Juego Caliente
Mis manos alrededor de su cintura sentían como se cimbraban sus enormes esferas de carne mas abajo, por lo que deje que mis manos descansaran sobre ellas, atrayéndola hacia mi y pegando mas aun nuestros sexos, por lo que era inevitable que sintiera la dureza de mi pene contra su vulva, ya que ese dí
Nadie sabe lo difícil que es crecer teniendo una madre de con un trasero enorme. Pero es más difícil cuando te haces adolescente y esa fijación se vuelve obsesión; eso fue lo que me sucedió a mí…
Desde pequeño miraba las grandes nalgas de mi madre y me parecía de lo más normal aunque me daba cuenta que cuando íbamos al mercado, los hombres le miraban sus firmes pechos, sus enormes nalgas, sus gruesas piernas, sus amplias caderas y su estrecha cintura, aunque usaba ropas holgadas se notaba todo lo que escondía y a veces le decían cosas que en ese entonces no entendía, pero las recordaba por mucho tiempo. A veces algún patán se nos acercaba y le decía “señito, que ricas nalgas tiene” o “mamacita que rico culote que tienes”, ella solo se reía sin hacerles caso, ignorándolos olímpicamente aunque yo creo que le gustaba ese tipo de piropos ya que nunca les recrimino nada.
A pesar de eso mi madre siempre fue una mujer fiel a su esposo, hasta que llego el día en que mi padre empezó a faltar a casa y un buen día, nos abandonó, diciéndole a mi madre que se había enamorado de otra mujer… su secretaria, que era muchos años mas joven que el, en ese entonces tendría como 45 años y mi madre 44. Yo ya tenia 16 años y cuando nos dio la noticia de que se iba de la ciudad con su nuevo amor, nos dejo en una buena situación económica, no obstante devastados por dentro.
Pasaron dos años en los que mi madre se dedico a buscar un empleo y a superar su dolor y yo a ayudarle en lo que podía con empleos de medio tiempo, aunque no carecíamos de casi nada, trabajar y mantenernos ocupados era como una terapia.
En ese lapso nuestros lazos se estrecharon mucho mas por la soledad de ambos, creando una atmosfera de confianza y armonía, además que teníamos la confianza de contarnos lo que nos sucedía a diario mientras mirábamos la tv en el sofá de la sala… nos tapábamos con una cobija para dormitar un poco, pero eso lo aprovechaba yo para sentir la redondez de sus caderas pegadas a mi, sobre todo cuando se reclinaba hacia el brazo de sofá y parte de sus enormes nalgas se quedaban encima de mis piernas… como sin querer, pasaba mi mano cerca del bolsillo de mi pantalón y acariciaba sus muslos firmes sobre sus licras que usaba cuando estaba en casa; a veces se recargaba en mi, haciéndome sentí sus pechos turgentes y firmes y su cabeza apoyada en mi hombro, mientras mi mano le acariciaba sus hombros y cuando sentía que se estaba quedando dormida, bajaba mi mano hasta casi sentir el costado de sus senos. Me di cuenta que deseaba a mi madre como mujer, como la hembra deliciosa que es, además de que la amaba como madre desde siempre, pero su cuerpo me volvía loco y era la inspiración de las masturbadas mas ricas y las eyaculaciones mas prolongadas que yo recordaba.
La miraba en casa, mientras lavaba o cocinaba y mis ojos no se podían apartar de sus grandes nalgas, que se movían con un vaivén impresionantemente lujurioso, que amenazaba con romper sus pantalones.
A veces llegaba de trabajar y me decía que se recostaría un poco antes de cenar, y que le despertara a cierta hora. Se cambiaba de ropa y se ponía su licra rosa (su preferida) que se ajustaba a su cuerpo como si estuviera desnuda y se recostaba en su cama. En ocasiones yo también me recostaba a su lado a “dormitar” aunque lo que menos hacia yo era dormir… poco a poco me deslizaba hacia abajo, hasta que mi cara quedaba a la altura de sus nalgas y sigilosamente acercaba mi cara a esas enormes redondeces que empezaban a crearme una adicción. Olía ese aroma que salía de su sexo, me parecía delicioso y a veces no podía reprimir el deseo de pasar mi lengua por ese surco prohibido y sentir ese calor que emanaba, junto con su perfume íntimo.
Durante dos años no paso de hacerle ese tipo de lamidas secretas y toqueteos discretos, mientras mi deseo por mi madre crecía al mirar sus enormes melones y sus nalgas monumentales seguidas de sus enormes muslos haciendo juego con su cara angelical; hasta que llego mi cumpleaños 18 y decidió hacerme una pequeña celebración a la cual invito a mis tías, amigos y demás familiares.
Ese día, me puse un pantalón delgado de vestir y una camisa de botones ligera ya que hacia algo de calor; mi madre se puso un pantalón de seda negro ajustado y también una blusa ligera,. Pasada la media noche y con unas copas encima, se despidieron los últimos invitados y mientras ayudaba a mama a recoger el desorden, me miro y me dijo:
-Hijo, veo que te has divertido mucho-
-Claro mami, he bailado con todas mis primas y mis tías; estoy rendido!-
-Pero con tu madre no bailaste ni una sola, malvado!-
-Perdona mami, pero entre el ajetreo, no me di cuenta-
Fue hacia el estéreo y puso una melodía muy lenta diciéndome:
-Pues ahora me toca, ¿no crees?-
-Claro mami, lo que tú digas-
Me acerque a ella y tomándola de la mano empecé a bailar, tomándola por el talle y la mano…
-A mi me gusta bailar mas cerca, hijo!-
Puso mis dos manos detrás de su cuello y me tomo por la cintura, apretándome a su cuerpo… podía sentir su cuerpo pegado al mio y su dulce perfume invadió mi nariz, erotizándome de inmediato… sus enormes pechos y su vientre pegado al mio, hizo que tuviera una poderosa erección que apuntaba directamente a su entrepierna.
Mis manos alrededor de su cintura sentían como se cimbraban sus enormes esferas de carne mas abajo, por lo que deje que mis manos descansaran sobre ellas, atrayéndola hacia mi y pegando mas aun nuestros sexos, por lo que era inevitable que sintiera la dureza de mi pene contra su vulva, ya que ese día no me puse ropa interior … su respiración se hizo mas agitada y sentía como subía la temperatura de sus mejillas pegadas a mi cara… gire mi cara hacia su cuello y le di un pequeño beso en su cuello, que hizo que temblara… pase mi lengua y labios por su piel caliente y ella soltó un leve jadeo.
Mis brazos la apretaron mas aun ya casi no nos movíamos, solo disfrutábamos el contacto entre nuestros cuerpos calientes… yo moví un poco mi cuerpo de lado a lado, para que sintiera mas aun mi erección, frotándola contra su sexo, ella hizo lo mismo y el roce se hizo mutuo… al ver esto, tome mas valor y empecé a empujar mi pelvis hacia ella, como si estuviera penetrándola, respondiendo ella de la misma forma y en un momento, mi erección que amenazaba con romper mi pantalón, se metió entre las piernas de mami, que al sentir esto, abrió ligeramente sus piernas, permitiendo que mi verga se alojara directamente entre sus muslos y atrapándome con su entrepierna… cerro sus muslos sin dejar de movernos. Me estaba masturbando con su vulva y yo sentía ese calor y humedad que empezaron a fluir de su interior, mojándome el pantalón… no aguante mucho ese rico contacto y de mi pene empezó a brotar un gran torrente de semen, al tiempo que sentí como mi mama, empezó a temblar y a mojar mi pene con sus jugos calientes, ahogando un gemido contra mi cuello… mama también había tenido un orgasmo.
Cuando los temblores de mami cesaron, nos despegamos y sin verme a la cara me dijo
-Gracias por bailar conmigo, nene, me voy a dormir, hasta mañana, mi amor!
Se alejó hacia su habitación ondulando su enorme trasero con una sensualidad que me quede ahí parado sin creer realmente lo que había ocurrido y con el pantalón lleno de semen en el interior y de flujo vaginal de mami, en la parte exterior.
Paso una semana en la que casi no me dirigía la palabra, menos aun me miraba y me preocupaba lo que pasaba por su cabeza… a lo mejor pensaba que estaba mal lo que habíamos hecho y que jamás debería volver a pasar, pero afortunadamente, una semana después su trato conmigo volvió a ser normal, incluso me di cuenta que al estar en casa empezó a pasearse con ropa mas ligerita, transparente y sin ropa interior. Cuando llegaba del trabajo, en lugar de ponerse su licra para descansar, se daba una ducha y solo se ponía una bata cortita que apenas llegaba a la mitad de sus grandes muslos, sobra decir que mi calentura aumentaba al tener ese mujerón cerca de mi todo el fin de semana lo que provocaba que yo también cambiara mi manera de comportarme en casa.
Solía andar en casa en shorts o bermudas delgados, además de que ya no usaba trusas ni otra ropa interior porque aprovechaba cualquier momento para rozar sus hermosas nalgas y sus piernas, con mi miembro erecto y al ver que ella no se inmutaba, la tomaba de la cintura y me pegaba a ella para sentir su firme trasero, mientras hablaba de cualquier cosa y ella solo sonreía, haciéndome saber que le gustaba sentirme y saber que excitaba a su hijo, que lo ponía caliente a pesar que era prohibido, por lo cual era mas excitante para los dos… luego se alejaba con cualquier excusa, sonriendo y dejándome con la verga durísima de deseo, no me quedaba otra que correr al baño y masturbarme furiosamente hasta desahogar toda mi lujuria. Ella parecía disfrutar mi martirio por que al salir del baño, estaba afuera esperando para entrar, con su sonrisa enigmática e imaginando lo que había yo hecho por su causa… tal vez sus costumbres le impedían dar el paso final o esperaba que yo lo diera.
Hasta que sucedió lo que yo esperaba tanto.
Al estar mirando la t.v. no podía dejar de pensar que mi madre solo tenia puesta su nueva bata de dormir, sin bragas ni sostén, por lo que sus pezones se marcaban en la fina tela y que al estar cubiertos por una cobija, ella “dormitaba” apoyando sus senos en mi pecho y su cara en mi hombro, mientras sus piernas dobladas estaban encima de las mías; mi bermuda es de esas que se cierran con velcro por lo que mi glande salía sin problemas debido a la erección… era un delirio tenerla así, tan pegada a mi, sabiéndola casi desnuda, pero la gota que derramo el vaso fue cuando por “accidente” puso su mano en mi paradísima verga y la mantuvo allí, por mucho tiempo dándome ligeros apretones en la cabeza, mientras yo disfrutaba horrores y bajaba la cobija para ver sus enormes pechos y pasaba mi mano a su costado, para tocar un poco esos enormes globos de carne caliente que pedían a gritos ser mamados y estrujados. Después de 10 minutos de masaje a mi pene, ella se desperezo y con su sonrisa coqueta me pidió que le ayudara con los trastes. Se puso frente al fregadero y al estar lavando las tazas me pidió que le pasara más detergente del estante de arriba. Me puse detrás de ella sacando de antemano mi verga por completo para “alcanzar” lo que me pidió y al sentir mi erección entre sus nalgotas, dio un respingo de sorpresa, pero no dijo nada… le dije que no lo encontraba y me dijo que lo buscara hasta el “fondo”… entendí su indirecta y empuje mi mástil hasta sentir que mi pubis se pegaba a su trasero y mi glande rozaba la entrada a su mojada vagina… ella “ocupada” en su labor empujaba su enorme trasero hacia mi, al tiempo que yo empujaba sin decir nada; era como si estuviéramos cogiendo en verdad, por que mi pene se deslizaba entre sus labios íntimos, mojado por sus jugos calientes, era una sensación deliciosa. Cuando mi pene empezó a pulsar para arrojar su carga de semen, mi madre se separo de mí diciéndome:
-Ya termine, amor, vamos a seguir viendo la tele-
Yo sé que se dio cuenta que me iba a venir y creo que no quería que lo hiciera aun; tape mi pene con la playera y la seguí a la sala.
Con la bata levantada por detrás, camino al sofá, mostrándome sus generosas nalgas y mire lo mojada que estaba por la lubricación de ambos, ya que un poco se deslizaba por el interior de sus muslos.
Caminé tras ella cuando levanto la cobija y al hacerlo me dijo sonriendo:
-Ahora, por no encontrar el detergente, no te comparto de mi cobija-
Y se tendió en el sofá envuelta en la cobija, mirándome coqueta…
-AH pues entonces te la quito, por que yo la traje del closet- respondí y lanzándome sobre ella, jale la cobija y al hacerlo ella la paso sobre su cabeza riendo a carcajadas, por lo que quede encima de ella y mientras “forcejeábamos”, abrió sus piernas y me situé en medio de ellas. Nuestros sexos quedaron en contacto directo, pero ni ella ni yo nos detuvimos. Sentía sus pelos raspando mi verga y me baje un poco la bermuda con una mano para colocar mi pene entre sus labios íntimos; cuando nuestros pelos se unieron, supe que estaba a punto de penetrar a mi madre… mi sueño se estaba volviendo realidad!!! Ella mantenía la cobija encima de su cabeza y yo tratando de alcanzarla, me revolvía encima de ella y sentía sus pezones erectos en la tela de su bata…
-Si no me la das te muerdo!!!- le dije
-A que no lo haces, bribón- contesto mi madre.
Con una mano baje su bata descubriendo sus senos y atrape en mis labios su pezón, chupando y dándole pequeños mordiscos, para pasar al otro y aplicarle el mismo tratamiento, mientras mi madre se retorcía de placer sin parar de reír.
Empuje mi verga hacia mi madre sin dejar de mamar sus pechos y el glande entro sin dificultad a su caliente gruta, por lo mojada que ya estaba, me detuve un segundo para ver su reacción y ella empujo sus caderas hacia mi, para que la penetración fuera completa; empecé a bombear lentamente a mi madre, sintiendo lo estrecho, caliente y mojado de su vagina, mientras ella solo lanzaba pequeños jadeos… actuábamos como si ninguno de los dos nos diéramos cuenta o mejor aun, como si nada estuviera pasando. El sonido de nuestros sexos al unirse y despegarse se convirtió en un chapoteo de jugos mezclados, que enervaba mas aun nuestro placer filial.
Cuando mi verga entraba hasta el fondo de mi madre, ella me daba unos deliciosos apretones con el interior de su vagina, haciéndome ver estrellitas, al sentir en la cabeza de mi pene los músculos de mami, como si no quisiera soltarme, como si no quisiera que se lo sacara.
Luego de 10 minutos de acción, me dijo:
-Espera que me lastimas-
Me asuste cuando me dijo eso y le saque mi verga de su sexo escurriendo de jugos íntimos, pero me volvió el alma al cuerpo cuando se volteo boca abajo y me dijo con su sonrisa picara
-Te la creíste, tonto!!!! Ahora si que no me quitas la cobija-
Abrió un poco sus piernas y la visión de su sexo rojo y brillando de humedad entre esas enormes nalgas, que me hacían soñar, invitándome a entrar entre ellas, por poco me hacen tener un infarto.
Me subí en mami, entre sus colosales nalgas, buscando de nuevo el calor de su sexo exquisito y ella empujaba hacia mí buscando la penetración, mientras alejaba de mí, la cobija que tanto “peleábamos”.
Mis embates se hicieron más pausados para poder centrar su raja, en ese enorme mar de carne caliente ya que como se movía mucho por nuestro juego, no atinaba a entrar en ella. Su maravilloso culo me besaba el estomago. Sus movimientos bruscos cesaron para darme la oportunidad de colocar mi pene en su cálida entrada, dando paso un delicioso vaivén de sus enormes caderas. Empujaba hacia mi, buscando enterrarse en mi mástil hasta que mi miembro encontró de nuevo el camino al interior de mama. La cabeza de mi verga se situó entre sus labios mojados y al mismo tiempo buscamos la penetración encontrando suavemente nuestros sexos. Mi pene se deslizo lentamente en su mojada vagina, yo frotaba mi vientre en sus nalgas y sentía como se contraían alojándose en mi estomago mientras mis huevos se frotaban deliciosamente en su clítoris, duro como un garbanzo
Mama ya no reía a carcajadas, solo jadeaba bajito, recibiendo mi dura verga en sus entrañas, mientras mis manos amasaban los costados de sus ricos senos, estrujando y soltando sus pezones durísimos, cuando se levantaba un poco.
Nos retorcimos mucho tiempo en silencio, yo encima de ella hasta que sentí como las paredes de su sexo me apretaban mas fuerte y de su interior brotaba una cascada de jugos calientes, mientras su cuerpo se convulsionaba debajo de mi, en largos espasmos que le provocaron su explosivo orgasmo… cuando su sexo apresaba mi verga, la sensación tan deliciosa, hizo que empezara a bombear semen al interior de mi madre… casi podía ver los chorros de leche caliente estrellándose contra el útero de mama y casi perdimos el sentido ambos. FUE UN SUPER ORGASMO QUE NOS SACUDIO AL MISMO TIEMPO!!! Nos quedamos pegados unos minutos más, disfrutando todavía de la sensación de ese orgasmo tan largo y delicioso que casi nos quedamos dormidos, hasta que mami, me toco el hombro y me dijo:
-Hijo, ya es tarde, debemos ir a descansar-
Me levante de su colosal trasero y al salir mi verga de sus entrañas, hizo un sonido como el que hace una botella cuando se descorcha (PLOP) dejando salir mi semen del interior de mi madre; ella hizo como que no se daba cuenta de ello a pesar de que mi leche y sus jugos dejaron empapada su rica vulva…
Bajándose la bata que se había subido más arriba de su cintura, volteo y me dijo sonriendo satisfecha:
-Ya deberías estar durmiendo, jovencito-
-Créeme que dormiré como un bendito, mami, tanto juego me fatigo… pero me debes la revancha, eh? No me puedes ganar así de fácil-
-Después seguimos jugando, mi amor, por ahora descansa, que te hace falta- respondió con su sonrisa coqueta y guiñándome un ojo se alejó hacia su habitación, moviendo las caderas en un delicioso vaivén, sabiendo que su hijo, no se perdía esa maravilloso espectaCULO.