Jornadas de trabajo con sorpresa

Durante unas aburridas jornadas de trabajo acabé conociendo a alguien que me hizo disfrutar como nunca del sexo

Hola, me presento en la página ya que este es mi primer relato en esta página, anteriormente escribí algunos en otra página pero la cerraron. Así que ahora he llegado aquí y espero seguir compartiendo mis experiencias que me encanta contarlas y revivirlas en mi mente mientras las escribo así como imaginando a quienes las lean.

Me llamo Sandra, tengo 36 años, soy morena con pelo largo aunque no demasiado, ojos almendrados y según me dicen tengo buen cuerpo, practico bastante deporte y me gusta mantenerme en forma,  me encanta el juego de la seducción así como compartir experiencias en grupos y clubes de intercambio junto a mi pareja, me encanta disfrutar del sexo sin complejos.

Esta primera historia fue hace algunos añitos, antes de tener pareja y comenzar en el mundo de los intercambios y demás. Todo ocurrió en unas reuniones de trabajo, nos juntaron a gente de la empresa de todas las partes de España durante unos diitas en unas jornadas de conferencias y convivencias para contarnos nuevas tácticas de la empresa. Allí desde el primer día el grupito de los más jóvenes hicimos piña para cenar juntos y después compartir un rato de relax tomando algo tranquilamente, unas copas, charlas, un buen rato al fin y al cabo. Había un chico en particular, Luis que era bastante atractivo, recuerdo que todas las chicas estaban tras él, en particular una chica rubia de melenita corta, Laura se llamaba y la verdad que era bastante mona, y la verdad que Laura siempre se las ingeniaba para sentarse a su lado y se notaba a leguas que iba a por él, sin embargo Luís mantenía las distancias y la compostura tanto con ella como con todas aunque muchas veces yo notaba que me estaba mirando  y cuando yo lo miraba él apartaba la mirada.

Después de 3 diitas allí coincidió con que era el cumpleaños de Marta, una de las chicas del grupo así que lo celebramos en el bar del hotel, nos quedamos allí un grupito de 7, Luís, Laura, Marta, otra chica más Mónica y Eva, 2 chicos más Raúl y Manu y yo. Empezó la cosa a calentarse con copas y chupitos y la gente iba estando cada vez más perjudicada, sobre todo Laura que estaba poniendo toda la carne en el asador que no hacía más que brindar con chupitos y rozarse con Luís, a mi casi me divertía la escena, poco a poco la gente fue perdiéndose, unos por la ingesta de alcochol y otros imágenes que a otras cuestiones, Raúl y Mónica desaparecieron a la vez, Manu y Eva salieron a echar un cigarro y tampoco los vimos más y nosotros seguíamos allí. Laura se apretaba a Luís cogiéndole el brazo y él me miraba a mi con cara de circunstancias, casi agobiado y yo contenía una sonrisa. Yo por suerte tolero bien la bebida y me hacía gracia la situación. Finalmente Laura estaba ya en un estado lamentable y no podía con su alma así que Marta que tenía confianza con ella que venían del mismo sitio la convenció y se la llevó para su habitación para acostarla porque estaba realmente mal.

Finalmente nos quedamos Luís y yo. Luís levantó su copa ofreciéndome un brindis y brindamos, y comenzamos a hablar de Laura, de como había estado y demás, y por fin me dijo, me alegro de que hayas aguantado hasta el final, me levanté y me senté a su lado, y le dije y yo también me alegro, ha sido divertido. Le tomé de su mano y le dije, vamos a dar un paseo, estoy cansada de estar aquí sentada y necesito despejarme. Salimos y dimos una vuelta por la zona de la piscina del hotel y hablamos de nuestras cosas. Finalmente nos sentamos en una hamaca, nos miramos y comenzamos a besarnos apasionadamente. Sentí como su mano se posaba en mi rodilla y suavemente empezaba a acariciar mi muslo por debajo de mi falda, me encantó. Estaba totalmente extasiada hasta que una luz me hizo salir de mi estado de felicidad, era el vigilante del hotel y nos dijo que no podíamos estar ahí, así que nos pusimos de pie y cogidos por la cintura nos fuimos para dentro del hotel, con cara de circunstancias, ya fuera de la vista del vigilante comenzamos a reírnos de la situación y casi sin darme cuenta estábamos entrando en la habitación de Luís. Tan pronto como cerró la puerta me abrazó por la cintura y me atrajo hacia él, comenzó a bearme el cuello, yo me volvía loca de sentir sus labios cálidos explorar mi cuello y mi mano comenzó a acariciar sus pantalones, sintiendo como con el contacto de mi mano su miembro reaccionaba al instante y crecía ansiando salir de esos pantalones, así abrazados me fue guiando hasta un sofá que había en la habitación, los dos caímos en el sofá fundidos en besos y abrazos, su mano volvía a explorar por debajo de mi falda hasta llegar a mis braguitas que estaban totalmente mojadas ya y Luís lo notó y se aceleró más. Yo empecé a desabrochar su camisa y a besar y recorrer con mi cuerpo su fuerte pecho. Le quité su camisa y acariciaba su espalda mientras daba suaves mordisquitos en su oreja y su cuello. Ahora fue él el que desabrochó mi camisa y su lengua comenzó a recorrer mi abdomen, yo le ayudé desabrochándome el sujetador y liberando mis pechos que también fueron recorridos por su lengua, yo cerraba los ojos disfrutando del momento cuando de repente alguien llamó fuertemente a la puerta. Los dos soltamos un ¡¡¡jooooderrr!!! Y nos cortó el rollo. Luís se levantó y se puso su camisa y yo cogí mis cosas y no sabía dónde meterme, Luís me indicó que me escondiese detrás de la cama.

Cuando Luís abrió la puerta era Laura, que me venía en plan guerrera pero en un estado lamentable, casi no vocalizaba de la que llevaba encima, le dijo a Luís que venía a pasar la noche con él y se avalanzó para besarle, a Luís le pilló por sorpresa y a Laura le traicionó su estado y tuvo que entrar corriendo en el baño a vomitar. Luís muy caballeroso la atendió y no sé como pero la convenció de que no se encontraba bien y la ofreció a llevarla a su cuarto y acostarla y ya hablarían al día siguiente, eso sí antes de salir por la puerta se aseguró de decir en voz alta para que yo la escuchase, “te dejo en tu cama y vuelvo enseguida”.

Ante esta situación yo no sabía que hacer, confiaba en él, pero… y si finalmente se salía Laura con la suya. Seguí mi instinto y me desnudé y me metí en la cama de Luís. Salió bien la cosa y en  menos de cinco minutos Luís había vuelto, yo estaba tapada con la sábana y al verme dijo, ¿estás cansada?, yo no respondí, solamente aparté la sábana para  que viese mi cuerpo desnudo y le hice un gesto para que se acercase. Cuando estaba junto a la cama me levanté y comencé a quitarle su camisa mientras le besaba, él acariciaba mi espalda, yo dejaba caer su camisa y me dedicaba a desabrocharle los pantalones, me senté y bajé sus pantalones y sus bóxer, dejando libre su miembro que era bastante generoso y eso que aún no estaba a tono, lo cogí con mi mano y mientras lo acariciaba le dije, “no te vas a arrepentir de tu elección” y lo acerqué a mi boca, comencé a recorrerlo con mi lengua en círculos, a Luís le pilló con sorpresa y se puso a tono casi al instante, yo lo metí en mi boca y comencé  a seguir mi instinto, lamiendo, besando, sintiendo como se introducía una y otra vez entre mis labios y sintiendo su latido, me sentía poderosa, miraba su cara mientras la chupaba y me volvía loca verlo como disfrutaba, pronto me dijo “voy a correrme, voy a correrme!!!”, yo quería recibir su leche y comencé a pajearlo sobre mis pechos, en seguida sentí el calor de su leche sobre mi pecho y lo miré sonriente y volví a meter su pene en mi boca para dejarlo limpio y duro de nuevo. Luís tomó un pañuelo de papel, limpió mi pecho y tomó mi cara entre sus manos, me besó profundamente, me dijo que nunca había sentido algo así y que deseaba compensarme. Me tumbó y se arrodilló junto a la cama, comenzó a besar suavemente la cara interna de mis muslos, hasta llegar a mi sexo, con mucho cariño, suavemente, con mucha calidez, su lengua comenzaba a recorrer los labios de mi sexo, jugueteaba con mi clítorix, lo hacía francamente bien, se ve que no era la primera vez que lo hacía y me encantaba, cogía con suavidad mi clítorix entre sus labios a la vez que la punta de su lengua lo acariciaba, yo cerraba los ojos y respiraba fuertemente de placer, me encantaba y mi sexo estaba cada vez más mojado y no solo por su lengua, ahora eran sus dedos los que acompañaban a su lengua, mientras su lengua seguía jugando sus dedos empezaban a explorar mi interior con suavidad, sabía muy bien dónde tocarme y mis gemidos daban cuenta de ellos, aceleraba el ritmo y me volvía loca, acabé por venirme  temblando y apretando su cabeza con mis piernas, fue una sensación increíble. Lo tomé por sus manos guiándole para que se tumbase sobre mí, lo abracé mientras lo besaba con ansia, mientras estábamos fundidos en el abrazo, su miembro que estaba bien firme fue abriéndose hueco por mi sexo que estaba más que lubricado muy suavemente hasta que se ancló en su posición con firmeza y comenzó a envestirme con delicadeza, me encantaba, lo estaba disfrutando infinitamente, mis manos bajaban por su espalda hasta situarse sobre sus nalgas y apretarlo con fuerza sobre mí, quería más y él me leyó, comenzó a empujar con más fuerza y más rapidez, para después de unos compases volver suavemente, lo hacía muy rico, pero yo quería más. Tomé su cara entre sus manos y le dije “me toca”, él se tumbó a mi lado y yo sobre él me fui sentando suavemente, sintiendo escurrirse de nuevo su pene dentro de mí pero ahora yo tenía el control, comencé mi contoneo de caderas suavemente, sintiendo todo su recorrido como entraba y salía, muy despacito, sabía que él quería más, y yo también quería más, pero disfrutaba viendo su cara de placer, me volvía loca y sentía como mis fluidos lubricaban más y más, finalmente arranqué y aceleré el ritmo hasta que llegué al clímax y me derrumbé sobre él, casi no me había dado cuenta pero él también me apretaba fuertemente contra él porque también se había corrido brutalmente y estábamos los dos abrazados fuertemente, sudorosos y temblando. Fue un auténtico polvazo y ambos lo sabíamos, estuvimos un buen ratos así abrazados y besándonos hasta que los dos nos quedamos dormidos en esa posición totalmente exhaustos.

A la mañana siguiente sonó el despertador y amanecimos tal y como habíamos quedado la noche anterior, a ambos nos hubiese gustado empezar la mañana tal y como acabó la noche con un buen polvete mañanero, desgraciadamente nuestros quehaceres y conferencias no nos dieron para más que una rápida ducha y adecentarnos un poco. Pero bueno, aún quedaban algunos días más de jornadas y daría para más pero eso ya será otra historia para otro día.

Al salir de la habitación de Luís me crucé con Laura que puso una cara de sorpresa monumental que no tiene precio, pero bueno, al final acabamos siendo incluso muy buenas amigas y compartiendo bastantes cosas.