y de pronto bajo un helicóptero.
-No inventes, ahora hasta James bond me saliste. JAJAJAJ, reí.
-Más o menos por ahí va la cosa. No me vas a creer la siguiente parte, pero así fue. Se vio un helicóptero en el horizonte y aterrizo a unos metros de nosotros. De alguna manera, Antonio había traído mi bolso y me dijo que confiará en él. Ese parecía ser el juego, en menos de dos horas llegamos a la playa y nos acercamos a una casa ubicada en una bahía, el helicóptero se acerco a la playa y saltamos, estábamos a menos de 10 metros de muelle y llegamos nadando al mismo. Nos sentamos a la orilla del muelle y observamos el mar en ese sol del medio día, por mi lado me sentí descubierta al contemplarlo irremediablemente y le sonreír con seguridad. Entonces, se desnudo ahí mismo y se lanzo al mar nuevamente, me invito a que lo siguiera y seguí su ejemplo despojándome de la ropa también, nadamos un poco y me abrazo algo lejos de la playa, para que mencionar lo que paso.
-Para que se me antoje, mencione mientras acariciaba su hombro con mi femenina mano.
-Quieta chica, dijo al darme un pequeño manaso. Nos besamos y abrazamos tanto como el ajetreo de las olas nos lo permitía, su mano me sujetaba fuertemente de la cintura acercando a nuestros sexos que desesperadamente necesitaban encontrarse. Sentí su intimidad que se encontraba en su máximo esplendor rozarse con la mía, en mi caso la excitación que antecedía a este encuentro desde la semana anterior y desde cada mensaje, fue lo que preparo el camino para estar receptiva e incluso en estas condiciones lograr recibirlo con facilidad, mientras lo rodeaba con la piernas por la cintura y seguía agitando de cuando en cuando la manos para ayudar a mantenernos a flote, de alguna manera el se las arreglaba para entrar y salir un poco de mi cuerpo a un ritmo que me volvía loca y que me llenaba de placer, más por lo inusual de la situación y que después le confesé era mi primera vez dentro del agua, a lo que respondió con un beso y acelero sus movimientos que hábilmente eran cortos y profundos, con lo que mis jugos mantenían la lubricación aun en esas condiciones. Así estuvimos, hasta que nos acercamos al muelle, donde me puso sobre las escaleras y me hizo llegar a mi primer orgasmo de ese día que aumento besando mis pezones, sumergiendo su cabeza dentro del agua. El no termino y nado un poco, mientras subí al muelle y me tendí para recibir los rayos del sol que acariciaban mi sensibilizada piel. Entramos a la casa y me mostro un baño y un vestidor donde había ropa que podría utilizar, me dijo que la encontraría en el closet. Escuche que se duchaba y que contesto algunas llamadas en las que daba algunas instrucciones y enfatizaba que no había peligro alguno.
-De no ser porque me veo aquí sentada frente a ti con un cuerpo de mujer y lo que he vivido en estos días no creería nada, pero vamos al grano, ¿qué busca Antonio? ¿Quién es?
-A eso voy. Encontré un bikini blanco, un vestido de encaje de una sola pieza y unas lindas alpargatas en color hueso completaron el atuendo. Busque en mi bolso y lo primero que salto a la vista fueron los microenemas, por si acaso, me aplique uno y lo contuve mientras tomaba la ducha. Sabes de lo que hablo.
-No era para menos, es un truco que toda mujercita como nosotras debe saber, ahora lo sé. Jeje!
-Salí de la habitación y me esperaba con algunos bocadillos en una charola, me pidió seguirlo y nos fuimos a la terraza donde nos tendimos sobre unos camastros de madera, el día era hermoso y el azul del cielo incomparable, me sirvió un coctel con jugo de toronja, naranja y vodka. Platicamos de las finanzas y de cómo me había interesado en ese mundo. El vestía un short elegante estilo y tenista y una playera tipo polo, era notorio que su excitación no se había mitigado del todo con la aventura en la alberca, aunque no lo necesitaba los tres cócteles me ayudaron a levantarme y sentarme a un lado de camastro para admirar más de cerca a mi hombre, deslice mis uñas recién arregladas sobre su pecho, provocando que la plática cesará y bajando hasta hacer movimientos circulares sobre su sexo. Me miro y se dejo hacer mientras sus dedos jugueteaban con mi pelo y lo sujetaban dándole una mejor vista de lo que irremediablemente pasaría a continuación. Acerque mi cara a su boca y le bese succionando su lengua y labios, como si de otra parte de su cuerpo se tratara, empecé a bajar lentamente besando su cuello, pecho y más abajo, mientras saque su sexo de la prisión que lo resguardaba alineándolo con su vientre y que por cierto alcanzaba a tocar su ombligo. De pronto al llegar a esa cabecita que sobresalía de entre su ropa, la bese y lamí succionando, pero sin engullir, estuve un rato así. Ahí estaba hincada y con mi culito contoneándose. Seguí con el juego cruel, para ambos y me trepe sobre él para frotar mi clítoris sobre su glande, mientras le besaba nuevamente con suavidad y lentitud. Sus manos se posaron en mis caderas y de una manera muy sensual, y extrañamente sutil arranco mi bikini y libero su mástil que se abrió camino entre mis labios vaginales y de un solo movimiento se alojo por completo en mi empapado interior, así lo cabalgue un poco logrando que adquiriera su máxima dureza y tamaño. Levante mis caderas para sacarlo, pues mis planes para esa delicia eran algo diferentes. Lo hice, mientras veía sus ojos que desaprobaban tal evento, le devolví una mirada de complicidad, como pidiéndole paciencia y baje la mano para buscar su erecto instrumento y dirigirlo nuevamente al interior de mis entrañas, solo que ahora a mi otra cuevita que lo recibió con un delicado mordisco que lo hizo gemir, al tiempo que baje mis caderas para desaparecerlo por completo, cosa que se facilito por los restos de mis jugos vaginales. Seguí el movimiento con mis manos para cubrir sus testículos tomándolos como si de una joya se tratase, me quede un rato sentada a horcadas sobre él para amoldarme y apretarlo como tanto había deseado desde el momento que le vi la segunda vez en el café. Mientras seguimos besándonos tiernamente, hasta que casi sin notarlo me empecé a bambolear disfrutando de aquel dulce tormento para luego incorporarme, sujetar mi senos y empezar a cabalgarlo subiendo y bajando, siempre sin sacar más de una tercera parte de su sexo de mi interior, el contribuía levantando y bajando su pelvis. Luego se sujeto a mi cintura y se incorporo de tal manera que quede acostada boca arriba con mis piernas rodeando su cintura y volvió a besarme, mientras el empezaba a bombearme con un ritmo delicioso combinando penetraciones cortas y rápidas, con algunas lentas donde casi me la sacaba por completo y la volvía a meter profundamente, lo que provocaba mis gemidos compitieran con los estruendos del mar, parecía conocer los puntos donde me hacían explotar, pues al estar a punto de regalarme un orgasmo cambiaba el movimiento para prolongar mi ansiedad, tanto que baje mi mano y empecé a jugar con mi clítoris, a lo que él respondió acelerando sus embestidas para alcanzarme y convulsionamos en oleadas de placer que se intensificaron por su néctar que choco, chorro a chorro, en lo más profundo de mi ser.
-Excitante, pero ¿Quién es Antonio? Dije mientras acariciaba nuevamente sus hombros por el calor e intensidad de la plática.
-Está bien. Total que descansamos un poco y al caer la tarde me llevo a la sala de la casa, se puso serio y me dijo que era un hombre como cualquier otro, pero que había tenido la fortuna de nacer en la casa de su padre, un hombre adinerado, que por desfortuna había muerto cuando Antonio era adolescente y su madre lo siguió casi exactamente un año después, a esa corta edad era responsable de los empleados de la empresa y de las inversiones, pues su padre no solía tener socios. Varios de los directivos de las empresas se acercaron a ayudarle, pero solo buscaban tomar provecho de su corta edad, por lo que, con la habilidad que su padre le había inculcado, se fue por unos meses a vagar por las calles buscando en quien confiar, según él la mejor gente está donde la ambición y el poder no son la prioridad. En su caminar se encontró con una gran tormenta y sin refugio alguno, sólo encontró una estética, que era atendida por una mujer algo mayor con un porte autoritario fuera de lo común, entró empapado y ella le ofreció una toalla para secarse y sin preguntar más le dijo que si quería podía pasar la noche en la estética, pues esta lluvia no pararía. Acepto sin muchas reservas, así que la mujer se metió por una puerta que daba a la casa. Se quedo unos minutos ahí, y ella regreso con un poco de té caliente y pan para cenar. La mujer no lo dejo hablar y comento que le había visto vagando por ahí y que sabía que necesitaría un refugio y comida caliente, que había visto en sus ojos algo que le recordó a cuando era pequeña y el mundo parecía confabular en su contra y que hubo una mano amiga que la apoyo y que gracias a eso estaba ahí y no atrapada para siempre en un lugar sin salida. El caso es que se quedo y ofreció ayuda con la limpieza del lugar y algunas reparaciones en retribución a las bondades recibidas, así pasaron unos días hasta que anuncio su partida y la mujer le comento que sino tenía donde ir aquí sería bien recibido, además le dio un paquete con algo de comida y un poco de dinero. Se fue retomando la confianza en los humanos que sin esperar nada a cambio ayudan a alguien más. Regreso a casa y todo estaba peor algunos de los ejecutivos querían fragmentar el grupo empresarial, antes de que él tuviera la edad para asumir la presidencia, dispuesto a dejar su fortuna se encamino a la casa de aquella mujer y se encontró con el negocio cerrado, toco no encontró respuesta, algo lo hizo tomar la decisión de entrar en la casa por la ventana que el mismo había reparado y la encontró inconsciente en medio de la sala la llevo al hospital y había sufrido un ataque al corazón, raro en mujeres de su edad. Decidió llevarla a su casa y presentarla como la hermana de su padre que se había extraviado en los tiempos de la guerra y que nadie de sabía de su paradero. Se recupero en un par de semanas y las cosas en el grupo empresarial seguían con problemas, así que decidió nombrar a aquella mujer como la albacea absoluta y por ende como la presidenta general del consorcio, al parecer era la única en quien podía confiar. La fue instruyendo y ella lo apoyo como le había prometido en un momento, aunque no conocía mucho de finanzas su intuición, presencia física, pues a pesar de ser mujer era fuerte y con voz profunda, junto con su buena voluntad lograron reagrupar a los miembros del consorcio y consolidar la empresa nuevamente, con lo años las cosas fueron mejorando y el adquirió la mayoría de edad.
-Toda una historia de espías y tragedias de millonarios. Pero algo no me queda claro, ¿y Marco? Es su hermano, ¿verdad?
-No, no es su hermano y es donde todo se empezó a aclarar para mí, aunque he decirte que me costó trabajo creer todo esto y más poner atención mientras me perdía en eso ojos, que hace poco me llenaron de placer y que el semen que escapaba por mi entrepierna recordaba una y otra vez.
-Sí, pero ya dime.
-Antes debes decirme si estas dispuesta a seguir con esto, a partir de aquí ya no hay retorno, trabajarás como yo, para Antonio, pero déjame decirte que vale la pena.
-Te he dicho que no pienso renunciar a esta vida por nada y además me muero por saber cuál es mi parte de la película. Mencione con cara de asombro. Entre mí pensé que no sólo había perdido mi identidad como hombre, sino también que la lealtad de la mujer que amo se había cambiado de bando. Pero estaba dispuesta a ser toda una mujercita, nada me haría cambiar de opinión.
-Bien, entre las cosas que vivió durante antes de que llegara su “tía” a la empresa fue un atentado, el auto en que supuestamente viajaría la noche en que decidió salir a vagar tenía los frenos arreglados y el chofer que lo llevo a guardar tuvo un grave accidente. En otra ocasión, un espejo que su padre había adquirido y recién había cambiado de lugar recibió el impacto de una bala, que según la policía había sido disparada de más de tres kilómetros de distancia. Ahí entra Marco, ya que la idea de la “tía” funciono tan bien, se dispuso a vagar nuevamente para buscar a un chico son una fisonomía parecida a la suya y le propuso ser su doble para despistar a sus probables agresores y aprovechar el tiempo mientras el doble ocupaba su lugar en eventos públicos o aburridas reuniones. Justo eso pasó cuando nos conocimos, Antonio tenía una importante cena con empresarios en la que Marco lo sustituiría, pero él no quería ir rodeado de seguridad, por lo que tomo el camión y de alguna manera lo puso a mi lado ese día. Esto me hizo entender por qué no pude encontrar la misma mirada en la mañana que desperté a su lado y el cambio de actitud al salir del baño. Le comente que sería genial tener una gemela, a lo que respondió que debido a mis obligaciones como directiva, seguramente la necesitaría para que pudiéramos escapar sin que nadie nos molestara. Y ahí entraste tú.
En el siguiente capítulo les contare otros descubrimientos y más propuestas.