Jonás y su madrastra
Rosalía se había casado con Adrián, un hombre mayor que ella el cual se había quedado viudo y con un hijo mayor, Jonás. El fallecimiento de esposa hace entrar al hombre en una depresión, y tras superarla, logra casarse con Rosalía.
Jonás se encontraba casado con Camila, con la cual tenían una niña de apenas dos años. Se podía decir que conformaban una familia feliz junto a su esposa. El apenas había cumplido los veintisiete años, y a su corta edad, ya regentaba con otro socio una empresa inmobiliaria que le había ido muy bien.
Su madre había fallecido hacia unos años a causa de una grave enfermedad, y su padre, Adrian, un hombre de sesenta años vivía solo en la casa. Tras el fallecimiento de su esposa, aquel se había sumido en una depresión, y solo se limitaba a acudir al trabajo en una empresa como dependiente, y vuelta a casa. Por otro lado, se había refugiado en la bebida y esto había hecho bastante mella en el mismo, quien pese a ser un hombre muy apuesto, había caído en un estado físico casi lamentable. El otro hermano de Jonás se había casado y se había traslado a vivir a Argentina, por lo que solo tenían noticias a través del teléfono y poco más. Ante ello, Jonás se vio obligado a acudir a casa de su padre para interesarse por el mismo y ayudarle a seguir adelante casi todos los días.
Tras unos años, y un tratamiento con psicólogos, Jonás pudo conseguir que su padre se recuperara, comenzando de nuevo a salir. Al poco tiempo de esa recuperación, durante una breve estancia de vacaciones en su antiguo pueblo natal, Adrian a su regreso anunció a su familia que había conocido a una mujer y que muy posiblemente contrajera matrimonio con la misma.
Evidentemente Jonás y su esposa se sorprendieron, pensando que era una locura. Les parecía muy precipitado que en tan breve espacio de tiempo decidiera unirse a la misma, sin tiempo para conocerla bien. Pero, por mucho que le dijeron, a los dos meses les anunció que la boda se iba a celebrar en su pueblo natal, a la cual quedaron invitados. Jonás, pese a no estar conforme con ello respeto la voluntad de su padre, y acudieron a la boda.
De esta forma llegaron al pueblo el mismo día de la boda, conociendo Jonás a la nueva mujer de su padre en el acto de la ceremonia en la iglesia.
Tanto su mujer como él, se quedaron sorprendidos al verificar que la novia parecía ser una mujer bastante joven, conociendo posteriormente que recién había cumplido los treinta y ocho años. Según parecía era hija de unos amigos de su padre de la infancia, los cuales habitaban en una zona rural bastante alejada de la ciudad, y a la cual conoció durante esas vacaciones en el pueblo.
Rosalía que así se llamaba la novia, era una mujer algo más baja que el padre de Jonás, más bien delgada, pelo castaño, ojos negros, con algunas pecas en su cara pero que no por ello deslucían su belleza. Como todas las novias, ese día estaba radiante. Denotaba una cintura más bien estrecha, con unos senos, eso si, algo pronunciados. Jonás, no daba crédito a ello, pensando como su padre podía haber enamorado a una mujer como aquella.
En el banquete hicieron las presentaciones, con poca charla, y luego los novios marcharon de luna de mil. A las dos semanas, supo que su padre había regresado y que ya estaban viviendo en la casa del mismo, por lo que Jonás decidió visitarlos.
Al llegar a la casa fue recibido por Rosalía, ya que era media tarde.
- Hola Jonás.
-Hola Rosalía, veo que ya han llegado. ¿Qué tal la luna de miel?.
-Bien. Muy bonito todo. Le contesto ella de forma bastante modosa.
-¿Y mi padre?
-pues ha marchado a visitar a unos amigos. Pero pasa y tomas algo.
-No quiero molestar Rosalía.
Jonás se sentó en la mesa de la cocina mientras la mujer preparaba un café para servirle. El solo la había observado en traje de novia. Ahora, con la falda y la blusa que llevaba puesta, estaba constatando que aquella mujer, pese a su pequeña estatura, estaba de muy bien ver. No solo mantenía una figura encomiable, sino que además, pese a su aire de montaña y esa mirada típica de las zonas rurales, mantenía una belleza natural. Se fijó en su trasero y no pudo por menos que contemplar ese par de nalgas bien formadas que perfectamente se diseñaban bajo la falda que llevaba. Sin pode evitarlo noto que su pene se endureció ante aquella visión. ¡ Mi padre supo escoger bien! Se dijo para sí, mientras quitaba cualquier pensamiento obsceno: ¡ joder es la mujer de mi padre !..
Rosalía se percató de las miradas que le echaba su hijastro, y enrojeció. No era una mujer acostumbrada a que la miraran de ese modo. Al único hombre que había conocido era al padre del mismo. Sin embargo, se había dado cuenta que con aquel muchacho su sola mirada le producía escalofríos. Ella se había percatado del hermoso cuerpo del hijo de su marido. Un joven alto, casi tanto como su padre, bastante fornido, buenos bíceps, ancho de espaldas, y con aquella cara de joven guapo y seductor. Sin poder evitarlo, un escalofrío recorrió su cuerpo.
Tras tomar el café y hablar un poco del viaje, al tiempo que preguntaba por su mujer terminó marchándose. Jonás, se llevó una mejor impresión de aquella mujer, pensando que pese a la rudeza propia de las mujeres rurales, tenía una forma de hablar que le seducía, al margen de reconocer para sus adentros, que estaba “buenísima”.
A partir de ese momento, la afluencia de Jonás a casa de su padre continuó siendo relativamente frecuente. Su padre parecía muy contento y todo parecía ir de viento en popa. Tras un año y medio de matrimonio, Jonás comenzó a percibir cierto distanciamiento en la pareja. Su padre empezaba a llegar tarde a casa, algunas veces algo tomado. Y, aunque nunca le preguntó nada, la cara de Rosalía presentía que algo ocurría en el matrimonio.
No le quiso dar mayor importancia, pero a los cuatro meses de ocurrido aquello, un día al llegar a casa de su padre, se dio cuenta de que Rosalía había estado llorando. No pudo más y le pregunto :- ¿ Rosalía has estado llorando?
-¿ Cómo?.. Bueno son cosas de las mujeres …- intento ella excusarse .
- Vamos Rosalía. Que no soy tonto. ¿Algo ocurre entre mi padre y tú?**
Ella nerviosa comenzó a negarlo, pero tras la insistencia de Jonás, esta se sincero: - No se Jonás. Tu padre ha cambiado en los últimos meses. Regresa a casa algunas veces bebido, y en otras, apenas me habla. No entiendo que le he podido hacer .
- Yo también lo he visto bastante evadido. Intentaré hablar con el. No quiero que vuelva a coger una depresión como la anterior, tras el fallecimiento de mi madre.
-algo me han comentado - le contesto ella.
Cierto día, encontrándose padre e hijo solos, Jonás intenta sonsacar a su padre el porque de su comportamiento. Tras mucho hablar, el padre reconoció al hijo que tras acudir al urólogo hacia unos meses, le habían diagnosticado un problema de próstata y con el tratamiento que le habían suministrado estaba teniendo problemas de erección.
Aquello parece que le había sentado muy mal a Adrian, ya que no podía responder como el quería ante una mujer joven como Rosalía. Todos le preguntaban para cuando el hijo con la misma, y el siempre se echaba a reír, pero aquello afectaba gravemente a su ego. Había notado que su potencia sexual, había descendido poderosamente, y no quería decírselo a su mujer.
Pese a que Jonás, intento convencerlo que lo mejor era hablarlo con ella, y que quizás lo comprendiera. Adrian se negó tajantemente. Que tenía miedo a que lo dejara.
Cuando estuvo con Rosalía, ella le pregunto, pero Jonás no quiso decirle nada, ya que había prometido a su padre que no lo contaría a nadie.
Con el paso de los meses, la situación se volvió más tensa. Rosalía por su parte era una mujer joven aún, y ya estaba a punto de cumplir los cuarenta años. Adrian le había prometido que tendrían un hijo , pero ahora apenas le hacía el amor. Cuando lo hacía era con menor ardor e intensidad, y además el terminaba bastante enfadado con ella. Rosalía se encontraba como engañada: ¡ iba a cumplir los cuarenta y aún no era madre! . Sabía que no le quedaba mucho tiempo, y veía que las posibilidades de ser madre se estaba esfumando.
Una tarde, ella había terminado de ducharse, y se estaba secando el pelo. Jonás, como otros días acudió a casa de su padre. Al comprobar que nadie abría la puerta, se acercó hasta la misma y comprobó que solo estaba cerrada con un pasador, por lo que tras apretar el mismo esta cedió y entró en la casa. Sus llamadas tampoco encontraron respuesta. Rosalía con el ruido del secador del pelo no escuchaba a nadie. Jonás no obstante entró en la vivienda y llegó hasta la sala de estar, llamo pero tampoco nadie le respondió. Ya se iba a retirar cuando de repente escucha que se abre la puerta de la habitación del dormitorio de su padre, y aparece Rosalía con una toalla enrollada sobre su cuerpo húmedo, por encima de sus pechos, y que venía hacia la cocina:
- Oh Jonás. ¿Qué haces aquí?- le dijo ella sorprendida al verle en la casa.
- Lo siento Rosalía. Estuve llamando, y como nadie me respondía y la puerta estaba solo con el pasador. He llamado varias veces pero no me respondía nadie.
-Ya. Me estaba duchando. Seguro que con el ruido del secador del pelo no te he escuchado. Manifestó ella.
La mujer se encontraba nerviosa y agitada a ver como la miraba el hijo de su marido. Se encontraba ante aquel muchacho solo con una toalla más bien corta enrollada a su cuerpo, que además dejaba a la vista parte de sus desnudas pantorrillas. Tampoco llevaba bragas, por lo que más nerviosa se ponía al pensar que en cualquier descuido aquel joven podía verle hasta sus partes íntimas. Tenía al fuego una olla donde estaba realizando un cocido y necesitaba supervisarlo y darle algunas vueltas para que no se quemara. Por lo que se vio obligada a acudir a la cocina.
- Vale. Espera, voy un momento a la cocina que tengo que mirar cómo va el guiso que estoy haciendo -le dijo ella, pasando nerviosa ante el, viendo que mientras se alejaba Jonás la seguía con la mirada.
Jonás, igualmente se había sorprendido al ver a la mujer de su padre en esa lid. Verla solo con aquella toalla enrollada a su cuerpo recién duchado, le excito sobremanera. Era un hombre sexualmente bastante activo. La vista de aquella mujer así, hizo que su aparato reproductor se endureciera bajo su pantalón sin poder evitarlo.
Además, el joven se dio cuenta de que la toalla que portaba era bastante pequeña y que a poco que se descuidara vería algo más que los muslos desnudos. Además al dirigirse a la cocina, contempló que por la parte de atrás, la toalla apenas le cubría un poco y se le veían hasta las posaderas desnudas. No pudo con su curiosidad y la siguió hasta la cocina. Al llegar a la misma, contempló que Rosalía estaba revolviendo la olla que tenía al fuego, para lo cual tenía las dos manos ocupadas: una con la tapa de la olla en la mano y otra con el cucharón revolviendo el guiso.
Al girar la cabeza y contemplar la presencia de Jonás en la puerta de la cocina, su cuerpo se estremeció, y con los nervios, la toalla que tenía atada a su cuerpo se aflojó y cayó al piso de la cocina, dejando a la misma “ en cueros ante el joven ”.
-oh Dios mío oooo - exclamo ella al ver como la toalla descendía al piso, sin poder evitarlo, al tener sus manos ocupadas.
Jonás, quedó extasiado, maravillado y anonadado al contemplar el cuerpo de su madrastra como Dios la trajo al mundo. La desnudez de aquella mujer le resultaba sensualmente atrayente. Ahora podía contemplar con total claridad las curvas del cuerpo femenino, sus buenas posaderas, y unos senos algo grandes, y especialmente firmes, que remataban en unos pezones gruesos y bastante negros.
Jonás, lejos que quedarse quieto se acercó rápidamente hasta donde ella estaba, solicito a recoger la toalla del suelo. Ella pensando que iba hacer otra cosa, se echo hacia atrás pegándose lo más que pudo al poyo de la cocina, bastante alterada: - ¿pero qué haces Jonás…? ¿Qué vas hacer…?
- tranquila Rosalía. Solo estaba cogiendo la toalla del suelo para entregártela .- le respondió aquel.
Desde el suelo, donde se encontraba en cuclillas, estaba observando el cuerpo de la mujer. Ante su vista quedó por primera vez aquel monte de Venus, bastante frondoso, observando que no era de las que se lo arreglaban mucho. No obstante, entre tanto vello distinguió claramente los labios carnosos de la vulva de la mujer. Tan atónito estaba, que su mirada quedó fija en el aparato reproductor de su madrastra.
La mujer al ver como su hijastro la miraba detenidamente, con la mirada fija en su entrepierna, especialmente su vagina, intentó evitarlo. Y lo intentó con lo primero que tenía a mano, en este caso la tapa de la olla, diciendo:- pero … Jonás. No me mires ahí…. por favor .. por favor….
Sin embargo, con los nervios, no se dio cuenta que la tapa de la olla, seguía aún caliente, y al ponerla delante de su triangulo para ocultar la vista de su vagina, al contacto con la piel desnuda de su cuerpo, constató que le quemó: - oh no… joder ¡me he quemado… !exclamó ella, viéndose obligada a retirar la tapa y colocándola sobre el poyo de la cocina, volviendo a quedar a la vista de Jonás la visión de su parte intima.
- oh Jonás… aún sigues ahí… oh Dios, …¡no me mires más…por favor!.
-Lo siento Rosalía… pero, ¿compréndelo? Es imposible retirar la mirada. ¿Cómo quieres que deje de mirarlo? - le contesto el joven bastante excityado ante todo lo ocurrido, y la visión de la parte intima de la mujer que tenía ante sus ojos. El mantenía la mirada retadora, aún casi arrodillado delante de ella, y con la toalla en la mano.
-¿ pero Jonás…?... Oh por favor… ¡vamos, dame de una vez esa toalla! .- le volvió a decir.
Jonás se la entregó. Ella intentó enrollársela de nuevo a su cuerpo, pero apenas pudo ocular sus pechos quedando las ingles y su vagina al descubierto. Además Jonás se dio cuenta de que en algunos lugares de sus mulos se apreciaba claramente el enrojecimiento de la piel ante la quemadura sufrida. Le dijo: - Rosalía deberías echarte agua fría o alguna crema para evitar la inflamación de la piel .
-¿ Como… si… ya…. me arde un poco… ¿No sé cómo me ha podido ocurrir esto ? –decía. Y al ver la olla al fuego, exclama: y encima se me va a quemar el guiso…
-venga no te preocupes. Ve a ponerte algo para la quemadura. Yo me ocupo del guiso.- le contestó el.
Ella se marcho aprisa hacia el dormitorio. Antes de marchar, se había percatado del enorme bulto que se había formado en el pantalón de su hijastro. Ya en la habitación pensando en lo ocurrido, recordó la escena, y se dijo: ¡ el hijo de mi marido, no solo me ha visto desnuda completamente sino que además se ha empalmado!..¡No me lo puedo creer!.
Tras dar un par de vueltas al guiso, Jonás lo dejó que siguiera, aunque bajando un poco el fuego para que fuera más lento. Al llegar a la sala, se dio cuenta que se encontraba excitado con lo ocurrido. De daba cuenta que su erección aun permanecía. La visión de la mujer de su padre desnuda, había sido algo embriagador.
Ella posteriormente salió, ya vestida. Al verlo, con la cara aún enrojecida por la vergüenza sufrida, le dijo:- Oh Jonás. ¿No sé cómo me ha podido ocurrir?.
-tranquilízate. ¿Estás mejor de las quemaduras?- le preguntó el chico intentando suavizar el nerviosismo del momento.
- Si… me puse una pomada, y espero que no me queden secuelas.
¿Y mi padre?.. ¿No ha vuelto ?- le pregunto para cambiar de tema.
- Sí, vino. Pero, almorzó y con la misma se marchó a jugar al dominó con los amigos. Hasta bien entrada la noche no regresará. Y…. ¡seguro que vendrá… ya sabes….!
- Siento que este pasando por estos momentos. ¿Cómo puedo ayudarte ?- le preguntó él.
-¿ ayudarme?- se quedó ella nerviosa. Como si no entendiera en que podría ayudarle.
- No sé. Sé que te tienes que sentir sola, y desmotivada. Lo comprendo. ¡Quiero que sepas que me tienes aquí, para lo que necesites!- le dijo él.
En ese momento ella se echó a llorar ante las palabras del joven. El, enternecido ante los lloros de la mujer, intentó consolarla. Le puso sus manos en la cara. Ella le miró, y acto seguido se abrazó a su cuerpo y continuó llorando. –oh Jonás. Me siento muy desdichada. Yo pensaba que las cosas iban a salir mejor…. Pero…. Tu padre ha cambiado…me siento sola….
- tranquila Rosalía. Seguro que las cosas volverán a ser como antes. Yo volveré hablar con él . –le volvió a indicar, mientras ella seguía abrazada a su cuerpo.
- Yo quiero a tu padre, pero ha cambiado mucho. Además… jamás podré ser madre…. Siempre había añorado casarme y tener al menos un hijo. Con tu padre pensé que lo conseguiría… pero, no se… el pone poco empeño…. Y….- le confesaba mientras gemía y seguía abrazada al mismo.
- Tranquila Rosalía. Todavía eres joven. Y seguro que podrás concebir ese hijo que tanto deseas. - le contestó el joven.
Ella le miró a la cara, con las lágrimas aún bajando por su rostro, y le dice:- ¿ Tu crees?. Voy a cumplir los cuarenta dentro de poco. Cuanto más tiempo pase será más difícil…
Tras consolarla un rato el se marcho, apesadumbrado.
Ya en la casa, Jonás pensaba en lo hermosa que era la mujer de su padre. Recordaba una y otra vez la escena de aquel cuerpo desnudo, y sin poder evitarlo, notaba como su nabo de endurecía bajo su pantalón. Esa noche, echó un polvo a su mujer, que hasta ella se sorprendió.
Rosalía por su parte, recodaba también lo ocurrido. Que hijo de su marido, aquel joven guapo, alto y fornido, la hubiera contemplado totalmente desnuda, lejos de inquietarla, estaba sintiendo que le excitaba. Había visto el bulto que se había formado en los pantalones del joven y sin poder evitarlo noto que se mojaban sus bragas con solo recordarlo. ¡ En que estaré pensando!, se dijo: ¡ si es el hijo de mi esposo!.
A los tres días, Jonás hizo su aparición por la casa de nuevo. Como siempre su padre había salido. El se quedó con ella un rato. Le pregunto: - Oye, ¿Qué tal las quemaduras?... ¿se te han curado ?
Ella enrojeció, y le contesto: bueno, un poco… creo que ya están mejor.
-¿Te dijo mi padre algo al vérlas?- le preguntó Jonás.
Ella le miro algo sonrojada. Pero sobreponiéndose le contesto:- Tu padre….¿cómo crees que las puede ver si ni siquiera …?. Ya sabes…
-¿ No te hace el amor? - le pregunto él directamente.
Ella se volvió a sonrojar bajando la cabeza, contestándole:- Lleva varios días que ni siquiera me toca en la cama. ¿No se que le he hecho?.
Jonás no pudo más y entonces le comentó a la joven los problemas por los que estaba pasando su padre como consecuencia del problema de próstata. Ella se quedó sorprendida, respondiéndole:- ¡ al menos debió habérmelo dicho!. Entiendo que el también lo este pasando mal .
- Está apesadumbrado, ya que te había prometido que tendrías un hijo, y ver que le cuesta por ese problema, lo tiene desmoralizado . ¡ Pero no puedes decirle que te lo he dicho. Sería capaz de no hablarme más .
- claro… Me quitas un peso de encima. Creía que ya no me quería. Le dijo ella.
-Pues no es así. El problema de mi padre es que, “es que es de ideas muy fijas”. Para el tema de “tu embarazo” es como un trauma. Le va a costar superarlo.
Fueron pasando los días. Y en otros encuentros, ella le comento a Jonás que algo parecía haber cambiado, que al menos habían hecho el amor, pero que percibió que le costaba mucho eyacular, y que, cuando lo hacía, su semen era escaso. Es más, reconoció que incluso a veces se derramaba por fuera.
Jonás, decidió hablar con el psicólogo que trataba a su padre. Tras una entrevista con el mismo, el profesional le confirmó que su problema era no responder como debía ante su mujer. Y añadió: tiene una idea fija: ¡debe embarazar a su mujer!. es algo que le prometió y su consciencia no le permite superarlo. Está pasando otra crisis grave como la ocurrida cuando el fallecimiento de tu madre - le manifiesto.
- pero con su problema de próstata, las posibilidades de un embarazo son difíciles - le respondió Jonás.
-¡ Pues el problema es grave!, siento decírtelo con claridad. En cualquier otra persona eso podría superarse, pero en tu padre ello es algo insuperable. No me gusta nada la situación. Habría que buscar alguna solución para que ella quedara embarazada. No sé, fecundación un vitro,…, quizás… y “por supuesto sin que el lo sepa” .
Jonás quedó preocupado ya que temía que su padre cometiera una locura. En su cabeza aún rebotaba la propuesta del psicólogo sobre una posible fecundación in vitro de su madrastra. Quizás aquella podría ser una solución.
Pocos días después, habló de nuevo con su madrastra, y al comentarle lo de la fecundación in vitro, ella se quedó algo sorprendida. -¡ estás seguro que ese funcionará!. Además es un proceso muy costoso. ¿Y, cómo hacemos para recoger el semen de tu padre sin que el se entere?
-Tienes razón. Se quedo más preocupado. Sé que tampoco mi padre tampoco se sometería a ello. Eso le afectaría aún más.
Jonás marcho más preocupado. Por su parte Rosalía quedó también pensando en lo que le había comentado Jonás. Continuamente le fue dando vueltas a la cabeza. Quería a Adrián, y sentía también cierta compasión por la presión psicológica que estaba pasando aquel.
Una buena mañana Jonás se sorprendió al recibir la llamada de Rosalía que le preguntaba si esa tarde podía acudir a su casa. A Jonás le extraño, ya que su padre le había indicado que tenía que marchar con otros trabajadores de la empresa unos días a una provincia vecina, y que ello le llevaría unos días fuera. No obstante el dijo que pasaría en la tarde.
Estaba preocupado al pensar que algo grave había ocurrido. Su padre no estaba. Seguro que algo grave ocurría. ¿Se iría a separar del mismo? . Aquello sería fatal para su padre. Encima había tenido unos problemas en su empresa y estaba bastante nervioso. Para colmo de males, su esposa, encima tenía problemas vaginales, y llevaban varios días sin hacer el amor. Era un hombre que acostumbrada a tener sexo al menos tres veces a la semana. Aquella situación, y las preocupaciones de la empresa y de su padre, le habían puesto los nervios a flor de piel. Pensaba: ¡ qué otra cosa mal me puede salir ya!. El divorcio de mi padre sería una verdadera hecatombe.
Con ese pensamiento alcanzo la casa de su madrastra. Al llegar, Rosalía le abrió la puerta. Se sorprendió ante la indumentaria que la misma llevaba. Tenía una blusa blanca, bastante trasparente que permitía detectar claramente el sostén que la misma llevaba puesto; combinado con una falda, que le pareció bastante corta. Tan corta que nada más sentarse en el sofá del la casa, dejó a la vista sus hermosos muslos. ¡Jonás se quedó electrocutado!. Su pene, tantos días sin sexo, se envaró sin remedio.
-¿ cómo te encuentras Jonás?. Te veo con cara de preocupación - le pegunto ella.
- he tenido unos problemillas. Temas de trabajo .- le dijo el.
Tras alguna conversación sin importancia, el fue al grano y le pregunto:- ¿ Cómo van las relaciones con mi padre ?
Ella le miró, bajo la cabeza y le dijo:- Mira… tu padre está poniendo su empeño, pero creo que todo será inútil. “Sigue obsesionado con lo de mi embarazo. Solo piensa en eso. Lo intenta, pero….. por más que lo ha intentado, sigo sin quedar encinta. Ya no se trata de mi deseo. Ahora es un problema mental del mismo que si no lo supera, creo que lo volverá loco.
Ya lo sé. Por eso temo que cometa cualquier locura . Le comento igualmente el.
Ella se acerca donde estaba y le dice:- Jonás. Lo he estado pensando mucho. Sé que lo que te voy a proponer te parecerá una locura. Pero, lo he meditado una y otra vez. Yo quiero a tu padre. Pero no creo que supere esta situación si no consigo quedarme embarazada.
-¿y… como vas a conseguirlo ?.¿ En qué has pensado ?..- se quedó extrañado Jonás.
-¡ Se que te parecerá una locura. Pero he pensado en ti ! .- le dijo ella de repente.
¿ Cómo?... yo…- se quedo perplejo el chico .- ¿Me estas proponiendo que ….?
Ella se sonroja, y le contesta: - Ya sabía que te ibas a reaccionar así. Pero, dime ¿Cómo lo voy a conseguir? Tu padre por más que lo intente no lo conseguirá. La fecundación in vitro queda descartada. … Pero, si queremos que se recupere, “necesito quedar embarazada” .-
-¿Rosalía sabes lo que me estas pidiendo?...¡Coño Rosalía que soy tu hijastro !. – le dijo el bastante nervioso ante aquella propuesta. No es que le pareciera indecente, ¡ es que era algo incestuoso, y además se trataba de hacer cornudo a su propio padre !.
- Vale… lo comprendo. Al menos debía intentarlo. – le contestó ella. No creas que me satisfacer hacerle esto a tu padre, pero en el fondo podría ser el remedio para su actual estado . Se detuvo y continuo: Además,¡El nunca lo debería de saber !. Había pensado en ti, ya que es el único hombre con el que tengo confianza suficiente. Y además ¡sé que guardarás el secreto!.
- Pero Rosalía…¿estás hablando en serio? -le dijo el mientras se daba cuenta de que pese a todo, la sola idea de follar con aquella mujer le volvía loco. Si encima de eso, pretendía que la fecundará. Su pene de envaró como nunca bajo su pantalón.
- entiendo que te parezca mi propuesta indecente, pero no te la propondría si no considerara que es la única solución. Pero, entiendo que no la aceptes. - le respondió ella.
No obstante el rechazo del joven, ella se dio cuenta que aquel muchacho se había excitado con su confesión. Había comprobado con claridad la respuesta del vástago del joven.
Ella entonces fue algo más incisiva y le dijo: entiendo que además soy una persona mucho mayor que tu, y te da reparo hacerlo con una mujer mayor.
Jonás se quedó mudo. Se sentía sorprendido, y tomando saliva le dice:- No es eso Rosalía. Eres una mujer muy deseable. Además a mi no me pareces mayor. Y por supuesto que me gustas. ¿Pero…?
Ella le dice:- ¿ te apetece tomar algo ?
El joven, aceptó, ya que realmente se le había quedado la boca seca ante aquella proposición. Mientras la mujer había marchado a la cocina por un refresco, el pensó en todo ello. Aunque era una proposición descabellada, en el fondo reconocía que aquello podía ayudar a la salud de su padre. Por otro lado, la mujer de su padre estaba bastante aceptable, y de buen gusto le echaría un buen polvo. Para colmo, llevaba unos días se estrés y sin sexo con su esposa, lo que favorecía a tentarlo.
Rosalía, sabía que el hijo de su esposo estaba dudando, pero había detectado que su pene había reaccionado al momento. Además, se encontraba en esos momento en sus momentos fértiles, por ello se había decidido llamarlo esa tarde. Notaba que sin poder evitarlo su braga se había mojado. Antes de regresar con el muchacho se destrabó unos botones de su blusa. Realmente quería provocarlo.
En el momento de ella agacharse ante el joven para dejar sobre la mesa el refresco, el joven observa cómo se abre la blusa y puede comprobar el voluminoso pecho de la mujer, que quedaron ante sus vista, ya que el sostén que llevaba apenas cubría parte de los mismos. Ella le mira, comprueba su mirada y se percata de la excitación de Jonás.
Era hora de pasar al ataque se dijo. Ante la perplejidad de joven, se destraba ella misma el sostén, quedando sus pechos libres ante la cara del muchacho. Y sin decirle nada los acerca a su cara.
- Pero…Rosalía ¿qué haces? - le dijo él, viendo como su pene resucitaba y se volvía fierro con una vara de hierro.
Por toda respuesta, ella le refriega sus pechos por la cara del joven. Este, ante aquella provocación, no fue ajeno, y pronto abrió su boca para poder lamer y chupar los negros pezones de aquellos suculentos pechos.
- Oh si Jonás… comételos… me encanta…ooo ,
Rosalía observaba como su joven hijastro le pasó la mano por una de sus tetas desnudas, al tiempo que las apretaba entre sus dedos, haciendo que el pezón se endureciera aún más. El miraba aquellos melones tan bien puestos, y comenzó a pasar su boca de un pezón a otro. Le lamía todo el pecho y su lengua recorría el mismo en pequeños círculos que la hacían estremecer. Mientras los metía casi completamente en su boca, ella observa como al propio tiempo el joven le terminaba de soltar los botones de la blusa y la dejaba solo con el sostén. Se había percatado que ahora el joven había olvidado sus escrúpulos incestuosos y ahora estaba lanzado.
Jonás no paraba de pellizcar los pezones, mientras los lamia, y mojaba con su lengua. Acto seguido soltó el sostén quitando la traba que tenía en la parte delantera quedando aquellas mamas totalmente libres, colgando majestuosamente, pero tremendamente firmes.
- oh Jonás… nene sigue así….. ooo
La respiración de la mujer era cada vez más agitada. Ella se arqueaba para poder ofrecer a su hijastro sus pechos, para que los mamara, se los comiera enteramente. En ese momento de dio cuenta de que una mano del joven se había introducido por entre sus piernas y pronto alcanzaba la tela de su braga.
Ella le miró a la cara, pero no dijo nada, dejándolo hacer. Pronto tiro de las bragas por los laterales y los fue bajando hasta quedar tirados en el piso. Ahora estaba sin bragas ante su hijastro. Más excitada se quedó cuando el joven la recostó sobre el sofá, abriéndole las piernas en forma de tijera quedando ante la mirada del joven semental toda sus vagina. Los dedos del joven abrieron los labios de su raja, y al momento depositó su boca en ella. Rosalía estaba sintiendo algo que jamás le habían hecho nunca. Su marido era bastante tradicional. Ahora estaba viendo como el hijo del mismo le estaba comiendo su concha. Entonces abrió ella se abrió mas, arqueando sus caderas mostrándole mejor su pelambrera y su vagina.
Jonás, estaba completamente salido, y la contemplación de aquella mujer abierta de piernas con todo su coño mostrándoselo, hizo que hundiera sin piedad su cabeza en aquella vagina. Comenzó a lamer el clítoris con su lengua haciendo salir gemidos a la mujer: - oh si nene oh que me haces siiii
Lejos de detenerse, se prendía del clítoris de la mujer chupándolo fuerte y duro, lo que llevó a la mujer a tomar su cabeza y apretarla más contra su entrepierna. Rosalía estaba llegando al éxtasis, y pronto se vio alcanzando su primero orgasmos oral, convulsionándose, apretando cuanto puso su concha contra la boca del joven, viendo como se venía y sus jugos invadían la boca del joven. – oh cabrón siii oh que me haces ooo me vengooooo
Tras terminar, sin poder creérselo, se quedó estirada sobre el sofá, casi completamente desnuda yaciendo boca arriba, mostrando al joven todo su coño recién corrido. Lo miró a la cara, y le dijo:- ¿ Jonás, donde has aprendido esto? .
-¿ mi padre no te lo hace?- le contesto.
-tu padre es bastante tradicional. Pero, … me he corrido en tu boca. ¿no te da asco? - le dice ella sonrojada y sonriendo.
- al contrario. Tus jugos son una delicia. Tienes un coño maravilloso .
Ella se incorpora, observa el bulto del pantalón del joven, y tras quitarse la falda, quedando totalmente desnuda, se acerca la joven, y palpa por primera vez el bulto del mismo. La mujer se sorprende. Ella se dio cuenta de que el pene del joven tenía que ser bastante grande. Mucho más grande que el de su padre. Eso no se lo esperaba.
-Joder nene. ¿La tienes que tener bien grande?..
-¡qué esperas para comprobarlo !- le dijo el joven. Vamos, Rosalía sácala de su encierro.
Rosalía bastante agitada soltó el cinto del pantalón, y luego procedió a bajárselo, dejándolo solo en slip. El enorme bulto que mostraba excitó aún más a la mujer:- jo nene….¿pero que tienes ahí ?
Cuando por fin le bajó el slip, la tranca del joven salió disparada hacia delante, como si tuviera un resorte. ¡Rosalía no daba crédito a lo que estaba viendo!. Sus ojos se abrieron como platos :¡Aquello no era un pene, aquello era un sable de gran envergadura!.
- Pero Jonás. ¡Es enorme!.. decía mientras lo tomaba en la mano, al tiempo que lo sobaba como si lo estuviera midiendo, observando aquel pedazo de glande que ya estaba soltando sus líquidos presiliminares. Noto la extrema dureza del mismo entre sus mano, viendo que incluso le costaba abarcar el tronco de aquel pedazo de carne. Contemplo con detenimiento que trenzado de venas gruesas que recorrían el mismo, y que la hacían parecer más grande si cabe. La misma se asustó:- joder Jonás… ¡eso no me entrará! ¡Soy demasiado estrecha! ¡creo que … ha sido un error!
- veras como tu coñito se la comerá toda. ¿Es como la de mi padre?- le pregunto.
-¡ estas de guasa!. Le dijo casi en forma exclamativa: Nene… creo que duplica la de tu padre. Por eso tengo miedo. No pensé que tuvieras un pene tan enorme .
Lejos de amilanarse, el le dijo: - anda preciosa. Toca mis testículos. ¿Has visto como los tengo?
Ella morbosamente con su mano alcanza las bolas del joven, y se queda maravillada. Eran grandes y a haciendo juego con la enorme tranca que tenía.- Joder Jonás. Lo tienes también bien grandes y… ¡parece que los tuvieras llenos!.
-Y están repletos Rosalía. Llevo varios días sin descargarlos . –le comentó el, mientras la mujer se estremecía ante aquella confesión del hijastro.
El chico entonces, hizo algo que la dejo anonadada: la tomó en brazos, y la llevó en volandas hasta el dormitorio de la casa. Ella se quedo excitada. ¡El cabrón del hijastro quería follarla en la misma cama que yacía con su padre! .- Pero… ¿no querrás follarme en mi propia cama de matrimonio ?.
Mira preciosa. Ya que vamos a cometer incesto, ¡Hagámoslo como Dios manda!. Te voy a coger en la misma cama que te folla mi padre . – le sonríe él.
Ella le mire y le dice:- joder nene. No pensé que fueran tan morboso. ¡Eres un degenerado te quieres follar a la mujer de tu padre en su propia cama!.
Tras depositarla sobre la cama boca arriba y quedando él a los pies de un lado de la cama, se desprende de su camisa, quedando ambos en pelotas. La mujer se queda maravillada al contemplar por primera vez totalmente desnudo el hermoso cuerpo de su hijastro.
Jonás observa el gran espejo que existía en la habitación, y le dice:- vaya ya veo que son unos morbosos. ¡Les gusta verse follando? .
Ella observa el cuerpo de ambos reflejado en el espejo de la habitación, y con cierta morbosidad, se abre de piernas mostrando su coño al joven. El joven la contempla, viendo como su nabo responde al momento ante aquella visión, colocándose como un misil. Ella entonces la dice:- ¡anda cabronazo…fállate a la mujer de tu padre!, pero hizo despacio, la tienes enorme.
El chico se coloca entre las piernas de la madrastra, se acaricia su tranca para ponerla en plena forma, y le dice:- Rosalía..te voy a echar el mejor polvo de tu vida. ¡Joder que pedazo de mujer estas hecha!.
Y acto seguido acercó su glande a los labios de la vagina de la mujer. Al solo contacto de ella con aquel instrumento su vagina emano gran cantidad de fluidos. Pero fue casi un acto reflejo, ya que al instante el joven le ingresó más de una tercera parte de su tranca dentro de ella. Oh despacio… joder la tienes enorme… me vas abrir mucho. Exclamo ella casi como un grito al contemplar como su vagina se abría ante el tremendo intruso que invadía su caverna.
- cállate putita. La vas a recibir completa. ¡Te lo juro !- Jonás comenzó a insultarla. En el fondo, conocía por experiencia que ese tipo de palabrería excitaba a las mujeres.
El joven observó la estrechez del coño de su madrastra. Era como intentara desvirgarla de nuevo. Era manifiesto que el pene de su padre era muy inferior al del mismo. Aquello lo enceló aun más, y de golpe de riñones el clavó casi la totalidad del nabo, viendo como las paredes de la vagina de la mujer se abrían al máximo para permitir la entrada de su tremendo falo. – oh cabron me revientas oooo detente… ooo nooooo
Pero el joven no estaba hora para contemplaciones, y de un nuevo golpe de riñones se la terminó en encajar. ¡ Ahora tenía ensartada a la mujer de su padre hasta las misma bolas! .- oh si putita… joder que buena estas… joder que buen coño tienes. Eres bastante estrecha…pero te lo voy a terminar de ensanchar al máximo..
Rosalía casi grito. Se sentía totalmente llena, ensartada, abierta totalmente. Casi le costaba respirar. Nunca esperó tener en su concha un pene de aquellas dimensiones: - Oh sácala un momento…. Me has abierto mucho …..¡ me vas abrir tanto que tu padre lo va a notar !-
- calla ahora y, disfruta. No pienses ahora en mi padre. Solo disfruta del polvo que te voy a echar. Nena… no pensé que estuvieras tan buena …- le decía mientras comenzaba a bombearla despacio, sacando y metiendo su tranca. Cada vez la sacaba más y luego la volvía a ensartar nuevamente.
Aquello hizo mella en la mujer, ya que pronto su vagina se adaptó perfectamente al tremendo falo, y comenzó a disfrutar. Oh..Jonás, como me llenas… oooo siii sigue así… -le decía mientras aquella barrena entraba una y otra vez hasta el fondo.
Durante varios minutos la estuvo bombeando en esa posición, logrando que la mujer alcanzara pronto un nuevo orgasmo, estaba vez con la tranca de su hijastro en su coño: - ohhh siii me vengo ooooo
Tras ello, Jonás continúo ensartando a la mujer. No obstante se percató de que la mujer desprendía cierto calor en su cuerpo. Su coño parecía una caldera. – preciosa estas bien caliente… tu coño está ardiendo . Al observar la cara de ella, se dio cuenta de que posiblemente estuviera en sus momentos fértiles. Y le preguntó: - ¿ no me digas que estas …?
Ella enrojeció, y le contesto: lo has notado. “Estoy ovulando”. Me he tomado la temperatura esta mañana y creo que estoy en mi mejor momento .
- que putita eres. Has escogido el día para que te follara tu hijastro y encima te deje preñada .- le dijo el mismo, tremendamente excitado por aquella confesión.
El joven comenzó a perforarla con gran ímpetu, abriendo las piernas de la mujer al máximo, para luego recogerlas un poco sobre su mismo cuerpo, haciendo que su penetración fuera más profunda. Ahora no había marcha atrás: ¡ quería embarazar a su madrastra!. La cabrona lo había excitado para que se la follara y lo iba a conseguir: ¡quería preñarla !.
La mujer se dio cuenta de que el joven estaba por venirse. Joder la iba a preñar… eso la excitado sobre manera, diciéndole:- oh nene veo que te vas a correr. Eres un cabronazo… ¡quieres preñar a la mujer de tu padre!... en el fondo lo estas deseando..-¿Qué esperas para hacerlo?... vamos hijo puta córrete dentro .. Lléname con tu semilla…
- oh si putita de voy a llenar. Te voy a plantar un hijo en tu útero. Me tienes bien arrecho… ooo sii me vengo oooo ahí te va siiiii
Rosalía sintió los primeros lechazos del joven dentro de su vagina. Se encontraba sorprendida por la contundencia con la que el semen era disparado contra las paredes de su vagina. Se dio cuenta de que el hijastro era un buen semental. Pero aquello siguió, no comprendía cómo podía tener tanta leche acumulada… la estaba llenando. Notaba que el semen del joven llegaba profundamente dentro de su vagina: - oh nena como me llenas oooo siiii.
Hasta el propio Jonás se sorprendió de la contundencia de su corrida. Llevaba días sin eyacular, pero jamás pensó que fuera tan copiosa. ¡ Sin lugar a dudas, aquella hembra lo estaba deslechando!.
Cuando acabaron, el se quedó un tiempo dentro de ella. Luego se retiró, saliendo del coño de la mujer como si descorchara una botella de cava. Observó claramente el enorme boquete en la concha de su madrastra. Los labios de su vagina sumamente inflamados y la hilera de semen que discurría hasta bajar por su culo hasta la cama. Ella también se miro, y le dijo:- Joder Jonás. Me has abierto completamente. Pero ¿Dónde tenías tanta leche?... ¡chico me has llenado.
El la mira y le contesta: ¿ no quieres quedar embarazada?
Ella se acerca hasta su cara y por primera vez lo besa en los labios, diciendo: - sé que me has dejado embarazada. Nunca tu padre me había llenado de esta forma. ¿te arrepientes?
El le corresponde al beso y le dice:- Ni de coña. Follarte es un verdadero placer .
¿ Aunque sea la mujer de tu padre?- le contesta ella morbosamente.
¡Eso me la pone más dura! . Le contesto el mismo, mientras besaba la oreja de la mujer.
- que cabronazo eres.
Se quedaron en la cama un rato descansando del polvo echado. Tanto el como ella sabían que aquello no había acabado.
CONTINUARA.