Jornada laboral
Cerré los ojos y extendí mis brazos por encima de mi cabeza. Sentí como me rodearon encima de la cama. Varias lenguas recorrían mi cuerpo: la palma de las manos, los codos, las axilas, el lóbulo de las orejas, los pezones, el vientre, los muslos. Aquello me provocó un cosquilleo por todo el cuerpo
Trabajo desde casa para una empresa pequeña en la cual sólo tengo contacto con los pocos compañeros que somos a través del correo electrónico o del teléfono. Algunas veces coincidimos en una pequeña oficina que tienen en el centro de una localidad cercana, sobre todo cuando me reúno con Juan, mi jefe. El ambiente entre nosotros suele ser cordial y agradable.
Aquella mañana tenía reunión en la oficina. Me desperté con una sensación muy incómoda: no se si os ha pasado alguna vez, pero precisamente esa noche el destino me había proporcionado un sueño subido de tono con la participación de mi jefe que me tuvo bastante distraída durante gran parte del desayuno por la excitación con la que había amanecido. Me duché, me vestí y me dirigí en mi coche hasta el lugar de la cita.
Juan tiene 40 años. Es un hombre que cuida mucho su físico: atractivo, moreno, alrededor de 1.80 de estatura pero lo que realmente llama la atención de él son sus ojos azules. Agradable y educado resulta, en ocasiones, demasiado adulador para mi gusto. Al llegar estaba reunido con una escultural mujer rubia de la que se estaba despidiendo:
"Hola, tú debes de ser Sonia" me dijo al salir "Soy Sara, la mujer de Juan. Ya tenía ganas de conocerte chica, porque mira que he oído veces hablar de ti"
"Hola, espero que para bien" dije ruborizada.
"Bueno, tengo que dejaros. Hasta dentro de un rato Sonia. Sed buenos"
Pasé al despacho y me senté frente a Juan. Tras una breve charla volvió a mi cabeza el sueño que había tenido con él, y la sensación tan extraña que me había dejado.
- "Sonia, te veo distraída. ¿Va todo bien?...Sonia"
Me sobresaltó la voz autoritaria de Juan.
"Si, va todo bien...” Respondí un poco aturdida
"Vamos a tomar un café anda, a ver si te espabila y te centras un poco"
Asentí sonriendo y nos dirigimos a una cafetería cercana. Tras una distendida charla, Juan recordó que se había dejado unos papeles que quería enseñarme en la habitación del hotel donde se alojaba. Fuimos a buscarlos puesto que nos pillaba muy cerca de dónde nos encontrábamos.
Seguramente lo más normal hubiera sido permanecer esperando en la recepción, pero hablando de la situación de la empresa y demás, cuando me di cuenta estábamos ya dentro del ascensor. El piso 10 nuestro destino.
El ascensor se detuvo en la primera planta, la gente se agolpaba en la puerta para subir a sus habitaciones después de tomar el desayuno. Entraron 4 o 5 personas y mi re-ubicación en ese instante no fue del todo afortunada: de espaldas a Juan tuve que pegar mi cuerpo al suyo. Sentía su aliento sobre mi pelo, la piel de sus brazos rozando los míos. Noté crecer la erección entre sus piernas. No tenía sitio para apartarme, aunque tampoco se si deseaba hacerlo. Me sobresalté levemente cuando con la yema de sus dedos rozó la piel de la parte posterior de mis muslos debajo de mi falda. El ascensor se volvió a detener en la planta 5. Nos quedamos solos de nuevo. Permanecí inmóvil. De sus dedos haciendo círculos sobre mis muslos había pasado a sus manos sobre mis nalgas. De su aliento sobre mi pelo había pasado a sus besos sobre mi espalda.
Mi respiración se aceleró al mismo tiempo que se erizaba mi piel. Colocó sus manos sobre mi cintura y con un leve movimiento me hizo girar hacia él. Le mire tímidamente a los ojos mientras acercaba su boca a la mía y nos besamos. Lamió con su lengua mis labios, bajando por mi barbilla. Mi escote recibió la húmeda caricia. Su lengua en mi cuello y de nuevo sus manos bajo mi falda. Al tiempo que iba arrodillándose frente a mi, sentí mis bragas deslizarse por mis piernas. Planta 10
Juan se levantó antes de que se abrieran las puertas. Nos miramos de nuevo: su intensa mirada me intimidó. Cogió mi mano y me llevó hacia fuera. En el breve recorrido intenté centrarme y ponerme en situación: estaba a punto de follarme a mi jefe en su hotel, caminando sin bragas por el pasillo de la planta 10 cegada por el deseo del que era culpable un sueño sin sentido, y sin pensar ni en mi marido, ni en mi situación, ni en nada.
Entramos besándonos a la habitación. Juan se situó detrás de mi y lentamente desabrochó la cremallera de mi vestido que resbaló rápidamente hacia mis tobillos. Mientras sus dedos jugueteaban con el cierre de mi sostén alcé la vista y pude ver, sorprendida, a Sara sentada en el sofá de la habitación. Estaba semidesnuda y acompañada por dos hombres más. Eran Julián e Iván, los otros dos compañeros de la empresa.
"Vaya cariño, qué poco te ha costado convencerla para subirla contigo" dijo Sara sonriendo
"La verdad es que no he tenido que decir nada especial para que lo hiciera" le contestó Juan mientras abrazaba mi cuerpo desnudo por detrás. Su erección era ya más que evidente.
Me abrazó agarrando con firmeza mis pechos mientras pegaba su boca a mi cuello. Tenía razón, desde la entrada en el ascensor apenas habíamos intercambiado una sola palabra. No se si con su abrazo intentaba que no me echara atrás ante la presencia de las otras tres personas, pero me sentía tan caliente que lo único que hice fue aceptar con excitación las caricias de su lengua y sus manos sobre mi piel inclinando ligeramente mi cuello. Mis pezones se endurecieron. Cerré los ojos mientras Julián se acercaba hacia mi.
De Sara ya he comentado que es una mujer con un físico bastante llamativo. Por lo que sabía tenía 35 años, una media melena rubia lisa, ojos color Cola Cola, piel bronceada, su 1.65 de altura venía con todas las curvas posibles para una figura perfecta pese a haber dado a luz hacía algo menos de 6 meses. En ese momento la fotografía de la habitación era ella sentada en ropa interior sobre el sofá. Delante estaba Iván, el informático. Iván tenía 25 años: 1.65 de altura, regordete, con bastante calvicie. Siempre me había parecido un chico bastante introvertido. Cuando entramos Sara estaba bajándole los calzoncillos y, por lo visto desde mi posición, lo más llamativo de Iván estaba en lo que tenía entre las piernas. Julián, el administrativo, estaba sentado al lado de Sara observando la situación. Por la posición de ambos parecía estar jugueteando con sus dedos entre las piernas de Sara. Se puso de pie al poco de entrar. De Julián debo decir que me parece el más guapo de mis tres compañeros. Es un chico argentino bastante tratable. Algo más alto que Juan. Cuerpo musculado. Manos grandes. Tiene alrededor de 32 años. Pelo castaño y ojos oscuros.
- "Hola Sonia, que bueno verte así" me dijo saludándome con una pequeña caricia en la mejilla.
Su lengua dentro de mi boca no me dejó contestarle. Le respondí acercando las manos a su también notable miembro que se había topado con la piel de mi vientre. La acaricié suavemente sintiendo toda su dimensión. Sus labios se acercaron a mi cuello. Apenas me rozó cuando Juan y él me condujeron hacia la cama. Me senté sobre el colchón. Antes de tumbarme vi como Iván también se acercaba. Cerré los ojos y extendí mis brazos por encima de mi cabeza. Sentí como me rodearon encima de la cama. Varias lenguas recorrían mi cuerpo: la palma de las manos, los codos, las axilas, el lóbulo de las orejas, los pezones, el vientre, los muslos. Aquello me provocó un cosquilleo por todo el cuerpo que me hizo empezar a gemir.
Abrí
los ojos para situar la acción. Sobre mis endurecidos pezones brillaba la saliva de alguno de mis compañeros, mientras que entre mis pechos me escurría el sudor. Estaba muy acalorada. A mi derecha tenía arrodillándose a Julián. Con su boca succionaba ruidosamente uno de mis pezones mientras con su mano amasaba mi otro pecho:
- "Mmmmh me encantan estos pezones, fijaros tienen el tamaño de una galleta!..." decía atropelladamente mientras me los chupaba.
Juan, aún vestido, estaba entre mis piernas. Notaba su lengua en el interior de mis muslos. Recorriendo mi coño. Flexioné mis rodillas. Varios dedos me penetraban pausadamente con extrema facilidad. A mi izquierda estaba Iván que acariciaba mi pelo con sus dedos. Su polla apuntando directamente hacia mi boca.
- "Menudo cuerpo tienes Sonia" dijo tartamudeando al ver que me detuve a mirarle
Sonreí. Intenté acomodarme mejor para él. Puse mis antebrazos en el colchón y levanté ligeramente la parte superior de mi cuerpo: una postura perfecta. Antes de repasar con la lengua aquel miembro vi a Sara, que seguía sentada en el sofá observando.
Entre abrí mi boca para acoger entre mis labios la punta. Dios, pensé, casi no me cabía. Lentamente empezó a mover su cintura, mientras mi lengua repasaba cada centímetro de piel. Agarré sus nalgas y detuve mi lengua en sus huevos. Cesó en su vaivén y llevé mis manos hacia su pene que comencé a masturbar. El ritmo de mis manos fue acelerándose según se aceleraba la penetración en mi coño de los dedos de Juan. Mis gemidos se empezaron a mezclar con los suyos
- "Dejadme que la taladre, no puedo aguantar más" dijo deteniendo mis manos y apartándose de mi
Con el cambio de fichas Juan se levantó. Mientras Iván se colocaba entre mis piernas vi cómo empezaba a desnudarse mientras iba hacia Sara. Julián también cambió de posición. Ahora era su polla la que apuntaba hacia mi boca. Iván empujó despacio su pene sobre mi coño. Pensando en su tamaño creo que a los dos nos sorprendió que entrara con tanta facilidad. Un segundo empujón un poco más intenso. Otra penetración más profunda y acelerada. Mis gemidos quedaron ahogados por la polla de Julián entrando en mi boca. No podía centrarme en lamer aquel generoso miembro mientras Iván me embestía con fuerza. Sus jadeos delataron su eyaculación en mi interior. Sentir su semen caliente dentro me excitó un punto más. Estaba a punto de estallar. Siguió moviéndose más atropelladamente terminando de acabar con su placer. Entre las veces que conseguía penetrarme y las veces en las que su miembro rozaba por fuera mi clítoris conseguí terminar. El orgasmo hizo que mi cuerpo se arqueara. Julián agarraba mi cabeza mientras me penetraba la boca como podía. Apenas podía respirar así que intenté recomponer la situación y me recosté.
Puse mis manos sobre su miembro y comencé a ser yo quien llevaba el ritmo. Me detuve en la punta a la que rodee con la lengua. Lentamente bajé y subí la piel que la recubría con mis dedos. Con una de mis manos comencé a acariciar sus testículos. Mi lengua en la parte inferior de su glande. Sus manos volvieron a amasar mis pechos. Con mis labios comencé un suave vaivén en su frenillo. Hice intención de levantarme, pero me lo impidió. Inmediatamente su polla se endureció un poco más. Sus jadeos se acentuaron. Su cuerpo se tensó. Cerré mis ojos sintiendo un chorro de semen impactando sobre mi vientre, un segundo chorro sobre mi pecho y un tercero lo recogí con mi boca. Noté como con sus manos extendía sus flujos por mi cuerpo. Permanecí un instante con su polla dentro de mi boca. Algo cansada me giré para el otro lado. A escasos centímetros de mi cara quedaba la de Sara que tenía la mirada llena de placer. Su marido estaba chupando entre sus piernas. Sacó la lengua para besarme. Nunca había besado a otra mujer. Su lengua me pareció muy cálida y se entremezcló con la mía.
- "Mmmh...que rico sabor a semen llevas" me dijo entre jadeos "chúpame Sonia, por favor chúpame las tetas"
Me incorporé y puse mi boca entre sus pechos. Eran justo del tamaño de la palma de una mano, muy diferentes a los míos, como sus pequeños pezones oscuros. Rodeé uno de ellos con mi lengua. Estaba muy duro. Lo mordí con los labios suavemente tirando de él hacia arriba. Juan se había puesto de rodillas frente a ella. Con la polla en la mano la condujo hacia su coño totalmente depilado. Los tres hombres que nos acompañaban parecían rivalizar en el tamaño de sus miembros, que, sinceramente, distaban bastante del que estaba yo acostumbrada a ver en mi casa. La penetración de Juan en su mujer hizo que ésta aumentara el ritmo de su respiración. Apoyó sus manos sobre mis hombros y me empujó hacia abajo. Recorrí con mi lengua su vientre y su ombligo mientras veía el trozo de carne de mi jefe entrando y saliendo de su coño. Apoyé mis mejillas sobre el pubis de Sara. Juan me acarició la mejilla introduciendo uno de sus dedos en mi boca. Una penetración de su polla en ella daba paso a una penetración en mi boca, en la cual se entremezclaba el sabor a los flujos de Sara con el del semen. Ella gemía al borde del éxtasis. Dirigí mi boca hacia su clítoris al que atrapé con mis labios. El ritmo de Juan era intenso. Una corriente convulsionó el cuerpo de su mujer al alcanzar un sonoro orgasmo.
Yo volvía a estar caliente. Había terminado de rodillas sobre la cama. Con el culo en pompa y con mis dedos masturbándome. Iván estaba recostado mirándonos y de Julián hacía un rato que no sabía nada. Sara se levantó sudorosa y se puso detrás de mi. De frente mi jefe venía de rodillas por encima de la cama. La lengua de Sara empezó a erizar la piel de mi cuello. Sus pezones acariciaban mi espalda. Una de sus manos entre mis nalgas. Pasó el otro brazo por mi parte delantera para que su mano tomara el relevo de la mía sobre mi clítoris. De nuevo comencé a jadear. Juan me sujetó los pechos. Comparados con los de su mujer a él los míos se le desbordaban de las manos. Llevó su polla entre ellos y comenzó a moverse suavemente mientras los juntaba. Resbalaba fácilmente debido al sudor. La punta rozaba mi barbilla así que bajé la cabeza para que pasara a rozar mis labios. Abrí la boca al tiempo que uno de los dedos de Sara penetró en mi ano. Sentí un dolor que se transformó rápidamente a placer ya al sacar el dedo introdujo otro en mi vagina. Cuando sacaba uno de un sitio introducía el otro. Tuve que volver a dejar de chupar la polla para sentir todo el placer que estaba recibiendo con los dedos de Sara. Apoyé los antebrazos sobre el colchón. Iván situó su cabeza bajo mi pecho y comenzó a chupar y mordisquear mis pezones. Mirando hacia detrás vi como le volvía la erección. Los dedos de Sara me penetraban el ano mientras con la otra mano masajeaba con violencia mi clítoris. Volví de nuevo la mirada al frente. Julián salía del aseo y me miró sonriendo
- "Bueno, ya veo que estás lista de nuevo. A mi todavía no me has tenido dentro. Estoy deseando rellenarte de leche"
Cerré levemente los ojos. Por un instante habían cesado las caricias de Sara. Dos manos en mi cintura. Un pequeño empujón y sentí algo más largo que un dedo introducirse en mi húmedo coño. Otro empujón. Sentía ese pene llenando todo mi ser. El ritmo de las penetraciones creció. Juan se tumbó delante de mi a los pies de la cama. Parecía estar esperando a que Julián terminase. Sara se había sentado sobre la polla de Iván que seguía lamiendo con más furia mis pezones. Intenté alcanzar con mis manos a Juan.
- "Ponte sobre él" oí como me indicaba Julián mientras cesaba en sus embestidas sobre mi
Se separó. Gateé hasta ponerme sobre las piernas de mi jefe mientras miraba como Sara cabalgaba sobre Iván. Yo quise hacerlo más pausado. Agarré con mi mano su pene y lo situé a la entrada de mi vagina. Nos miramos a los ojos y me senté sobre él. Sentí como se abría paso en mi interior. Sus manos acariciaron mi cintura mientras mi cuerpo volvía a levantarse. Lentamente volví a bajar sobre él. Apoyé mis manos en su pecho. Otra vez mi cadera hacia arriba hasta sacar su polla de mi para volver a enterrarmela totalmente. Me recosté sobre él. Mis pechos resbalaban sobre su piel con mi suave movimiento. Con sus labios sujetó mi lengua mientras me besaba. De fondo los gemidos de Sara e Iván retumbaban en la habitación
-"Relájate Sonia" escuché la voz de Julián perderse con el sonido de la lengua de Juan en mi oreja.
Sentí cómo presionaba sobre mi ano. De nuevo dolor. Me quedé con la polla de Juan dentro de mi. Grité tímidamente mientras la polla de mi compañero me penetraba lentamente. El grito se ahogó en la boca de Juan que me abrazó apretando mi cuerpo contra el suyo.
-"Tranquila...relájate" me dijo mientras me besaba
-"Mmmmhuuuuuf es demasiado grande, no puedo" contesté como pude.
La verdad que Julián estaba penetrándome con mucha delicadeza, metiendo y sacando poco a poco su pene para ir dilatando más mi culo. El dolor se fue mitigando lentamente. Juan comenzó a mover su cintura retomando las penetraciones en mi coño. Poco a poco acompasaron sus movimientos y me repuse. Comencé a disfrutar de esos dos ejemplares dentro de mi. Clavé las manos sobre el colchón y me incorporé lo que pude. Julián empezó poco a poco a empujarme más deprisa. Cerré los ojos y me dejé ir. No pude contenerme mucho más y de nuevo un orgasmo convulsionó mi cuerpo mientras mis dos compañeros continuaban penetrándome. Me quedé sin fuerzas y volví a recostarme sobre Juan que comenzó a penetrarme con algo más de dificultad debido a mi peso sobre él. Julián lo tenía mucho más fácil y continuaba moviéndose por detrás:
- "Uf Sonia, tienes un trasero delicioso"
Sara se acercó, tenía la cara llena del semen de la corrida de Iván. Se tumbó al lado de su marido y buscó mi boca. La presión de las manos de Julián se acentuó sobre mi cadera. Varios empujones secos y terminó por correrse dentro. Apenas permaneció unos segundos en mi interior. Se tumbó en la cama sonriendo triunfante mientras Sara iba en su búsqueda y se recostaba junto a él.
- "Sonia, puedes incorporarte un poco por favor" me dijo Juan muy acalorado.
La situación me hizo sonreír y puse de nuevo mis manos sobre su pecho para volver a iniciar el movimiento lento del principio. Muy despacio: quería volver a sentir cada centímetro dentro. Por unos segundos me evadí de lo que había acontecido y empecé a sentir como si sólo estuviera él: como en mi sueño. Ese sueño que me había llevado a esto. Las risas de Julián y Sara me hicieron girar la cabeza
"Joder Iván, ¿cuánto tiempo llevas sin mojar? ¿Ya la tienes tiesa otra vez?"
"Es que ¿cuándo voy a tener yo otra oportunidad como ésta?" Dijo avergonzado
Sonreí de nuevo al verlo dispuesto frente a mi mientras seguía balanceando lentamente mi cintura sobre el vientre de Juan. Apenas sacaba unos centímetros de su polla de mi interior. Iván puso mi mano sobre su pene medio rígido. Me hubiera gustado terminar de endurecerlo con mi boca, pero mis pensamientos estaban fijos en la cara de Juan. Aceleré el ritmo. Vi en sus ojos la llegada de su orgasmo. Sentí su descarga dentro. Seguí moviéndome despacio mientras su cuerpo se retorcía entre mis piernas. Volví a tumbarme sobre él mientras me abrazaba. Ahora si que estaba cansada. Intenté recuperar el aliento. Apenas cerré los ojos sentí unos dedos en mi culo. Me incorporé y vi a Iván totalmente dispuesto.
"Espera Iván. Deja que me recupere un poco anda" Le dije mientras me tumbaba boca arriba en la cama
"No puedo esperar, tú déjate hacer" Me contestó con ímpetu
Abrí las piernas mientras se colocaba entre ellas. Con la punta de su polla entre las manos no buscó el agujero de mi coño. Empezó a empujar sobre mi culo:
"No, por dios! La tuya es demasiado gruesa..." Le exclame sin mucha convicción de que me hiciera caso.
"Espera, ponte esto debajo" dijo Sara recostándose a mi lado y situando un cojín debajo de mi cintura. Empezó a lamer uno de mis pechos
De nuevo sorpresa en ambos. La punta entró con extremada facilidad. Empujó con un poco más de fuerza y metió más de la mitad de su miembro. Apenas sentí dolor. La sacó lentamente. Podía sentir sacar y meter cada cm de su pene. Sara seguía jugando con mis pezones, mientras había deslizado una de sus manos entre mis piernas. La mezcla de sudor y semen hacía de lubricante y comenzó a masturbarme. Iván seguía penetrándome muy despacio. Todo lo contrario que Sara que había incrementado la velocidad de sus caricias. Juan había comenzado de nuevo a penetrarla y era lo que le llevaba a trasladar el placer que ella sentía a mi. Aquello me excitó y comencé a gemir incontroladamente al alcanzar de nuevo un orgasmo. Iván incrementó el ritmo, supongo que, también excitado por lo que en parte me estaba provocando. Salió de entre mis piernas y se puso a mi costado, de rodillas se masturbaba a la altura de mi cabeza. Sara puso su cara al lado de la mía esperando recibir también la lluvia de semen. Por lo visto a Juan le pareció una idea excitante y se colocó al lado de su mujer haciendo lo mismo. Ambas nos besamos mientras los dos hombres terminaban de eyacular sobre nosotras.
Apenas un instante de relax.
- "Bueno ¿qué? tengo la sensación de que hay trabajo que hacer ¿no?" dijo Juan dirigiéndose a ducharse al aseo. Nos vemos en un rato en la oficina. Sara se retiró con él. Yo me quedé un rato sobre la cama mientras Julián e Iván se apresuraban en vestirse.