Joel, el segundo amante de mi adorada esposa
Ya después de Arturo, mi adorada Almira le agarró el gustico a la variedad...
Antes de comenzar a relatarles la historia del segundo amante de mi esposa debo hacer algunos comentarios preliminares.
Almira es la segunda de cuatro hermanas: Victoria, Almira, Milena y Beatriz.
Para la época en la cual mi mujer era amante de Arturo, vivía con nosotros Beatriz, la menor de sus hermanas, que se había venido a Caracas para sus estudios universitarios.
Ya incluso antes de que comenzara a "enfriarse" la relación con Arturo, Almira me confesó que le gustaba mucho un compañero de estudios de Beatriz que solía venir a nuestra casa a estudiar con ella.
Beatriz por su parte tenía su novio pero éste estaba mucho más adelantado en los estudios, ya casi culminando la carrera.
El joven compañero de estudios de Beatriz, de nombre Joel, tenía 23 años y era un chico alto, delgado, muy apuesto.
Yo animé a mi esposa a que lo sedujera, al principio tenía ciertas reservas debido a la juventud del chico, al hecho de que fuera compañero de su hermana pero poco a poco calmé sus temores y la animé así que finalmente puso manos a la obra
Como Beatriz trabajaba medio tiempo, cuando venia a estudiar a nuestra casa, Joel casi siempre llegaba unos minutos antes que ella.
Almira aprovechaba esos minutos para recibirlo con mucho cariño y disimulada coquetería cuando le servía un café, agua o refresco lo rozaba con sus espectaculares tetotas o se inclinaba un poquito demás para que él pudiera atisbar en su escote, se sentaba frente a él y haciéndose la descuidada le mostraba sus piernas y algo más y disfrutaba viendo la aparente incomodidad de Joel por el bulto que crecía entre sus piernas
No obstante, el chico, a pesar de que mi mujer notaba que la deseaba, no se atrevía a hacer ningún avance así que Almira decidió hacer una jugada final antes de darse por vencida
Una tarde de un martes cualquiera, mientras Joel esperaba que llegara Beatriz, mi esposa lo llamó a la cocina. Al entrar, Joel vio a mi mujer que se empinaba tratando de colocar un bol en la repisa más alta de uno de los gabinetes, ella lo miró y le dijo "ay mi amor ayúdame aquí que no alcanzo".
Joel se colocó detrás de mi mujer, pegado a ella, tomó el bol de sus manos y lo colocó fácilmente en la repisa. Almira en el momento giró sobre si misma quedando pegada frente a Joel y diciendo "gracias" con una sonrisa de lo más seductora le dio un besito casi en la comisura de los labios.
¡Eso fue el detonante! El chico ya no pudo controlarse más y abrazando a mi mujer comenzó a besarla y ella le correspondió.
Joel besaba a mi esposa casi con desesperación al tiempo que con sus manos estrujaba sus tetas, luego bajó para apretarle las nalgas y finalmente metió su mano bajo su vestido y le acarició la cuca por encima de la pantaleta mientras mi esposa le palpaba el duro bulto bajo su bragueta.
Cuando Joel tocó el borde de la pantaleta para tratar de meter su mano Almira se la sujetó y le dijo entre besos "¡aquí no papi! ¡Mira que puede llegar Beatriz o mi marido!" y poco a poco, entre besitos, logró zafarse del abrazo y comenzaron a tranquilizarse y a alisarse las ropas y cabellos pues, en efecto, Beatriz llegaría en cualquier momento.
Volvieron a la terraza y se sentaron de lo más modositos, como si nada hubiera pasado, pero en los minutos hasta que llegó Beatriz acordaron para verse el viernes en la mañana y pasar el día juntos.
Almira le recordó al chico que debían ser extremadamente discretos y luego le sugirió pícaramente que fuera al baño y se acomodara un poco pues su enorme erección era más que evidente. En efecto Beatriz llegó mientras Joel estaba en el baño, seguramente masturbándose.
Ya todo estaba cuadrado, la jugada de Almira había funcionado a las mil maravillas
Para el viernes mi esposa se depiló por completo la cuquita y se puso ropa íntima de lo más sexy: un conjunto de pantaleticas negras tipo tanga de vaporoso encaje, brassiere haciendo juego, liguero y medias.
Se encontraron, según lo acordado, en el estacionamiento del C.C. Chacaíto, mi esposa se pasó al carro del chico y éste enfiló presuroso hacia un motel de la carretera Panamericana.
Al entrar a la habitación el joven comenzó a besar a mi esposa y le faltaban manos para acariciar sus redondeces. Entre besos y caricias Almira logró quitarle la camisa al chico y luego le desabrochó el pantalón y logró extraer su pene.
El joven estaba muy bien dotado, bastante más que yo o que Arturo, según me contó mi mujer, con un pene de unos 20cms de longitud, curvado hacia arriba y que se iba ensanchando desde la cabeza hasta hacerse considerablemente grueso en la base.
Almira desabrochó y dejó caer su vestido y Joel casi se desmaya al ver a mi esposa en pantaleticas y liguero frente a él.
Mi mujer disfrutó el momento y la impresión que le causó al joven y de una manera particularmente coqueta y seductora se desabrochó el sostén y lo dejó caer al piso, luego dio un paso adelante hasta quedar pegada a él quien finalmente reaccionó y de una manera muy suave, como si no pudiera creerlo, comenzó a besar, chupar y acariciar las estupendas tetas de mi esposa mientras ella acariciaba su pene.
Pasados unos instantes mi mujer se puso de rodillas y comenzó a besar, lamer y chupar el guevo del joven que suspiraba y gemía mientras acariciaba la cabellera de mi esposa. Almira se esmeró en darle una estupenda mamada al chico, acariciaba y lamía sus bolas y hacía esfuerzos por tragarse al máximo el guevo, cosa en lo que ella es experta. Finalmente, cuando sintió que el chico estaba próximo a acabar ella se puso de pié y dándole un besito le susurró "no quiero que acabes todavía" para luego acostarse en la cama con una pierna doblada la cual abría y cerraba seductoramente, como mostrándole el exquisito manjar que le ofrecía.
Joel terminó de quitarse la ropa enrollada en sus tobillos así como los calcetines y zapatos y se metió a la cama junto a mi esposa para comenzar a besarla con pasión mientras le acariciaba la cuca por encima de la pantaleta. Cuando finalmente descendió y le bajó las pantaletas a mi mujer el joven sin duda quedó maravillado ante el plato celestial que se ofrecía ante sus ojos: aquella cuca abultadita, completamente depilada y de inmediato comenzó a besársela.
Almira dobló las piernas y se abrió al máximo para así ofrecer su cuca al chico en la mejor posición y acariciaba sus cabellos mientras él se bañaba en sus jugos y alternaba las chupadas y lamidas con metidas de dedo hasta lo más profundo de su vagina. Almira tuvo un intenso orgasmo antes que finalmente Joel subiera nuevamente y se acomodara entre sus piernas. Mi mujer le agarró el guevo y como siempre acostumbraba hacer conmigo y con Arturo, se lo frotó por la rajita para lubricarlo, luego lo colocó en la entrada de su vagina y le susurró "despacio papito que lo tienes muy grande".
Joel efectivamente la penetró despacio pero cuando estuvo totalmente dentro de ella seguía empujando como si quisiera entrar todo él en la apretadita, cálida y húmeda vagina de mi esposa que se abrió al máximo y lo abrazó con piernas y brazos y comenzó a menearse pero muy suavemente.
Cuando Joel comenzó a embestirla con más vigor Almira le susurró al oído "despacio papito despacio, no quiero que acabes tan rápido" pero el chico demostró tener buen aguante cuando mi esposa comenzó a acabar lo abrazó con fuerza y comenzó a menearse vigorosamente al tiempo que le decía "dame duro papi, dame duro, así, así, dame durooooooo" y Joel comenzó a embestirla con fuerza de tal manera que se oía el chocar de sus bolas contra las nalgas de mi esposa y apenas pasaron unos segundos antes que comenzara a inundar su vagina con una buena cantidad de leche, como le gustaba a mi adorada.
Quedaron los dos abrazados, recuperando el aliento, el chico sobre mi mujer y aún dentro de ella. Almira acariciaba las piernas del joven con sus piernas enfundadas en las medias lo cual parecía encantarle y al mismo tiempo le acariciaba la espalda mientras el aspiraba el aroma de sus cabellos y su cuello.
Mi mujer hacía latir su vagina que conservaba adentro el guevo de Joel y que con el vigor que da la juventud- no tardó en comenzar a endurecerse y crecer hasta llenar nuevamente la cuca de mi esposita.
A mi mujer le encantan los polvos posteriores al primero pues le da muchísimo placer que le "batan la chicha", es algo que le encanta y con Joel fue especialmente delicioso pues a pesar de que le había brotado una considerable cantidad de leche que resbaló por su rajita y su culo hasta formar un pocito bajo sus nalgas aún conservaba otra gran cantidad de semen fresco en lo más profundo de su vagina pues el joven eyaculaba generosamente.
Almira sujetó las nalgas del chico y lo guiaba en sus movimientos, marcando el ritmo, suave, mientras ella se abría al máximo para que la penetración fuera lo más profunda, éste segundo polvo fue más pausado, disfrutando ambos el uno del otro y se prolongó por largo rato de tal manera que mi mujer tuvo dos orgasmos antes del tercero durante el cual Joel también acabó junto con ella añadiendo una nueva y abundante cantidad de semen a la que mi esposa ya tenía en su vagina de tal manera que cuando el chico la desmontó le brotó tanta leche que muy a su pesar- tuvo que levantarse e ir al baño para secarse un poco.
Joel le contó a mi esposa lo mucho que la deseaba desde que la vio por primera vez pero que no se atrevía a insinuarse, le aseguró que muchas veces se había masturbado pensando en ella y que el día que finalmente la besó en la cocina creía desmayarse de tanta emoción. Conversaron durante un buen rato, entre besos y caricias hasta que Almira le pidió que se lavara pues quería chupárselo y naturalmente el joven acudió presuroso al baño.
Mi esposa estuvo largo rato mamándoselo hasta que finalmente se incorporó y se ensartó ella misma y comenzó a cabalgarlo. Joel se daba banquete con las tetas de mi mujer mientras ella lo cabalgaba rítmicamente deteniéndose cuando lo sentía al borde del orgasmo y así tiraron durante un largo rato hasta que finalmente el chico no pudo más y casi le suplicó a mi esposa que lo dejara acabar y ella lo complació gustosa pues por su parte ella había acabado varias veces.
"¡Juventud divino tesoro!" ese día Joel se cogió cinco veces a mi mujer, la cuarta vez, ya lleno de confianza y tomando la iniciativa, la puso en 4 al borde de la cama y la penetró profundamente mientras la sujetaba por las tetas y con las embestidas le brotaba la leche de las tres cogidas anteriores resbalándole por los muslos hasta empegostarle las medias pero ella feliz!
La quinta cogida no estaba en los planes pero Almira se puso nuevamente a mamarle el guevo al joven y una cosa trajo la otra, sin embargo, fue quizás la más intensa pues, como era de esperarse después de haber acabado cuatro veces, Joel demoró muchísimo y a ratos se tenía que detener en sus embestidas para recuperar el aliento y mi querida esposa por su parte se meneaba ferozmente para tratar de apresurar la corrida del joven pues sentía que tenía la cuca inflamada .
En el camino de regreso cuadraron para verse nuevamente tan seguido como les fuera posible. La aparición de Joel con su vigor juvenil marcó el fin de la relación de mi mujer con Arturo pero claro, ella salió ganando.
Durante casi tres años Joel disfrutó de mi esposa innumerables veces, no llegaron a tener sexo anal porque él nunca se lo propuso y a ella le daba vergüenza sugerirlo pero si que recibió su leche por todo su cuerpo. Si bien a ella lo que más le gusta es recibirla en lo más profundo de su vagina, a él le excitaba acabarle en la cara, en la boca o sobre sus maravillosas tetas y ella lo complacía de vez en cuando de tal manera que saboreó e incluso tragó su leche en varias ocasiones.
Finalmente Joel se sacó el premio gordo pues cuando ya estaban por graduarse Beatriz le planteó a mi mujer que, aunque tenía su novio y ya estaban en planes de casamiento, a ella le gustaba Joel y le provocaba tener una aventura con él.
Almira la animó y en efecto, Joel terminó gozándose varias veces también a mi cuñadita, la menor de las hermanitas de Almira si bien ella, Beatriz, jamás llegó a saber que Joel se había dado banquete con su hermana Almira, toda una señora casada!
Tras la graduación Beatriz se casó con su novio de hacía años y Joel se fue a ejercer su profesión en Maracaibo, de donde era oriunda su familia así que Almira se quedó sin amante pero no por mucho tiempo .