Joder, que puta es la guerra (8) Cardiff. 1916

Respondiendo a algunas peticiones de precuelas para esta serie. Mientras su marido esta en la guerra, la mujer se busca un sueldo extra, ¿ adivináis de que...?

Cardiff (Reino unido) 31 mayo de 1916.

Rosmary Hopkins caminaba por la calle aquella tarde, se dirigía a su lugar de trabajo en el club “ El Tiovivo” sito en el distrito de Butetown, en la ciudad portuaria de Cardiff casi nadie la conocía pues era de un pueblecito distante unas 20 millas al este, pasó frente a la estafeta de correos y recordó a su marido Ken Phaith. El bueno de Ken estaba embarcado de maquinista en el crucero Black Prince, este barco y varios más habían zarpado precipitadamente dos días antes, se rumoreaba algo de darle una buena tunda a los chicos del Kaiser en una batalla marítima, ella no hacía mucho caso a esas cosas pues tenía problemas más acuciantes.

Rosmary llego finalmente a la puerta trasera del club y llamó, instantes después Adam “el grandote” abrió y la dejó pasar diciendo:

-         Hola Rosmary, cada día estas más guapa.

-         Hola Adam, pero recuerda que cuando entro a trabajar me llamo Lola, no se te vaya a escapar mi nombre “accidentalmente”

-         ¡No te preocupes preciosa! Tú y las demás podéis estar tranquilas, la discreción es la misma para los clientes y para las monturas.

¡Las monturas! menuda tontería, pero que hacía honor al nombre del club “el Tiovivo” así estaban toda la tarde y noche arriba y abajo, los clientes variaban y las caras cambiaban pero todos venían a lo mismo, ¡Follar o ser follados! Dependiendo de cada uno y sus gustos, mientras hacia estas cábalas subió a su habitación a cambiarse de ropa y arreglarse.

Pasaron veinte minutos y Lola bajo la escalera que conducía de las habitaciones al salón del club, despertando la admiración de un cliente recién llegado que hablaba con Eva la Madame del local, el hombre se llamaba Pedro Francelli y era segundo oficial de un carguero llegado de Argentina aquella mañana, trayendo un cargamento de comida muy necesitado por Inglaterra en este su segundo año de guerra. Pedro se quedo con la boca abierta y el vaso a tres centímetros de su boca sin poder apartar los ojos de la joven mujer que bajaba las escaleras tan seductoramente sin dejar de mirarle. Este admiro a su vez a la morena de pelo largo y la calculó unos 22 años, ojos castaños sombreados de color lila, largas pestañas negras, naricilla breve y respingona enmarcada en dos pómulos altos y una altiva, casi desdeñosa sonrisa en sus bien perfilados labios  húmedos pintados de rojo cereza.

Su cuerpo era delgado, mediría un metro sesenta más o menos, pechos pequeños de pezones oscuros visibles a través de la tela de la negligé color negro semitransparente que la envolvía como una bocanada de humo, sin poder ocultar las formas de su torso ni su vientre liso, el delicioso hueco de su ombligo le atraía en especial, además de su rotundo culo y sus caderas, una mancha más oscura delataba unas braguitas también negras ocultando su sexo, más abajo se veían las piernas bien torneadas aunque algo flacas para su gusto, pero que no desmerecían la belleza de aquella mujer que con sus zapatos negros de tacón alto se le acercaba seductoramente.

Rosmary se había transformado en Lola, la necesidad en tiempos de guerra conlleva sacrificios y ella debía resignarse, durante su corto noviazgo con ken el joven marinero ella quedó embarazada y se tuvieron que casar deprisa y corriendo, ninguna de las familias tenía apenas dinero para ayudarles y la boda fue muy modesta, poco después nacieron las dos gemelas y estalló la primera guerra mundial, Ken abandonó su trabajo de marinero en un barco pesquero y se alistó en la armada donde lo destinaron de maquinista en el nuevo acorazado Black Prince.

La paga de Ken no era abundante, los gastos de vivienda y el racionamiento mas la manutención de las gemelas, la hicieron buscar trabajo y tras varias decepciones lo encontró en el club, al marido que estaba casi siempre navegando le dijo que trabajaba a turnos en una fábrica de uniformes, el simplón de Ken se lo tragó y no la preguntó nada mas, aunque a nuestra protagonista la desagradara ser manoseada y usada debía reconocer que ganaba bastante dinero, pues en el puerto no faltaban tripulantes de barcos mercantes de todas partes con las carteras y los genitales bien rellenos, estos tras algunos tragos y sonrisas se mostraban bien dispuestos a aligerarse de ambas cargas en buena compañía.

Así pues cuando Lola advirtió la mirada de admiración y deseo que la dirigía el hombre moreno y repeinado, con la piel muy tostada por el sol y el mar. Dedujo que la encargada seguramente le estaría poniendo al día del tipo de servicio y las tarifas por la cara de negociante que ponía, Lola se detuvo mirándolos y advirtió que el hombre bajo su chaqueta de marino y su camisa escondía un pecho fuerte, tenía una buena figura y parecía en buena forma física, ella se sorprendió al sentirse húmeda y algo excitada observándole, no dudó en acercarse para ser presentada por su jefa sabiendo que aquel hombre seria su primer cliente de esa noche, parecía llevar bastante dinero encima, si se lo montaba bien y el era la mitad de hombre que aparentaba, seguramente sería el único que la manoseara aquel día.

Cuando llego a su altura dijo:

-         Hola jefa ¿no nos presentas?

-         Ah sí claro, mira Lola este es Pedro, Pedro te presento a Lola.

-         ¡Hola Lola! Realmente encantado de conocerla. Dijo él en un inglés bastante aceptable, añadiendo:

-         Es usted preciosa sin desmerecer a Eva aquí presente.

-         No me siento insultada. Dijo Eva, añadiendo: -  Debo dejaros pues entran más clientes, ¿Lola querida harás compañía a Pedro? parece realmente interesado en ti.

-         ¡Cuenta con ello! Me ocupare personalmente de este hombretón.

Eva se alejo hacia la entrada, mientras Pedro y Lola se quedaron de pie ante la barra del mostrador, los ojos de ambos calibraban a su oponente mientras la tensión sexual aumentaba gradualmente pues ambos sabían perfectamente para lo que estaban allí.

Salvo por la música de ambiente y el ruido de las otras parejas que conversaban cerca, se podría decir que paso un ángel entre ellos pues durante un largo minuto no dijeron nada, hasta que Pedro exclamo:

-         Bueno pues… creo que será mejor que tomemos algo ¿te parece?

-         Si claro, ¿una botella de champagne?

-         Por mi estupendo Lola, ¿Dónde nos sentaremos a tomarla?

-         Tranquilo hombretón, allí al fondo hay unos reservados muy acogedores para poder conocernos mejor.

El hombre pidió al barman una botella de champagne, entretanto Lola le hizo una discreta seña indicándole que la llevase al reservado verde del rincón, el barman asintió casi imperceptiblemente. Ella tomo la mano de Pedro y tiró de el diciéndole:

-         Ven conmigo, nos traerán la bebida mientras nos vamos conociendo.

El hombre sin decir nada se dejó llevar hasta el reservado, este era una estancia pequeña de apenas dos metros cuadrados apenas iluminado por dos bombillas que proporcionaban una cómplice penumbra,  las paredes estaban forradas de madera oscura, contaba con largos asientos rojizos de respaldos acolchados pegados a la pared y una mesa redonda en el centro, una pesada cortina de color verde musgo hacía las veces de puerta y les protegía de miradas indiscretas.

Se sentaron juntos y charlaron mientras llegaba el mozo con la botella y las copas, este la descorchó hábilmente y escanció el rubio y burbujeante líquido en ellas mientras Pedro sacaba unos billetes del bolsillo y se los tendía, el mozo que los cogió y los contó sonriendo, se demoro unos segundos haciéndole un gesto afirmativo a Lola, saliendo de la estancia a continuación.

Pedro y Lola cogieron las copas y brindaron, bebieron ansiosamente y mientras ella las rellenaba el hombre empezó a deslizar las manos por su cuerpo, apreciando el calor de su piel y la suavidad de su carne apenas cubierta por aquella tela tan ligera e insinuante. Lola muy observadora había contado también el dinero que Pedro le dio al mozo, aquello era lo correspondiente a dos horas de “servicio completo” mas la bebida, bueno el tío la gustaba así que decidió no perder tiempo y follárselo sin demora, se lo haría pasar tan bien que le caería una suculenta propina.

Se giró ofreciéndole la copa y bebieron de nuevo, luego tras dejar Pedro la copa en la mesa se dedicó a besarla en el cuello mientras la acariciaba los pechos por encima de la negligé, ella sintió como sus pezones se erizaban al contacto de las manos del macho,  cerrando los ojos y dejando que su cuerpo reaccionara ante las caricias del desconocido. Durante unos minutos se dejo tocar sin tomar la iniciativa, pues era su manera de saber si su ocasional amante era bueno ó egoísta en lo referente al sexo, con este no quedaría decepcionada pues casi enseguida la hizo suspirar a base de suaves y sabias caricias en sus pechos, cuello y orejas.

Lola sintiéndose caliente, pasó a toquetearle el paquete sobre el pantalón calibrando el tamaño de la herramienta del hombre, sintiendo un gran bulto bajo su mano se dedico sin demora a soltar los botones de la bragueta para dejar al descubierto el miembro de Pedro, lo saco y se aparto un poco para mirar a su recién liberada presa viendo un miembro de unos 18 cm, pero bastante gordito que se erguía desafiante bajo sus suaves dedos que no dejaban de recorrerlo arriba y abajo.

Mientras ella le masturbaba, el hombre dijo entre suspiros de placer:

-         Quítate las bragas Lola, quiere verte ese coñito de zorrita.

Ella no se lo hizo repetir y poniéndose de pie se saco las bragas negras arrojándolas a la mesa junto a las copas de champagne, se detuvo junto a Pedro dejándole admirar su pubis con aquel pequeño triangulo de pelo negro  cuidadosamente recortado y bien delineado, fue acercándole el chochete a la cara pues el hombre se había inclinado para vérselo cómodamente, aspiró el perfume y el flujo que rezumaba la grieta, el olor a hembra caliente le hizo excitarse más de lo que ya estaba, cosa que noto Lola al volver a tomar el miembro ya totalmente erecto con sus manitas.

Entonces la hizo abrirse de piernas y sentarse en su regazo mirándole, mientras la abrazaba y besaba en los pechos, con sus manos bajaba los tirantes de la prenda que finalmente quedo en la cintura de la joven, pero Lola era ya demasiado experta a esas alturas de su profesión, a muchos tíos les importaba un bledo el que la profesional disfrutara o no, olvidándose del placer de ella en cuanto eyaculaban, hacía tiempo que Lola aprendió a ser la primera en correrse si un tío la gustaba para no quedarse después caliente y decepcionada, así pues no dejo que el miembro entrara en su coño sino que le dejo justo en la entrada mientras no dejaba de pajearle con las manos, el tronco del pene colocado a lo largo de su rajita se humedecía de flujo que servía de lubricación a los dedos que lo recorrían subiendo y bajando, al mismo tiempo que su clítoris era rozado por los mismos en cada vaivén que daba.

La boca de Pedro se cebó en sus pechos, lamia y mordisqueaba alternativamente ambos pezones consiguiendo ponerlos erizados mientras con sus manos amasaba y sobaba lujuriosamente sus turgentes y suaves tetas, ambos suspiraban de placer con los ojos cerrados concentrándose solamente en las sensaciones y caricias recibidas por el otro mientras el deseo aumentaba gradualmente. Lola agitaba sus caderas frotando su rajita contra el miembro y recibía al mismo tiempo el roce de sus nudillos en el clítoris, mientras Pedro la llevaba al orgasmo chupándola las tetas sin cesar, el mismo estaba disfrutando mientras jadeaba entrecortadamente con la boca llena de aquella carne suave y palpitante cuando noto llegar su propia corrida.

Ella se arqueo de placer mientras el orgasmo la hizo derramar un chorrillo de flujo sobre sus propias manos y el miembro que zaleaba velozmente, entre jadeos de placer Pedro sintió como se le empapaba el miembro y se dejo ir, de su prepucio surgió un largo y potente chorretón de esperma que llego a mojar la parte baja de los pechos que acariciaba y los siguientes empaparon el vientre de ella así como la negligé enrollada en su cintura, ambos jadearon de gusto durante unos instantes para posteriormente quedar abrazados mientras se relajaban tras aquella placentera liberación.

Ella notaba la aun pujante dureza del miembro del hombre en sus manos mojadas, supo que dada la larga abstinencia que el había tenido aun tendría marcha para rato, así que le dio un beso largo en la boca para encenderlo aun mas y cuando noto en sus manos la esperada reacción vigorosa de una nueva erección, le dijo:

-         ¿Vamos a mi habitación a seguir la fiesta?

-         Claro que si nena, iremos donde tú quieras.

Perdieron un minuto en volver a colocarse bien la ropa y coger la botella y las copas, seguidamente Lola cogida de la mano de Pedro le guio por el local, subieron un tramo de escaleras y entraron en la habitación de ella, a el no se le escaparon las miradas lujuriosas y algo envidiosas de un par de hombres dirigidas hacia la espectacular morena que se lo llevaba a la cama, sin duda – Pensó Pedro- desearían ser ellos los agraciados por las atenciones de tan sensual hembra.

Entraron en la habitación y cerraron la puerta, Pedro tras dejar la botella y las copas en la mesilla, se desnudó rápidamente sin apenas fijarse en la pequeñez de la habitación, la cama era amplia y con el típico cabecero de barrotes metálicos de la época, se fijo únicamente en Lola cuyo esplendido cuerpo claro contrastaba con el papel pintado de azulón con florituras amarillas de la pared, se había quitado la negligé y las bragas negras, mostrándose ante el gloriosamente desnuda.

Ella le devolvía la mirada mientras se acercaba a la cama, apreciando su cuerpo firme y musculado con creciente deseo, sobre su brazo izquierdo tenia tatuada la rueda del timón de un barco, su pecho lucia una frondosa mata de pelo oscuro y entre sus firmes piernas se erguía desafiante aquel miembro deseando penetrarla, ella vertió un poco de champan en las copas y le tendió una de ellas a Pedro, brindaron alegremente y se besaron entre risas, dejaron las copas en la mesilla y Pedro se giró hacia lola acariciando su firme y voluptuoso cuerpo con creciente deseo, las caricias le llevaron a sentarse en la cama contemplando el bonito triangulo moreno perfectamente recortado mientras con sus dedos estimulaba el coñito y el clítoris que estaba a punto de usar.

Lola sintió que las caricias la estaban poniendo a tope, ella acariciaba la verga del macho consiguiendo que se volviera a poner tan dura como antes, solo pensaba en disfrutar de aquella verga en su interior lo antes posible, su pose de profesional de la cama había dejado paso a su otra faceta de hembra ardiente, cogiendo un preservativo de la mesilla no tardó en colocárselo al hombre.

Pedro ya no se demoró más, notando sus dedos empapados de flujo, se coloco sobre ella y guio su enfundado miembro hacia el coño que le esperaba ansioso, entró triunfante en la cálida vagina de Lola dejándose caer sobre su hermoso cuerpo a continuación, la beso en el cuello mientras comenzaba a bombear su pene en aquel chochete, la chica suspiraba moviendo sus caderas acoplando sus movimientos pélvicos a los movimientos del hombre, demostrado su experiencia ella apretaba y relajaba alternativamente los músculos de su vagina, estrujando y liberando la polla que la rellenaba proporcionando a su dueño un placer añadido, naturalmente el ritmo de la cabalgada aumento por ambas partes pues el clítoris era rozado en cada entrada y salida de aquel falo.

Pedro se detuvo y se arrodilló en la cama sacando el miembro un instante, la cogió de las caderas y la arrimo contra el subiéndola su culete sobre sus muslos, así ella quedaba en ángulo y su vientre resaltaba más cerca del hombre, este volvió a penetrarla con ganas deleitándose con la visión de lola mordiéndose los labios de placer ante la penetración casi violenta a la que la sometió, desde esta posición alta y dominante Pedro podía ver todo el cuerpo de la chica y sin dejar de joderla elegir donde acariciarla, una de sus manos la pellizcaba los pezones y con la otra se dedico a acariciarla el vientre, pero dejando el dedo pulgar presionándola el clítoris en movimientos circulares, aquella pequeña pausa había atenuado su casi inminente corrida y ahora se meneaba algo mas despacio, rellenando a aquella hembra de carne y disfrutando de cada envite que daba, Lola por su parte estaba en la gloria pues la herramienta del hombre era de buen tamaño y demostraba saber usarla, estaba disfrutando de verdad y no solo se dejo follar sino que respondiendo a sus instintos participaba activamente contrayendo y relajando su vagina sobre el rabo que entraba y salía de ella.

La velocidad de la penetración aumentaba gradualmente, ambos pasaron de los suspiros a los gemidos y jadeos de gusto, Pedro la cogió los muslos con sus manos levantándola las piernas e inclinándose hacia ella sin dejar de arremeter contra su chochete, la penetración se hizo más profunda sus vientres se tocaban en cada arremetida ella sentía los huevos duros del hombre golpeándola el ano, el prepucio debía estar rellenándola la matriz y la sensación de placer se hizo tan tremenda para ella que se corrió jadeando y gritando de puro gusto, el dejo de sujetarla las piernas para poner las manos en la cama a ambos lado de su cabeza apoyándose en sus hombros, ella seguía en plena corrida sintiendo aun las arremetidas del hombre en su interior, solo apoya de los riñones a la cabeza y con su culo contra las caderas de el vigoroso macho que la estaba usando, sus piernas se agitaban en el aire y ella le abrazaba como buenamente podía, las arremetidas de Pedro se volvieron mas rápidas y vigorosas hasta que finalmente se corrió dentro de Lola, enviando una catarata de esperma caliente a su interior afortunadamente protegido por aquel condón, aun así ella noto perfectamente el calor y la potencia de sus chorros contra la matriz, sabiendo que sin aquella protección el tío sin duda la habría preñado.

Descansaron un momento mientras reían y bebían champagne, charlaron durante un rato conociéndose algo mejor, luego ella miró la hora y el volvió con ese detalle a la realidad, no estaba con un ligue sino con una profesional que le costaba pasta por horas, decidió darla por detrás como colofón a una buena tarde de sexo.

Enseguida se pusieron al tema, ella saco un bote de vaselina y se lo dio al hombre, unos minutos más tarde y tras haberle chupado el miembro le puso otro condón, Pedro había estado entretanto acariciándola y masturbándola los dos agujeros con los dedos llenos de vaselina hasta hacerla suspirar y jadear de placer mientras lo chupaba, rápidamente se colocaron en la postura del perrito, Pedro se la metió en el chochete un momento para humedecer la goma según dijo, enseguida cambio de objetivo y se introdujo lentamente en el ano de la joven Lola, la cual ya acostumbrada a esas perversiones se relajó mientras el miembro entraba en su esfínter dilatándolo con su volumen, el comenzó de inmediato a dar caderazos sumiéndola la verga lo más profundamente que podía, ella vencida sobre la almohada se acariciaba el pecho con una mano mientras se metía tres dedos de la otra en su chochete que rezumaba liquido en abundancia, enviando su culo hacia Pedro para notar su miembro bien dentro y profundo, sus cuerpos chocaban por la potencia de los envites que se daban mutuamente, era tanta la pasión que pusieron que ambos se corrieron rápidamente, ella se empapa la mano totalmente, el eyaculo dentro de ella y seguidamente salió de su ano se quito la goma dejando que parte de aquel esperma mojara la espalda de Lola, ella se bajo de la cama y tomando el rabo aun semierecto de Pedro lo metió en su boca, chupándolo a fondo hasta dejarlo totalmente limpio.

Diez minutos después y totalmente vestidos bajaron de la habitación, el pago a la dueña del local y tras dar un beso a Lola dijo que volvería al día siguiente a verla de nuevo.

Una hora después, Lola tras ser “presentada” a otro cliente se lo estaba follando en su habitación, unas horas después y ya transformada de nuevo en Rosmary, estaba de vuelta a su casa a cuidar de las gemelas y dormir un poco, al día siguiente oyó la noticia de que había tenido ligar la batalla naval de Jutlandia, pero aparte del nombre de algunos barcos hundidos o averiados no se enteró de nada mas, volvió a su trabajo en “el tiovivo” y se volvió a follar a Pedro… además de a otros dos más aquel dia.

Una semana después le notificaron que su esposo Ken Phaith estaba dado por desaparecido, así como toda la dotación del crucero “Black Prince”

Pedro salió con su barco y jamás volvió, los submarinos alemanes hundieron bastantes mercantes aquel año.

Rosmary Hopkins dejo de trabajar en “el tiovivo” después de la primera guerra mundial, dedicándose a cuidar y educar a sus hijas.

Al estallar la segunda guerra mundial volvió a trabajar en el local, cuando finalizó la contienda en 1945 ella era la encargada, una de las gemelas trabajaba con ella.


Durante la batalla de Jutlandia el crucero de batalla “Black Prince” de 37.850 toneladas, se encontró con parte de la flota alemana mientras esta se retiraba, había caído la noche y los buques llevaban las luces apagadas para evitar ser localizados y atacados (en esa época no existía el radar) repentinamente los reflectores del crucero Thuringen y del Ostfriesland se encendieron silueteando nítidamente al “Black Prince” disparando sobre el con toda su artillería pesada, el Nassau y el buque insignia de la armada alemana el Friedrich der grosse unieron su fuego al de los anteriores, el cañoneo no duro más de cinco minutos, alcanzado según se cree en uno de los ascensores de munición, el barco estallo de repente matando a su capitán Thomas p. Bonham así como a los 820 hombres que componían su tripulación, no hubo supervivientes. Se estima que durante el (breve) intercambio de disparos murieron o fueron heridos (varían según las fuentes) 37 marinos alemanes.

Durante esta batalla también fueron hundidos los cruceros: Queen Mary, Indefatigable, Invincible, Defence y Warrior. De este hecho hacen casi 96 años y el ser humano se sigue matando sin aprender la lección.

Mis agradecimientos más sinceros al ex capitán del Juan Sebastián Elcano, Don Luis de las sierra, autor de numerosos libros como: El mar en la gran guerra, La guerra naval en el atlántico, etc. Publicados por editorial Juventud (recomiendo su lectura) leyéndolos en el metro hace años mientras iba a trabajar le enseñaron a este madrileño a amar el mar y sus gentes.

Más información de esta batalla la encontrareis como siempre en la red, dejadme comentarios si queréis pues ya sabéis que animan bastante, ¡cuidaos y sed felices!