Jodiendo con Edward Cullen (2)

Me encuentro en mi baño, disfrutando de haberme librado de mis delirios, pero mi cuerpo se siente extraño mientras mi mente recuerda un sueño extraño, donde ese vampiro me viola.

jodiendo con Edward Cullen (2)

El tempano que no se derrite, otorga en si un placer único, que distorsiona tus sentidos y perfora tus nervios. Solo él puede darme tal éxtasis; o es acaso mi cuerpo, que vive en una fiebre eterna, el único capaz de obtenerlo.

[…]

CONTUNUACION de la primera parte

  • Te eh dicho que me encuentro bien, papá.

Ya es de mañana, o por lo menos eso dice el reloj pues por la ventana no se puede ver más que la eterna penumbra del cielo perpetuamente nublado de La Push. Estoy en mi cuarto y trato de levantarme de la cama, pero mi padre me pide que repose. Solo han pasado 4 días desde que tuve ese accidente en la moto. Trato de no pensar en ello, mi mente no es un lugar seguro.

  • Vamos Jake, hazle caso a tu padre, debes descansar –Quil me toma del brazo y me regresa a la cama. Embry y el han llegado desde temprano a ver como sigo, al parecer se consumen en culpa por lo que me paso. Si no me hubiesen dejado esa tarde tal vez no habría tomado la moto y sufrido ese accidente, tal vez no estaría aquí acostado… tal vez… tal vez no habría experimentado aquel placer.

"¡DEMONIOS! NO PIENSES EN ESO". Mi mente no puede evitar trabajar, me vuelvo loco, puedo escuchar su voz de terciopelo riendo a carcajadas. Ese maldito chupasangres, todavía debe estar por ahí, escondido, espiándome, acosándome. La sensación de estar siendo observado, me enerva, me esta sacando de control.

  • Vale, esta bien. Pero déjenme en paz, podrían hacer el favor de salir me voy a cambiar y a tomar un baño.

Me miran con desaprobación y preocupación, pero salen del cuarto a regañadientes. Sam Uley y su pandilla esperan afuera; al parecer tienen asuntos conmigo. Supongo que les debo el que me hayan encontrado, en donde sea que haya estado metido. No recuerdo mucho de lo sucedido, un momento me encontraba en la carretera y en el otro estaba acostado, sobre una cama que desconozco. Desnudo.

  • "Desvestirte fue la mejor parte de todas" –

La misma voz perfora mi mente, es un susurro en el aire que solo yo puedo oír. Pienso: "Maldita sanguijuela" y la estrepitosa risa hace eco en mi interior, retumbando, haciendo mi corazón latir mas rápido. Justo lo que faltaba, toco mi frente y noto que la fiebre volvió. Gracias a Dios, al menos puedo adjudicar mi locura al delirio que provoca esta fiebre. Debo estar realmente enfermo, en más de un sentido ¿Qué es esta fiebre que sufre mi cuerpo? No lo logro comprender.

Me desvisto lentamente, la sensación de que alguien me observa se intensifica, puedo sentir el morbo inundar la habitación. Siento escalofríos en la nuca y todo mi cuerpo se estremece. Me meto en la ducha y abro la llave de agua caliente, que rica sensación, aunque apenas logro sentir la temperatura del agua la cual no es más alta que la de mi propio cuerpo. Es realmente relajante, por alguna razón me siento cansado, debe ser por aquel raro sueño que tuve anoche, ya se a hecho costumbre que mis sueños sean extraños, casi siempre sueño de mis amigos trabajando conmigo en el garaje o también sueño repetidamente que me encuentro en el bosque, en la noche, corriendo contra el viento tan rápido que me es dificl ver distinguir los arboles que pasan a mi lado.

Mi mente empieza a recordar. Ayer pase todo el día recostado, Embry y Quil estuvieron conmigo todo el día hasta que dieron las 5 de la tarde, de igual manera que en esa día, se excusaron y me dejaron para que pudiera descansar; pero la verdad es que estoy intrigado con este par, siento que se traen algo entre manos y no se que es. Llegada la noche me quede dormido profundamente; en mi sopor soñaba con aquella figura en la oscuridad, parada alado de mi cama, me observa dormir. Sus ojos dorados brillan en la oscuridad y me miran cautelosos, como los de un león cuando asecha a su presa esperando el momento oportuno para saltar y sorprenderla; acercándose lentamente.

Siento que alguien se posa sobre mi cama, mi corazón palpita rápidamente bombeando sangre a todos los rincones de mi cuerpo, mi temperatura se incrementa y hace más torpe mi respiración. La sangre llega al punto en que comienza a hervir y mi cuerpo empieza a transpirar, caliente, evaporando el sudor al contacto con el aire. Mi camisa se empapa en mis jugos provocando que se adhiera a mi cuerpo marcando mi joven pero, debo alardear, bien desarrollado cuerpo, mi depredador lo percibe y se acerca.

¿Que sucede con esta regadera? ¡El agua es cada vez mas fría! No, ese no es el caso; mi cuerpo esta cada vez más caliente. No solo mi mente recuerda el sueño, también lo hace mi cuerpo, abajo percibo una fuerte tensión; mi pene ha empezado a excitarse; no puedo evitar notar lo rojo que se ha puesto, lo toco y siento un intenso dolor, el cual resulta placentero a la vez, no puedo evitar ahogar un gemido: ¡DIOS! Mi verga esta al borde de la sensibilidad pero no me explico por que. ¿Fue eso solo un sueño verdad? Me concentro en recordar.

La sangre fluye por mi rostro y lo calienta, esta al rojo vivo. De repente una briza helada sopla en mi cara, mis ojos se abren de inmediato y veo el rostro de Edward Cullen sobre el mío. De no ser por la tenue luz que entra por la ventana no habría podido verle, pues sus ojos han dejado de brillar y un par de perlas negras adornan sus cuencas. La bestia esta hambrienta, y yo soy su carne.

Acerca sus labios carmesí y los frota contra los míos. Nos unimos en un beso apasionado, froto mi incandescente lengua contra la suya helada, mi cerebro no es capaz de procesar este delicioso placer, trabaja a mil por hora al punto que empieza a doler. Lo tomo por los brazos y lo acerco cada vez mas, sus miembros son tal como los recuerdo, poblados de hermosos músculos duros como la roca pero su piel es suave y tersa.

Libera sus fuertes brazos y ahora soy yo el que es sumiso de su cuerpo. De un brinco se posa sobre mi cuerpo y abre mis piernas para depositar las suyas en medio. Hago uso de mi fuerza y levanto mi cuerpo a la altura de su pecho, todavía entrelazados puedo sentir su bulto frotar contra del mío, aun no logra una erección lo cual me irrita pero aun así su verga es tan grande que me vuelve loco.

Arranco su camisa con todas mis fuerzas dejando ver un pecho monumental, de fuertes y marcados músculos, su piel es de un color pálido. Miro sus pezones que son grandes y rosados, se ven tan apetecibles que no lo pienso dos veces y me lanzo contra de ellos; al contacto con mi boca, Edward lanza un sonoro gemido, los ojos se le llenan de lagrimas y su rostro se distorsiona en un exquisito deleite.

  • Jake, ¡ah mierda! Tu boca esta caliente –en su rostro se logra ver una pervertida sonrisa dejando en evidencia que su expresión es capaz de tornarse aun más hermosa.

Lamo sus pezones con increíble desesperación, les doy vuelta con mi lengua y los humedezco con mi saliva, de vez en cuando succiono suavemente lo cual lo vuelve loco y cuando menos se lo espera atrapo sus tetillas entre mis dientes y las muerdo sin compasión. Edward no puede evitar torcer el gesto en dolor y le encanta. Su cuerpo es cada vez más pesado, el placer esta robando sus fuerzas y se desploma contra la cama y con mis brazos aferrados a su cuerpo me arrastro con el hacia una nueva posición.

Lo tengo frente de mí, amansado y dócil. Con un movimiento estoy ahora sentado sobre el. Tiene los ojos cerrados y una picara sonrisa en sus labios, me saca de quicio y le doy un puñetazo en el abdomen. No pasan mas de dos segundos y me arrepiento de haberlo hecho, sus músculos son aun mas duros que una roca; Edward se revuelca en risas ahogadas bajo de mi. Tomo mis manos y las pongo sobre su pecho helado, como lo esperaba sus risas se convirtieron en gemidos de placer. No cabe duda que el calor de mi cuerpo lo saca de quicio.

Con un movimiento lento, comienzo a sobar mis caderas con el paquete de su pantalón, es tal como lo recuerdo, la verga en la que estoy sentado, es tan grande que me derrite, solo basta este lento movimiento para estremecerme, mi cuerpo recuerda su miembro dentro de mi, deseo poseerlo de nuevo, mis intestinos ruegan por recibirla de nuevo en mi interior. Noto que su palo empieza a aumentar de tamaño bajo mis posaderas, ¿es posible que pueda crecer más todavía?, al parecer si. Montar a Edward Cullen es mil veces mejor que el placer de montar a mi moto.

Abro mis ojos y me encuentro todavía en la ducha, mi verga palpita con gran fuerza. El precum escurre en grandes hilos, tomo mi mano y empiezo a masturbarme; con la yema de los dedos recojo el insipiente jugo y lo froto contra mi glande, esta todavía sensible y duele, lo cual multiplica el placer, recorro desde la base recogiendo todo el liquido que puedo y lo utilizo para abrirme paso por la abertura en la punta, dejo que mi dedo se deslice a mi interior lo cual provoca que otra carga de néctar se apresure al salir. Me concentro y trato de disfrutarlo, pero no es lo que busco, esto no me satisface, no es lo mismo; la desesperación me invade y un fuerte sentimiento de soledad se apodera de mí, necesito su cuerpo, necesito sus carias. Pienso: "donde estas mi, amo" y la risa hacen eco en las paredes.

La ira me llena por dentro y busco liberar mi coraje. No, debo tranquilizarme, debo calmarme y refrescar mis ideas; todo es culpa de esta fiebre, maldita seas. Me volteo y cierro la llave del agua caliente y con desesperación dejo correr sin desmedida la del agua fría. Pienso: "Esto enfriara mi cabeza". Pero fue todo lo contrario, el agua congelada cae sobre mi cuerpo como mil agujas, el dolor es intolerable y penetra con increíble placer. Esto es lo que quiero, esta es la sensación que busco. El frio flujo de la regadera hace que mi cuerpo recuerde con deleite el de mi escultura de hielo. Mi cuerpo se revuelca en un éxtasis y mi verga estalla en otra carga de sensaciones, no logro contenerme mas mis testículos están cargados de semen que busca desesperado alcanzar la libertad.

Las agujas caen sobre mi cuerpo causando dicha. ¿Es que acaso me eh convertido en masoquista? Tomo mi miembro entre mis manos y lo jalo con fuerza, llevando mi mano desde la base hasta la cabeza la cual tallo con la punta de mis yemas. Me voy a venir y sin aviso previo suelto la carga sobre mi pecho. Todavía pasados unos segundos los espasmos continúan obligándome a doblarme sobre mi mismo.

Tras un minuto inmóvil retomo mi postura. Pero mi pene sigue erecto, ¿es que acaso no ha tenido suficiente? Al parecer no, mi mente engaña mi cuerpo; ese sueño de anoche fue tan real que mi cuerpo se ha convencido a si mismo de que lo fue.

El miembro de Edward alcanza su cúspide, bajo de mi puedo sentir palpitar un enorme mazo que retumba contra mi entrepierna. Se levanta y me obliga a caer de espaldas, totalmente a su disposición me despoja de mi camisa y bruscamente arranca mis pijamas; el repite la acción y lo único que queda en el para ver, es su completa piel desnuda, que deslumbra al reflejo de la tenue luz que alcanza a atravesar por las nubes.

Se sienta frente a mí y abre mis piernas colocándolas alrededor de sus caderas. Con su mano derecha, toma mi palo y comienza a masturbarme; mi pequeño amigo el cual había estado implorando algo de atención desde el momento en que sus labios se posaron sobre los míos ahora se regocija y se revuelca entre sus dedos y los bolsas de carne que cuelgan bajo el comienzan trabajar a mil por hora. El semen bombea en mi interior mientras que toda mi verga revienta en estasis, es inevitable, siento que voy a perder el control y venirme a galones.

Puedo ver a Edward, su rostro expresa una completa lujuria, su mirada me observa, a m cuerpo desnudo, completamente dominado y revolcándome en placer mientras mis piernas aprisionan su cuerpo. Puede notar que mi miembro se prepara para eyacular y sus labios se giran en una enorme sonrisa diabólica.

  • No voy a permitir que acabes todavía, cachorrito –puedo percibir sus crueles intenciones en el tono de su voz.

Gira su mano y pone su dedo índice en la punta de mi pene y lo hace entrar por el orificio tapando toda salida para mi carga, los músculos de mi cuerpo empiezan a contorsionarse mientras pone otro dedo en la base de mi verga, donde comienza el conducto y aprieta con fuerza. Y comienza el orgasmo, mi cuerpo se revuelca mientras fuerza la salida de mi leche, pero Edward impide que lo logre, mientras siento que el semen se acumula peligrosamente, la presión se incrementa y bombea con fuerza, pero el no tiene intenciones de soltarme.

Desde arriba me observa con sus ojos negros llenándose de regocijo, es como un niño al cual le acaban de regalar un lindo nuevo juguete y como todo mocoso, se divierto con el torturándolo hasta sus limites. Los espasmos se cortan al comprender lo fútil de sus esfuerzos y siento regresar el semen por mi interior, pero mi verdugo no se conforma con eso solamente, pues con su mano libre a empezado a jugar con mi puerta trasera, posa su mano cerca de mis genitales, saboreando el calor que irradia. Pienso: "¿Qué acaso soy algún tipo de perro? Eh? Jacob Black!"

Desliza su dedo alrededor de mi ano el cual no podría estar ya mas caliente que ahora sufre por el contacto de su cuerpo helado, solo hace falta un rose para que se ericen cada uno de los vellos de mi cuerpo. Sin importarle un poco por el bienestar de mi cuerpo, toma su dedo y lo desliza a mi interior, empuja con fuerza y lo encaja hasta al fondo donde empieza a escarbar mis adentros. Con enorme agilidad encuentra mi próstata y con la yema de su dedo comienza a darle un increíble masaje. Mi mundo empieza a derrumbarse, ahora me encuentro gimiendo en mi almohada, tratando inútilmente de ahogar mi voz.

Recuerdo vagamente estar en el baño de mi casa, mi cuerpo ha entrado en estado coma mientras mi mente se pierde dentro de la fantasía de mis recuerdos. Mi mano derecha se encuentra sobre mi pene deslizándose al ritmo de los dedos helados que me violan mientras que la izquierda trata sin éxito, emular el acto.

Para cuando logro conceder algo de compostura ya son 3 dedos los que se deslizan por mi cuerpo. Mi vampiro toma su mano y la acerca a su cara, se encuentra empapada de mis jugos, su boca se abre y saca su lengua con la que lentamente lame sus dedos. Hubiese preferido que no lo hiciera, pues fue entonces cuando perdió el control. Su ojos se inyectaron en sangre, la sonrisa se borro de su cara dejando tras si una expresión de peligro, sus labios dejaban ver su enormes dientes. Se transformo en una bestia salvaje, hambrienta y yo, su presa, me encontraba en el peor lugar posible.

Tomo sus enormes brazos y los paso por debajo de mi cuerpo, levantándome de la cama consigo, colgando boca abajo a la altura de su enorme palo. Entonces, con la desesperación con la que un animal que no ha sido alimentado en semanas, comienza a devorar mi ano que se encuentra a centímetros de su rostro. No se si es por el placer de su lengua o por la sangre que ahora se avecina a mi cerebro, pero yo mismo empiezo a perder el control de mi mismo. Cual quiera que sea el destino que me depare, en estos momentos solo deseo ser devorado por esta bestia.

Tomo entre mis manos su enorme trozo y lo embullo en mi boca. Lo deslizo con frenesí mientras sus líquidos fluyen sin cesar a mi garganta, pero al estar boca abajo, estos se acumulan en su lugar. Este masoquista ya me ha torturado demasiado, es mi turno de regresarle el favor y sin inmutarme entierro mi lengua hirviendo por el orificio de su pene. La reacción fue inmediata, desde el fondo de su garganta se oye el rugir de un león, retumba como el relámpago y dudo mucho que alguien de Forks, Seattle o alguna otra ciudad vecina no haya escuchado tal estruendo.

La voz de mi padre se oye desde la otra habitación, puedo oír el deslizar de su silla de ruedas hasta la puerta de mi habitación, pero se encuentra cerrada con llave. Tras forcejear unos instantes desiste y va en busca de su manojo para poder entrar a la habitación. El tiempo corre contra nosotros mientras peligramos de ser descubiertos. Puedo sentir como la sangre se congela pues la adrenalina inunda mis venas y eleva varios niveles el placer, es una sensación nostálgica, la misma que experimente en aquel momento en que le vi por primera vez, parado alado de la carretera, bajo la lluvia, mojando cada uno de sus músculos.

Con enorme salvajismo me suelta sobre la cama, boca abajo, eleva mis caderas hasta la altura de la suya, pone la punta de su enorme verga en la entrada de mi cuerpo y con enorme bestialidad la ensarta hasta la base, ha perdido totalmente la noción de si, en estos momentos no es mas que un monstruo sediento de lujuria. Deja caer su cuerpo sobre mí tomando mis manos y entrelazando mis dedos con los suyos, jala mis brazos contra mi pecho y me atrapa entre los suyos. No soy mas que un perro en celo para el pues me monta con enorme entusiasmo. Mi padre no tarda ya en regresar a mi habitación, la tensión se acelera.

Con enorme agilidad mueve sus caderas con enorme fuerza contra las mías, las estrella sumergiendo su súper natural masculinidad hasta los riñones, robando toda fuerza que pudiese quedar en mi cuerpo, pero claro, aun si la tuviera, jamás pensaría en usarla para detener su embiste.

  • Más duro, más fuerte… más salvaje. Rómpeme en dos, mátame, devórame. Has lo que quieras conmigo, pero hagas lo que hagas, ¡NO PARES! –mis pensamientos llegan a su mente tan claros como si los gritara a su oído.

Dentro de su pecho puedo oír su rugir del leon al ritmo de su respiración agitada. Libera una de su manos y con la otra sujeta todavía con firmeza las mías en una llave de sumisión, alcanza mi rebosante miembro y empieza a jalar de el. Sus movimientos se aceleran y se sincronizan con los de su mano. Puedo sentir que la carga dentro de mí se intensifica, todavía los residuos del orgasmo oclusionado se encuentran en mis conductos mientras que una nueva carga bombea desde las raíces.

Esta vez mi amo no tiene intenciones de detenerme. Toma su mano y la desliza con rapidez, arriba, abajo; sujetando con fuerza y deslizando las yemas de sus dedos por la cabeza. No logro contener más la presión y mi cuerpo comienza a retorcerse. No logro conceder posible un orgasmo de esta magnitud, bombeo con potencia las dos cargas impresionadas al exterior con tanta fuerza que lastima al momento de la eyaculación, llevándose consigo todo rastro de energía restante en mi cuerpo consigo.

La mano de Edward esta empapada en mi semen, la toma y la lleva a su boca donde la lame con su lengua; sin desperdiciar ni una gota de néctar, se deleita con el sabor de mi cuerpo, alcanzo levemente a ver como sus ojos sedientos se llenan de satisfacción mientras sacia su hambre con mis jugos. Pero la bestia aun no termina y me penetra todavía con gran agilidad. Mi intestino ya no puede contenerse mas, ya ha recibido mucho castigo, y parece ser que el se da cuenta, mis jugos han regresado algo de noción a su mente y se apresura para venirse en mi interior. Su palpitante monstruo de 25 cm entra y sale con vigor ahora mas rápido, Edward me abraza con fuerza, mientras que yo me encuentro como su perro sumiso.

Me monta con gran ferocidad, incluso se para de puntitas para poder alcanzar mas altura y penetrar toda su inmensidad hasta la base. Empiezo a sentir que su paquete se hace más grande en mi interior donde el dolor ya ha rebasado el límite de la tolerancia, se prepara para terminar y si previo aviso suelta su carga en mi interior. Galones de semen inhumanamente helado se desparraman dentro de mí, sanando mis entrañas y llenándome con el inmensurable placer del alivio. Este es un ser maravilloso, solo el es capaz de lograr que mi cuerpo experimente este éxtasis. Dios debe estar orgulloso de si mismo; suponiendo claro que es su creación. Sigilosamente mi vampiro me suelta sobre la cama, mi cuerpo esta demasiado cansado, abre mis piernas y ágilmente pone su boca sobre mi ano, comiendo a toda prisa el semen que se escurre desde mis entrañas. Terminado pone la manta sobre mi cuerpo desnudo y desaparece, mientras se oye la silla de ruedas entrar por el marco de la puerta a la habitación.

Mi mente reacciona a la realidad mientras mis manos trabajan violando mi cuerpo, me encuentro todavía bajo la helada ducha de mi baño mientras siento que mi verga se revienta en sangre, no logro contenerme mas y los gemidos se escapan de mi boca mientras mi verga se desliza entre los dedos de mi manos. Cuantas veces eh de venirme antes que mi cuerpo este satisfecho, acelero el paso y siento la carga apresurarse; la siento cerca.

La carga sale despedida con enorme potencia, puedo oír los sonoros gemidos de placer inundar toda la casa. Miro hacia abajo y me percato que aun no eyaculo, no es mi cuerpo el que ha tenido un orgasmo, me apresuro a la ventana y busco la fuente de los gemidos. No veo nada a la distancia, volteo y alcanzo a ver una figura en el techo. ¡Es Edward Cullen! Esta era la sensación de ser observado que había estando sintiendo desde hace rato, el estuvo sobre el techo de mi baño todo este tiempo, mirándome a cada paso, deleitándose con mi cuerpo en la ducha mientras se metía dentro de mi mente y espiaba mis fantasías. ¡Maldita sanguijuela enferma! ¿Qué clase de persona hace eso? Eso significa ¿Qué ha estado ahí toda la noche? ¿Que mientras estaba dormido el se ha pasado despierto? ¿Observándome?

Como ya es habitual, un brote de ira inunda mi ser, pero la vista es demasiada hermosa. Tirado sobre el techo de mi casa con la camisa abierta dejando en evidencia su increíble cuerpo y su verga todavía erecta saludándome desde sus caderas. Por mi lado mi orgasmo ya no puede esperar más.

  • ¡JACOB! ¿¡Te encuentras bien!? –Puedo oír la voz de mi padre mientras se desliza por la puerta de mi baño, Quil, Embry y Sam le siguen por detrás – Hemos escuchado unos gemidos y nos hemos asustando… enormemente

Pero mi cuerpo ya no logra contenerse y me ahogo en una terrible vergüenza mientras termino por tener un orgasmo y empiezo a bombear galones de mi semen en frente de mi padre, mis amigos y una persona que ni siquiera conozco. Esto no es un sueño, mucho menos un delirio, por fin logro comprenderlo todo y así pues, pienso con toda certeza: "Maldita sanguijuela chupasangres". Mientras termino mi carga dentro de mi público impactado, puedo oír como la estrepitosa risa retumba en mi mente

FIN de la segunda parte