Juancito castigador

Su sueño era coger con aquel tipo violento que todos rechazaban. Se diò el gusto, pero para ello debiò usar mas de una pistola.

JUANCITO CASTIGADOR

Me habían dicho, no te conviene, macho. No es para vos. Es un tipo malo, violento, pegador, un delincuente. Si, pero tiene un bulto impresionante, pensaba yo. Con esa verga espeluznante debe de coger maravillosamente, agregaba mi imaginación. Pero ellos seguían: es más, es un psicópata, no tiene sentimientos , hace sufrir a las personas que dice amar. Si, pero con esa poronga que tiene, decía yo. Me muero por chuparle la garcha, ahh. Lamerle los huevos, sentir su batata bien adentro de mi orto siiii…. Pero por una poronga no vas a arriesgar tu vida, argumentaban. Por una poronga no, pero por una noche de sexo inolvidable podría ser, decía mi cabecita inferior. Pero si yo lo quiero para una sola cama, no para casarme por iglesia. Tené cuidado me contestaban. Ese tipo es brutal, pega, está en su naturaleza, es de lo peor…..

Alguno bien informado , me contó historias concretas sobre sus maldades. Aquel médico que tras soportar su violencia : quemaduras de segundo grado y golpes, tuvo un infarto. De aquel maestro mayor de obras loco por su pija, que dejó a su mujer e hijos por el y que fue odiosamente abandonado poco mas tarde. Cuando un trolo, joto o como lo llames en tu casa, o sea un gay calentón y siempre necesitado de recibir visitas por la parte trasera se encapricha con alguien, no hay consejo o advertencia que valga.

En la disco de moda lo veía bailar, a veces solo, a veces con un compañero ocasional, y me cagaba de ganas. Que macho mas impresionante. Un metro ochenta y cinco o más, ochenta kilos , castaño con ojos azules y un bigote que me mataban. Ay Juan que ganas me das, decía. Yo bailaba con otros, me refregaba en los cuerpos de otros, besaba la boca y me tragaba la lengua de tantos otros , pero sólo me importaba Juan el castigador. Solo podía pensar en sus brazos, en ese torso, duro y fuerte lleno de abdominales que exhibía siempre al amparo del calor del lugar. En ese bulto enorme y pleno. y esos hombros fuertes y esas manos grandes y curtidas, y esas piernas musculosas terminadas maravillosamente en un culo de relojería por lo exacto y perfecto.

Era el macho soñado, lo necesitaba como nunca pensé poder necesitar a un hombre, lo veía y se me endurecia la pija, se me dilataba el orto, se me humedecían las ingles, el corazón me dejaba de latir. Ese tipo me hacía puto, me amariconaba, ese tipo me tenía loco de deseo.

Pero el no me daba ninguna señal de interés. Prefería bailar con su sombra o con el espejo que con otros, y en consecuencia no había mucha posibilidad de que me prestara atención. Hasta aquella noche de verano en la que decidi cambiar la estrategia.

Lo volví a ver en ese lugar oscuro, casi en las afueras de la ciudad, lugar poco recomendable en el que la gente no iba a bailar especialmente, sino para coger , mamar y masturbar con otros hombres. El "dark room" medía unos 150 metros cuadrados y se encontraba separado del resto del salón por gruesas cortinas de terciopelo oscuro. .

Lo seguí de tan cerca, que hasta podía percibir su olor, una mezcla de jacintos muy maduros y malvones, desinfectante de ambientes, hamburguesas baratas, chicle globo, colonia fresca y humedad de placard. Tanteando otros cuerpos, pijas muertas, pijas al palo, pijas esponjosas , pijas largas y flacas, pijas gordas y plenas, encontré la suya, la descifrè en la oscuridad, tan gruesa , tan dura, tan erecta . Pija que te abre el orto como si fuera un tunel, pija brutal, garcha de fiera salvaje y asesina. Pija venosa y hostil de macho mal asesorado.

Me habìan prestado un revolver, y lo llevaba calzado a la cintura. Comencè a tocar su polla por arriba del pantalón, suavemente mientras el apoyaba su cabeza en mi hombro como vencido por la calentura y gemía, gemía como un animal herido, como un ciervito indefenso alcanzado por la bala criminal de un cazador.

Comenzamos a manosearnos a acariciarnos y el tocó mi culo y el revolver en mi cintura y yo me adelanté y le dije que no tocara el arma, que era oficial de policía y que sabía que él era un hombre violento que castigaba a sus parejas, que estaba fichado y que era mejor que me dejara hacer, pues si se ponía rebelde lo atacaría con el arma.

Pude oler su miedo, apreciar su tensión, percibir el temblor de las piernas, la angustia del aquel hombre violento en aquel pedazo oscuro del mundo y lo hice agachar y con la pistola en las sienes le pedí que me la chupara y ya en el suelo, comenzo a besar mi pija despacito, despacito, muerto de miedo , despacito , despacito y eso me causaba un placer incalculable y si me la mordés te mato , guacho, Y como la chupaba el guacho….., con gusto con placer, desesperadamente. Como yo no acabo facilmente, me la siguió mamando por un largo tiempo con movimientos rotativos que me volvían loco. Y yo gritaba en ls oscuridad: seguí asi , segui asi, puto, no pares , seguí que te voy a inundar la garganta con mi leche, segui puto dale y si paras de chupar te mato. Segui Juancito castigador, que te voy a alimentar con mi guasca quemante.

Nunca sentí una boca mas caliente que esa, una lengua húmeda e hirviente como la del castigador y cuando por fin me senti volcán en llamas, vorágine de leche, cuando sentí tocar el cielo con un orgasmo copioso y tremendo, quise desviarle la cabeza pero el insistió en chuparme desesperadamente, hasta que acabé en su boca en sus labios y en su cara, en sus orejas, en las patillas , en el cuello. Esparcí la leche por sus pechos y el se estremeció de placer….Ah Ahhh gritaba. Y sin tocarse, sin siquiera tocar su poronga enorme y dura, se vino en seco y regó con su leche violenta y castigadora el piso de aquel lugar oscuro y negro.

Veni me decia, cogeme cogeme y no lo dudé, lo coloqué mirando la pared con el culo enorme al aire , caliente como una perra, y le pase el frío cañón metálico del revolver locamente por el agujero y el me rogaba que no lo matara por favor y yo le metía la pistola por aquel agujero pequeñito y firme y finalmente , le dije que no le haría nada , que no lo iba a matar , que no le haría nada malo. Cogeme entonces pibe por favor y eso hice, lo cogí con todo, entrando de a poco mi garcha armada y vestida con un buen forro, luego con fuerza, con vigor, hasta que sus gemidos se hicieron grito y gritos animales de dolor y de placer. Juancito gozaba como una bestia satisfecha y expresaba su placer con sonidos casi animales.

Le saqué la garcha del culo y el se quejó como si le sacaran su comida y yo le dije calmate macho que lo que viene es lo mejor, lo senté en la cama, con los pies apoyados en el piso, y lo cogí a la francesa entre las tetas gordas y erguidas de su pecho fuerte, y mi pija gorda y dura golpeaba fuerte en su pecho, mientras nuestras pieles transpiradas se frotaban despacio, despacio , como si realmente fuésemos amantes. Ahí por primera vez sentí su garcha rozar mi agujero y me puse a mil .Ahhh

Me senté en su falda y sentí su garcha dura en mi culo , mientras seguía martillando en su pecho con mi verga y pellizcando sus tetas y al fin acabé toda mi leche sobre su torso y barriga , y la vi deslizar hasta su garcha. Ahí me distraje quizás por el cansancio y el calor y el aprovechó para tirarme sobre la cama y para besarme el orto , y hundirse en mi culo mas y mas con su lengua enorme , casi una pija y cuando mi culo dilatado gritaba su nombre me la puso a lo bestia, sin preámbulos, y me cogió por largos minutos: bombeaba y bombeaba brutalmente rompiéndome el orto de gusto y de placer como yo había soñado, hasta diciéndome palabras que me sonaron tiernas pero que no entendí , mientras el resto de los presentes en aquel oscuro lugar aplaudían estruendósamente.

Estimulado por el público Juancito bombeo en mi orto desesperadamente, una y otra vez, como si nunca fuera a acabar, adentro afuera derecha izquierda ahhh, hasta que presintiendo el final, la sacó y acabó en la cara de un testigo inadvertido que se había agachado para ver mejor.

Nunca mas lo hicimos. En realidad no sabe que fui yo. Pero aún puedo sentir su olor en el caño de mi pistola…y puedo masturbarme largamente recordando su pasión, su miedo, su temblor, su tremenda calentura y aquella tremenda cogida pública del final..

galansoy

Es mi relato Nro 90 para esta página y se lo dedico a mis lectores consecuentes y a los que envian comentarios tan elogiosos y amigables. Abrazos. g