José y sus amigos
Mi sobrino me quiere ver, hace tiempo que no nos acostábamos, al llegar a la cita, dos de sus amigos están con él, me acosté con los tres pero mi sobrino se excedió.
Un día estaba tranquilamente en mi casa, veía televisión, aún faltaban algunas horas para que Arturo llegara. Empecé a quedarme dormida, pero me despertó el sonido de mi celular. Aún un poco dormida lo tomé, vi quien llamaba, al leer en la pantalla sobrino José sentí inmediatamente como se me humedecía la vagina, rápidamente le contesté.
P –Hola José.
J –Hola putita me extrañas.
P –Claro, ya sabes que soy tu putita, la esclava de esa enorme verga que te gastas.
Él se rió, me dijo que me hablaba pues tenía muchas ganas de estar conmigo, pero no solo en la cama, si no que estuviéramos todo el día juntos. Le dije que me encantaría estar con él. Quedamos vernos el siguiente día, sería jueves.
El me pidió ir con un vestido suelto.
Así me vestí, me puse un vestido muy bonito de flores, me hice una colita de caballo, me puse unos tacones bajitos.
Salí de mi casa, fui al centro comercial en el que quede de verme con José, al llegar al punto acordado él estaba sentado en una banca. Me vio y se paró, nos dimos dos besos.
P –Me tenías muy olvida.
J –Como si alguna vez te faltara verga.
P –Pues no pero me gusta mucho como me coges y como me tratas como una puta.
J –Que bueno que te gusta eso, porque mira.
Me volteo y había 2 muchachos, me dijo que ese día también sería la puta de ellos. Los dos eran unos muchachos de lo más normales, le pregunté a José si ellos eran discretos, me dijo que sí. Les ordenó que se acercaran. Nos presentó, uno se llamaba German el otro Octavio. Los dos elogiaron mi cuerpo, yo les agradecí. José me dijo que lo primero que tenía que hacer era ir al baño y quitarme las bragas y el brassier. Era extraño pero había aprendido a obedecer a José fui al baño y me quite esas prendas, las guarde en mi bolsa. Regresé con ellos. José dijo que iríamos a caminar un poco, me gusto la sensación del aire en mi concha.
Octavio me tomó por la cintura y bajo su mano a mi culo. José se dio cuenta, lo jaló y le dijo que ahí no que alguien podría vernos, que fuera paciente. Seguimos caminando, entrando a diferentes tiendas, ellos veían ropa, video juegos, en una estuvieron viendo motos. En esta última tienda Octavio y José hablaron sobre financiamientos y todo eso con el encargado. German se acercó a mí y me dijo que me quería enseñar una moto, me llevo a la parte de atrás de la tienda, ahí en voz baja me dijo que se imaginaba que él y yo íbamos en la carretera en una moto, que íbamos a toda velocidad. Me dijo que me imaginaba yo toda vestida en piel, con botas negras, abrazándolo mientras el manejaba. Que llegábamos a un pueblo donde entrabamos a un hotel y nos dábamos la mejor cogida de nuestras vidas.
Debo de reconocer que me excite. German me dijo que le gustaría tener una tía tan puta como yo. Terminaron de ver lo que estaban revisando con el encargado. José me dijo que iríamos al cine. Octavio escogió la película, por el horario seguramente el cine estaría muy vacío me imagine que el plan de José era que ellos me fajaran durante la película. José me ordeno ir a comprar los boletos. Yo sabía que tendría que pagar todo ese día, desde esos boletos hasta el hotel donde me cogerían.
Íbamos hacia la sala, yo me pase de largo hasta ella. Me di cuenta que iba sola, me voltee y José venía rápidamente hacía mí, discretamente me dijo.
J -¿Qué te pasa perra? Y nuestras palomitas y refrescos.
P –Perdóname mi amor, no vuelve a pasar.
J –Maldita puta me estás haciendo quedar mal ante mis amigos, vuelvo a hacer algo así y te quedas sin verga.
P –No mi amor, por favor no me digas eso, no vivo sin tu verga.
J –Pues sí, pero hoy que tienes 3 en vez de que aproveches, te rebelas y haces lo que quieres, estoy a punto de llevarme a mis amigos y dejarte aquí.
A mí se me salieron algunas lágrimas.
J –No me chantajees puta, no llores.
Me limpié las lágrimas.
P –Sí mi amor lo que tú digas.
Regresamos a donde estaban sus amigos, pregunté que querían comer, fui a comprarlo. Fuimos a la sala, les repartí lo que me pidieron. En la sala solo estábamos nosotros que nos sentamos hasta arriba pegados a la izquierda y unos novios que estaban casi al principio de la sala. Primero estaba José, después yo, a continuación Octavio y al final German.
Pasaron los cortos de otras películas, después se apagaron las luces y empezó
la película. Iban como 5 minutos cuando José se sacó la verga, me jalo la mano y me hizo tocársela, yo estaba fascinada agarrándosela. Él le hizo señas a Octavio, también se sacó la verga. José me ordeno agarrársela también, los estaba masturbando a los dos.
Me sentía feliz, no por Octavio sino por José, estaba enculada con mi sobrino, pocos hombres me habían puesto como él, en cierta forma me hacía recordar a Omar aquel amigo de un novio cornudo y sumiso que tuve. Solté a Octavio moví el descansabrazos del lado de José, le dije al oído que lo amaba. Iba a bajar mi cabeza para mamarle la verga, él no me dejo, me dijo que fuera a mamársela a German.
Me fui a donde estaba German, él ya tenía su verga fuera. Me acomodé y me puse a mamarle la verga, la cual era de lo más normal. Apenas le di unas chupadas y German con sus dos manos controlaba el ritmo de mi mamada, me obligaba a chupar muy rápido, se escuchaba gl gl gl gl gl, yo me estaba ahogando, German no me soltaba y los otros dos no hacían nada por detenerlo, unos segundos después me llenó la boca de su leche. Por fin me soltó. No me pude tragar mucho y ahí se hizo un batidillo. Octavio me dio una servilleta, me limpie la cara, la boca. Me volví a sentar, José me dijo que buena puta tengo, yo solo le sonreí. Pasó una media hora, veía tranquilamente la película, y José me dijo que era hora de mamársela a Octavio. Octavio se la saco nuevamente, me baje de lado y se la comencé a chupar mi lengua iba por todos lados, Octavio acariciaba mi espalda mientras yo seguía chupando. Comencé a darle lengua en la cabecita y no aguanto nada, también me llenó la boca de leche. Esta vez sí me tragué toda la leche.
José me jalo hacia él y me dijo que siempre sería su puta, yo le dije que sí.
Seguimos viendo la película, ya no entendía nada, pero siempre para mí, fue mejor mamar una verga que ver una película.
Ya iba más de una hora de película, me acerqué a José y le dije.
P –Papi por favor déjame mamártela, no aguanto más sin tener esa verga hermosa en mi boca de puta.
J –Está bien mámamela.
Se la sacó, me agaché y se la empecé a chupar. Mi lengua pasaba por cada milímetro de su pene, quería disfrutar de la verga que me volvía loca, quería que mi sobrino entendiera que era de él. Mi lengua iba y venía siempre a un ritmo lento, estaba disfrutando el sabor de ese trozo de carne que tantas veces me había hecho feliz. José me dijo que me apurara a sacarle la leche pues la película estaba por acabar. Me fui a su cabecita y apretando los labios, lo masturbe logre que se corriera más o menos rápido. También me tragué toda su leche, me limpié. Me acomodé y menos de 10 minutos después acabo la película. Prendieron las luces. Los novios voltearon a vernos, no sé si se dieron cuenta. Salimos del cine.
Fuimos al estacionamiento, mi carro estaba como a 100 metros, José me ordenó que caminara delante de ellos, y que moviera lo más que pudiera mi culo. Así lo hice, al llegar al carro volteé a verlos. Octavio y German babeaban. José sonreía, se veía orgulloso del control que ejercía en mí. Nos subimos al carro, yo manejaría, José adelante conmigo y los otros dos atrás. Le pregunté que a donde iríamos ahora. José me hizo llevarlos a la colonia Condesa. En el camino José me iba a agarrando las piernas.
O –José te felicito que buena puta te conseguiste.
J –Sí amigo, en ningún lado podría encontrar una mujer más puta.
P –Lo que sea por ti mi amor.
J –No solo es por mi ella es la puta de muchos.
G –Entonces engañas a tu marido con todo mundo.
P –Sí.
O -¿Y porque lo haces?
P –Porque me encanta la verga.
Llegamos a esa colonia ya eran casi las 3. Caminamos un rato como a las 3 y media José dijo que tenía hambre que quería cortes argentinos. Entramos a un restaurante argentino. Mientras comíamos José comento que no había mejor carne que la argentina, Octavio le dijo que la mejor carne la tenía yo, los cuatro nos reímos, empezaron a decirme varias cosas sobre mi físico, eso me tenía muy contenta, mi vanidad estaba creciendo. Estuvimos en el restaurante hasta las 5. Otra vez pagué yo todo.
Al llegar al carro José me dijo que era hora de ir al hotel, manejé al hotel de doña Rosa. Llegamos doña Rosa me dio el cuarto de siempre. Ya en el José me quito el vestido, yo me quite los tacones y así quede desnuda.
Ellos tres se desnudaron, me hicieron hincarme y empezar a mamar sus jóvenes vergas. Después de mamar un rato me pararon y me tocaron todo el cuerpo las seis manos pasaban por mis senos, piernas, nalgas y vagina.
P –Así mis machos, háganme sentir su deseo por mí.
José me chupó la concha, Octavio el ano y German los senos, era rico sentir sus lenguas.
P –Que rico, ustedes si son hombres, saben hacerme sentir placer.
J –Bueno, a cogerla quien va por la concha y quien por el culo.
O –Yo quiero ese culo hermoso.
G –Muy bien, entonces me quedo con su vagina.
J –A mí me la mamas puta, acuéstate German la puta se te va a subir, después Octavio se la metes en el culo.
Así lo hicieron, ya estaba penetrada por aquellos dos machos. José ordenó que comenzaran a moverse, sus amigos le hicieron caso y coordinando muy bien el ritmo, entraban y salían de mí.
P -¿Qué ya se habían cogido a una mujer juntos?
J –Estos dos cabrones se la pasan cogiendo a las mujeres los dos juntos.
O –Pero jamás nos habíamos cogido a una puta tan rica como tú.
José les ordenó moverse más rápido.
J –Hagan llegar a la puta al orgasmo.
Se movían muy rápido, el placer que me daban iba aumentando, era deliciosa la sensación que me daban aquellas dos vergas en mis hoyos de placer. No pude más tuve un intenso orgasmo, sentía como mi vagina se mojaba por completo, una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo.
P –Aaaahhhhh que rico, me hicieron venir, sííííííííííííí, así mis machos denle duro a su puta.
German me llenó la vagina de leche, cerró los ojos y quedo como desmayado, se debió cansar por el esfuerzo de la cogida. Octavio seguía moviéndose.
P –Vamos Octavio dame tu leche en mi culo.
O –Sácame la leche con tu culote.
Comencé a moverme muy rápido y apreté mi ano, el gemía muy fuerte, gritaba que le gustaba lo que le hacía, no aguanto mucho y su leche se fue a mi culo. Los tres nos quedamos tendidos, yo sobre German y Octavio sobre mí. José nos veía.
J –Aún falto yo puta.
P –Sí mi amor.
J –Ve y sácate la leche de la concha que no quiero remover la leche de German.
Fui al baño me lave bien, saque el semen de mis dos hoyos. Cuando regresé Octavio y German estaban en un pequeño sillón, José parado junto a la cama.
J –Ponte en cuatro puta, y ruégame por verga.
Me puse en cuatro, comencé a mover mi culo y le dije.
P –Mi amor por favor dame verga, te lo ruego, necesito que me llenes con ese pitote.
Me la dejo ir, sentí un enorme placer sentir a José entrar en mí, me tomó de la cintura y comenzó a moverse muy rápido.
J –Esto es lo que buscabas, no puta.
P –Sí mi macho, siempre busco verga, dámela toda.
J –Maldita puta, no eres más que una perra, mi pobre tío no sabe con qué porquería de mujer se casó.
Empezó a nalguearme, me pegaba muy duro.
P –Sí soy una puta, mi esposo se casó con una perra.
José le pidió un cinturón a Octavio, él se lo dio, José lo dobló y me pego con él.
J –Te mereces esto por puta.
Comenzó a pegarme en las nalgas, nunca me gustó que fueran rudos, pero a José le permitía todo. Me la sacó, me acostó y pidió que sus amigos me agarraran de pies y manos que no me dejaran mover. Tomó el control remoto de la televisión me lo metió en la concha.
P –Duele mucho.
J –Cállate puta, nadie te obligo a venir, viniste por tus ganas de verga.
Ya no dije nada, el comenzó a mover el control dentro de mí, el dolor era fuerte, después me lo metía y sacaba, yo solo escuchaba a lo lejos como sus amigos le gritaban que siguiera, que me castigara por ser tan puta.
En algún momento me sacó el control, se paró y fue por mi bolsa. De ella saco una botella de perfume, esta era de vidrio en forma de tubo. Yo aún me sentía fuera de este mundo sentí como me puso de perrito, y comenzó a meterme la botella en la vagina, después en el ano me metió el pene, se movía, no sé si rápido o lento. Yo parecía ya no estar a lo lejos sentí algo caliente en mi ano, por lo visto ya se había venido. Me acostó y me quede dormida.
Una mano me movía para que me despertara, era doña Rosa.
R -¿Qué paso Pamela? Hace más de una hora que tu sobrino salió con los otros muchachos.
P –No sé, fue una cogida tan rara. José se está pasando.
R -¿Qué vas a hacer?
P –Hablaré con él.
Doña Rosa me ayudó a pararme, me dijo que mi vagina estaba demasiado abierta, que esperaba que no me hubieran lastimado.
Abrí mi bolsa para sacar mi ropa interior, no estaba, solo una nota que decía.
Tía perdóname me excedí, espero no haberte lastimado, me gusta tratarme como puta pero lo de los objetos, usarlos tan rudamente, y pegarte tan duro con mi mano y después con el cinturón, fue una exageración. Tuve que darle tu braga a Octavio y German tu brassier para que se fueran. Probablemente ya no me quieras ver, pero te pido que aunque ya no tengamos nada que ver, me permitas disculparme, agradezco todo lo feliz que me hiciste en cada encuentro a cada momento y también fuera del sexo. Te quiero mucho. Por favor rompe esta nota después de leerla, no la vaya a ver mi tío.
Me puse mi vestido, le agradecí la ayuda a doña Rosa. Agarre mi carro maneje hacia mi casa, eran las 9 de la noche. Pensaba en lo que decía en la nota, la cual rompí y la tiré en el bote de basura del cuarto. Pensaba en que nuestra relación se había acabado. Me estacione. Me sentí muy mal, no quería dejar a José. Tomé mi teléfono, le hablé.
J –Hola tía perdón por todo.
P –Mi amor, me dolió mucho lo del control, y los golpes jamás lo vuelvas a hacer, ni a mí ni a nadie.
J –Sí tía te lo prometo.
P –José quiero seguir siendo tu puta, acostarme con quien tú quieras, que me trates como a una perra, pero ya jamás hagamos lo de esta tarde no más ese tipo de rudeza.
J –Sí tía, gracias por ser tan buena.
P –Mi amor.
J -¿Sí tía?
P –Te amo.
Colgué el teléfono y me fui a mi casa.
Mi esposo estaba preocupado por mí, me vio mal, le invente que me habían asaltado. Me quiso llevar al doctor, le dije que prefería dormir que si para mañana no me sentía bien entonces iría al doctor. Me puse mi pijama en el baño, salí, me acosté, Arturo me abrazó y así me quede dormida. Al siguiente día amanecí un poco mejor, mi esposo se fue más tranquilo al verme mejor.