José, primer encuentro.

Relato real de una fantástica noche. En la que Belén cumplió una de sus fantasías, la de estar con un hombre maduro.

Madrid 9 de marzo de 2012.

Conocía a José de alguno de mis viajes a Madrid acompañando a Belén a alguna de sus reuniones de trabajo.

José dirigía una de las empresas a las que Belén asesoraba.

Es un hombre de 53 años, mas o menos de mi altura, 185cm, físicamente bien cuidado, de cabellos mas bien canos, y piel cuidada, vamos lo que Belén siempre había considerado un maduro interesante.

Sabíamos que hacia mas o menos un año que se había separado.

Yo había pasado el día en Madrid con antiguos compañeros de facultad.

Belén había tenido una reunión a primera hora de la mañana, había comido conmigo y se había reunido con José a primera hora de la tarde.

A eso de las 19:30, recibí una llamada de Belén que la reunión se iba a alargar y que José nos invitaba a cenar si decidíamos quedarnos en Madrid esa noche, por lo que reserve habitación en nuestro hotel habitual.

Belén me había encargado que la comprase algo de ropa, pues no habíamos llevado nada de recambio, entre en unos grandes almacenes, primero, sección de lencería, un conjunto lo mas sexy a la vez que discreto que encontré, un par de pantys, en la sección de mujeres fui directo a una de las boutiques de las que Belén es asidua, la compre un vestido negro con una pequeñas rayas naranjas y grises y un volante en la corta falda del vestido.

Yo vaqueros camisa, jersey y americana.

La reunión se alargo hasta las 21:30.

A los quince minutos llegaba Belén a la recepción del hotel,

José nos recogería sobre las 23:00 para cenar.

Belén se metió en la ducha, me encanta observarla mientras se ducha, como desliza el agua por su cuerpo desnudo, con que suavidad se acaricia con la esponja, como juega con el agua por su sexo, la delicadeza con la seca su piel y la habilidad para repartir crema hasta el ultimo rincón de su piel.

Cuando la vi con el conjunto de ropa interior casi me desmayo, impresionante, Belén no es una chica de mucho pecho, lo justo, pero con el tipo de sujetadores push-up, uf, el escote es perfecto.

Las transparencias del tanga, dejaban poco a la imaginación.

El vestido, perfecto, marcaba cada una de sus curvas, ni echo a medida.

A las once en punto llego José a la recepción del hotel.

Venia caminando su piso esta cerca de nuestro hotel los típicos saludos y caminando hasta un pequeño restaurante del casco viejo de la capital.

Al no tener que conducir el vino fue abundante durante toda la cena.

Después de la cena, un par de copas en un local cercano.

El alcohol, comenzaba a hacer efecto y la desinhibición era cada vez mayor.

Entre Belén y José saltaban chispas, la atracción y la tensión sexual se masticaba.

Sabía perfectamente que de momento entre ellos no había pasado nada pero estaba a punto de pasar.

A mi me excitaba muchísimo esa tensión que se había creado.

El local tenía una pequeña zona de baile.

Belén fue la primera en acudir allí, nosotros hablábamos pero la verdad no podíamos apartar nuestra mirada de su cuerpo.

Tomo mi mano y clavo en mis ojos sus profundos ojos azules y como un perrito faldero fui detrás de ella a la pista.

Mientras bailábamos Belén miraba por encima de mi hombro a José.

Poco después era yo el que estaba frente a José, este no quitaba los ojos del cuerpo de mi chica.

Belén y yo regresamos con el.

Belén repitió la jugada con José, le tomo de la mano y le arrastro a la pista.

Desde mi posición veía como sus cuerpos se rozaban, sus manos se acariciaban, los ojos de uno se clavaban en los del otro.

Belén me hizo un gesto para que me acercase.

Los roces, el coqueteo, las suaves caricias, los tres sabíamos a donde nos iba a conducir, solo podía tener dos salidas una la cama y la otra un calentón increíble.

Poco después Belén y José empezaron a besarse mientras bailaban en la pista, todo la tensión acumulada durante la noche estaba apunto de estallar, ella se giro hacia mí bailamos juntos unos segundos y me beso.

Poco después se giro hacia José yo la miraba, observaba como movía sus caderas.

Regresamos a la mesa donde estábamos.

José propuso ir a su casa estaba muy cerca del local donde estábamos.

No tardamos en llegar, de camino al piso los dos agarrábamos a Belén la besábamos acariciábamos sus curvas, su culo.

En el ascensor Belén rozaba nuestros paquetes mientras sonreía.

Entramos en el increíble piso de José, y la excitación que sentíamos los tres era tremenda.

Fuimos directos al dormitorio.

De camino al dormitorio Belén había ido perdiendo prendas, primero el abrigo, después mientras yo la besaba me deshacía de su vestido, tan solo llego al dormitorio con el tanga y el sujetador.

Una vez en el dormitorio Belén se besaba con nuestro anfitrión a la vez que le desvestía.

Era ella la que mandaba.

Mientras se besaban empujo a José sobre la cama, quedo sentado a la altura de los pechos de Belén.

Los beso, los mordió, desabrocho el sujetador de mientras ella Belén completamente excitada le apretaba contra ellos.

Belén tumbo a José sobre la cama.

Desabotono sus pantalones y le despojo de ellos.

El pene de José quedo libre, Belén se inclino sobre el empezó a juguetear con el con sus manos.

Después empezó a darles suaves lamidas con su lengua.

Después de juguetear otro rato con el se lo introdujo en la boca.

Poco a poco el pene de José, fue desapareciendo en la boca de Belén.

La de cara de José reflejaba el placer que mi chica le daba.

Me acerque por detrás a Belén, acaricie sus nalgas y lleve mi mano a su sexo estaba empapada, al notar mi contacto sus piernas se separaron.

Con su ayuda me deshice de su tanga, estaba totalmente desnuda.

Preciosa.

Acaricie sus labios, después su clítoris.

Introduje un dedo, luego otro.

Miraba como se comía la polla de José mientras la metía los dedos o acariciaba su sexo.

Me arrodille tras ella hundí mi cara en su sexo, delicioso.

Durante un buen rato, mi lengua y mis manos se dedicaron a jugar con su sexo, cuando no eran mis dedos los que se introducían en su sexo era mi lengua la que buscaba el fondo de aquella deliciosa cueva.

No tardé en empezar a sentir los primeros movimientos espasmódicos del cuerpo de Belén.

Sentía como los flujos de mi chica inundaban mi boca, como me gusta.

Desde mi posición oía sus suspiros.

Estire mis manos hacia sus pechos, allí me encontré con las manos de José, intercambiamos posiciones no dejábamos ni un centímetro de teta sin que una de nuestras manos lo acariciase.

Tras un suspiro largo, Belén permaneció unos segundos inmóvil.

Segundos después, me levante, Belén pajeaba suavemente a José, con una mano mientras su boca rodeaba su glande.

Belén se levanto, se giro hacia mí, me beso, su boca sabia a polla.

Nos besamos.

José se levanto, se unió a nosotros, la besaba el cuello, sentía como el acariciaba los pechos de mi chica.

Belén de nuevo tomo la iniciativa, tomo a José de la mano, lo llevo de nuevo a la cama.

Tumbo a José sobre la cama, se coloco sobre el, dándome la espalda.

Belén tomo el pene José entre sus manos y lo guío hacia su sexo.

Poco a poco fue descendiendo, clavándose todo el miembro de José.

Se lo metió completamente, no sobraba ni un centímetro, yo veía la escena desde atrás las maravillosas nalgas de mi chica rozaban con los testículos de José.

Cuando lo tuvo dentro Belén empezó a realizar movimientos circulares con su cintura.

José acariciaba los pechos de Belén.

No tardo Belén en empezar a subir y bajar sobre la polla de José.

Me coloque tras ella, la abrace, acaricie su espalda, sus pechos mientras besaba sus orejas, su cuello, su boca.

Belén tomo mi polla y empezó a masturbarme mientras se follaba a José y yo la acariciaba y besaba.

Así estuvimos varios minutos.

Belén se tumbo en la cama, con sus piernas totalmente abiertas para mí.

Su sexo, casi depilado del todo, estaba abierto, rojo, brillante, deseoso de recibir.

Me acerque de rodillas a ella.

Una vez estuve tumbado sobre ella la penetre todo lo que pude.

Su sexo estaba caliente y lubricadísimo.

En las primeras embestidas busque lo más profundo de su sexo.

Después me relaje y me dedique a follarmela como a ella la gusta.

Me abrazaba con sus piernas mientras con una de sus manos acariciaba a José.

El se acercaba a su boca para besarla.

Voltee a Belén, colocándola a cuatro patas.

Rápidamente José ocupo una posición frente a su boca.

Belén tomo de nuevo su polla en las manos, José se aproximo a su boca, Belén atrapo el pene de José entre sus labios, la cara de José volvía a reflejar el placer que mi chica le estaba dando.

Yo me acomode entre las piernas de Belén, con mi mano guíe mi polla hasta el fondo.

Pronto el movimiento se fue acelerando, mi cuerpo chocaba contra sus nalgas.

Cada embestida la polla de José se metía hasta el fondo de la garganta de Belén.

Estuvimos un ratillo así, fue Belén la que decidió cambiar de posición.

Nosotros permanecimos en el mismo sitio, ella giro sobre si misma.

Su cara quedo frente a mí, y sus nalgas en el sitio perfecto para José.

La brillante polla de José entro sin ninguna resistencia de nuevo en el sexo de Belén.

Yo solo miraba y acariciaba la cara y pechos de Belén.

El ritmo aumento considerablemente, estaban perfectamente sincronizados para que cada embestida profundizara totalmente en el sexo de mi chica.

Esta gemía, suspiraba, un nuevo orgasmo estaba llegando.

Inclino su cuerpo, su cara apoyaba sobre la cama.

José la tomaba por las caderas, fuerte para que las embestidas fuesen bien duras.

Los gemidos de Belén eran más que audibles, pequeños chillidos, anunciaban un nuevo y delicioso orgasmo.

Belén permaneció inmóvil unos segundos, José continuo con sus penetraciones, ahora eran suaves, retrocedía casi hasta que su polla estaba apunto de salir y rápidamente la volvía a introducir hasta el fondo.

De nuevo ambos se volvieron a animar el ritmo comenzó ha animarse.

Mi excitación era máxima.

Ofrecí mi pene a Belén.

Lo tomo entre sus labios, que delicia de boca tiene mi chica.

José aviso de que se iba a correr.

Belén entre suspiros le pidió que se corriese dentro de ella.

Las arremetidas de José se hicieron fuertes y secas.

Belén tenia los dos manos sobre la cama, yo me masturbaba ante la escena.

Regresaron los gemidos de Belén.

Los gestos de José no dejaban lugar a duda de que estaba descargando dentro de mi chica.

Tras una serie de fuertes penetraciones ahora estas eran más suaves, era Belén la que las buscaba.

Quería exprimir a José totalmente, no quería dejar dentro de él ni una gota de leche.

Permanecieron unos segundos inmóviles, José se inclino sobre Belén, separo su rizada melena pelirroja, beso su nuca, su cuello y acariciando su espalda se retiro.

La polla de José salía del sexo de mi chica, lacia y brillante, una gota de semen todavía colgaba de ella.

Belén me miraba sonriente y ansiosa.

De nuevo me sitúe frente a ella.

Tomo mi pene y me realizo una maravillosa felación, no muy larga ya que yo estaba calentísimo.

En el último segundo la saque de su boca.

El primer chorro salio potente hasta impactar en su nariz, su pequeño piercing que quedo cubierto de semen, otro chorro fue a parar a su carrillo, otro más a sus labios cerrados, las últimas descargas salían sin casi fuerza y caían sobre la cama.

Belén se retiro jugueteando el semen de los labios, la nariz y del carrillo.

Quedo tendida unos minutos en la cama.

José observaba su precioso cuerpo sentado a los pies de la cama, vi como recorría todo su cuerpo, se fijaba en los dos pequeños tatuajes de mi chica, acariciaba sus muslos.

Yo enredaba mis dedos en su enmarañada melena pelirroja.

Belén se levanto, habíamos realizado un buen trabajo, su cara reflejaba, satisfacción, había recibido bien de placer.

Al salir de la habitación vi como la mayoría del semen de José escurría por su pierna izquierda, un espeso hilo blanquecino llegaba hasta más abajo de la rodilla.

Belén se ducho y se vistió, yo me vestí y nos despedimos de José, los tres satisfechos, felices y relajados.

En la despedida quedamos que estos encuentros habría que repetirlos.

A las cuatro de la madrugada salíamos de la casa de José caminando tranquilamente hacia nuestro hotel.

Ya os contare nuestro próximo encuentro.