José quiere, que sea su novia

Sin pensarlo, gradualmente me convertí en la novia de José, que fui asimilando y me termino alegrando

José quiere, que sea su novia (Continuación de “Mi gran  experiencia anal”.

Como todo, las vacaciones habían llegado a su fin, bastante melancólico regresaba a mi casa con mi madre, recordando a mis amigos, amantes o novios me era difícil encasillarlos, creo que tenían un poco de cada cosa en ese orden.

Al principio me costó olvidarlos pero con el transcurso de los días, la actividad escolar, mis amigos y amigas que me iba relacionando, hizo que poco a poco poco a poco, lo fui superando.

Aunque solía tener pensamientos, sobre la verga de José, que me alteraba bastante, finalizando con ese recuerdo en una exquisita paja, para olvidarla por un tiempo. Así fueron pasando los meses hasta que nuevamente llegaron las deseadas vacaciones, esperando pasarlas tan bien como la del año anterior.

Llegamos después de Reyes, una época bastante calurosa, por suerte habían construido un tanque australiano, para una reserva de agua, de una altura de 1,00 metro aproximadamente.

Pensé que podrían venir mis amigos y disfrutar juntos esa nueva adquisición, aunque se perdería de hacerlos desnudos, algo que me atraía compartir, aunque sería divertido de cualquier manera.

Traté de contactarme con Fermín y José, sin pensar que después de tanto tiempo las cosas se habían modificado,  .lamentablemente mi 1er amigo trabajaba todo el día, sumado a que tenía una novia, algo que me produzco algo de celos, posiblemente ya no te interesaba tanto como antes.

José, seguía igual, algo más gordo, y había crecido, me llevaba casi una cabeza, era un cuerpo de hombre con la cabeza de un niño,  que si bien le costaba entender ciertas cosas, o seguir una conversación,  no dejaba de ser una buena persona, dócil, y muy fiel, aunque demasiado impetuoso en el momento del sexo,

Por supuesto que prefería a Fermín, mucho más inteligente, que compartíamos un montón de cosas, pero a pesar de todo, me quedaba por el momento invitar a  José a venir al tanque a bañarnos, que aceptó más que gustoso, a lo que mi madre lo invito a comer, demostrando una felicidad increíble, al sentir como lo trataban.

Después de comer, esperamos que calmase el calor, así que bajo unos árboles, traté de buscar un tema para hablar de algo, que dentro de todo fue llevadero, cuando después de más de una hora, volvimos al agua, para refrescarnos.

Mientras chapuceábamos en el agua, intentó un par de veces de bajarme la malla, impidiéndoselo, .aclarando que podría vernos mi madre, pero a pesar de mi advertencia, continuo, viéndome obligado retarlo.

Como un niño me obedeció, quedándose bastante compungido, que me dio algo de lastima, pero nuevamente   trataé de explicarle que no era el lugar adecuado ni el momento, pareciendo entender mi postura.

De haber estado Fermín, le habría permitido bajarme la malla y hasta dejarlo penetrar a pesar de estar mi madre muy cerca, pero con José algo me sucedía, a pesar de haberme follado, el año anterior, algo me impedía repetirlo.

Rato después salió mi madre con algo fresco para tomar, y mientras lo hacíamos a la sombra de un frondoso árbol, entablamos una conversación, preguntándole:

Tienes novia José”

“No Paul, no” Sonriéndose, como diciendo que no lo aceptaban por su nivel mental..

Pero tienes una buena herramienta, que mas de una le gustaría”

Y, puede ser” Me contesta

“Lo has hecho con alguna? Posiblemente pregunta que no tendría que haber formulado

No, con ninguna ” Comprendí que yo, había sido su “primer encuentro ” que era suficiente, aunque quería saber que más pensaba,

“ Te gustó haberme roto el culo y  que haya sido el primero?”

“Si que me gustó,  pero nunca quise hacerte daño, eres lindo, rubio, y me encanta tu culito blanco, y lo estrechito que es, me calentaba oírte gritar, cuando te fuiste pensaba en ti, y me pajeaba.

Tuve una sensación extraña, entre sentirle algo de  afecto y excitación, siguió comentando cosas, hasta que decidimos ir al baño, a cambiarnos, que si no era mi costumbre, entre con él. Cuando se bajó la malla, volví a apreciar su verga, sorprendiéndome al ver, que se había rasurado, algo inusual en ese lugar, supongo y menos en él. Pero al notar mi sorpresa, y la manera de observarla, me dice:

“No te gusta, como quedó?, lo hice para copiarme de vos” A parte de  sorprenderme, me causo la impresión que era más grande, y no pude dejar de sentir una  gran estimulación, que contuve para evitar algo en mi casa.

“Si quedó muy bien ” le dije, tratando de darle un corte. Aunque esa noche me arrepentí que no habérsela tocado, masturbándome para aplacar esa calentura.

José comenzó a hacerse presente todos los días, pero intenté no hacer nada, aunque me buscaba, demostrando ciertas acciones en querer follarme, algo que me estimulaba, pero que seguía teniendo algo de temor, recordando que la última vez no fue muy agradable, y menos al descubrir sangre en mi  culo.

Me atraía su verga, poder tocarla o mamársela, con el riesgo de querer follarme, algo que trataba de evitar. Una tarde decidimos ir a la laguna para cambiar de escenario, aunque, consiente inconscientemente,  con otras intenciones.

El calor era insoportable, después de bañarnos, regresamos donde habíamos acampado, bajo la sombra de un árbol muy frondoso, José no tardó en quitarse su malla, observando su atractiva y tentadora verga, algo erecta. Traté de evitar mirarla, aunque era difícil, cuando José parecía haberse adormecido,  me acerqué, acariciándola suavemente, hasta propinarle unos leves besos, que rápidamente se fue acrecentando, terminando despabilando a José que por supuesto intento algo más, diciéndole:

“Quieto, si quieres follarme, me levanto y me voy, tranquilízate yo hare las             cosas” Aceptando inmediatamente mis condiciones.

Así que continúe, acariciando ese instrumento, suavemente, lamiendo su ingle, sus testículos, para continuar con su tronco, hasta dejarla en un estado de total rigidez, comenzando a mamársela, con toda mi devoción, oyendo los gemidos de José ante tan ferviente  demostración, introduciéndola hasta donde mi boca podía contenerla.

Así que tanto mis manos como mi boca, empezaron a activar sus hormonas, hasta presentir que estaba a punto de eyacular, quitando mi boca de su miembro, agitando su tronco, hasta producirle una fuerte y copiosa eyaculación, humedeciendo mi cara, cuello, viendo como el resto bañaba su miembro, limpiando con mi lengua ese resto. Me quedé junto a él, mientras me abrazaba tiernamente.

Esto lo volví a repetir un par de veces, terminando masturbándome o haciéndolo José, sabía que tarde o temprano volvería a ser suyo. Una tarde en el granero pasó algo similar, intentaba follarme, traté de calmarlo, desnudándome, dejándolo que me tocase, hasta llegar a meter un par de dedos en mi culo.

Volví a imponerme, bajando sus pantalones, y desnudo me arrodille delante suyo para mamar su verga, mi excitación me superaba, sumado a esa tensión y temor de pensar que podía  aparecer alquien, descubriéndonos. Pero a pesar de ese peligro, continúe, notando segundo a segundo la dureza de José, disfrutando de su alucinante instrumento, tratando de introducirlo totalmente en mi boca sin lograrlo totalmente.

Su manera de reaccionar, me advirtió que pronto se correría, pero continúe, hasta que, manó su flujo cuantioso, con su característica calidez y ese sabor algo salado, llenaron mi boca, tragando una buena parte, mientras el resto salía por la comisura de mis labios, era como tener parte de  José dentro mío.

Después de un rato nos vestimos, cuando entra un peón, que saludo amablemente mientras me observaba, percatándome después que era parte del semen de José

Por supuesto que todo esto sucedió en menos de una semana de mi llegada, cuando al llegar  el domingo intentamos ir a la laguna, a pesar de estar bastante nublado y las advertencias de mis padres  de que no fuésemos, por posibles lluvias, hicimos caso omiso y cerca de las 3 de la tarde, partimos.

Dicho y hecho, a mitad del camino, un fuerte chaparrón  nos empapó, José sabia de una casa muy cerca para ir a cobijarnos, corrimos y después de casi 10 minutos bajo el agua, llegamos, que a pesar de golpear en la puerta nadie salió, por suerte había una habitación, que pudimos entrar, una mesa, un par de sillas y un catre, conformaban su inmobiliario.

Tratamos de secarnos, por supuesto José, intentó hacerlo, ofreciendo quitar mi ropa, desistí de su pretensión, para que en minutos, retomase esa iniciativa. Hasta que ante sus dóciles caricias,  comencé a ceder, sentándome en ese catre, mientras tomaba mis piernas, hasta que me quitó las  zapatillas, lamiendo mi pie, metiendo su lengua entre mis deditos aun algo mojados, algo que comenzó a poner en efervescencia mi sangre, saltando de un pie al otro, con gran maestría.

Mientras afuera llovía copiosamente, adentro parecía haber aumentado la temperatura, mientras que el calor, la manera sutil en que José, iba quitando mis prendas y secando mi piel, me fui dejando llevar, sin pensar en nada, disfrutando de ese inicial contacto, mientras oprimía mi verga que estaba bastante erecta, hasta quedar, solo con mi slip.

Comenzó a chupar mi cuello, para seguir con mis tetitas, succionándolas de una manera vehemente, como descontrolado, bajando por mi vientre, para apoyar su boca en mi sexo, aumentado mi estimulación segundo a segundo.

No pensaba, solo intentaba disfrutarlo, acariciando su cabeza, mientras continuaba con ese delicioso acoso, hasta que desapareció mi  slip, donde mi desnudez volvió a quedar a  su entera disposición.

Prosiguió sin pausa, no dándome respiro, ni momento para  desistir, pasando su lengua por mi ingle, de una a la otra, lamiendo mi verga, hasta introducirla totalmente en su bocaza, succionándola al igual que mis genitales, .mordisqueando mi sensible piel.

Con total maestría me fue transportando a un estado de lujuria, dispuesto a aceptar cualquier cosa, hasta que sentí su grueso dedo índice, meterse por mi ano, una y otra vez, hasta hacerme gemir, elevando mi culo, para inmediatamente percibir uno más adjuntándose al primero, pareciendo agrandar el diámetro de mi esfínter.

En ese momento de total éxtasis,  donde mi gemidos, exclamaciones y la forma de posesionarme, daba a entender a José que pretendía, pero a pesar de eso,  solo atine a decir:

“Me has calentado mucho mi amor, quieres meterla  José?,  pero trata de ser dócil” Palabras que brotaron sin pensarlas. Entregándome sumisamente a su deseo, que sin decir nada, no tardó en quitarse la poca ropa que tenía, notando su verga bien erguida pronta a ser el elemento penetrador de mi recto, previo a ese juego entre mis glúteos, en donde parecía enunciar el  próximo paso.

Su cabeza no tardó en apoyarse en mi acceso privado, empujando intentando introducirlo, iniciando un leve dolor en esa zona, pero desconociendo mí problema, continuo oprimiendo su opulento tronco, haciendo ceder centímetro a centímetro mi afectado conducto, contenía mis gritos, para evitar de espantarlo.

Aunque se detenía cada tanto, para ser más sutil, en determinado momento no pudo controlar  sus enérgicos impulsos,  para abrazarme fuertemente, y con un violento empellón, seguido de mi grito de sufrimiento,  sentí la totalidad de su miembro amparada en mi abnegado culo. Habiendo tomado total posesión,  de mi interior, sintiendo que mis órganos volvían a oprimirse contra mí vientre, a la vez que su pelvis quedaba pegada a mis glúteos, apoyada sobre mis carnes, aplastado sobre ese maloliente catre, por el peso de José.

Las consabidas acaricias en mí espalda, y su tranca refugiada en mis entrañas, volvían a demostrar esa supremacía, cuando acercando su boca a mi oído, me dice:

Te gusta, o prefieres que la saque?

“Esta bien José, déjala y sigue.” Con ciertas lagrimas en los ojos, producto de su desenfreno.

Fue como darle la orden de partida para iniciar un alocado bombeo mientras me sujetaba de la cintura, entrando y saliendo a doquier, sacándola para introducirla de un  saque, en su totalidad,  hasta que después de varios minutos donde dio rienda suelta a su instinto, sin reparar en nada, sentí su semen esparcirlo en mi interior.

Al quitarla sentí en parte un alivio, quedándome  tendido, relajándome, y aun  bastante excitado, dado que no había terminado de eyacular, intentando aplacarme, masturbándome, previo a mamar su verga, con ese sabor mezcla semen y mis heces, que me subyugaba, cuando me comenta:

Espera un poco”, lo miré siguiendo lamiendo su verga, cuando varios minutos después me alzó depositándome sobre una mesa, levantando mis  piernas, ensartándome nuevamente, repitiendo otro violento bombeo, gimiendo ante esa impetuosa  copulación anal, a la vez que me masturbaba al unisonó de sus movimientos, llegando a nuestro punto de convulsión casi simultaneo,

Me acosté, apoyando mi cabeza sobre su abdomen, muy cerca de su miembro que mantenía algo de sus flujos en la punta, tentándome para lamer, su glande.  A la vez que comienza a hablarme, algo poco inusual en él, diciendo:

“Me gusta tener sexo con vos, me calientas mucho, me gusta tu culito tan blanco, ese pelo rubio largo hasta tus hombros, además ver como mi pija negra, se pierde dentro tuyo, tus gemidos, pero más que nada largarte toda mi lechita en tu lindo agujero. Lo  que no quisiera, es que te coja Fermín, el ya tiene novia, y  yo te me quiero cuidar, y hacerte feliz” esa fueron , más o menos sus palabras.

“Me alegro por lo que me dices” Le conteste, bastante sorprendido por su discurso, lo sentí como una declaración de amor, o algo por el estilo. Siguiendo diciéndome cosas, que a pesar de encantarme por lo que me hacía, no tenía intenciones de tener un idilio. Cuando me dice:

“Te gustaría ser mi novia?”

Me pareció algo incoherente y inadmisible  su pregunta, pero considerarme del sexo opuesto,  que si bien no me agradaba cuando me confundían, con él fue distinto, no me negué, no sé si para evitar una reacción  imprevista, por que por su lado, porque me hizo gracia, o porque me agradaba serlo, pero opté  para decirle finalmente:

“Es que soy más que tu novia, esta es la cuarta vez que me has cogido, y posiblemente lo haremos muchas veces mas”

“Claro, si, eres como mi hembrita”

“Si, más o menos ” Quedando conforme con mi contestación, aunque no tuve en cuenta que estaba enamorado de mi, algo que podría llegar  a acarrear problemas de pareja, las que no estaba dispuesto a tenerlas, aunque seguí, con esa atípica relación.

En el tiempo subsiguiente de mis vacaciones, a acepción de 2 o 3 días, tuvimos sexo, en lugares y posiciones inverosímiles, era un semental, cuando en el momento del coito era un irracional, imposible de contenerse, disculpándose cada vez que sucedía, creo que eso me fue atrayendo cada vez más esa incontenible fogosidad, al punto de pasearnos por el pueblo, llevándome orgulloso de la mano, como si fuese su amorosa “novia”. .