Juego de Gemelas III (El SPA)

Después de ese encuentro con los gemelos. Erika me propuso ir a un SPA para que me realizaran algunos tratamientos de belleza y profundizar un poco más en el mundo de ser mujer. Al entrar al lugar, todo era de tonos melón, las paredes y las luces.

Capitulo 3 Juego de Gemelas  (El “spa”)

Después de ese encuentro con los gemelos. Erika me propuso ir a un SPA para que me realizaran algunos tratamientos de belleza y profundizar un poco más en el mundo de ser mujer. Al entrar al lugar, todo era de tonos melón, las paredes, las luces etc. Me recibió Mónica la chica que había ido a maquillarme a casa.

-Jessica que gusto verte de nuevo. Me saludo de beso en la mejilla.

-A mi también me da gusto, que guapa te ves y por cierto gracias por tu trabajo del otro día, fue fenomenal.

-Espero que este paquete de belleza te guste, y que lo disfrutes tanto o más que el otro.

-Me pongo en tus manos, aunque me gustaría que me ensenaras algunos truquitos.

-Con mucho gusto, acompáñame.

Caminamos por un pasillo con varias puertas, parecía mas un hotel. Nos detuvimos ante una habitación pequeña, pero muy confortable, donde tenía una serie de botellas con todo tipo de cremas y algunos equipos electrónicos.

-Tu paquete es lo que llamamos "Vacaciones perfectas", la idea es ayudarte a lucir esos bikinis que tanto te gustan, que siempre estés guapa aun en la alberca y que tu figura sea excepcional.

-Me parece bien, ¿qué debo de hacer?

-Solo relájate y deja que me encargue. Empezaremos con una exfoliación de todo el cuerpo. Dijo mientras abría una puerta que aparentaba un closet y que en realidad se dirigía a un jacuzzi  adornado con velas, pétalos e incienso. Antes de entrar al agua me lleno de un aceite muy ligero y termino con un spray. También, cubrió mi pelo con una gorra de baño.

-Muy bien, recuerda no mojar tu cabeza, ni cara. Ahora relájate y disfruta vuelvo en 45 minutos.

El agua estaba tibia y las burbujas me hacían sentir caricias por toda la piel. Mi entrepierna estaba libre y podía sentir esta parte moviéndose con el agua, aunque en realidad no le daba tanta importancia. Venían a mi mente las escenas que tuve con Antonio y como hizo sentir tan mujer, por lo que decidí acomodar mi sexo como lo habían hecho con anterioridad, sin mucho éxito pues volvía a escapar de su escondite por el agua y los aceites. Pasado el tiempo volvió Mónica y se sentó al pie del jacuzzi para tallarme el cuerpo con unos guantes que tenían arcilla en su interior. Luego pase a la ducha para enjuagarme el exceso de sales y arcilla, mi piel se sentía muy tersa al tacto y todo el bello de mi cuerpo había desaparecido. Me seque y termine con una toalla enredada en el pelo y otra en mi torso cubriendo mis senos. Ya en el cuarto, Mónica me pidió que me recostara, totalmente desnuda, para pasarme el láser depilatorio, dolía un poco, en especial en los dedos de los pies y en la parte interna de los muslos.

Mientras hacia este procedimiento comento que todos los cambios realizados serán reversibles y que tenían opciones más permanentes, si es que así lo deseaba.

Una vez que termino con el laser me depilo la cara con cera, lo que a pesar de no sé muy velluda dolió bastante, puso una loción refrescante y paso el laser nuevamente, entro otra chica con un juego completo de accesorios estéticos y lo que parecían ser extensiones.

-En lo que se recupera tu piel te dejo con Karla, te pondrá algunas extensiones de pelo natural.

-Qué guapa vas quedando! por favor ladea tu cabeza un poco empezaremos de la base de la oreja a la nuca, de ida y regreso. Cierra los ojos y relájate, tardare un poco.

-Está bien, muchas gracias.

Media hora más tarde Karla había terminado, me dejo una cabellera larga hasta la altura de los hombros y sin mucha forma.

-Después, pasaras a la estética para el cambio de imagen, confía, quedaras preciosa.

-Puedo verme en el espejo.

-No, preferimos que te sorprendas con el resultado final, ¿Te parece?.

-Está bien, pero no creo poder esperar mucho.

-Me voy, dijo, despidiéndose con un beso en la mejilla.

A un par de minutos regreso Mónica.

-Muy bien, ahora debemos de hacer algunas cosas más. Volteo a mi entrepierna.

-¿Lo mismo de la otra vez? Pregunté.

-Sí, pero mejor. Tomo sexo en su lubricada mano y sin mas preámbulo hizo que me corriera. Listo, ahora pasaremos al quirófano.

-¿Quirofáno? Dije entre duda y miedo.

-No te asustes, solo será para hacer unos detalles temporales.

-¿Podrías decirme que detalles?

-Existe una técnica de inyección de agua salina que se pone debajo de la piel y te permite dar volumen donde se necesita. Dijo mientras señalaba mis planos pectorales. Removeremos un poco de grasa de tu bajo vientre y de la parte baja de los brazos y finalmente acomodaremos a nuestro amiguito donde nadie podrá encontrarlo, al menos por unas tres semanas, en las que podrás orinar como mujercita todos los días. ¿Aceptas?

-No parece tan temporal.

-La disolución salina se absorbe en un mes y la grasa se volverá, con pizzas y cerveza.

-Está bien, me pongo en tus manos.

-Podemos hacer el procedimiento con anestesia local o general. ¿Qué prefieres?

Por un lado quería estar al tanto de todo, pero por otro  era como un sueño despertar y ser una nenita, y así fue.

-Anestesia general. Respondí.

-Buena elección, así te veras totalmente cambiada, sin los traumas del procedimiento. Ponte la bata que está en la silla y súbete a la camilla, por favor.

Así, lo hice y me recosté podía ver las luces del pasillo pasar frente a mí, como ocurre en las películas de doctores y hospitales. A unos cuantos metros se encontraba el quirófano, donde nos esperaban tres doctores, dos de ellos hombres y una mujer, la anestesista.

-Hola Chica, soy Madeleine y seré la encargada de tu corazón durante tu estancia aquí. ¿Alguna duda?

-¿Dolerá?

-Sólo cuando despiertes, pero recuerda, la belleza cuesta. Valdrá la pena créeme. Ahora sentirás un pequeño pinchazo en la pierna.

-¿Por qué en la pierna? No es en le brazo.

-No queremos dejar marcas en tu piel o sí. Necesitas verte radiante. Me canalizo y puso el suero. ¿Sabes contar?, pregunto.

-Claro.

-Empieza del diez al 0 y respira profundamente entre número y número. Dijo, mientras inyectaba un líquido amarillo a mis venas.

-Diez, hmmmmm, nueve, hmmmmm, ocho, hmmmmm, siete, hmmmm….

Fue lo último que recuerdo, hasta que desperté en una sala con varias camas y con luces muy tenues.

Sentía mucho frio y sed, y la luz me lastimaba. Hice un esfuerzo para enfocar la vista y reconocer el lugar. Lo primero que sentí fue un bulto helado en mi pecho y una especie de pescador que cubría mis caderas y vientre, helado también, por cierto.  En eso llego Mónica.

-Tranquila Jessica, el mareo se te pasará es unos minutos. Tomo mi mano y la acaricio. Debo pasarte a la camilla, ayudame. Así lo hice y me llevo al mismo cuarto donde me empezaron el tratamiento y me recosoto para que me recuperará.

-Gracias, balbucee…

-No digas más, debemos dejarte el frio un poco más, estarás bien. Ví la luz de la mañana por la ventana.

-¿Qué día es?

-El tratamiento se hizo ayer por la tarde, así que dormiste toda la noche para que te recuperes más pronto. Vuelvo en una hora, tú tranquila.

Esa hora pareció eterna para mí, pero al fin volvió con un par de bolsas, una bolsa de tienda y una pequeña maleta.

-¿Ya te puedes parar? Pregunto. Me sentía mareada pero me sente en la cama y no creía tener problemas para hacerlo.

-Si está bien, dijo. Ahora déjame quitarte todo eso. La verdad me estaba congelando. Comenzó por la parte de arriba y fue increíble.

-Guaaa, muchas gracias! Exclamé con asombro y pensé que Antonio estaría muy complacido con esto. Podía ver un par de hermosos senos copa C pegados a mi pecho y con unos pezones casi del doble de tamaño de los mis partes originales y como mi pelo  desaliñado los cubría parcialmente.

-Ahora la parte abajo, me quito la especie de pescador. Estaba tan absorta en mis nuevos senos que no me fije en más detalles. Toma esta bolsa y ponte lo que está aquí, vuelvo enseguida. Dijo Mónica.

Busque en la bolsa y encontré ropa muy casual, un pantalón de tela holgada en color melón, a marca de la casa, una blusa con cuello en V negra y de ropa interior unos calzones de algodón en color nude y un bra deportivo en el mismo color. Por fin me detuve a ver mi vientre que lucía algo inflamado pero mucho más plano que antes, supongo que me retiraron algo de grasa y también de los costados, mi cintura se sentía más pequeña y sobretodo resaltaba por mis caderas que se habían ensanchado, dándome unas curvas como nunca imagine, también sentía mi trasero inflamado y noté que mis nalgas estaban algo mas redondas que lo usual. De pronto me espante al ver una gota de sangre escurriendo por mi muslo, pero note que escapa por entre mi nueva “vagina” y por la falta de dolor, sólo tome un poco de papel y me limpie, mí ahora plana entrepierna, con el frio las ganas de orinar eran incontrolables, fui al baño pero no podía orinar. En eso vino Mónica.

-Olvidé retirarte una cosa. Mira para simular tu nuevo sexo hemos realizado unas pequeñas costuras que sangraran por un tiempo y debo decirte que durante el procedimiento te canalizamos, pero ahora mismo debo retirarte la sonda que permanece oculta entre tus nuevos labios vaginales. Por favor, levanta tu pie.

Así lo hice y ella metió su dedo en mi nueva cueva entonces saco una pequeña manguera y con una jeringa extrajo un líquido y de pronto esa manguera salió de mí causándome dolor.

-Ahggg! Exclame.

-Lo siento es sólo una pequeña molestia. Pero ya pasará. Ahora puedes orinar, sin problema.

Me senté en el inodoro, y con las piernas cerradas comencé a orinar, la sensación era extraña, al sentir ese líquido caliente escurriendo en mi sexo que inevitablemente me obligaba a secarme con papel al terminar, fue entonces cuando vi ese pequeño triangulo de vello que habían dejado ahí y los labios que parecían resguardar la entrada a un lugar misterioso y placentero.

-Encontrarás toallas femeninas detrás del espejo.

Abrí el espejo y encontré una variedad de paquetes de los que seleccione uno que decía ultradelgadas con alas y extra absorción. Tome el calzón, coloque la toalla y me lo puse con toda naturalidad. Tome el bra y fue una experiencia, mis senos se acomodaron en las copas del mismo y al cerrar los broches esa sensación de soporte y el control el pequeño rebote que se sentía l brincar fue sumamente placentero, me decía que era toda una mujercita. Me puse le pantalón y la blusa, arreglé mi pelo con las manos y con una liga lo sujete en una cola. Unas zapatillas con tacón del 5 o 6 completaron el atuendo.

-Bien, veo que estas lista. ¿Cómo te sientes?

-Sorprendida por el cambio y deseosa de verme al espejo.

-Me complace que te agrade, en cuanto espejo, ten paciencia, falto sólo un poco, ahora vamos a la estética. Ese pelo necesita que te arregles. Puedes llevar tu bolso.

Fuimos por un pasillo que daba al fondo del edificio y de ahí a un corredor que daba a un centro comercial.  Como era temprano no había mucha gente, de cualquier forma, caminar así vestida y coquetamente con los tacones que me hacían bambolear mi cuerpo de un lado a otro y el pelo amarrado, era lo más parecido a mi sueño de ser toda una chica que había vivido. Note las miradas de algunos hombres que invariablemente se posaban en mis pechos para después clavarse lascivamente en mi trasero, a lo que respondía incrementando mi contoneo. Llegamos a una estética donde ya se encontraban varias clientas haciéndose peinados y demás, se preparaban como para una fiesta. Entre temerosa de ser descubierta, pero simplemente era una más.

-Por favor con Estefano, dijo Mónica a la recepcionista. Pero él no tardo mucho en aparecer.

-Mónica, pero ¿qué te has hecho mujer? Mira nada más, supongo que esta es la amiguita que necesita un trabajo completo.

-Sí, Jessica.

-Mucho gusto. Dije.

-Jessy, no te preocupes tardaremos pero quedarás como una reina. Déjala en mis manos Mony.

-Sabes donde llamar cuando terminen.

-Nos vemos en un rato Jessica.

-Sí, gracias. Dije.

Estefano me tomo del brazo y me llevo al segundo piso del salón.

-Lo primero que necesitamos es darle más luz a este precioso cabello tuyo. Por el tono de tus cejas, nos conviene una cortina de luz, pero conservando parte del tono natural. Dijo, mientras empezaba a mezclar una serie de aditivos, me aplico esto en el pelo. Ahora a esperar unos 40 minutos, mientras vendrá Andrea a encargase de tu manicura y pedicura. Vuelvo chica.

Vino una chica con el cabello rizado y se presento. Puso mis pies y manos en unos recipientes con agua tibia y me pidió que me relajará, después de unos minutos comenzó a limar la piel y remover todo el exceso de cutícula, sentía mis manos y pies mucho más sensibles con una suavidad al tacto. Me puso unas uñas postizas de porcelana y me pinto las pinto con un barniz en color melón para no variar. Se despidió una vez que termino. Al poco tiempo vino Estefano.

-Jessy, necesito aplicarte un poco más de tinte, pasa la sillón y por favor checa los muestrarios que tenemos aquí, quizás quieras quedar como alguna de las modelos, aunque te recomiendo que te quedes en mis manos.

-En esta aventura me he puesto en las manos de todos, así que no veo por no arriesgarme. Toda tuya.

-Eso me agrada. Listo. 10 minutos y vuelvo. Dijo.

Me lavo y seco el pelo y  empezó a cortar  haciendo capas y dándole forma con volumen. Me puso un poco de polvo, mascara de pestanas, algo de sombra rubor, delineador de labios,  un labial en color coral y unos aretes de coral con forma de corazón que puso en mis recién perforados oídos, esto no lo había notado, fue parte del tratamiento. Entonces, fue que volteo la silla y me puso frente a un espejo de cuerpo completo. Tarde en reconocerme a mí misma, pues el espejo devolvía la imagen de una mujer con un poco menos de treinta con un cuerpo sensual y un maquillaje que recordaba el de una dulce novia. Atónita observe a detalle e incluso me toque la cara para comprobar que era yo la del espejo.

-Y, ¿bien? Jessy.

-Increíble, jamás pensé.

-No pienses y disfruta, tontita. Te ves hermosa. Lista. Ahora llamo a Mónica, mientras arréglate en el vestidor.

-Sí. Pero, me puedes decir ¿dónde está el baño?

-Claro, es la puerta del fondo.

Pase, aunque dude un momento, pues tenía el letrero de "damas", el vio mi titubeo y señalo la puerta de nuevo indicándome que era lo correcto. Entre e hice lo que tenía que hacer, seguía sangrando un poco, pero no fue necesario cambiarme. Ya en el vestidor estaba la pequeña maleta junto con un par de botas a media pierna con tacón del 10 y un vestido negro,  en tela elástica con  un patrón de círculos en un color negro brillante, de una sola pieza sin mangas y un escote en forma de triangulo. Dentro de la maleta, estaba un corsé de encaje muy fino con los tirantes del liguero integrados y un par de medias lisas en color negro también y una panty de corte francés en encaje también. El atuendo parecía excelente para estas tardes lluviosas de verano y que se completaba con una chaqueta más bien deportiva, que recordaba a las utilizadas en las películas de espías.

Me empecé a desvestir y por fin me pude ver en el espejo de cuerpo completo, el bra sujetaba mis senos resaltando ese hermoso escote que ahora, al bajar mí mirada la cintura resaltaba por el incremento de mis caderas y mi vientre plano eran el justo complemento para mis piernas larga y completamente libres de vello. Al quitarme el bra, instintivamente puse mis manos sobre los senos como tan sensualmente había visto hacer a tantas y tantas mujeres, desde muy pequeña, tímidamente quite mis manos y pude notar esa forma de gota que habían tomado y como caían un poco por efecto de la gravedad, aun sentía algo de dolor e inflamación por la intervención, pero era más la maravilla de verme así. Luego cruce mis manos sobre ellos y los pude tapar casi completo, lo que me conforto mucho, pues el espejo me reafirmaba la imagen de una mujer protegiéndose de las miradas indiscretas con el adorno adicional de la uñas y manos perfectamente arregladas. Me contemple por un rato para luego quitarme el calzón y regresar a la misma pose, ahora mirando ese pequeño triangulo de vellos que innegablemente mostraba mi reacomodada feminidad y volteando un poco se vislumbraba mi trasero redondeado que con las piernas semicruzadas adquiría la forma de corazón que le daba la bien marcada división entre mis nalgas, en eso estaba, cuando Estefano toco la puerta.

-¿Listo Jess?, dijo disminuyendo mas mis nombre, vendrán por ti en una hora, te aconsejo que te apures y te des una vuelta por la plaza comercial. Puedes encontrar cosas divinas por ahí.

-Ok, gracias, dije despertando de esa sesión de autoreconocimiento.

Tome el corpiño y me lo puse empezando por la piernas, enfundando mi cuerpo, sintiendo la fina tela acariciarme y acomodando mis senos, ¡sí mis senos! que dejaban ver unos pezones de tamaño mediano por entre el encaje, no era la primera vez que lo hacía, pero si la primera vez que verdaderamente el atuendo correspondía a mi cuerpo. Me puse la panty, asegurándome de no olvidar la toalla protectora con alas en color negro que se perdía con la prenda y  que encontré en una bolsa en la maleta, junto con más implementos y una caja con medicinas. Me tomo algunos minutos ponerme las medias, sobre todo por los broches del liguero, pero lo logre y como ya estaba maquillada y peinada rápidamente complete mi atuendo con las botas y le vestido que se adaptaba perfectamente a mis curvas y moldeaba mi senos de manera espectacular, la chaqueta me daba un toque de elegancia y misterio. Me vi al espejo y guaauu! Ahí estaba lista para conquistar al mundo. Modele frente al espejo para encontrar las poses que resaltaran mi figura, que de por si se había feminizado mas con la ayuda de los tacones que ahora mostraban un perfil más ondulado y sobre todo unas piernas estilizadas y firmes. Tomo el bolso, guardando las pastillas, el celular y la cartera y me dispuse a salir.

-¡Pero qué guapa!, expreso Estefano, se acerco a mí y se despidió de beso en la mejilla. Mi tarjeta, se que volverás.

-Seguramente sí, muchas gracias.

Salí del salón y me dirigí a caminar por las tiendas, mezclándome entre las demás, mirando los zapatos y de cuando entrando a una tienda, donde las dependientas me ofrecían ayuda con la talla del vestido o cualquier otra prenda, recomendándome algunas ofertas o los nuevos modelos. Donde me perdí fue en la tienda de lencería, aunque los modelos me gustaban, pensaba mas en cual le agradaría a Antonio, y terminaba siempre con los encajes y unos badydolls en corte imperial para dormir con una delicada tanga, en particular compré uno en color ostión, con una tela satinada que, aunque me ofrecieron, preferí no probármelo, pues me dijeron que hacían cambios siempre y cuando la panty no tuviera signos de uso, dentro de la tienda sonó el celular, era Mónica, que se disculpaba por no poder ir a recogerme, pero que había enviado a alguien para llevarme a casa. En unos segundos volvió a sonar el celular y una voz varonil se escucho del otro lado.

-¡Hola preciosa! Era Antonio,

-¿Cómo estás?, ¡que agradable sorpresa!

-No también, como tú, según me han dicho fuiste al salón de belleza y necesitas un transporte ¿Puedo ayudarte?

-Perfecto, ¿dónde nos vemos? Sentí unas manos que rodeaban mi cintura.

-Te encontré, alcance a escuchar por el teléfono y su voz en vivo. Te ves realmente hermosa, vaya que ese Estefano es bueno, aunque no tanto como la madre naturaleza. Lo tomé como un piropo.

-Y tú, ¡que elegante! Venía vestido con un traje negro muy elegante con una corbata lisa y una loción liguera con olor a maderas que me recordaba la esencia que dejo impregnada en mi cuerpo esa noche. Todo esto pasaba en mi mente, mientras lo volteaba a ver.

-Tuve una reunión y ya sabes, se tiene uno que disfrazar. Por cierto me pidió Erika que viniera por ti, porque tenía una “reunión importante”. Dijo con cara de suspicacia, supuse que estaría con Marco. Espero no te importe el atrevimiento.

-Claro que no, por el contrario es una grata sorpresa. Me alagaba ver que sus ojos se deleitaban con mi cuerpo y en respuesta me contonee un poco al dar la vuelta para verlo de frente y saludarlo con un beso en la mejilla. Que finalmente, fue a media boca y sus manos nunca dejaron de sujetar mi cintura.

-Estoy hambriento, ¿puedo invitarte a cenar? No me había percatado que mi estomago estaba prácticamente vació y que había olvidado el hambre con todas las emociones de mi nueva imagen.

-Yo también, me parece excelente. Sólo pago aquí y lista.

Pague en la caja, mientras él se dio una vuelta por la tienda y le comentó algo a la dependienta, sin más me ayudo con la bolsa y la maleta y salimos de la tienda mientras me sujete de sus brazo. Me sentía como una novia que va del brazo de su amado, luciendo como pareja y moviéndome lo más sensualmente posible para que mi hombre presumiera a los demás lo que no podrían más que admirar por unos segundos.

Me llevo al estacionamiento, donde guardamos las cosas en el auto y sin avisar me tomo de la cintura, me atrajo a él y me dio un beso profundo como el de un enamorado que ha pasado mucho tiempo sin su amada, correspondí y lo bese también sujetándome a su espalda acariciándolo y sintiendo la fuerza de sus brazos. Mis senos se repegaron con su pecho y la sensación fue devastadora sentía ganas de que me poseyera en ese instante como lo había hecho aquella noche, su aroma me embriagaba nuevamente y todo mi interior parecía lleno de mariposas. Este beso se prolongo por unos minutos, en los que sus manos se encargaron de volver a explorar cada milímetro de mi cuerpo y el calor de los cuerpos volvía a intermezclarse para formar ese lazo de complicidad que los amantes muestran a kilómetros de distancia. Mis deseos eran entregarme a él, ahí mismo, sin embargo conserve la calma, un poco por el maquillaje y otro tanto por prolongar este beso que nos llevaba más allá de una simple atracción sexual. Desperté del letargo cuando empezamos a caminar de vuelta al centro comercial, nos dirigimos entre besos y caricias a un restaurante de comida italiana. Nos recibieron a la entrada de una manera muy amable y las miradas que se perdían en mi silueta o en mi escote eran difíciles de disimular y para mí se convertían en un continuo halago que aumentaba mi confianza en mí recién adquirida femineidad, a todas luces pasaba como una mujer atractiva mas. Nos guiaron a la mesa en un rincón algo apartado, el mesero me ayudo con la chaqueta y sentí su mirada perdida en mi trasero que por fin quedaba libre y que incluso Antonio volteo a ver con agrado. Me acomodaron la silla y pusieron la servilleta en mis piernas, al tiempo que servían agua en una copa y nos entregaban las cartas, tales atenciones me hicieron pensar que podría acostumbrarme a la caballerosidad.

-¿Te gusta el lugar? Dijo Antonio.

-Es muy elegante.

-No faltaba más, con el honor que me haces de acompañarme.

-¿Sabes? Todo esto es como un sueño hecho realidad. Y le di un beso de picorete.

-No lo había pensado así, pero es como estar un cuento de amores que se encuentran después de estar perdidos mucho tiempo. Que cursi.

-Que romántico diría yo.

-¿Listos para ordenar? Interrumpió el mesero. Me hizo recordar lo dicho por Mónica de que la pancita regresa con pizzas y cerveza, así que pedí una ensalada con salmón en costra de sal a las hierbas finas, él pidió unos ravioles rellenos de camarón y un vino blanco.

Volvimos a lo nuestro y  nos besamos apasionadamente, mordiéndonos los labios y con la mano su mano que se perdía entre mi falda, mostrando un incremento en su excitación al sentir el liguero y mis acariciar mis muslos desnudos. La cena transcurrió entre risas y platicas de todo tipo, en particular hablando de viajes y lugares que siempre quisimos visitar y en general coincidimos. Saliendo del restaurante me llevo sujeta a la cintura hasta el carro, donde amablemente me abrió  la puerta, en cuanto subió busco mi boca y nos besa apasionadamente de nuevo, ahora me dirigí directo a su sexo que estaba por estallar acariciándolo de arriba abajo, recordando su forma que tanto me había hecho gozar, el volvió a meter la mano entre mi falda, para encontrarse con mi sexo cubierto por la toalla intima, a lo que le respondí que estaba en mis días, y siguió besándome disfrutando de esa pasión y de la calentura de estar juntos, seguramente, solo se avivaría el deseo, busque sacar su objeto de placer para consolarlo con mis labios, pero el me dijo que quería disfrutarme así y me beso el cuello, volteándome un poco, excitándome con su aliento en mis oídos y su calor en mi espalda, sus manos sobre mis costados y que luego magreaban mis senos con sensualidad fueron los que me hicieron tener una especie de orgasmo no genital, que hasta ahora no había siquiera imaginado. El se encontraba duro como una piedra pero no quiso que le hiciera nada, me dio un beso tierno y tuvo que encender el auto, pues un vigilante se acerco a decirnos que no podíamos permanecer más tiempo dentro del auto. Durante el camino fuimos en silencio y solo de vez en vez acariciaba mis piernas y yo sus manos y fuertes brazos. Ya era noche y me dejo en la puerta donde nos despedimos con un largo y tierno beso. Se fue y me envió un mensaje “Lo he disfrutado mucho, espero verte pronto Princesa”.

La casa tenía un olor peculiar que hace tiempo no percibía, me dirigí a la habitación y ahí estaba Erika, casi desnuda y tendida en la cama con el pelo revuelto y el maquillaje maltratado, definitivamente alguien había tenido sexo y no era yo.

-Y, ¿Cómo te sientes? Por lo que veo muy bien, tu nuevo género te asienta de maravilla aseveró.

-¿Tú dirás? Dije mientras me di un a vuelta presumiéndome.

-Toda una hembrita eh! Ahora lo comprendo.

-Comprender ¿qué?

-Que esto se te da mejor, que la naturaleza se equivoco.

Se levanto y empezó a acariciar mi pelo sutilmente y desabrochar mi vestido, me dejo solo en la lencería y admiro dando una vuelta alrededor, para agacharse a mi puchita y besarla por encima del encaje, desabrocho mis botas y así me tendió en la cama.

-Mira nada más que mujercita, dijo mientras metió un dedo por debajo de mi panty y al ver la sangre exclamo: “Y en tus días” ¿quién lo diría? Me puso boca y volvió con su mano, ahora llena de lubricante, a buscar mi cuevita para penetrarme lentamente, a lo que yo respondía moviendo la cadera y pujando para ayudar en la penetración, entonces movió de lado la panty y saco algo de debajo de las sabanas, y de pronto sentí una cabecita firme abriéndose paso por mi cueva y entrando con gran facilidad, ella empezó un bombeo y yo misma levantaba las caderas quedando en posición de a perrito.

-Y además toda una putita golosa.

-Ahggg, ¡no pares! Reclamé.

Me dejo el falso falo clavado y se volteo, note que el dildo era doble, la otra punta entro con facilidad en su goloso culito, tanto como el mío, hasta que nuestras nalgas chocaron, de no ser por mi lencería, podría decirse que una de nosotras se divertía con un dildo pegado al espejo, pues nuestros movimientos se acompasaban a la perfección. Ella metió su mano por mi entrepierna buscando mi botón de placer y justo en ese lugar empezó a frotarme, hice lo mismo copiando sus movimientos y empezamos a gemir con ese doble placer, hábilmente paso una pierna de un lado y se pego mas a mí, volteándonos boca arriba, pero sin soltar nuestro juguete que permanecía oculto mientras nuestras cuevitas se besaban. En esta nueva posición ella tenía más libertad de mover las caderas y el accesos a nuestros clítoris era más sencillo. Empezó a lamer mis pies y a succionar mis dedos delicadamente, fue una sensación totalmente avasalladora y desencadeno oleadas de placer que recorrían toda mi piel. Así, llegamos a un orgasmo simultáneo que termino con un rio de jugos que escurrían de mi puchita, mezclados con algo más de sangre. En eso se volteo sobre mi poniendo su mojada vagina al alcance de mis labios y empeche a lamer, cuando ella pujo y me entrego un regalo de Marco, que bebí con gusto y me hizo comprender que estuvo haciendo durante mi estancia en la clínica. Terminamos con un tierno beso y abrazadas. Quede agradecida de haber saciado la calentura que Antonio había dejado en mí y que seguramente no me habría dejado dormir hasta no encontrar consuelo.

En el siguiente capítulo Erika tiene más planes para Jessica. No olviden escribirme. moniquetd at live.com.mx