Johanna

Este relato fue el primero que leí, no es mio pero se lo recomiendo, es muy bueno.

JOHANNA


Por favor quiero que sepan que le cambié los nomb... y blá, blá, blá... que estupidez más grande leer estas líneas en casi todos los relatos, para que nadie sepa de donde son los protagonistas, y para no herir susceptibilidades. ¿Por qué simplemente no se lo ahorran todo y solo escriban, si total no creo que alguien se vaya a tomar la molestia de averiguar de donde son los protagonistas. Por mi parte les diré que todo esto ocurrió en Chile, en una localidad llamada San Francisco de Mostazal, y dentro de esa localidad hay otra llamada La Isla, allí justamente ocurrió todo esto. Y quien quiera venir será bienvenido.

¡Johanna!... La voz de mi madre resonaba a través del campo, llamándome.

Rauda tuve que correr a su lado.

Diga mama. Le dije.

Vas tener que ir a comprar a la ciudad. Me dijo. Deberás comprar pan, azúcar, y además mantequilla. En la repisa del comedor hay dinero, saca de ahí algo de dinero y te vas, luego para que llegues temprano. Tu padre quizás a que hora volverá, ya que lo llame a su teléfono y ya no se encuentra en la oficina.

Menudo viaje me esperaba. Eran cerca de 5 kilómetros los que debía recorrer. Para mi mala suerte, ni mi hermano ni mi primo se encontraban cerca, por lo tanto había salido favorecida con los encargos.

La verdad, es que me gusta en donde vivimos. Es un pequeño campo en el cual tenemos prácticamente casi de todo lo que necesitamos. Frutas, verduras, animales como vacas que nos dan la leche, caballos, ovejas, y para cuidar nuestra casa durante la noche, tenemos 3 perros. Uno policial, un doberman y además un pequeño pequinés. Este ultimo es el regalón, ya que es muy juguetón.

Vivimos en casa además de mis padres, mi hermano Felipe, de 16 años, un primo, Ignacio, de 15 años, que viene solo para las vacaciones, y un hermano de mi padre, Raúl, que es soltero, menor que papá, solo tiene 24 años. Este le ayuda a mi padre en los quehaceres del campo, cuando mi papa se encuentra en casa. Generalmente durante el día casi ni pasa en casa, puesto que se va muy temprano a hacer sus cosas, y pasa en los cerros hasta el anochecer.

Yo tengo 15 años, mi nombre es Johanna Zúñiga, estudio en 2ª año de enseñanza media, y creo ser una estudiante mas o menos aventajada. Por lo menos es lo que yo creo, ya que si no me lo creyera yo, ¿Quién lo hará, cierto?

Mis padres en todo caso, siempre están contentos con mis calificaciones. Y ello me alegra a mí también.

Bueno después de haberles contado todo esto a manera de introducción sigo con mi relato.

Saqué el dinero que me dijo mi mama. Y emprendí mi viaje a efectuar las compras.

Por el camino, iba mirando todo lo que abarcaba nuestro, en realidad era extenso.

Me entretenía pensando en tantas cosas. Cantaba a voz en cuello las canciones de Alejandro Saenz, mi cantante preferido, era desafinada, pero total allí nadie me escuchaba. Solo yo y los pájaros que revoloteaban por allí cerca.

En un cruce del camino, me encontré con un caballero que andaba en bicicleta y que al verme se detiene y me pregunta en donde vive la familia Duarte. Le expliqué que no había escuchado a nadie por allí con ese apellido. Miro para todos lados y me dio las gracias. Me pregunto en donde vivía, y le indiqué el lugar. Me dijo:

¡Andas lejos de tu casa!

Tuve que decirle que iba de compras, para volver antes que anocheciera.

Me volvió a dar las gracias y se despidió. Lo vi alejarse en su bicicleta por el mismo camino en que había llegado.

Eran ya cerca de las 19 horas, y si no me apuraba se me haría muy tarde.

Apure mis pasos.

Ya en el pueblo, compre todo lo indicado por mi madre. Al pasar por unas vitrinas, me detuve a mirar unos zapatos que le diría a mi mama o a mi papa que me los compraran.. Ya luego de ello, retomé el camino de vuelta a casa.

Al salir del pueblo, me encontré con una compañera de colegio que me invita a su casa, debí decirle que mejor iría mañana, ya que o sino mi madre me daría un reto por demorarme. Y la hora avanzaba. Eran las 20:15.

Nuevamente ya de camino a mi casa, cantaba para acompañarme.

Conocía un camino que acercaba bastante a mi casa, por lo que cruce un campo, y me interne por allí. Lo único que me daba un no se qué, era que por allí había muchos árboles y ellos producían muchas sombras. Pero total, por esos parajes nadie andaba. Era lo que yo sabía. Y creía.

De pronto hacia mi derecha siento el ruido de una piedra que cae. Miré, a ver que era lo que lo había producido. Pero no vi nada raro.

Estaba en eso mirando, cuando siento que una mano toma de la boca y me la tapa. Quede helada.

¡Quiero que te quedes calladita y hagas todo lo que te diga! Me dijo una voz muy ronca.

¿Lo harás? Me pregunto.

Ante mi temor, debí mover mi cabeza asintiendo.

Me tomo de las manos y con un cordel, amarró mis manos a la rama de un árbol. Quedé con mis manos hacia arriba. Luego con paño amarró mi boca. Acercó mi cuerpo al tronco del árbol y comenzó a amarrarme una pierna, para luego pasar el cordel por detrás del tronco del árbol y me amarró la otra pierna. Quede con mis piernas separadas.

¡He soñado tanto tiempo con estar así contigo preciosa! Me decía.

¡Ahora te quiero ver desnudita!

Yo estaba aterrada, entre mis sollozos, trataba de pedirle que me dejara, pero esa amarra en mi boca me hacía solo decir: ¡Mmmmmggggññññ!

Sentía como sus manos comenzaban a subir por bajo mi falda, para llegar a mis muslos, luego llegaba a mi entrepierna. Me acariciaba mi sexo por sobre mi pequeño calzón. Trataba de juntar mis piernas pero las amarras en mis pies me lo impedían.

De pronto, me rodeo por la cintura y sus manos por detrás de mí, sueltan mi falda y esta cae al suelo. Quede solamente cubierta con mi calzón. Luego de ello abre los botones de mi blusa y abriéndola, mira solazado mis pequeños senitos. Cubiertos con mi sostén. Saca una cuchilla de un bolso y corta mi sostén entre mis dos senitos. Al abrirse, mis tetitas quedan ante sus ojos. Dejando caer la cuchilla al suelo, con ambas manos tomas mis tetitas y las acaricia. Acerca su boca y comienza a besármelos. Chupa mis pezones.

En esos momentos me sentía totalmente perdida y además, avergonzada, ya que nunca me había exhibido así desnuda.

Mientras besaba mis tetitas, sus manos soltaron su pantalón, y los deja caer al suelo. Se separa de mi y los saca totalmente, luego hizo lo mismo con sus boxer. Quedó totalmente expuesto a mi mirada. Su miembro estaba totalmente erecto. Era horrible. Una cosa totalmente desproporcionada. Debe haber tenido algo así como unos 25 centímetros de largo y como 3 pulgadas de grosor. Era negro y peludo.

¡Esto será lo que te tendrás que comer mi amor! ¡Y será para ti solita!

¡Se ven tan ricas tus tetitas!

¿Alguien te ha besado las tetitas antes? Me pregunta.

Niego moviendo mi cabeza.

Luego acercando sus manos a mis nalgas, me las acaricia por sobre mi pequeño calzón. De allí, entonces mete sus manos por detrás, entre mi calzón, y mis nalgas, y comienza a bajármelos. Pero como solo puede llegar a mis rodillas con ellos, vuelve a tomar su cuchillo y los corta para sacármelos.

Ahora si estaba totalmente desnuda ante sus ojos.

Mis ojos dejaban caer lágrimas por este atropello. Pero para él era una excitación el verme así.

¿Te portaras bien, conmigo? Me preguntaba.

Yo, nada le decía.

Dime, ¿Te portaras bien conmigo? Y al preguntarme apretaba mis tetitas con sus manos. Me hacía daño.

Finalmente tuve que decirle que si, asintiendo con movimientos de mi cabeza.

¡Así me gusta mi perrita, quiero que me lo hagas todo fácil y no te haré daño!

¿Alguien te ha pasado la mano por aquí por tu cosita? Me preguntaba, mientras una de sus manos, acariciaba mi sexo.

Negaba con mi cabeza.

¿Y tus manitos han tocado esto para darse un gustito? ¿Tus deditos han recorrido, así como te lo estoy haciendo, por toda esta rajita?

Todo se lo negaba.

Acercándose a mí, me besa en las mejillas, para luego, acercar su boca a mis oídos y comenzar a chuparme el lóbulo de mi oído, mientras me dice:

¡Estas tan rica... te quiero calentar para que goces junto conmigo... esta tan calentita tu vagina... mmmmmm... que cosita más rica!

Y mientras me dice estas cosas, sus dedos recorren por entre mis labios vaginales. Me los abre, y siento uno de sus dedos, penetrando.

¡Estas tan apretadita mi tesoro!

¡Pero lo arreglaremos ahora, y quedaras siempre a mi medida!

¡Te haré gozar, y me pedirás que te lo meta más y más... ya veras como inundare tu vaginita con mi semen, y te sentirás mujercita, y para mí serás mi putita!

¡Te voy a enseñar, como lo hacen un hombre y una mujer para gozar juntitos! ¡Y te comerás todo mi semen en tu boquita, recorrerá toda tu garganta para llegar muy dentro de ti!

¡Te voy a llenar todita... me recordaras para siempre... seré el primero que te coma, toda mi amor!

Estaba totalmente asustada, no sabía como hacer para que me dejara libre y me dejara ir. Todo esto era como una pesadilla.

De pronto se arrodilla ante mí, y separando con sus manos mis labios vaginales, siento el contacto de su lengua con mi clítoris. Su lengua me recorría de arriba hacia abajo... y uno de sus dedos lo comienza a introducir.

Sentía como echaba saliva sobre mi clítoris. Y su lengua que no paraba de recorrerme.

¡Abre las piernas mi perrita! Me decía.

Y yo contrariamente, trataba de juntarlas, pero era imposible por mis amarras.

Como viera que no conseguía su objetivo, se detuvo. Se levanto y me dijo frente a mi cara que si no cooperaba, me marcaría con su afilado cuchillo. Y haciendo alarde de ello, me pincha con la punta en una de

mis tetitas.

Eso si que me dolió, incluso, salieron unas gotas de sangre. Ya no tenía dudas de que tendría que hacer lo que me decía.

¡Ahora te soltaré del árbol, y te acostaras sobre tu falda, y ya sabes que si no lo haces, estas perdida! Me advirtió.

Me suelta mis amarras, y me hace tenderme en suelo sobre mi falda. Luego, el se arrodilla al lado de mi cabeza y me ordena:

¡Abrirás tu boquita y me lo chuparas... vas a sentir algo muy rico que llenara tu boquita!

Trate de alejar mi boca de ese miembro, pero él, me obliga a besarlo, cogiéndome del pelo.

¡Abre tus labios! Me ordena.

Debí hacerlo.

¡Y no me vayas a morder, por que aquí esta mi cuchillo!

Lo introduce entre mis labios, luego agacha su cuerpo y lo mete cada vez más. Me toma la cabeza y me la comienza a mover, y su miembro comienza a entrar y salir de mi boca. Siento asco, quiero vomitar. Cada vez su miembro llega más adentro de mi boca. La punta casi toca mi garganta. Me ahoga.

Comienzo a toser, y él lo saca por un momento.

Al sentir mi boca libre le digo suplicándole:

¡Ppppor ffffaaavor... no me haga esto! ¡Déjeme ir... no puedo hacer esto!

Pero nada lo conmueve, ni mi llanto ni mis suplicas.

¡Ya aprenderás mi perrita... veras como luego te gustará... abre nuevamente tu boquita... asssiiiii... mmmmmmhhhhhh... que ricaaaaa... abre... chúpalo... chupaloooooo... mmmmmmmhhhhhhggggggg... que rica!

Y seguía con sus movimientos de meter y sacarlo de mi boca. Lo sentía quejarse cada más, y me decía palabras obscenas.

¡Putita rica... ya veras como te gusta... mmmmmmhhhhhh... mámalo... chúpalo... asiiiiii... asiiiiiiiiii... ssssssssiiiiiiiiiiiii!

De pronto siento, que mi boca se llena de algo que sale de su miembro, me ahoga, quiero vomitarlo, pero me tiene sujeta la cabeza, y la punta de su miembro ya casi traspasa mi garganta hacia adentro.

¡Trágatelo... cómetelo que te doy mi putita... toda mi lechita es para tiiiiiiiii... chúpamelo... trágalo... mmmmmmmmhhhhhgggggggg... que ricoooooo... chúpalo... aaaaaaaaaahhhhhhhhhhgggggggggggggg... chúpamelo... aaassssssiii...mmmmmmhhhhhhhhhhfggggggg!

Luego que me obligara a tragar toda esa cosa sucia, retira su miembro de mi boca, y aún saliéndole semen, lo acerca a mis tetitas y lo pasa por todos lados.

Luego se acuesta a mi lado, y acercando sus labios a los míos me besa apasionadamente. Mete su lengua en mi boca y me la llena de su saliva. La tuve tragar.

¿Te ha gustado mi putita? ¡Eres muy rica... tu lengüita es tan calentita... me gusto tanto sentir como te tragabas mi lechita!

Y mientras me dice esto, una de sus manos baja a mi sexo y comienza a acariciarme, abre mis labios vaginales y comienza a acariciarme el clítoris.

Lo masajea, mientras uno de sus dedos se va introduciendo muy lentamente.

Siento dolor, pero nada puedo decir, so pena que me haga daño.

¡Siento tan calentita tu rajita! ¡Parece que esta pidiendo conocer mi pene!

¿Quieres que mi pene acaricie tu conchita?

¡Pooorrr... ffffaaaaavvvooor... nooooo... déjeme ir... me siento mal... por favor!

¡Putita mía, eso si que no lo podemos hacer... lo primero es lo primero... y tu serás mía, antes que nadie, debes sentirme dentro de ti y debo dejarte llenita tu conchita de mi lechita!

Lloriqueaba... pero nada lo hacía conmoverse de mí.

Y colocándose entre mis piernas, me las abre, y me toma de los tobillos, para colocarlos sobre sus hombros.

Siento de pronto el contacto de su miembro a la entrada de mi vagina. Me estremezco. Con una de sus manos lo toma y lo comienza a pasar de arriba hacia abajo. Me abre los labios de mi vagina, y comienza a empujar.

¡Dime si te duele cuando lo vaya metiendo en tu conchita, mi perrita!

Yo temblaba de miedo.

Siguió empujando, hasta que de pronto se detuvo.

¡Mi putita... ahora es todo o nada... seguramente te dolerá... pero ya no puedo echar pié atrás... eres mía ahora, aunque grites del dolor!

Y colocando sus brazos por fuera de mis piernas, se agacha y me toma de los hombros. Entonces empuja brutalmente.

Ya no pude mas...

¡Aaaaaaaaayyyyyyyyyyyyy... ooooooooohhhhhhhhhh... aaaaggggghhhh!

Fue un grito que me salió del alma... el dolor era insoportable... sentía que me había partido en dos. Creo que casi me desmayaba... era terrible el dolor...

Sin embargo para él, fue como un afrodisiaco, se hundió en mi, y la punta de miembro casi tocaba mi matriz, y eso que solo era la mitad, la que tenía dentro de mí.

Y empezó a mover sus caderas, y su miembro entraba y salía de mi vagina adolorida.

¡Aaaaaaaahhhhhh... que cosita más riiiiiiica... tan apretadita... es como un guante para mi pene... mmmmmmmmhhhhhh... es tan suavecita... ahora te voy a llenar el útero de mi lechita... voy a ser tu dueño... tu amo... cada vez que quiera te voy a poseer... mmmmmmmhhhhggggggg... que rica!

Y no paraba de moverse... mis lágrimas corrían por mi cara hacia mis hombros. Cada vez más y más. Me ardía mi vagina, todo en mi era como un fuego.

Y él cada vez a cada empuje lo introducía más y más. Sentía que me estaba destrozando por dentro... era insoportable, cada empuje suyo.

Mientras el gemía:

¡Mmmmmmmmmgggggghhhhh... aaaagaggggghhhhhjjjjj... todo... todo para tiiiiiiiii... cómetelo... aprétamelo con tu conchita... mmmmmmgggghhhhh... que cosita más ricaaaaaa... aaahhh... aaahhh... aaahhh... aaahhh... muévete... muévete... ahora te lleno mi putita... ya viene... ya viene... ya viene... aaahhh...mmmmmmmhhhhhggggggggggggggg... yyyyyaaaaaaaaahhhhhh!

Y sentí correr por mi interior su semen, que cada vez parecía que salía más y más. Y se recostó sobre mi, sintiendo que los pelos de su miembro tocaban los vellos púbicos de mi vagina. Me lo había metido todo en mi vagina.

El dolor aún era insoportable. Yo ya no lloraba... gritaba de dolor.

Mientras tanto el me besaba el cuello, mis labios, luego bajaba a besar mis tetitas... chupaba mis pezones... los mordisqueaba.

Lentamente fue sacando su miembro de vagina. Estaba fláccido, cosa de la que alegraba, ya que entonces me dejaría irme.

Pero estaba equivocada.

Después que lo hubo sacado se tendió a mi lado, y mientras estaba tendido así, me acariciaba mis tetitas. Tomo una de mis manos y la llevo a su miembro para que se lo acariciara. Con una de sus manos tomo la mía y comenzó a moverla a lo largo de su miembro.

¡Eres tan rica mi perrita! ¡Quiero hacerte feliz, y darte mucho más!

En vista de ello, y como viera que no pensaba en dejarme ir, le dije:

¡Por favor, déjeme ir, me duele mucho lo que me hizo!

De pronto se me ocurrió mirar mano que acariciaba su miembro y vi que estaba lleno de sangre. Pensé que era de él, pero no, era mía, me había roto entera por dentro.

Se levanto y nuevamente coloca su miembro a la altura de mi boca.

¡Quiero que me lo chupes, mi perrita!

Por supuesto que, lo rechace. Pero él, cogiéndome del pelo me obliga nuevamente a metérmelo en mi boca.

¡Pásame la lengüita... asiiii... chúpamelo... mmmm... y entraba y salía de mi boca!

Y sentí que nuevamente su miembro comenzaba a ponerse duro.

Luego, lo saca de mi boca, y hace que me coloque como una perrita a cuatro patas. Me hace colocar mi cabeza, sobre mi falda y levantar mi trasero con las piernas abiertas. Se coloca detrás de mi, entre mis piernas y dirige su miembro a la entrada de mi vagina. Empieza a empujar, y mis nervios me traicionaban, me ponía tensa. Él me toma de las caderas y sigue empujando. Pensaba sentir el terrible dolor nuevamente. Pero no, ahora no lo sentí. Y él me mueve de las caderas, metiéndolo y sacándolo de mi vagina. A cada embestida llegaba mas adentro.

¿Te gusta ahora mi perrita? ¿O sientes dolor todavía?

Nada le dije.

Me toma de las tetitas mientras entra y sale de mí. Las estruja, pero ahora de manera más suave. Cada vez entra más y más. Una de sus manos va a mi vagina y empieza a acariciarme el clítoris. Me lo hace suavecito.

Cada vez más rápido. Como sus embestidas, igual cada más rápidas.

Siento algo extraño. Me dan escalofríos. Ahora lo siento agradable. Quisiera moverme como él lo hace, pero siento vergüenza. Apoyada con mi cara de lado sobre mi falda, trato de levantar mi trasero para sentirlo mas adentro sin que él, sé de cuenta. Creo que me estoy excitando... él lo sabe... por que al tocar mi clítoris éste esta durito, esta igual como cuando en mi pieza durante las noches me masturbo. Es tan agradable cuando lo hago. Y lo que me gusta más es cuando mi primo me espía mirándome mientras me baño. Él no sabe que yo lo sé, pero lo he sorprendido varias veces haciéndolo. Incluso una noche mientras me desvestía para acostarme, apague la luz y sentí pasos en la puerta de mi dormitorio, que escapaban, para no ser vistos.

Cada vez me sentía mas agradable con las embestidas. Sentía que algo de mi deseaba que entrara más profundamente.

¿Te gusta mi perrita? ¿Te estas excitando? ¿Quieres que lo meta más adentro de tu conchita? Dímelo.

Por única respuesta dije: ¡Mmmmmmm... no sé!

Mientras me entraba y salía, una de sus manos acariciaba mis nalgas y me las abría. Uno de sus dedos acariciaba mi ano. Sentí que lo mojaba con su semen y lo llevaba nuevamente a mi ano. Y empezó a metérmelo muy despacito.

¿Te gusta lo que te hago mi perrita? ¡Este hoyito también recibirá su regalo para que no se enoje, por solo recibir caricias!

Pensaba que solo era su dedo el que me metería.

Y siguió metiéndome su dedo. Primero era su dedo meñique, luego lo fue su índice, para luego hacerlo con su pulgar. Cada vez mas profundo. Y sus embestidas también cada vez mas cerca de mi útero.

Ya no podía aguantar mas, y empecé a moverme despacito hacia atrás y hacia adelante.

¡Que cosita más rica y apretadita... mmmmmmmmhhhhhhggggg... tómalo todo para tiiiiiiiii... estas mojadita mi perrita... así muévete... muévete más... oooooooohhhhhhh... aaaaaaaahhhhhhhhhhgggggggg... todo para ti solita!

Yo, silenciosamente me sentía agitada... quería más... mmmmmm... que rico estaba ahora... si lo hubiera hecho así antes... me sentía llenita con su miembro dentro de mí.

De pronto ya no pude más y me salió del alma un: ¡Aaaaaaaaahhhhhhggggg... mmmmmgggggghhhhhh... que riiiiiiiiiiicccccccooooo!

Y sentí que llegaba al orgasmo más delicioso que hubiera sentido, aún cuando me masturbaba. Y me derrumbe totalmente extasiada. Ya no daba más.

Y con mi trasero aún alzado enfrente a su miembro, el lo saca de mi vagina, y lo lleva a mi trasero. Lo coloca a la entrada y comienza a empujar muy lentamente.

Me dolía, y la verdad es que me dolía bastante. Pero como me sentía tan gratificada con el orgasmo que había tenido, me quedaba quietita.

Pronto sentí que entraba la punta de su miembro en mi ano. Y tomándome nuevamente de las caderas empieza a empujar cada vez mas fuerte.

¡Me dueleeeeeee... por sácalo de ahí... así noooooooo! Gritaba yo.

Pero él hacia oídos sordos. Y de un golpe, tomándome firmemente de mis caderas, empuja y me hunde totalmente en mi ano su miembro.

¡Ahhhhhhhhhggggggyyyyyyyyy... nnnnnoooooooo... duele... por favor... duele... no más... sácalo... por favor... aaaaayyyyyyyyyy!

Pero el se queda quieto, y hace que baje mi trasero y se recuesta sobre mi espalda con su miembro dentro de mi ano.

Empieza a moverse, muy lentamente. Entra y sale. Me toma de las tetitas y las estruja delicadamente. Con su boca muerde mi cuello, mi hombro, lame mi espalda. Sus movimientos son cada vez mas rápidos.

¡Mmmmmmm... que rico... es tan apretadito como tu conchita, mi perrita! ¡Veras que cada vez te gusta más! ¡Eres solo mía, y nadie será antes que yo, tu dueño!

¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhggggggg... mmmmmmmmgggggggg... ahora... aprieta tu hoyito... asiiiiii... que agradable... aaaaaaaaaahhhhhhhh... cómetelo todo mi perrita... aaaaahhhhhhhhhhgggggggg... ya viene... ahora... ya....ya...ya... ya viene... ahora síiiiiiiii... ssssssiiiiiiii....mmmmmm aaaahhhhhhhhggggggg!

Y sentí que derramaba en mi hoyito, su semen, dejándome toda mojada.

Ya rendida con todo lo que me había hecho, trate de decirle que me dejara ir. Sabía que se negaría, pero resultó que ahora si me dijo que bueno, pero antes me pidió que le chupara su miembro si yo quería.

En vista de que, me había hecho llegar a un orgasmo tan rico, no me quedo más que obedecerle, para que me dejara ir.

Y parándose a mi lado, hace que me hinque frente a él, y tomo con mis manos su miembro y lo llevo a mi boca. Lo beso. Luego lo introduzco en mi boca y comienzo a chupárselo. Entraba y salía de mi boca. Hasta que después de pasar mi lengua por la puntita de su miembro, siento que me descarga su semen, el cual trago, ya sin que me obligue a ello.

Luego, me visto con lo que queda de mi ropa, y él también, entonces me abraza y me besa.

La próxima semana te esperare aquí mismo para que vengas, si tu quieres hacerlo. Y te enseñare, otras cositas más ricas. ¿Lo quieres?

Agachando mi cabeza, le digo que si, que estaré allí la semana siguiente, a la misma hora.

Y después de despedirnos, retomo el camino a casa.

Y pienso, en lo que ha ocurrido, y creo que ahora será todo distinto.

Cuando llegue a casa, y vaya a acostarme, le daré el mejor strip tease a mi primo, para luego, acercar mi cara a la pared, que divide nuestros dormitorios, y hacer gemidos como si me estuviera masturbándome, para excitarlo y en una de esas se decide y va a mi dormitorio.

Con cariño para ustedes ximena96@hotmail.com