Juego

Tu empiezas a sentir y a gemir, no es para menos y dudando dices "Irene es la que me besa el capullo”, de pronto risas de nosotros, “que va era Pepa la que se quería tragar tu polla”

JUEGO: VELADA APASIONADA

Nos reunimos en casa dos parejas, o tres amigas y un amigo, o tres amigos y una amiga o cuatro amigos/as, cualquier combinación siendo al menos cuatro es buena y puede ser fantástica. Para explicar mejor el desarrollo del juego, permíteme que personifique a los participantes en la pareja que tu formas y mi pareja. Mi mujer se llama Pepa, y a tu compañera, como no sé todavía su nombre, le llamare si no te importa, de momento Irene.

Una vez nos encontramos en casa, preparo un acogedor fuego en el hallar, donde unos robustos y nobles troncos de encina, ardiendo, llenan de calor y de luz toda la estancia. Sobre la mesa dispuestos distintos y exquisitos manjares conforman una rica cena, regada por un excelente vino tinto. Y en el ambiente suena la música y la voz hechizadora de Leonard Cohen y su ritmo susurrante da mayor calidez a la reunión.

Hasta aquí todo lo normal en una cena, degustando la comida, charlando amistosamente de tantas y tantas cosas como se nos cruzan por la cabeza, o llevados por comentarios, planes o proyectos que nos guían en nuestro quehacer diario. El ambiente se irá convirtiendo cada vez más relajado y desinhibido. Lo importante es sentirse cómodos, perceptivos, animados. Si realmente nos sentimos a gusto podremos seguir adelante.

Y así pasamos a la hora del café, tras retirar la mesa, es el momento de saborear un buen café y quizá tomar algún licor o copa, o no, a gusto de cada cual. Es este el momento clave para proponer algún juego de mesa, que nos proporcione entretenimiento y diversión, para la sobremesa y la velada que nos espera. Así pues, Raúl, os propongo a los tres un tradicional juego de cartas como a los montones, o al siete y medio, cualquier clase de juego con partidas cortas y rápidas. Pero vamos a introducir una serie de variantes o particularidades para que lo conviertan en un juego picante, morboso y atrevido. De fondo tenemos una rítmica música de jazz, como podría ser el swing de Sonny Rollins.

La base del juego será que en cada partida el perdedor/dora deberá contar brevemente un hecho o situación, o bien una fantasía o deseo con marcado carácter sexual, cuanto más atrevido más excitante e incitante será. Por ejemplo, pierdo yo y digo “una de mis fantasías siempre ha sido el de chupar y comerme una dura polla”, o “para mí fue muy excitante esa ocasión en que abrazado y besando a mi mujer, gozaba viendo como mi amigo se la follaba con pasión” etc.., y a continuación me despojare de una prenda.

Como ves la trama del juego es sencilla y provocativa, e imaginaras fácilmente cual puede ser el desarrollo y devenir del juego, calentándose el ambiente entre comentarios lujuriosos, al tiempo que nuestros cuerpos se van descubriendo lentamente de sus artificios para mostrarse cada vez más en su autentica y natural desnudez. Solo que alguien, como suele pasar, por avatares del juego, llegará más pronto que los otros a mostrarse como es, desnudo/a totalmente, sin posibilidad de entregar más prenda que su propio cuerpo.

Pues bueno ese/a será el perdedor, y entraremos en la segunda fase del juego. Como su cuerpo es su prenda, se incorporará y con su cuerpo expuesto a las miradas de los demás, se le vendarán los ojos y se le colocarán unos guantes, de modo que no pueda ver y que su tacto quede un poco amortiguado al reconocimiento por contacto. Así de esa manera, se ofrecerá a las caricias, besos, roces, toques, abrazos, lamidas de los demás jugadores. Y de esta manera, deberá descubrir al autor/a de alguna de las caricias, si no acierta se someterá a nuevas caricias, besos etc., e intentará acertar esta vez, si lo consigue, al que haya descubierto en contacto lascivo y furtivo, deberá desprenderse de otra prenda que le quede y cuando, o si, ya no le quedan prendas, pasará a ser el centro de placer ocupando el sitio del perdedor y de igual manera vendado y con guantes.

Una muestra de ejemplo. Ahora es la música de Albinoni, su sublime y sugerente “Adagio” la que nos acompaña en este momento también tan sublime y sugerente. Raúl has perdido tú y con los ojos tapados sientes unas manos recorriendo tus nalgas, una boca se posa en tu pecho y te lame los pezones con la punta de la lengua, y unos labios rodean húmedos el capullo de tu polla. Tu empiezas a sentir y a gemir, no es para menos y dudando dices "Irene es la que me besa el capullo”, de pronto risas de nosotros, “que va era Pepa la que se quería tragar tu polla” y resulta que tu mujer te comía los pezones, mientras yo te acariciaba el culo. Otra vez, ahora de pronto y en silencio notas que una boca se acerca a la tuya, te da su aliento y de pronto sus labios y su lengua se unen a los tuyos en un profundo y apasionado beso, al tiempo que sientes una mano aferrándose a tu verga y te la hace crecer entre suaves meneos, ebrio ya de placer  gozando además

con la lengua que recorre y cosquillea tu culo. Y esta vez lo aciertas, descubres que ese beso desenfrenado te lo ha dado Pepa, y como a ella solo le quedaban puestas sus braguitas, las risas son más picaronas todavía, pues te descubres y ella bajándose las bragas, asume el nuevo papel de centro sexual del juego.

Así pues miramos y gozamos con el cuerpo desnudo de Pepa, y tú a un gesto mío, pasas dos dedos sobre el chocho de Pepa, resbalando por él de tan húmedo como ya lo tiene, y con tu polla tiesa rozas su muslo bajo la cadera, mientras Irene toma uno de sus pechos y le come la teta, y yo me vuelco en su otra teta, lamiendo con gula su pezón. Ella se descompone de gusto, le cuesta articular palabras para descubrir a alguno de los autores de tanto placer, tan solo gime, jadea y su cuerpo se arquea en busca de más caricias. Te lo imaginas, ¿de verdad?, Vívelo ahora por un momento, que delicia, que calentura y que satisfacción, cualquier caricia es deseada, es querida, no importa de quien venga, sino la sensibilidad y pasión que te desata.

El juego deberá seguir con estas reglas, si es que desenfreno y la lujuria de los participantes puede ser controlada, hasta quedar todos totalmente desnudos. Entonces, a partir de este momento, ya no hay normas, más que las que dicten cuatro cuerpos ardientes, dispuestos a abrazarse, besarse, comerse, tocarse, fundirse, explotando y renaciendo entre orgasmos para reponerse y volver a vibrar entre susurros y nuevos deseos.

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