Josahandy

Volviéndonos un nudo ciego de caricias y palabras ardientes, desapareciendo cualquier vestigio de recelo o prejuicio, surgió cada vez con más fuerza y deseo la carnalidad de la fornicación sin escrúpulos.

Josahandy

(mi niña adorada)

Basta con mirar atrás para poder iniciar ésta historia, hace apenas 10 años.

En aquel entonces yo era un hombre de 38 años de edad, alto, tez morena clara y complexión atlética ya que por años asistí al gimnasio para mantenerme en forma, vivia con mi esposa Blanca de 38 años y mis dos hijos: Josahandy de 18 años –de quien hoy les voy a platicar- y mi hijo menor de 10 años, Matias.

Es Josahandy (Jossy), mi niña adorada, una mujercita igual de bella a su madre, ella tiene 18 años, tez blanca, cabello rubio ondulado y largo, hermosos ojos azules que resaltan de su bella carita, y unos labios medianos bien delineados y carnositos, mide aprox. 1.68mts, pero su figura sensual es lo más llamativo de ella ¡que figura!,… bueno, pues ella tiene un par de pechos grandes y hermosos, firmes, desafiantes de la gravedad, una cinturita de avispa la cual siempre gusta de lucir con esa ropita tan sexi que le gusta vestir, y que decir de sus caderas amplias y bien definidas, y un culo hermoso que nada más de recordarlo se me endurece el pene, sus piernas blancas bien torneadas y firmes por los frutos de acompañarme siempre al gym, en fin esta como para cogersela toda la noche.

Yo soy médico cirujano cardiovascular, y mi hija después de la secundaria comenzó a mostrar interés por la medicina, por lo que ingresó a estudiar enfermería en la preparatoria. Desde entonces, siempre la llevo conmigo a todas mis cirugías. A sus tan solo 18 años, ya dominaba a la perfección las funciones para instrumentar la mayoría de mis cirugías cardiotorácicas.

En una ocasión, un viernes de Diciembre tuve que salir de urgencia de la ciudad para realizar junto con un equipo de especialistas un procedimiento al que llamamos, "procuración de órganos", que se refiere a la donación de órganos de un paciente vivo que por diversas causas ya no tiene función neurológica, pero que es apto para donar sus órganos, yo por mi parte, tendría que recibir el corazón donado para ser transplantado a un paciente previamente designado.

Jossy, poseedora de toda mi confianza viajo conmigo para dicho evento. Llegamos pues a realizar dicho procedimiento quirúrgico a primera hora de la mañana del sábado en un evento que fue sumamente agotador y que duró poco más de 11 horas aproximadamente. Después de semejante jornada en cirugía, ya cansados, nos dirigimos hacia un restaurant en el cual cenamos, platicamos con algunos compañeros los pormenores de la cirugía y posterior a beber una o dos copas, nos dispusimos a descansar en un hotel de la ciudad, en donde, después de pasar la noche y saldríamos a una playa cercana para pasar lo que quedaba del fin de semana.

Llegando al mismo, solicite a la recepcionista me diera dos habitaciones a lo que pronto Jossy contesto;

  • No papá, mejor pide una habitación doble, a mi me cuesta trabajo conciliar el sueño en lugares que no conozco y no quisiera estar sola.

Como su argumento fue válido no tuve ninguna objeción y acepté sin pensar en lo que ocurriría aquella noche.

Ya instalados en la habitación, platicamos de varias cosas; que sí el exceso de trabajo, que sí su escuela, que sí su novio, que esto, que lo otro, etcétera. Ambos impacientes de que alguno de los dos tomara la iniciativa para ir a descansar.

Después de un rato, Jossy decidió meterse a la ducha mientras yo estaba en el servibar preparándome una bebida, la cual comencé a beber sin premura sentado en un reposet frente al televisor. Después de un rato, cual fue mi sorpresa cuando al salir del baño Jossy solo traía puesta encima la toalla sobre la cabeza y una diminuta panty de hilo dental con ese par de bellísimos pechos totalmente al descubierto, los pezones rozados erectos como taladrantes ante mi atónita mirada.

El sobresalto de verla así no paso desapercibido y aparte de dejar caer la copa de vino, mi miembro como por arte de magia en un instante ya estaba que perforaba por el limitado espacio del pantalón. Seguro ella se percato de lo sucedido por la expresión reflejada en su rostro con una pequeña sonrisa picaresca diciéndome;

  • ¿Te pasa algo?, parece que se te hubiera aparecido un fantasma, ¿tan mal estoy?

¡Que tonta!, si parecía una diosa;

  • No pasa nada hija, esperaba a que salieras del baño que ya me estoy orinando.

Le dije poniéndome de pie tratando de ocultar el gran bulto que se hacia cada vez más evidente y del cual mi Jossy no dejaba de mirar; me dirigí hacia el baño sin poder evitar de reojo mirar ese hermoso trasero de mi hija que dejaba al descubierto su tan diminuto atuendo.

Ya adentro limpiándome la cara con agua fría trataba de analizar las cosas ya que era imposible ocultar que yo ya estaba excitado, diversas imágenes y fantasías comenzaron a pasar por mi mente, algo que antes de aquella noche, jamás hubiera pensado de mi hija, si acepto que ya antes me había provocado voltear la mirada por lo sensual que se veía debajo del uniforme quirúrgico, pero nada más. Me dispuse a darme un baño seguido de una paja monumental guiado por las imágenes que mi nena me acababa de obsequiar.

Más tranquilo salí de la ducha y pude observar como a media luz la atmósfera incitante que solo cabe en los sueños, se filtraba por la ventana de la habitación.

Un poco nervioso mire hacia la cama, y allí estaba, semidesnuda, la blusa y sus jeans colgaban del respaldo de una silla, la chamarra no se miraba por sitio alguno, con solo la sábana sobre su cuerpo dibujando en su exterior, una sensual y bien formada silueta. Me desplacé hasta llegar a la cama de a lado cuando al mirarme dijo;

  • ¿Pero a donde vas papá?, creí que no me dejarías dormir sola.

  • Pero siempre haz dormido sola, aun cuando salimos de vacaciones.

Le conteste nervioso y deseando habitar esa cama imaginándome lo que había debajo de esas sabanas.

  • Si papá pero no es igual, siempre que salimos de vacaciones Matias me hace compañía, y aunque es un niño, no me siento sola, por eso yo me quedo, mas tranquila, anda papá, ven quédate conmigo, ¿si?.

  • Pero tu ya no eres una niña y ese precisamente es el problema.

Contesté con voz entrecortada a lo que ella replicó:

  • Eso no tiene nada que ver solo buscas malos pretextos para no quedarte conmigo, ¡anda papá!, ¡está deliciosa la cama!

En ese momento mis instintos fueron más fuertes que mi razón y le respondí:

  • Esta bien mi bella Jossy, hazme un lugar en tu cama.

Y me dirigí hacia ella, cuando iba a recostarme, ella muy exaltada me dijo:

  • ¡Pero papá! quítate la toalla que vas a mojar las sabanas y no tardes que tengo mucho frío!.

La mire con un poco de recelo y sorpresa a lo que solo pude decir:

  • Esta bien corazón, en eso estoy.

Sin decir más, me fui escurriendo bajo esa sábana de colores húmedos y olores carmesí.. Me percate de que ella temblaba de frío;

  • Abrázame papá.

Me dijo. Yo con sumo nerviosismo me dispuse a hacer lo indicado por mi bien formada hija y mi mano se fue perdiendo entre la sábana llegando hasta su cuerpo desnudo tibio que se resquebrajaba en temblores de carne extasiada, quizá excitada, estremecida, no sé. Al sentir mi brazo rodeando su cuerpo, ella hizo lo propio y echo su cuerpo hacia atrás restregándome la hermosa ranura de su culo en mi verga que ya estaba en su máxima expresión, misma que no me pude contener ya que hasta ese momento me percate que ella ya no tenia la panty puesta, ¡estaba totalmente desnuda a mi merced!, yo la tenía tan dura como hacia ya muchos años no lo estaba, me sentía como un joven de 18 años, lleno de vigor y de potencia.

Estoy seguro de que Jossy sabia lo que hacia, ya en muchas ocasiones habíamos abordado el tema de la sexualidad y siempre me daba cuenta de cómo le miraba el pene a algunos de mis pacientes cuando éstos estaban desnudos en quirófano.

Volviendo a lo anterior, cuando sentí en mi pene bien parado el hermoso culo de mi hija no pude evitar darle un empujón, incluso recuerdo haber separado ese hermoso par de nalgas bien redondeadas para acomodar mi berga en su raja, yo ya estaba enloquecido por la excitación.

  • ¿Papá, estas cómodo con tu pene en mi cola?

Me pregunto, y de pronto me asuste al no entender el sentido de su pregunta, la cual no pude contestar, a lo que ella me dijo;

  • Yo la siento deliciosa papá.

Ese comentario me devolvió la respiración y desató mi lujuria sin reservas, con la voz entrecortada de la excitación le dije;

  • ¿En serio hija?

  • Si, que rico, papá lindo, ¿quieres estar conmigo?

Y más me restregaba su culo. De un solo movimiento le tome la cara y la besé, nuestras lenguas se encontraron en un juego prohibido y peligroso de pasión desbordada. Jossy se aferró fuertemente a mi verga, y la acariciaba con deseo frenético y apresurado hasta llevarlo poco a poco hasta su cálida y húmeda boca, me estaba dando una gran mamada cuando se giró y me puso su hermoso coñito rasurado en mi boca, simple y sencillamente delicioso, un 69 perfecto, olía a juventud a deseo a lujuria, pronto me vi bebiendo de sus deliciosos jugos.

A punto de correrme en su boca la levante y la puse sobre mi y me concentré en sus tetas;

  • Ah!! Papá, si hazme tuya.

Volviéndonos un nudo ciego de caricias y palabras ardientes, desapareciendo cualquier vestigio de recelo o prejuicio, surgió cada vez con más fuerza y deseo la carnalidad de la fornicación sin escrúpulos, de los entrecruzamientos, y Jossy boqueaba, me besaba, pataleaba y pude colocar mi verga en su húmeda vulva, allí me la frotó con su clítoris por algunos minutos para seguido de un movimiento, introducirle en su estrecho coñito, centímetro a centímetro mi verga ya sedienta del calor de sus adentros...

  • Si, papá cógeme, si! tu serás el primero, siempre me he preparado para ti, si dámelo todo.

Esas palabras fueron las más hermosas de toda la noche, y así pues, ella gemía de placer, jadeaba, no veía, no vio que la fricción de nuestros cuerpos calentó nuestro ser, la habitación se envolvió en un simún de sexo ensordecedor

  • Si, papá, te amo, cógeme soy tuya, ah!

  • Mi niña adorada, mi Jossy.

La bombee por largo rato, de menos a más, de ires y venires, tal era ya mi excitación que justo cuando iba a correrme dentro de ella quise quitarla de encima por temor a embarazarla cuando ella me grito:

  • No papi, oh!, vente dentro de mi, dame tu leche, es mía, tu eres mío, si.

Y le deje ir sin compasión toda mi eyaculación a la vez que sentí como Jossy regaba mis piernas y mi abdomen del calor de sus jugos vaginales mezclados con un tantito de sangre enmarcados en un esplendoroso orgasmo que parecía sin fin, o al menos, eso deseábamos los dos, algo que antes de ese día, no había experimentado, ni aun con mi esposa que en su juventud fue igual de hermosa que Jossy.

Esa noche nos besamos y nos escondimos entre puertas y paredes, fundidos en besos y abrazos apasionados, yo tocando su vagina, ella, solo esperando el momento de la penetración, excitada, con respiraciones apuradas y descompuestas, para terminar siempre enredados con nuestra pasión

Fueron tres o cuatro veces en toda la noche. Como se dieron las cosas fue todo tan rápido, que no me di cuenta de lo que había hecho, incluso llegue a pensar que todo fue un sueño, un hermoso sueño, no me arrepiento de nada, y ella me ha hecho saber que tampoco.

Ahora yo tengo 48 años de edad y ella 28, nadie nunca supo de lo nuestro ni tampoco nunca se puso en riesgo mi matrimonio con Blanca.

Ahora ella ya esta casada y tiene una hermosa nena de 2 años de edad también llamada Josahandy… ella sigue siendo mi enfermera instrumentista de cirugía y aun cuando tenemos oportunidad seguimos haciendo el amor como la primera vez… ella me ha contado que su única inquietud es el temor de que mi nieta Jossy, haga lo mismo con mi yerno.

Nunca he sabido que opinión darle al respecto… Cosas del destino