Joven trabajador somete a una mujer casada
Un matrimonio contrata a un rudo joven para limpiar la maleza del huerto de su vivienda. Durante el trabajo de aquel, el joven logra someter a la mujer casada, logrando desvirgarla analmente. Pese a todo, la mujer, permite que también termine sometiéndola vaginalmente.
Mariela y Luis eran un matrimonio joven, que tras un período de noviazgo decidieron contraer matrimonio. Luis era un apoderado de una entidad bancaria, y, a los pocos meses de haber contraído matrimonio, fue destinado a una ciudad bastante distante de donde habían fijado su residencia. Ello motivo, que pese a las protestas de Mariela, se tuvieran que trasladar a vivir a la ciudad donde Luis tenía su trabajo.
Tras buscar algunos inmuebles, por fin se decidieron y alquilaron una vivienda unifamiliar en las afueras de la ciudad, en una zona que parecía residencial, y que tenía la peculiaridad de poseer en su parte trasera, como el resto de las colindantes, un pequeño trozo de terreno, el cual parte estaba destinado a jardín y parte a cultivos y frutales.
La mudanza de produjo sin muchos problemas, y así, de buenas a primeras, Mariela, una mujer de un pueblo casi semi-rural, se vio ahora residiendo en una gran ciudad. Por supuesto no conocía a ninguno de sus vecinos, aunque inicialmente le pareció una zona bastante tranquila, y donde cada persona iba a lo suyo, intercambiando únicamente algún que otro saludo.
Durante las primeras semanas, no paso nada digno de atención. Ella se ocupaba de la casa, y por la noche y fines de semana, salía con su marido al centro de la ciudad. Mariela decidió al poco tiempo entretenerse con la huerta que se encontraba en la trasera de la casa, donde existían algunos árboles frutales, que llevaba tiempo sin ser cuidados ni podados, y cubierto de maleza y granes hierbas. El marido decidió, ante el interés de su mujer, buscar alguna persona que pudiera limpiar el huerto y dejarlo en condiciones. Tras mucho buscar, al final le hablaron de un joven que se dedicaba a realizar trabajos de agricultura, y que quizás pudiera interesarle.
Luis lo localizó y le propuso el trabajo. A Luis el joven le pareció bastante rudo, muy típico de zonas rurales, pero que tras ponerse de acuerdo en el precio, aquel aceptó. Esa noche le dijo a su esposa que en la mañana siguiente vendría un agricultor para llevar a cabo la limpieza del huerto y si era posible sembrar algunos frutales más, y verduras. Mariela no vio nada extraño en ello.
A la mañana siguiente, tras la marcha de su esposo, ella constata que tocan a la puerta de la casa. Tras abrir la puerta, Mariela se quedó un poco sorprendida, ya que el trabajador contratado por su esposo era un chico joven, de no más de veintitantos años, que portaba un mono de trabajo no muy limpio, y llevaba en la mano algunas herramientas de trabajo.
Pese a la apariencia no muy arreglada del joven, Mariela tuvo tiempo de observar al joven, constatando que tenía sus ojos azules, y no era mal parecido. Sin embargo, la indumentaria que llevaba y su pelo poco cuidado le daba la apariencia de un harapiento. Ella, no obstante lo saludo, observando que era rudo hasta en el hablar. Tras indicarle donde estaba el huerto el joven que respondía al nombre de Nico, pronto se puso manos a la obra, procediendo inicialmente con la limpieza de la maleza.
Mariela, con curiosidad, observaba al joven desde una de las ventanas de su casa, verificando que pese a su rudeza, aquel chico estaba llevando el trabajo con bastante entusiasmo. El primer día no ocurrió gran cosa, pero al segundo día, Mariela observó que el sol estaba apretando duro. Recordó al joven en la huerta y se dijo: - ese chico tiene que estar pasando un calor con este día tan infernal. Y decidió acercarle una cerveza fría.
Al llegar a la huerta, se quedo inicialmente sorprendida al comprobar que el joven se había bajado un poco el mono de trabajo en su parte superior, y ahora mostraba todo su torso y pecho desnudo. La mujer, quedo algo nerviosa e impresionada, al ver aquel joven con toda su parte superior desnuda. No obstante, constató que era un chico bastante musculoso, y con un cuerpo que se podía considerar fornido. Reaccionado, le ofreció la cerveza: - te ha traído una cerveza. ¿Con este tiempo estarás pasando mucho calor?
-Gracias. La verdad es que si hace un poco de calor. Le contesto con cierta rudeza, casi sin mirarla.
Mariela observó al joven que tenía delante. Se percató que el mismo tenía barba de no afeitarse durante días. Es cierto que con el mono de trabajo parecía un poco pordiosero, pero ahora, tras quedar al descubierto toda su parte superior, pudo contemplar los vellos del joven que cubrían su pecho, la amplia espalda del mismo, y especialmente, le impresionó los amplios pectorales y los bíceps de sus brazos bastante desarrollados.
La mujer percibió un estremecimiento en su cuerpo ante la contemplación del joven. Pero mayor, sensación le causo, al fijar en las gotas de sudor que descendían por la piel del joven, entremezclándose con sus vellos. No entendía que le ocurría, pero era evidente que aquel joven tenía algo que la estaba trastornando.
Nerviosa, regresó al interior de la vivienda. Ya en el interior de la misma, quedó pensando en el cuerpo de aquel joven trabajador que seguía roturando la huerta de su casa. Pese a la rudeza el mismo, el olor a sudor y la corpulencia que había observado, y la contemplación de pecho desnudo y las gotas de sudor bajando por su piel, se ve que le marco.
Antes de terminar la jornada ella se acercó para verificar como iba el trabajo. Había un frutal en medio de la huerta, que a ella le pareció que había sido podado demasiado por el joven. Y así se lo indicó al trabajador. Este, le echo una mirada severa, diciéndole: - ¿ Señora ha trabajado alguna vez en la agricultura?
-¡claro que no! .- le contesto ella.
- Es lógico pues que no entienda como se podan estos frutales.- le dijo con rudeza el chico.
- Ya, pero de todas formas me parece que lo has podado más de la cuenta . Intento ella salirse con la suya.
-¡ Si no le parece bien, se busca otro trabajador que lo haga mejor!. Le contesta alterado el joven. Añadiendo: Yo siempre los he podado de esta forma. Y ¡creo que es como debe hacerse! .
- vale vale… no te pongas así . Quizás tengas razón . –termina por contestarle ella sorprendida por la actitud del joven.
Cuando el joven se marcho, ella se quedó un poco intranquila ante comportamiento machista del joven. Quería decirle a su marido que lo despidiera, pero en el fondo, algo en su interior, anhelada volver a verlo. Se dio cuenta, que no solo era una persona bastante ruda, sino bastante reticente a admitir otras opiniones. Sabía de su propio pueblo, el carácter rural de la gente del campo y que muchos mantenían un carácter machista.
No comentó nada a su esposo. Este vio el trabajo que venía realizando el joven y le pareció bien. Su marido era bastante conformista. Ella le comentó, si no le parecía que la poda había sido demasiado corta, y el esposo se encogió de hombros dándole poca importancia. Esto la soliviantó más. Marchó al interior de la vivienda algo alterada ante la pasividad y tranquilidad de su cónyuge, quien tampoco compartía su idea sobre la poda de aquel frutal. Su enfado fue tal, que sirvió la cena y se marcho a dormir.
Al día siguiente, esperaba la llegada del joven, para decirle cuatro cosas aquel chaval. Pero, cuando la vio entrar, observó que el aspecto del joven había cambiado. Se había afeitado, su pelo estaba mejor arreglado, y tría un mono de trabajo nuevo. Aquello le sorprendió, y decidió no decirle nada. No obstante, a media mañana se acercó hasta la huerta llevando un vaso de limonada para el mismo, ya que ese día nuevamente el calor seguía arreciando. En esta ocasión, el joven se había quitado la parte superior del mono, pero mantenía debajo una especie de camisilla muy plegada y bastante recortada. Evidentemente dicha prenda estaba manchada del sudor del mismo.
Tras tomar la limonada, ella le preguntó: ¿ crees que los frutales, con esa poda tan corta, volverán a echar frutos pronto?
El joven antes de contestarle, la miró a la cara y le contesto: -¿ todavía sigue con lo de la poda? ¡Pues claro que echarán frutos y más abundantes !. Y comentó en voz baja: ¡ estas mujeres !
Mariela lo pudo escuchar, y eso la altero diciéndole: - ¡ que pasa! ¿No te gusta tratar con mujeres?
El joven la miro, esta vez de arriba abajo, como quien observa algo que pretende comprar. Ante esta mirada, ella le increpa: ¡ seguro que eres de esos que cree que las mujeres solo sirven para la casa! ¿Verdad ?
El muchacho la vuelve a mirar, esta vez con una cara de autentico sádico, y le contesta: - ¿sabe para qué quiero yo a las mujeres?.. ¿Quiere saberlo?...
Mariela, le miró entre alterada, y agitada por la forma de hablar del joven. Se notaba que aquel joven estaba demostrando ser un autentico machista. No obstante se repone, y le pregunta: ya. ¡Para la cocina!. Eso es lo que piensas todos los machistas como tú.
El joven se sonríe un poco por primera vez, la vuelve a mirar de arriba abajo, y le contesta: -¡ para eso!, y…¡¡ para echarles un buen polvo !!.
¡ Mariela se quedó de piedra !. No se esperaba una contestación como aquella por parte de aquel joven, pese a su rudez. Se sublevó y le grito: ¡ eres un desvergonzado! ¿Cómo se te ocurre decirme eso?. ¿Acaso no te han enseñado educación?
El joven, no se inmuto y le volvió a contestar: ¿qué quería oír?, bonitas palabras. ¡Yo digo lo que pienso!.
- Y continuas….¿No pretenderás decirme que estoy buena para echarme un polvo?... pero ¿qué te has creído? Que soy una cualquiera. ¡Semejante sinvergüenza!. ¡Cuando venga mi esposo veras!
El chico, se acerca hasta ella, lo que hace que Mariela se asuste y comienza a retirarse un poco retrocediendo. Señora ¡no se ponga de esa manera!. En el fondo, sabe que “necesita un buen polvo”. ¿Seguro que está mal follada?...eso se ve a distancia - le contesta con toda su cara dura.
¿Yo mal follada?...... ¡Sinvergüenza…! esto no quedará así… cuando venga mi marido te despedirá. ¿Qué forma es esa de hablar a una señora ?
- si vaya y cuénteselo a su marido. Dígale también que le he dicho que está mal follada, ja ja … a ver si así le echa un buen polvo - le comentó el joven continuando con el trabajo.
La mujer entró en la casa totalmente enfurecida. Aun le temblaba el cuerpo, recordando las palabras de aquel joven tan desvergonzado. ¿ Cómo se había atrevido?... ¡parecía tan tímido! . Estuvo hablando a solas durante un rato, mientras terminaba de hacer las cosas de la casa. Más tarde se pregunta: ¡ que carbronazo, mira que decirme que estoy mal follada!
Cuando llego a su dormitorio, se observó en el espejo y se preguntó: ¡joder!, ¿Cómo es posible que ese niñato me haya alterado tanto ?. Luego pensó, en el fondo el cabronazo tiene razón. Mi marido no me hace el amor como debe ser. En eso no se equivoca. Yo necesito más. Luis es demasiado pasivo.
En la tarde regresó su marido a casa, diciéndole que solo venía a ducharse, cambiarse de ropa, coger una maleta ya que tenía que marchar a Madrid porque se iba a celebrar una reunión importante de la entidad bancaria.
- pero ¿te vas a ir así?.... ¿No pueden avistarte con tiempo?. Entonces lo del fin de semana de marchar a la playa unos días, queda cancelado . Habían programado marcharse desde el viernes al domingo a un apartamento cerca de la playa. Era jueves, lo que suponía que no llegaría a tiempo.
-¿ Y qué quieres Mariela?. No puedo negarme a ello . –le contesta Luis mientras preparaba la maleta.
Mariela quedó super-enfadada. Tanto que tampoco se atrevió a decirle nada respecto del trabajador. Su marido tras ducharse se marchó, sin siquiera hablar con el trabajador.
Se quedó consternada, y abatida. En ese momento, escucha que el joven le llama desde el patio. Ella, duda, pero luego sale y le pregunta de mala gana: ¿ qué es lo que quieres ?
He visto que su marido ha salido con una maleta. Como me dijo que mañana iban a estar de viaje, le pregunto: ¿quiere que mañana venga o Vd. va a salir?
La mujer se quedó sin saber que contestar. Sin embargo, no solo quería terminar el huerto cuanto antes, sino que en el fondo, quería volver a ver al chico al día siguiente. Le contesto: - No. No saldre. Mi esposo ha tenido que salir de viaje, así que puedes venir mañana si quieres .
El joven se marcho. Ya en la noche, la mujer mientras se duchaba observó su cuerpo. Era un cuerpo aún joven, más bien delgado, con unos pechos no muy voluminosos, pero grandes, con aureolas y pezones negros muy pronunciados. Observó su trasero, y miró sus buenas nalgas. Pensó en ese momento en aquel joven. Recordó su musculoso cuerpo, aquel pecho lleno de abundante vello, y el sudor que caía por sus pectorales. También recordó sus palabras “ estaba buena para echarle un buen polvo ”. Sin darse cuenta, se encontró masajeando sus pechos, y una mano se introdujo entre sus piernas. Ella en pocas ocasiones se había masturbado, pero en esta ocasión comenzó a meter sus dedos en su vagina, agitando su clítoris mientras se observaba en el espejo, hasta alcanzar el orgasmo.
Tras recuperarse, en la noche comenzó a pensar en el joven. Se imaginó como el mismo entraba en la casa, la tomaba a la fuerza y la sometía. Se dijo: “ seguro que ese cabronazo tiene que tener una buena verga ”. Se estaba excitando con aquel joven. Esa mañana, incluso se vistió de otra manera, colocándose una falda que le llegaba por encima de sus rodillas y una blusa que destacaba claramente sus pechos. Se miró en el espejo, y se dijo:¿ si Luis llega a este momento pensará que estoy tratando de conquistar al chico?.
Cuando el joven, le abrió la puerta con esa indumentaria. Ella observó el efecto que causó en el joven verla de aquella manera. Incluso, creyó imaginar cómo le estaba creciendo la polla ante la visión que le estaba facilitando.
El joven no dijo nada. Y comenzó a trabajar. Desde el balcón de la casa que daba hacia la huerta, Mariela divisó al joven en la huerta, constatando que se había quitado nuevamente la parte superior el mono que llevaba, y estaba con su torso nuevamente desnudo. La mujer noto un estremecimiento en su cuerpo, y se pregunto ¿ qué le estaba pasando ?,. Se notaba excitada. Dudaba si era prudente volver a llevarle una cerveza o no.
Sin saber por qué razón, tras unos momentos se vio caminando hacia el huerto portando una cerveza en sus manos. El joven la vio, y se detuvo. Ella le dijo: ¿ deseas una cerveza?
El la miro. Esta vez, ella notó que era una mirada, diferente, más penetrante, que la hizo estremecer de pie a cabeza. No hicieron comentario alguno sobre lo ocurrido el día anterior. El tomo la cerveza y de dos tragos ingirió su contenido. Ella observaba el cuerpo del joven, como el día anterior, viendo como las gotas de sudor descendían por su piel, y se entremezclaban con su abundante vello.
La mujer al recoger el vaso, le pregunta: ¿ necesitas alguna cosa más?
El joven la miro. Ella se dio cuenta de su error. Y éste le contesta:
-¿ quiere que le diga que me gustaría hacer ahora?
Ella se quedó con la cara enrojecida. Sabía perfectamente lo que le estaba preguntando el joven. Ella nerviosa le contesta: ¡ creo que mejor no saberlo! Seguro que será una de tus guarradas. ¿Me equivoco?
El sonriendo se le acerca hasta donde ella se encontraba en ese momento, a la sombra de un árbol de la huerta que la cubría del intenso sol. Al verlo acercarse ella retrocede lo más que puede apoyándose en el tronco del árbol. El entonces le indica: -¿ considera una guarrada querer echarle un buen polvo ?
- estás loco chico. ¿Qué haces…?... ¡no te acerques !Le contesto temerosa del joven.
-¿ acaso me tiene miedo señora?. ¿Es que no ha venido para que le eche un buen polvo?. ¡Seguro que ha venido para eso! Le dice el joven llegando a la altura de ella.
-¡ estás loco!. ¡Te he dicho que no te acerques .!. En ese momento el joven la toma por la cintura y la atrae hacia su cuerpo. Ella comprueba la fuerza de aquel cuerpo varonil, que casi la eleva en el aire. El olor a sudor del joven la trastornó. Ella realizo gestos para intentar soltarse, pero el hombre, sin contenerse le mete mano por debajo de su falda, con tal osadía que pronto alcanza las bragas de la misma. ¿ Pero qué haces?... oh estás loco cabron.. Déjame….. No me toques ahí…. ¡joder que no pueden ver!
La mujer se quedó sorprendida. El atrevimiento del joven sobrepasaba lo que ella se imaginaba. El sinvergüenza se había atrevido alcanzar sus bragas, e intentaba separar las mismas para meter sus dedos. Ella forcejeaba, en pleno huerto, nerviosa pensando además, que podía ser vista por los vecinos.
- Oh cabrón… déjame o voy a gritar - le amenaza ella.
-¡ Grita si quieres¡. ¿No creo que te atrevas?. Has venido buscando polla. ¿Acaso no la quieres putita? .- le dice el, al tiempo que sus gruesos dedos llegan por primera vez a tocar los labios vaginales de la mujer .. Oh cabron noooo suéltame…¿Por favor que nos puede ver?, le ruego ella mirando para todos lados.
El joven la mira, se detiene y le dice: -¿quieres que vayamos dentro de la casa ?
Ella duda, sin saber que contestar. Esta nerviosa, y termina diciéndole: ¡ por favor que nos pueden ver…! ¡Que estamos en plena huerta…!
-de acuerdo putita. “Vamos dentro de la casa que te voy a dar una buena cogida”. El la suelta, y ella, al verse libre, su primera decisión fue salir corriendo para la casa.
En ese momento pensó que si lograba entrar dentro de ella primero que el joven, cerraría la puerta y el no podría entrar. Pero el joven imaginó sus intenciones, y con unas zancadas, logro meterse con ella en la casa, casi empujándola dentro y cerrando tras si la puerta.
Dentro, ella le dice: …. por favor… ¿no cometas locuras?. ¡Soy una mujer casada y esto te puede costar la cárcel !. Además puede venir mi esposo.
- Venga putita. No te hagas la remolona. Sabes que necesitas mi tranca cuanto antes. Tu esposo está de viaje. ¡Te voy a dar una clavada como jamás te la haya dado tu esposo!
Aquella forma de hablar del joven excitaba a la mujer. Pese a su miedo, en el fondo, le gustaba el sometimiento que le estaba propiciando el joven . Pero al propio tiempo le asustaba su actitud, al que apenas conocía. Este, la empujo hacia el interior de la vivienda, llegando a la sala de la casa, observando que allí había una gran mesa comedor. Sin pensarlo mucho la empujó hasta que aquella quedó junto a la mesa.
-¡ qué vas hacer? Por favor ¡déjame !-
Ella se gira dándole la espalda colocando las manos sobre la mesa. El sin pérdida de tiempo, mete las manos por debajo de la falda de la misma, y antes de que ella pudiera hacer nada, tiró de los laterales de la braga que llevaba, logrando bajársela de un tirón hasta más abajo de las rodillas, dejando que luego cayeran al suelo. Ella se asustó diciendo: ¡o h …¿pero qué haces?....¿no me quites las bragas?ooo nooo, ….por favor…éstas loco .
Mariela intentó zafarse, pero el la giró para volver a colocarla de frente, y tomándola por la cintura, como si de una pluma de tratara, la iza en alto, para luego dejarla sentada encima de la mesa del comedor de la casa, sentandola al borde de la misma. Acto seguido, fuerza a la mujer a tener que abrir sus piernas. Ella intenta oponerse con todas su ganas, oh noo eso nooo . Pero la corpulencia del muchacho pronto fuerza la balanza hacia el mismo, y al momento, logra abrir las piernas de la mujer en forma de tijera, con lo que la falda subió lo suficiente para que toda la vagina de aquella mujer casada quedara a la vista del rudo muchacho . Mariela se fijó en la cara de satisfacción del joven al visualizar su coño.
Ante la cara del joven, apareció un coño bien arreglado, con el monte de Venus en forma triangular, y destacando claramente unos carnosos labios vaginales que bordeaban la vagina de aquella casada.
-¡ que buen coño tienes!. ¡Veo que de los arreglas! . Y sin más, le pasa los dedos por los labios vaginales, diciendo: - ¡ estás mojada putita!. ¡Protestas mucho, pero tienes todo el coño mojado!
La mujer se echo manos a la cara como intentando no ver lo que le estaba haciendo el trabajador de su huerta. Más asustada se quedó, al ver como el joven bajo un poco y metió su cabeza entre las piernas de la misma, y pronto depositó su boca en la vagina de ella. Mariela, sintió al momento la lengua de aquel joven semental lamiendo por primera vez sus labios vaginales, para luego introducirla dentro, en el interior de su vagina como si fuera un pene: oh pero que me haces … o eso no ooooo . Pese a sus protestas, se dio cuenta del intenso placer que le producía sentir la lengua de aquel rudo muchacho lamiendo su conejito. Era algo que su esposo jamás le había hecho.
Oooo pero oooooo ooo cabron ooo - gritaba sin parar, mientras saboreaba los lengüetazos del joven en todo su coño. El joven la agarró las piernas abriéndolas en alto, haciendo que su espalda se reposara sobre la mesa, dejando toda su concha a la plena disposición del macho. Éste no solo se limitó a lamer su concha, sino que bajó con su lengua alcanzando por primera vez “el ano” de la misma . Mariela nunca había sentido esa sensación y al momento suspiró, mientras sentía como el joven pasaba toda su lengua por su orificio anal: ooo eso no ooooo Dios oooo
El joven, se miro el bulto que ya destacaba el pantalón del mono de trabajo y deduce que su mandarria estaba en plena efervescencia, por lo que incorporándose, se bajó completamente el mono de trabajo, el cual cayó al piso, quedando con un simple slip. En ese momento, la mujer observa aterrorizada el enorme bulto que destacaba bajo la tela de aquella pequeña prenda. Pero, el joven no le dejo pensar mucho, ya que al instante, se quita también dicha prenda, quedando sus atributos masculinos al aire. La mujer abrió los ojos al máximo, constatando la ¡tremenda daga que portaba aquel joven entre sus piernas! . No era un pene cualquiera. Se trababa de una daga de unas dimensiones casi colosales, muy superiores a la media, y bastante gruesa. Las venas que discurrían a lo largo de todo aquel pene la hacían parecer más monstruosa.
- Oh Dios mío…. ¿no pretenderás meterme eso? Exclamo casi aterrada.
- Será toda para ti putita. Sabía que te iba a gustar . Le contestó el tocándose su mandarria, viendo como se endurecía cada vez más en su mano.
-pero ¡es enorme!...¡me harás daño! - exclamo ella ahora verdaderamente asustada.
-¡ No te preocupes putita. Ese coñito se la comerá todita!.
La mujer al ver que el joven tiene la intención de clavarle aquella enorme verga, le dice: pero, ¿no podemos hacerlo a pelo? ¡Tienes que ponerte un preservativo! ¡No estoy protegida!.
-¿Un preservativo? Le pregunta el joven casi sonriendo. ¡ Eso es para los maricones!. Yo jamás uso nada de eso. Te follaré como Dios manda:… ¡a pelo!
-¡estás loco!. ¿Podrías embarazarme?...oh así no…por favor … le contesta ella colocando sus manos delante, evitando que el joven acercara su tranca al coño de la misma.
El joven ante la insistencia de la mujer, se detiene y le dice: - Vale putita. Si no quieres que te clave por delante, “lo hare por detrás”. Veo que tienes un culito perfecto. ¿Seguro que el gilipollas de tu marido, aún no de ha cogido por ahí?
-¿Cómo?..... ¿Por el ano? Exclamo más aterrorizada la mujer.
-claro putita. ¡Así no corres el riesgo de quedar preñada !. Y al tiempo que se lo decía, la bajó de la mesa girándola y dejando casi su cuerpo depositado sobre la mesa, mostrando todo su pompis al joven. El joven se dio cuenta de que el trasero de aquella hembra era inmejorable. Abrió las nalgas de la misma con sus manos, y observó de nuevo el ano de la mujer. Al memento acercó su lengua y le dio un par de lamidas, hidratando el orificio.
-¿ por ahí no por favor? – repetía ella, intentando zafarse sin poder hacerlo.
-¡¡ a callar putita ¡ . – decía el tajantemente, mientras procedía a introducir un el dedo índice en el ano de la mujer, viendo que entre los jugos de la vagina de la misma, y su saliva, era lubricante suficiente para facilitar la penetración.
Cuando Mariela sintiendo la invasión de aquel dedo en su ano, se sintió como ultrajada. Era algo que no iba con ella. Lo más que le habían penetrado por ahí era algún que otro supositorio de niña. Pero el joven pese a sus protestas siguió penetrando su dedo como si la estuviera follando. Mariela quedo más sorprendida cuando sintió que, ahora el joven introducía dos dedos en lugar de uno. Protestó, gritó, le llamo de todo, pero el joven seguía a lo suyo, viendo con sorpresa como aquel culito se tragaba sin mucho problema sus dos dedos.
Entonces el chico observó su tranca, sabía que era enorme, y que era mucho más gruesa que los dos dedos. La tenía como un sable. Necesitaba clavarla . Así que, sin contemplaciones, se incorpora y sin soltar a la mujer, acerca su nabo al esfínter de la misma, viendo como tras los primeros intentos, y rifi y rafe con la mujer, logra que aquel orificio se trague su glande.
- oh cabron “noooo… sácala”… que me duele ooo nooom
-¡ caya putita! – le decía. Viendo que tras un nuevo esfuerzo su tranca ingresa un poco más. Parecía que aquel culito se iba a reventar. Que no entraría más. Pero tras dejársela dentro un poco, observó cómo entre las presiones que la mujer hacia apretando las paredes de su ano para que no le entrara mas, lo que hizo fue que éste se dilatara.
Entonces, la coloca bien sobre la mesa, dejando su pompis al aire, y, de un golpe de riñones, observa como más de una tercera parte de su tranca se aloja en los intestinos de la casada . El grito de dolor de la mujer se oyó en toda la casa.
- ohhhh nooooo cabron…me duele …..oooooo ¡sacalaaa!
El joven comenzó a sudar, y aunque le dolía también su tranca dada la estrechez el esfínter de la mujer, estaba dispuesto a desflorar aquella putita casada como fuera . Puesto a ello, tomo de nuevo impulso y apretó con todas sus fuerzas viendo como esta vez, casi dos terceras partes de su larga vara se introducían sin piedad en aquel, hasta ahora virgen culito. La mujer noto como si la hubieran roto por dentro. Estaba seguro que aquel cabronazo le había desgarrado su ano. Oh que dolor…. Me rompes..oooo ….. Me has rotoooo ¡sacala..!
Lejos de retirarse el joven, espero un poco hasta que se acostumbrada a tener su tranca dentro, para luego comenzar a entrar y salir de aquel orificio, observando cómo cada vez su mandarria ahora entraba mucho mejor. El chico estaba como un toro. Veía como el ano virgen de aquella casada se comía con facilidad gran parte de su tranca. ¡Parecía imposible!. Pero ahí estaba él dando por culo aquella hermosa mujer . Se colocó bien detrás de la misma y comenzó a bombear una y otra vez aquel estrecho ano, viendo como su polla salía con algunas gotas de sangre. Era evidente que la había roto por dentro, pero eso no le frenó.
Había follado con varias chicas del entorno, pero jamás con ninguna mujer casada. Tampoco ninguna joven se había dejado follar por detrás. Por eso, esta era su primera experiencia anal, y le estaba gustando.
- oh putita que buen culo tienes. ¡Uuff nena has visto como te entra!. “Te tengo bien enculada” . Le decía al tiempo que recargaba parte de su cuerpo sobre el de ella y procedía a meter sus manos por debajo del cuerpo de aquella, para comenzar a manosear y palpar las tetas de la mujer. Esto aceleró la sensación de placer de ambos. Mariela, tras pasar esos primeros momentos de dolor, comenzó a percibir que le gustaba ser sometida. Le estaba excitando sentir como aquel joven se la estaba follando por su recién desvirgado ano, el cual su marido nunca había estrenado.
-¡ oh cabron me vas a reventar!.... ooooo s iiiii i- decia ella comenzando a disfrutar de la cogida.
- Sabía que te iba a gustar putita. Tu culo se ha tragado gran parte de mi polla . – le decía, mientras contemplaba como su daga ingresaba más de las dos terceras partes en el ano de la mujer, para luego sacarlo casi hasta la base, y volver a penetrarla. Y así una y otra vez.
- Ya,… ¡pero no la metas más!. Oooo siiii cabroooonn**
-por hoy tienes suficiente putita. Pero otro día te la clavaré hasta los mismo huevos. Uf como me estas poniendo…
Cuando el joven logró abrir los botones de la blusa de la mujer, pudo tomar los pechos de aquella, que pronto quedaron colgando. Eso excito más al joven que no paró de masajearlos, tomarlos en su mano, y aumentando el placer de la mujer. Esta sintió con sorpresa, como su primer orgasmo venia. Jamás pensó en poder sentir un orgasmo mientras era enculada.
Sin contenerse, Mariela comenzó a convulsionar reculando cada vez más su cuerpo contra el joven, al encuentro de la polla del mismo, para sentir mejor la tranca del joven dentro de ella. Esto excitó también al joven semental, que arremetió con dureza, viendo como la hermosa casada entraba en éxtasis. ¡ oh si córrete putita vamos…!
Pero mientras la mujer comenzaba su orgasmo, el chico se dio cuenta que su semen emergía caliente y rápido como un reguero de lava subiendo por su tranca. Coño se iba a correr antes de lo previsto. Pero ya no importaba. Por ello le dijo: ¡ oh si putita, yo también me vengo…!. O siiii te voy a regar …ese culito oo.
La mujer que aún no se había terminado de su primer orgasmo, al sentir el semen caliente del joven regando el interior de sus intestinos, fue suficiente para volver a entrar de nuevo en trance, y terminar por correrse nuevamente. ¡No se acabada de creer lo que le estaba pasando!.
Al terminar, el joven sacó su miembro del trasero de la misma, el cual hizo un ruido como al sacar una tapa de corcho de la botella. Ella se giró y observó toda la pieza del joven manchada de semen y con restos de sangre. Y, le dijo: - oh cabronazo…¡me has roto por dentro!.
-No te preocupes otro día te entrará mejor.
-¡No volverás a ultrajarme más. Esto se acabó!- exclamo ella.
Entonces el joven se acerca a la mujer, le toma la cara y le dice: -¡ serás mía cuando lo desee y cuantas veces quiera!. ¿Me has oído bien?
-pero esto no puede volver a suceder. Alguien se puede enterar…
Por toda contestación el chico la besa en la boca, y le dice:- Hoy ha sido tu culito. “Pero mañana te clavaré por el coño”.
-¡estás loco…!...¡me preñarías! le contesta ella.
- No creo que estés ovulando. Pero, de todas formas, vete preparándote porque mañana serás completamente mía .
Sin más, se colocó el slip y el mono de trabajo y marcho a la huerta continuando con el trabajo.
La mujer se aseo, y luego se quedó sobre la cama pensando: ¡ había sido ultrajada por aquel mocoso!. La había follado por donde menos se pensaba: por el ano . Se extrañó al darse cuenta de que se había corrido dos veces pese habar sido enculada. ¡No lo entendía!.
Luego se miró el coño, y pensó: ¿ Cómo será sentir aquella tranca por su vagina?. El fondo anhelaba ser tomada de nuevo y que le regara el coño con su leche, y sentir la sensación de sentir la leche en su conejo . Aún le resumía restos de semen por su ano.
De esta forma se durmió y cuando se levantó, observó que el joven ya se había marchado.
Esa noche habló con su marido por teléfono, pero no le comentó nada de lo ocurrido. Ya en la cama, comenzó a pensar en la promesa que le había indicado el joven de que al día siguiente la tomaría por el coño. Lo mejor sería marcharse de la casa y no volver hasta la noche, pensó. No podía dormir, dudaba si marcharse o quedarse.
En el fondo había experimentado, como un autentico semental, la había tomado por la fuerza. Era algo que antes le hubiera parecido una aberración. Pero ahora, sentía que necesitaba sentir la gruesa verga del joven, pero esta vez anhelaba sentirla en su coño. Hacerlo a pelo era una verdadera temeridad, pero aquel macho no iba a permitir que le pusieran un condón.
Ya en la mañana, se colocó una tanga en lugar de una braga como de costumbre. Se puso un traje de una sola costura, bastante plegado que se adherida totalmente a su cuerpo, y que además lucia un amplio escote. Tampoco era bajo, más bien cortó. Se miró en el espejo, y notaba como a través del traje podía distinguirse parte de sus pechos. Se dio cuenta que a poco que se agachara le enseñaría hasta su tanga. ¡ Joder creo que me estoy pasando!. ¡Va a creer que soy una puta buscando macho!.
Estaba pensando en quitarse dicha prenda cuando sintió el timbre. Observó por el visor que era el joven. Un estremecimiento la recorrió.
Al abrir la puerta, el joven, la observa algo sorprendido y le dice:- ¡ Vaya, veo que te has puesto preciosa para tu macho! Y, tocándose sus partes le dice: -¿ no sé si es mejor dejar el trabajo de la huerta para luego, y clavarte ahora mismo?. ¿Has visto como me has puesto? - le dijo mostrando el enorme bulto del pantalón del mono.
Viéndola indecisa se acerca y le dice: -¡ anda putita. Comprueba como tengo mis pelotas!. En ese momento toma la mano de ella para llevarla y depositarla en el bulto de su pantalón. Mariela, se agita, mientras palpa el falo del joven. En el fondo esto la encelada . Apretó su mano y palpó abiertamente la polla del mismo por primera vez, comprobando la ya semi erección del muchacho.
El joven se baja el cierre de la bragueta, y le hace que ella meta la mano hasta alcanzar su tranca ahora en vivo. Ella, lejos de retirarla, la pasó por toda la tranca del joven constatando sus dimensiones. Al comprobar la excitación de la mujer, aquel le dice: - anda preciosa. ¡Mira la carga de leche que tengo en mis huevos!
Mariela, entre curiosa y excitada, se estremeció al verificar el tamaño de las pelotas de aquel joven macho. Eran enormes. Nada que ver con la de su esposo. Era manifiesto que debían estar repletas de nuevo.
El joven sonriente le comenta´-¿ te supones como te quedará tu chochito cuando me corra dentro?
-¿correrte dentro?... sabes que no puedo… ya te dije…
-¡nada de peros!. ¡Sabes que te voy a llenar y basta!. Le dijo tajantemente.
¿ Pero?... estoy casada?. ¿Puedes dejarme embarazada? Le dice.
El la mira a la cara y le contesta:- ¿ qué mejor semental para preñarte que yo? . Así tendrás unos hijos fuertes y robustos. No como el alfañique de tu marido.
-¿pero que de vas....? ¿Parece como si lo dijera en serio? Le contesta ella.
El joven, sin más prologo, la toma y le obliga a darse la vuelta allí mismo, en pleno zaguán de la casa, quedando Mariela mirando hacia el amplio espejo que se encontraba en una de las paredes del recinto de la entrada de la vivienda. La obliga a colocar las manos sobre la pequeña encimera existente bajo el espejo, al tiempo que procede a subirle el vestido hasta más arriba de la cintura, con lo cual quedó ante su vista, el precioso trasero de la mujer. Aquella visión excito sobremanera al joven, especialmente al comprobar que solo llevaba una pequeña tanga..
- veo putita que te has puesto guapa para ser cogida por tu macho ¿verdad?
Sin esperar mucho el chico le baja las bragas, pese a las protestas de la mujer, las cuales caen al piso rápidamente, y la obliga a abrir sus piernas. Luego comienza acariciarle el coño con sus dedos desde atrás, viendo como la mujer observa la acción reflejada en el espejo. Pese a sus protestas, el coño de la mujer pronto comenzó a lubricarse abundantemente, como consecuencia del masaje que le estaba propiciando el rudo joven, con sus gruesos dedos. La mujer se dio cuenta que hasta parte de los fluidos comenzaron a descender por sus muslos.
Cuando el muchacho observó que aquella hembra estaba a punto, acercó su mandarria, la paso por debajo de los mulos de aquella y puso el glande en los labios vaginales: oh no lo hagas… oh por favor oooo
Pero, tras darle un par de brochazos con su tranca por todo el coño, embadurnando la misma con los jugos de la propia vagina, decidió que era hora de clavar aquella casada. ¡Su tranca estaba como un misil!. Sin más preámbulos, comenzó a puyar el coño de aquella, observando cómo pronto parte de su enorme tranca comenzaba a entrar en el estrecho coño de Mariela. Oh joder… ¡te he dicho que no…! es my grande… oh…me vas a destrozar…. oooo cabron noooooo
-calla de una vez putita. Te voy a echar el polvo que tanto necesitas.
Y, de un golpe de riñones, le endosó más de la mitad de su tranca. Luego la saco y volvió a clavarla nuevamente. Se dio cuenta que aquella mujer pese a ser casada y no ser virgen, tenía una vagina bastante estrecha, o cuando menos, no estaba acostumbrada a alojar en ella un vástago como el suyo. Más excitado, comienza a realizar esta operación una y otra vez, viendo que pese a los gemidos y protestas de la mujer, el coño de aquella hembra se iba abriendo perfectamente para terminar albergando casi la totalidad de su falo. .
El joven entonces, la tomó por la cintura, subió sus manos, y logró bajarle el traje hasta dejarlo casi en la cintura, con lo que todo el pecho de la mujer quedo a la vista solo cubierto por un sostén de encaje. La mujer observó esta acción reflejada en el espejo. Pero, más sorprendida se quedó cuando aquel joven semental, sin muchas contemplaciones casi arranca de cuajo el sostén, desgarrándolo y tirándolo a un lado. Los preciosos pechos de la mujer quedaron a la vista. El joven también los admiró. Para ser una mujer casada, aquella hembra estaba tremendamente buena. Ella, recuperándose le contesta: -Oh..Pero.. ¿Me has roto el sostén?.
-¡así estas mejor putita!. Jo ¡pero qué buenos pechos!. Uhhh
Pronto las manos del joven alcanzaron los dos pechos de la mujer, sin dejar de perforar una y otra vez el coño de la misma.
La mujer miraba el espejo, y contempla como aquel joven semental le estaba dando la follada de su vida. La enorme daga del mismo ingresaba en su coño abriéndolo cada vez más. Era evidente que su coño estaba siendo abierto como jamás lo había hecho su esposo. Por otro lado, las manos del joven apretaban sus pechos, masajeándolos, y produciéndole unos calambrazos, que pronto, sin remedio, la hicieron alcanzar su primer orgasmo.
Al darse cuenta de ello el joven, comenzó a perforarla de una forma increíble. Su polla parecía un talado entrando y saliendo de la vagina de aquella casada. Oh cabron … “me revientas” oooo me vengo oooo siiii
-si putita. Córrete vamos… así… eso eso…
Observar las convulsiones de la mujer, enardeció mas al joven que vio como su polla comenzó a crecer dentro de la vagina de aquella. Hasta la propia mujer se dio cuenta de que estaba por eyacular.
- No dentro no puedes… oh…..cabron … ¡no lo hagas! -. Se decía mientras terminaba su orgasmo.
Pero el chico comenzó a sentir como su caliente carga de semen emergía por su tranca buscando una pronta salida.
- oh si putita. Te voy a regar bien … oh ya me viene..
- No “por favor no te corras dentro”…. ooooo lo vas hacer ooooo cabron me vas oooooo
-ahí te va putita. Oh que corrida… me vengo oooo siiiii
La mujer sintió como pese a sus protestas, aquel muchacho se corría dentro de su vagina una y otra vez, lanzando lechada tras lechada profundamente en el interior de su maltrecha vagina. Mariela sintió cada una de las lanzadas del macho dentro de ella, al tiempo que recordaba que jamás su marido le había llenado de esa forma. Se sentía repleta de semen
-¡ oh cabron vas a terminar preñando!. Oh… Dios..
Cuando el joven salió de la mujer, se agacho un poco y miró su vagina, más abierta que nunca, con sus labios inflamados y aún goteando semen del joven semental.
Le fue a dar un tortazo al joven, pero el la sujetó y le dijo: - por ahora está bien. Luego veremos si te vuelvo a clavar otra vez. Y sin más marcho a trabajar al huerto.
Mariela, asustada, llena de la semilla del joven, marcho corriendo al baño con la intención de asearse. Mientras se aseaba su vagina en el bidet, comprobaba como salía restos del semen del joven. Oh joder se ha corrido bastante dentro. ¿y si me ha dejado embarazada? ¿Cómo se lo digo a Luis? , se decía.
Orino, e intento hacer salir el semen cuanto pudo, como si con ello tratara de evitar que se quedara dentro y pudiera fertilizar sus óvulos. Tras limpiarse marcho a la cocina. Pese a sentirse sometida por aquel joven, en el fondo visualizó en su mente cada momento de la formidable cogida que le había propinado aquel muchacho. Aún sentía la enorme tranca entrando dentro de su desprotegido coño. No sabía cómo le había consentía aquello, pero sentía que esa forma de tratarla y especialmente de follarla, era algo alucinante, que la trastornaba. Rompía con todo lo conocido hasta el momento. Su esposo era demasiado tradicionalista y pasivo, y se limitaba a penetrarla en plan misionero y luego correrse dentro, sin que ella, en la mayoría de las ocasiones ni siquiera llegara a tener su orgasmo. La vigorosidad del joven, su potente nabo y la forma en que la sometía, era algo que la había hecho vivir. Se sentía otra.
No obstante, se decía: ¡ esto tiene que terminar!. Puede enterarse alguien, y luego las consecuencias pueden ser desastrosas para mi matrimonio. Además, ese alocado es capaz de penetrarme estando ovulando y dejarme embarazada.
Por ello ese día, el resto de los días siguientes, evitó encontrarse con el joven.
CONTINUARA