Juan volvió
Nuestra caliente pareja repite la noche con su amigo pero con una modificación interesante: es la esposa la que toma el mando de la situación y hace que su marido pierda su virginidad anal.
Hacía calor, apenas corría una brisa en la terraza de nuestro departamento, bebimos unas cervezas, recordamos nuestros últimos encuentros con Juan y Claudia, eso nos calentó a ambos.
Javi - dije acercándome a su oído - esta noche quiero ser yo la que domine, quiero tener el control por una noche, ¿me lo concedes?
Si prometes que gozaremos tanto como siempre, te lo concedo - dijo asombrado por mi propuesta
Vamos, salgamos Javi, pero hoy manejo yo
Nuevamente recorrimos el parque donde habíamos encontrado a Juan, yo lo buscaba con la mirada, no estaba por allí. Javi supuso lo que yo quería
Tenemos el número de su celular, llamémoslo - dijo
Hola, ¿Juan? habla Laura, te estamos buscando
Estoy en casa Laura, si quieren, pasen por mí, estoy libre esta noche
Cuando llegamos, Juan ya estaba esperándonos en la puerta, subió al auto como siempre en el asiento trasero, nos saludamos.
Javi - dije sonriendo - hoy te toca a ti el asiento trasero
Bueno, hoy mandas tú - dijo y se cambió de lugar
Ahora era yo quien miraba por el espejo retrovisor, Juan no necesitó de mis órdenes, besó a Javi inmediatamente, tuve que detenerme por un instante para poder verlos mejor, sus lenguas jugaban, sus manos acariciaban y sus vergas ya estaban paradas queriendo zafar de su encierro. Seguí el camino a casa, llegamos, tomamos unos tragos mientras Juan y Javi continuaban tocándose y besándose.
Javi, desnúdate y desnuda a Juan - dije como si siempre hubiese sido ama
Javi obedeció, cuando estuvieron ambos desnudos, me desvestí yo sin demora, me senté en la cama a observar.
¡Quiero que chupes la verga de Juan, ahora mismo! - dije autoritaria - ¡trágala toda!
Mientras veía a Javi chupando a Juan, me recosté y comencé a acariciarme el clítoris, los pechos. Javi me miraba, su verga estaba a mil, parecía que iba a estallar de un momento a otro.
Juan, ahora hazlo tu, quiero que hagan un 69, no olviden sus culos, quiero que se los chupen también.
No podía creer lo que estaba viendo, mi concha empapada lo confirmaba, mi hombre, mi macho chupaba con devoción a otro hombre, tragaba hasta el último centímetro de verga. Dejaba que Juan lamiera su culo y comenzara a meter un dedo en él.
Cógelo con tus dedos Juan, dilátale el culo para luego meterle toda tu verga
Los ojos de Javi se abrieron con sorpresa, o no tantaà se acomodó en 4 patas, dejando todo su culo a la vista de Juan, éste lo dilató un poco pero no soportó la tentación de clavarlo ahí mismo, acercó la cabeza de su verga al ano de Javi y de un golpe la metió. Por el gesto de Javi supongo que le dolió, pero en pocos minutos ya estaba gozándolo. Juan entraba y salía del culo de mi hombre, bombeaba con todas sus fuerzas
Gózalo Javi, quiero que goces esa verga, quiero que sientas lo que yo cuando me la das por el culo.
Laura, me estás haciendo coger, me hiciste romper el culo Laura - decía Javi comenzando a sonreír.
Hundí 4 dedos de mi mano en mi concha, me hice una paja mirando como cogían a Javi, el morbo me provocó un orgasmo espectacular, pero quería más. La verga de Juan entraba y salía cada vez más rápido, estaba acabandoà
¡Juan, sácala, quiero que Javi se trague toda tu leche ahora!
Javi abrió la boca, Juan chorreó por la cara de Javi su semen, éste lamía y relamía hasta limpiarse a sí mismo. Me acerqué, lo besé terminando de limpiarlo y saboreando la leche de Juan, y explotó su verga. Juan se acercó, recogió la leche de Javi en su boca y la colocó en la mía. Yo no aguantaba más, tomé a Javi del cabello y lo hundí en mi concha, acabé sobre su cara.
Javi, llegó el momento de tu placer, siervo - dije
Coloqué a Juan en 4, le abrí las nalgas y ordené a Javi que lo cogiera, mientras tanto, puse mi boca en su culo y lo lamí, estaba todavía dilatado, gozaba. Lamí sus huevos, mientras se cogía a Juan. Me coloqué debajo de Juan, abrí con mis manos mi culo, y se lo entregué, cada vez que Javi empujaba el culo de Juan, éste la hundía más en el mío. Estiré la mano, tomé el consolador que había dejado sobre la cama mientras los miraba y lo metí violentamente en mi concha. ¡Nuestros orgasmos fueron casi simultáneos, un trenecito de placer!
Javi aún me agradece aquel día en que quise invertir los roles.