Juego a tres deseado

Sin duda ahora sabía lo que quería decir Mario cuando hablaba de la suerte de tener una mujer como la mía.

Esa mañana de camino hacia el trabajo me crucé con Mario, es un vecino con el que mantengo una amistad un poco intima, nos saludamos como de costumbre, y me preguntó  si tenía pensado ver el partido de futbol que darían esa noche por televisión en el canal de pago. Mi respuesta fue que sí, que tenía pensado verlo en casa y que si le apetecía que viniera a verlo junto con su mujer, así mientras ellas charlaban de sus cosas, nosotros podríamos verlo y de paso tomarnos  algo juntos los cuatro. Me dijo que se encontraba solo, que su mujer se había marchado toda la semana a la casa que tenían en la playa, y que no se verían hasta  el fin de semana, que tenía bastante trabajo con el camión (es conductor), pues nada vente tu solo y lo de tomarnos algo, lo dejamos para nosotros tres.

Cuando llegué a casa lo primero que hice, fue comentarle a Ana lo del encuentro con Mario, quería oír su respuesta y observar como se lo tomaría, pues en una cita anterior que tuvimos también  nosotros tres, acabamos realizando un trío y la verdad aquello no nos dejó del todo satisfechos ni a Ana ni mí. A diferencia de Mario, él si quedo del todo satisfecho, era evidente pues cada vez que coincidíamos en algún lugar, buscaba la ocasión para  sacar con disimulo el tema y que le atraía mucho la idea de volver a repetirlo.

Ana se mostró indiferente, pues al contrario de lo que yo pensaba se mostró abierta y me escuchó con atención hasta que terminé de comentárselo. Lo único que respondió fue: pues tendré que ir esta tarde al supermercado para comprar algo de beber y picar, que seguro vendréis con hambre y no tendré nada para poneros.

Llamé a Mario por teléfono y quedamos en vernos al salir del trabajo y así llegar juntos a casa.

Serían sobre las nueve y el partido no empezaba hasta las diez, disponíamos de  tiempo suficiente para tomar algo en un bar cercano y charlar sobre nuestras cosas.

Entre cerveza y cerveza como no, volvió a salir el tema de siempre, de lo bien que lo había pasado, que Ana era una mujer increíble y que era un gozo poder disfrutar de una pareja así, que ya le gustaría que su mujer se mostrara más abierta y liberal  para  poder disfrutarla de la misma manera. Pero por desgracia para él, su mujer no pensaba igual y cada vez que se lo planteaba terminaban en pelea, motivo por el que había decidido no volver a comentarlo y vivir sus fantasías por solitario.

Después de unas cañas, nos marchamos para casa, los comentarios entre nosotros ya eran más íntimos y todo giraba sobre la forma que teníamos de vivir nuestra sexualidad.

Nada mas nada más abrir la puerta de casa y pasar al interior, la primera imagen que nos encontramos fue a mi mujer Ana vestida de lo más sugerente y provocadora que nuestras mentes jamás hubieran podido imaginar, mi corazón al verla empezó a bombear a mil por hora, vi como Mario no le quitaba la vista de encima y lo único que acertamos a decir casi a dúo fue: y para qué queremos ver el futbol, con el espectáculo que tenemos en casa.

Estaba impresionante, llevaba puesto un picardías cogido solo en la parte de arriba, por un pequeño botón que dejaba entrever su sujetador, era de esos que usan las mujeres para levantar los pechos cubriéndolos solo por la parte de abajo, y dejando fuera desde el pezón hacia arriba.

Debajo llevaba unas braguitas tanga a juego del sujetador y picardías, pequeñísimas que dejaba casi a la vista su llamativo culo y unas increíbles piernas, todo esto acompañado de unas sandalias de tacón fino que la embellecía aún más. (era evidente que no solo había ido de compras al supermercado, también había pasado por la tienda de lencería para estrenar algo), esto demostraba que ella también deseaba este encuentro.

Pasamos al salón y nos sentamos en el sofá más grande frente al televisor, (como si ahora quisiéramos ver el partido de futbol). Ana nos sirvió un poco de vino y nos acercó las copas, aprovechaba cada movimiento para mostrar todos sus encantos, se la veía toda sexy y provocadora. Mario no paraba de tocarse la polla tratando de acomodarla dentro de su apretado pantalón, mientras que yo no dejaba de mirarla y tengo que decir que sorprendido, pues no me podía imaginar  esta respuesta por parte de Ana, aunque ella era una mujer muy ardiente y liberal, la forma en que se comportaba para mí era totalmente nueva.

Me encantaba ver como ella trataba de mantener el control,  como se sentía deseada por dos hombres a su lado, que no pensaban en otra cosa que más que en follarla y disfrutarla.

Nos pasaba los platos para que pincháramos algo y aprovechaba el momento para mostrarnos las tetas, o volvía a servirnos vino y cuando se sentaba abría sus piernas dejando ver en parte su coño totalmente depilado, incluso  se le notaba el tanga mojado por la parte delantera.

Me levanté para bajar la intensidad de la luz y poner un DVD que tenía guardado con una peli porno, siempre que alquilaba una porno, procuraba que fuera de tríos o intercambios de parejas, eso nos ponía a mil mientras echábamos un polvo.

Cogí a mi mujer de la mano y la senté en medio de nosotros dos, La reacción de Mario fue inmediata, le cogió las tetas y se las empezó a chupar y morder por los pezones, ella giraba el cuello hacia mí, queriendo que la viera disfrutar, sabía que esa era de las fantasías más deseadas por mí, siempre que teníamos sexo, le comentaba cuanto deseaba verla en medio de dos hombres para que le hicieran todo cuanto desearan.

Puso a Mario de pie y le bajo los pantalones, empezó a acariciar su polla por encima de los slips y dándole bocaditos se los fue bajando hasta dejar toda su polla reventona al aire.

Se la metió entera en la boca y comenzó con un mete y saca hasta casi los huevos,  su polla brillaba por los restos de saliva mezclada con algo de leche que ya empezaba a soltar la polla. Yo miraba y miraba, mi mente ahora iba más rápido que el corazón, así que me saque la polla y la puse junto con la de Mario, se la ofrecí para que jugara con ambas.

Tragaba una y después la otra, con una mano tocaba unos huevos y con la otra masturbaba la polla que no se estaba comiendo. Era una autentica experta, su manera de hacer nos tenía locos, y volviendo su cara hacia mí, puso su coño en la misma delante de Mario, este le bajó el tanga y comenzó a pasarle la lengua por toda la raja y a la vez le introducía dos dedos, ella  comenzó a gemir y retorcerse de placer, hay notamos como le vino el primer orgasmo.

Yo comencé a follarle la boca con mi polla y tuve que pararme para no acabar de inmediato, pues quería que esta función no terminara aún, comenzó a correrse y apretaba sus dientes contra mi polla, me dolía y me producía placer a la vez, así terminó su segundo polvo, y tumbándose en el sofá nos dijo: chicos cuando queráis comenzamos el siguiente round.

Quien de los dos me va a follar primero nos decía. Yo preferí que fuera Mario quien tomara la iniciativa, la puso a cuatro patas de rodilla sobre el asiento y la penetro fuerte, ella gemía medio de dolor medio de placer, la follaba hasta el fondo dejándome ver cómo se la sacaba y se la volvía a introducir toda entera, así estuvo como cuatro o cinco minutos hasta que comenzó a correrse dentro de su coño, no paraba de decirle lo que le gustaba follarla, que contara con él para cuando quisiera.

Ella volvía a tener otro orgasmo y así estuvieron hasta terminar. Vi como le fue sacando su enorme polla,  se la sacó toda chorreando y dejándole el coño enrojecido y abierto, por los muslos le chorreaba parte de la corrida, entonces Ana va y me dice: Venga ahora fóllame tu, quiero que notes como tengo lo tengo de empapado. Se la metí y comencé a follarla, con cada uno de mis empujes, notaba como le salía mas leche, incluso me manchaba a mí, notaba su coño lleno y esta situación me provocaba aún más ganas de correrme y mezclarlas dentro de su coño.

Ya no aguantaba más y comencé a vaciar toda mi leche, ahora sí que le chorreaba por los muslos, así seguí hasta quedar completamente agotado, Mario a mi lado no paraba de decir lo increíble que la parecía todo esto.

Ana se echó en el sofá y cogió la polla a Mario que ya se volvía a mostrar erecta de nuevo y se la metió en la boca, al mismo tiempo comenzó a acariciarse el clítoris y a decir lo caliente que la poníamos, su mano cada vez se movía con más rapidez, hasta que comenzó a correrse de una manera bestial, su cuerpo se encogía y estiraba hasta que acabo de correrse.

Comenzamos a acariciarle las tetas y los muslos, cada uno por un lado, la besábamos y nuestras pollas otra vez volvían a estar tiesas. Ella cogió ambas y las pajeaba a la vez, hasta que moviéndose hacia un lado, volvió a introducirse en él coño la de Mario, se colocó encima y comenzó a cabalgarlo, lo hacía despacio, se notaba como ahora era ella quien lo follaba, me levante y cogí un bote con vaselina y comencé a untársela con los dedos en su culo, ella sabía cuál era mi intención, y adopto una postura más cómoda para ofrecerse a mis deseos, le fui metiendo poco a poco uno, dos, tres dedos y cuando vi que ya estaba lo suficiente dilatado, se la arrimé y la fui empujando, costaba un poco, pero con calma se fue introduciendo, notaba la polla de Mario moverse dentro de su coño y comenzamos a follarla dando ritmo a las penetraciones, uno la sacaba y otro empujaba, así hasta que de nuevo agarrada  a nosotros le volvía a venir un nuevo orgasmo, ahora era ella quien pedía que la folláramos con fuerza, quería sentirlas dentro, la empujamos hasta casi los huevos los dos a la vez, ella estaba fuera de sí, nos hablaba como si fuera una autentica puta, decía que nunca se había sentido así, que no paráramos.

Poco mas pudimos aguantarle, comenzamos  a corrernos los dos casi por igual, notaba como la polla de Mario descargaba dentro del coño y seguro el también notaba como mi polla descargaba dentro del culo.

Cuando terminamos los tres, nos tumbamos a recuperarnos un poco y Ana otra vez volvió a sorprenderme, cogió las dos pollas y comenzó a chuparlas y a sacarles la poca leche que les quedaba, cuando terminó se tumbó junto a nosotros y comenzó a besarnos en la boca, notaba sus labios y lengua con restos de nuestras corridas, nos abrazamos  y permanecimos así como una media hora.

Mario dijo que se tenía que marchar, pero antes de hacerlo volvió a comentar:

Espero que no tardéis tanto tiempo en querer repetir lo de esta noche. Ana lo beso y nos despedimos en la puerta.

Nos metimos en la cama y quise sacar la conversación sobre lo ocurrido esa noche, mi intención era saber lo que pensaba Ana de todo cuanto había ocurrido, y otra vez su respuesta fue completamente inesperada para mí, sus palabras fueron:

Espero que tú te sientas satisfecho por haber realizado otra de tus fantasías, yo te aseguro que por mi parte lo estoy. Y además el haber podido disfrutar de dos pollas para mí solita.

Ah y no pienses que esto no vamos a volver a repetirlo, ya sé cómo disfrutar  de dos hombres a la vez y no pienso renunciar a darme el capricho cada vez que pueda.

Sin duda ahora sabía lo que quería decir Mario cuando hablaba de la suerte de tener una mujer como la mía.