Jodiendolo todo 2

Barajaba las mil cosas que se joderían si cruzábamos la línea, a cada caricia más delgada, que a duras penas separaba a las compañeras de piso de las amantes

  • Qué haces esta noche? – me preguntó Alejandra un viernes cualquiera

  • Nada, me quedo en casa

  • En serio? Tú en casa un viernes?

  • Si nena, no soy una máquina de salir, también me quedo a veces en casa – contesté divertida

  • Pues propongo que pillemos cervezas y veamos una peli

  • Compro! – dije saltando del sofá.

Fuimos al super por unas cervezas, volvimos a casa y mientras preparábamos la cena nos bebíamos unas cervezas; cuando llegamos por fin al sofá a poner la peli íbamos las dos un pelín más relajadas de lo normal. Alejandra eligió la película, lenta y silenciosa, las cervezas se sumaban y mi día había sido largo; estábamos más que cerca, era enero y hacía frío, así que tiré de la manta para taparnos, comencé a adormecerme al tiempo que ella se amoldaba a mi posición.

Me desperté de un sobresalto ¿cuánto tiempo habría pasado? Alejandra se había movido hacia atrás, casi recostándose sobre el sofá por completo y dejándome sin apoyo, no estaba dormida ni completamente despierta, me hizo una seña con la cabeza al tiempo que me halaba, me dejé caer detrás suyo, amoldándome yo a su posición ahora. La peli seguía impasible, silenciosa, paisajística; habíamos entrado en un estado intermedio entre el sueño y la realidad.

La tomé de la mano, en mi mente todo ocurría inocentemente, el sueño y el alcohol habían disipado mis barreras y mi constante prevención por su cercanía se había adormecido también. Nuestras manos se tocaban con velocidad cero, en algún momento llegué a sentir que todo mi ser se convertía en mi mano y todo su ser se reducía a la suya; no sé decir cuánto duró ese momento ni la profunda complacencia con la que me entregué a él.

  • Me duele la espalda, me das un masaje? – su voz era casi un ronroneo, a pesar de su petición no hizo el más mínimo esfuerzo por acomodarse para que yo pudiera darle un masaje normal

  • Vale – el sopor tampoco me permitía moverme, así que aparté mi mano de la suya y comencé a tocarla.

No sabía muy qué era lo que esperaba ella del supuesto masaje, así que recorría su espalda con caricias y presiones de fuerza medida, oía su respiración acompasarse hasta que pensé que se dormía, a mi el sueño me venció así que eventualmente dejé de moverme.

-          Por qué paraste? – me dijo mientras se incorporaba, despertándome – puedes darme un masaje en las piernas ahora?

Volvió a recostarse en el sofá. En ese momento desperté del todo, no sé por qué decidí seguirle la corriente, si lo más fácil habría sido pararme de allí e irme a mi cama, era lo que una persona sensata habría hecho, el caso es que no lo hice. Seguí tocándola tal y como había pedido, la relajación de minutos atrás comenzó a convertirse en tensión, tensión sexual.

Sé que mis manos pasaban por sus piernas, peligrosamente cerca de su entrepierna sin tocar nada indebido, pero tocándola con la absoluta consciencia de estar provocándola. Mis dedos se enredaban en el elástico de su pijama, pasaban bajo su camiseta, hacían círculos en su estómago por momentos infinitos. La película había dejado de importar hacía mucho tiempo y ahora solo podía atender a su respiración y la leve tensión de sus músculos cuando mi mano alcanzaba la parte baja de su espalda que para alguien que solo daba un masaje habría pasado desapercibida.

Por primera vez pensé en la mujer que tenía ente brazos sin pensar que era mi compañera de piso, por primera vez la vi realmente, bajo la poco romántica penumbra de la tele… y me gustó… me gustó la tranquilidad de su media sonrisa, la aparente inocencia con la que me había llevado hasta ese momento y el descaro que demostraba pidiéndome con todo su cuerpo que la tocara, y confirmándomelo de viva voz si se me ocurría parar. Alguno de esos pensamientos me asustó, de un momento a otro me corté, y paré en seco.

Me interrogó con la mirada, yo respondí tan fría como quien está a tiempo de no cometer un gran error. Se acercó peligrosamente a mi boca, podía sentir su aliento en el mío; mientras su cercanía era un desafío, sus ojos me miraban con absoluta ingenuidad ¿cuánto tiempo íbamos a aguantar este juego de provocadora inocencia?

  • Vamos a la cama – finalmente dije, rompiendo el momento mientras me incorporaba a medias, con la esperanza de escapar de las sensaciones abrumadoras que me estaban embargando.

  • Duerme conmigo, hace frío, no quiero dormir sola – me lo dijo al oído sin ninguna lascivia pero erizándome cada milímetro de la piel.

Se levantó, me tomó de la mano y me guió a su habitación, a su cama; yo iba absolutamente desconcertada. Antes de darme cuenta estábamos abrazadas bajo las sábanas; ahora era su turno: me tocaba torpemente, con la misma estrategia que yo había usado, metiéndose donde mi pijama le permitía entrar, quedándose un segundo más de lo que se habría considerado una caricia de amiga.

Tenía la mente absolutamente nublada por un sentido de inminencia que no recordaba que me hubiera producido ninguna otra mujer; no dejaba de preguntarme cual sería el catalizador de ese momento extrañamente erótico pero inocente que estábamos teniendo. Al mismo tiempo barajaba la responsabilidad, la confianza, la buena convivencia y las mil cosas que se joderían si cruzábamos la línea, a cada caricia más delgada, que a duras penas separaba a las compañeras de piso de las amantes.

Volví a sentir su aliento sobre mis labios, me miraba fijamente como reclamando, mi cabeza iba un paso adelante y cuatro atrás; no me decidí a cubrir la distancia mínima que me separaba de su boca. Por lo visto era la noche de los instantes eternos, pues pudieron ser horas esos segundos en los que acordamos silenciosamente que nada pasaría.

  • Bona nit cariño – me dio un beso en la frente y se fue al otro lado de la cama.

  • Bona nit – respondí con desgana mientras sentía que un cabreo sordo se me instalaba en el cuerpo, no podía saber si el blanco de mi rabia era ella o yo misma; en ese momento ni siquiera me imaginaba que esa sería la pregunta que me haría más constantemente de allí en adelante.


Gracias por los comentarios!