Juan se reencuentra con Fanny

Juan se reencuentra con su ex y tienen una relación sadomaso, siendo él un sumiso al que somete de una manera extraña

Hola amigos , después de más de un año, quizás influido por el robo del correo al que me mandabais las sugerencias y otras cosas, vuelvo a contarles lo que han sido algunas de mis experiencias , las de este pasado verano, concretamente.

Un día en un Pub, me la encontré, mi antigua amiga, Fanny, una morena con unos labios carnosos, de piel blanca y con curvas muy femeninas, sin olvidar esos grandes ojos marrones que luce con su melena negra; siempre me había gustado, estuve muy enamorado de ella, esta vez tenía una sonrisa forzada, estaba triste por dentro , no tardó en contarme que había sido madre y se había separado, debido a una infidelidad continuada. El caso es que yo iba un poco bebido y le pregunté que si aún le gustaba tanto el griego, ella se irritó.

-Pero ¿de qué vas? Me dijo indignada, seguro que con su ex lo habría practicado muy a menudo, conmigo, nunca quiso, quizás por el sentido de ama que tuvo durante unos años.

Recuerdo un día, en que me tuvo de esclavo, y con una cuerda me ató los testículos, dejándola caer por la pierna izquierda y a la altura del tobillo, me puso una pesa de plomo y me invito a ir de marcha, obligándome a beber lo que ella quisiera. No recuerdo bien la noche pero, me desperté en su cama atado, desnudo y con agujas en el cuerpo, me dolían mucho los testículos y tenía el pene irritado de la actividad sexual.

Bueno lo pasado, pasado está, ahora continuaré con lo del mes de agosto, después de disculparme e invitarla un par de veces, siempre sin alcohol, por lo de ser madre, nos confesamos el uno al otro, yo le conté mi afición por el sadomasoquismo y ella no me negó que le excita lo de ser ama.

-¿Quieres jugar un tiempo conmigo? Le pregunté y ella no tardó en aceptar el juego imponiéndome sus condiciones.

-Te tendrás que venir conmigo a la capital, el próximo domingo y desde mañana te pondrás una sorpresa que hoy mismo te dejaré. Ahora ve al lavabo y deja en la papelera los calzones, sal y ves a la puerta de mi casa, me ordenó la moza.

La cosa prometía, serían las tres de la madrugada y un poco borroso lo veía todo, al llegar a la casa, al lado de la puerta, había un paquete, el cual cogí, ilusionado y con cierta excitación.

Al llegar a mi casa, por cierto, estoy soltero, abrí el paquete y sorpresa era, un cinturón de castidad masculino, de esos que metes el pene dentro y se sujeta alrededor los mismísimos, para inmovilizarlo con un candado.

PÓNTELO, Y MÁNDAME UNA FOTO A MI CORREO-

fany****@hotmail.com

Y eso es lo que hice, a mitad de semana me llamó, porque ella me dejó bien claro que no quería que le llamase y me hizo leer un relato, de esta misma página, de unos 10 minutos, bueno eso se puso, que no cabía en la celda, con risas se despidió me emplazó en el garaje de su casa, sería el domingo a las 9 de la mañana.

Puntual como un reloj, estuve yo allí, me abrió la puerta, me hizo entrar y dejar toda mi ropa, cartera, llaves dentro de una bolsa, me obligó a acostarme en la parte de atrás, en el suelo, me tapó con una sabana e hicimos el viaje de unas 2 horas aproximadamente.

Ella vive bien, en un chalet a las afueras y ha contratado a una empleada del este, para que cuide a su hijita. Es de las que miran y no ven nada, hace oídos sordos desde hace un año.

Me dejó toda la tarde, por el bajo del garaje vestido con la sábana, subí a la casa por una escalera de caracol y me metió en la habitación de invitados. Yo tenía hambre y ganas de ir al baño.

-Juan, ¿cómo te sientes?, me preguntó.

  • Me gusta lo morbosa que eres pero, desearía desempaquetarme e ir al baño, le dije, pero ella enseguida me contestó. Eso tiene un precio. -Los minutos que tardees en asearte son los que tendrás que aguantar sin eyacular cuando te excite, de lo contrario te castigaré muy severamente. Me dijo

Del cuello llevaba colgada una medalla y la pequeña llave del candado, el cual abrió y yo aproveché para mis necesidades.

Unos seis minutos, tardé aunque ella dijo, - Díez minutos para hacer nada, ja, ja, ja, ja.

Cenamos y me mandó acosarme en mi cama, allí me amarró fuertemente a los barrotes de la cama metálica, con unas cuerdas blancas. Cogió una botella de aceite de bebé y me echo en los genitales una buena chorrada. Y empezó a masajearme el nabo con dulzura de la base hasta la punta, con la palma de la mano empezó a frotar sin parar el glande, no se lo que aguante, creo que poco, por la excitación y por lo que llevaba acumulado durante toda la semana.

Recuerdo que contraía el ano para no llegar, pero fue en vano, parecía una fuente, un geiser; al terminar, se enfadó, llamándome pichafloja y ahí te vas a quedar. Dándome una fuete palmada en mis partes.

Yo la oía cuidando a su niñita y haciéndole carantoñas. Entró en la habitación con una toalla me cubrió las vergüenzas, y me presento al bebé de un añito.

Yo me deshice en halagos y no era para menos, se parecía a ella, la cara sonrosada, labios gruesos y la piel blanca que contrastaba con el pelo negro.

Por la mañana me desató, me obligó a ducharme con agua fría y me ofreció un vaso de leche, el cual acepte con gusto y hambre, porque cuidar a sus sumisos, no era lo suyo. Me hizo bajar al garaje, desnudo por la misma escalera, allí me sentó en un banco cogió una cinta aislante y me enrolló los huevos empezando por la base, dio vueltas hasta que quedo una parte del escroto visible. Me acerque a la barandilla de la escalera de hierro , allí me ató las dos manos a ella y de la base de los huevos me puso un hilo de cobre y lo sujeto a la parte de la escalera para que no pudiera sentarme

Yo estaba extenuado y al llegar el atardecer me desato y me dijo.

-Me vas a follar, como nunca, sin picha pero sí con bolas, ja, ja, ja.

Quería que con los huevos en forma de falo, medirían unos 14 cm, la follase. Me acosté boca arriba, retiré el falo y eleve los testículos, ella cogió aceite de masaje y untó toda la cinta y las bolas abundantemente. Se puso como de cuclillas de frente a mí y se introdujo el invento dentro. Como con miedo al principio, y con energía después, mi postura era incómoda, tenia que retirar mi pene y elevar las pompas y los testículos para que ella pudiera gozar, y bien que lo hizo.

Me escupió en la cara, se puso como una perra y me ordenó.

-Ahora por detrás, y dejo la botella de aceite en mis manos, yo su culito lo embadurné muy bien, primero por el borde y luego metí 2 ó 3 dedos para facilitar la acción.

Pensé, es la guerra, a por ella, y con mis manos encaré las bolas aprisionadas en su negro agujero y bombeé como pude, la verdad, que es doloroso, los tenía hinchados, quizás del tiempo y del polvo anterior, ella, al mismo tiempo se masturbaba, se corrió pronto, pero continuaba con el vaivén sexual.

-No esta mal Juan, por hoy ya he terminado contigo, te puedes quitar la cinta, la cual llevaba desde hacía horas y ponte el cinturón otra vez. Y me volvió a escupir en la cara, yo no me atreví, como en la ocasión anterior a limpiarme delante de ella.

El verano me tenia reservadas muchas sorpresas que puede les cuente un día. Ahora me despido

Si quieren mandarme algún comentario pueden al nuevo correo:juandosamo@live.com

(El hotmail me lo han robado)