Joder con la suegra!!!! - 6

La madre de mi novia, se ha metido en un buen fregado, y hay que intentar resolverlo.

CAPITULO VI

SORPRESA CON BERTA

Salí corriendo de la tienda, suponiendo que Estefanía volvería a casa. Me apetecía verla la cara recién follada a ver como estaba. Corrí por una calle paralela, para intentar cruzarme con ella en su calle. Todo sería que ella se fuera por ejemplo a la compra y me quedara con las ganas, pero no, al llegar a su calle, la vi entrando en la misma por el otro extremo. Nos fuimos acercando. Se la veía caminar con cierta dificultad. Seguramente tanto uso seguido de sus dos agujeros, la había escocido algo, el caso es que no andaba cómoda.

“Hola Estefanía, que tal de comprar”, la dije al llegar a su altura.

“Sí bueno, de hacer unas cosillas”, me dijo ella.

“Oye, que lo de ayer, que tanto avergonzó a Berta, yo lo encuentro muy normal, cada una está como quiere en su casa, y la verdad, es una alegría para los ojos ver ese cuerpazo”, la dije.

“Rubén, me estas tirando los trastos”, me dijo ella muy puesta.

“No, no para nada Estefanía, pero en serio, tienes un cuerpo 10”, la dije.

“Vale, pues muchas gracias”, me dijo siguiendo su camino.

Realmente no sabía si la hubiera gustado que si, que la estaba tirando los tejos. Supongo que aún la duraría el calentón del sex-shop, y quizás hubiera sido fácil ahora, pero no se trataba de eso. Si se entera Berta me la corta.

Bueno tendría que contarla esto, y la verdad es que no la iba a parecer nada bien, pero tendríamos que partir de un principio de confianza. El caso es que, por el comportamiento de Estefanía con mi colega, era evidente que siempre que se tratara de una orden de su amo, ella actuaba en total sumisión. La verdad es que aquello, abría un sinfín de posibilidades, entre ellas, el recuperar de una forma fácil y rápida el dinero gastado con el material.

Llamé a Berta,

“Hola Cari, que haces?”, la pregunté.

“Acabo de ducharme. ¿Subes y desayunamos?”, me preguntó.

“Casi mejor baja y tomamos algo por aquí. Acabo de cruzarme con tu madre, y va a creerse que la acoso, jaja”, la dije

“Y de dónde vendría a estas horas?, preguntó

“Pues de pegarse una follada de espanto”, la dije.

“Que coño dices”, me espetó.

“Pues...”, empecé a decirla.

“No, no, espera, bajo y me lo cuentas”, me cortó ella.

No tardó ni cinco minutos en aparecer por el portal.

“Que ha pasado?, ¿que decías de una follada de espanto?”, me preguntó nada más verme.

“Mira Berta, ante todo tienes que entender una cosa. Tu madre ya está en situación de sumisión. Ya está obedeciendo a su Amo, y como tal quizás haga cosas que no entiendas, pero eso ya lo sabíamos, y decidimos que era mejor hacerlo con nosotros que con el otro tío”, la dije intentando calmarla.

“Sí, si, muy bien, todo eso lo entiendo. Ahora cuéntame que ha pasado”, saltó Berta que quería saber lo que había hecho la madre.

Nos sentamos en la terraza de una cafetería y pedimos dos cafés. Me armé de valor y se lo conté de pe a pa sin omitir detalles

“Joder, mira que te dije que no te pasaras con ella, y follada y enculada por un tío que no conoce de nada.

“Bueno va a hacer peores cosas, seguramente”, la dije.

“No sé si me asusta todo esto”, dijo ella.

“Ahora no podemos parar. Si lo hiciéramos ella buscaría otro amo, y lo mismo hasta daba con el mismo. Por lo menos hay que darla un poco de caña, que se desfogue. Vamos, creo yo”, la dije.

“Sí, supongo que tienes razón”, dijo Berta resignada.

“Hoy tiene que llegar el pedido. Me pone que está en reparto. Tenemos que planificar un poco tu sesión”, la dije.

“Bueno de eso se encargará el tío del chat”, dijo Berta.

“Sí, tienes razón. Oye he estado pensando, que el dirá cosas, nosotros las haremos, pero realmente no sabremos si lo hacemos bien o no. Por eso creo que sería bueno ponerle cam, y que él vaya diciendo si hacemos bien las cosas o no”, la dije como sin querer. Me esperaba una respuesta furibunda.

“Mientras me tape la cara, y si a ti no te importa que me vea todo, pues ponemos cam”, me dijo.

Se me debió de quedar cara de tonto.

“Que pasa no quieres que me vean desnuda?”, dijo como diciendo listillo ahora que?

“No, no está bien. Sino no te lo hubiera propuesto, pero me imaginé que me mandarías a hacer puñetas al decírtelo”, le dije.

“No sé, me da un morbo tremendo todo esto, y por otro lado un pavor atroz. Pero quiero tirar para adelante”, dijo ella.

“No se hable más, Mira he comprado esto en el sex-shop”, la dije enseñándole la máscara.

“A ver que me la pruebo”, dijo cogiéndola y poniéndosela.

Se miró en el móvil, incluso se hizo algunas fotos.

“Sí, no se me reconoce. Esta vale”, me dijo.

Bueno una cosa más teníamos hecha. La verdad es que no salí de mi asombro de que hubieras sido tan fácil que tragara con lo de que otro tío la viera en bolas.

“Bueno y que tiene que hacer hoy mi madre?, al margen de haberla follado el mindungui ese del sex-shop”, me preguntó Berta, que aún la duraba el mosqueo.

“La dije que se cambiara los tapones cada dos horas desde el más fino al más grueso y cuando llegue al más grueso, cada dos horas ejercicios en el lavabo de meterlo y sacarlo para que se le vaya dilatando el ano, aunque después de la follada y enculada de esta mañana no creo que la haga mucha falta, jaja”, la dije.

“Que gracioso. ¿Y para mañana que tiene pensado el señor Amo?”, me preguntó con mucho cachondeito.

“Pues mira para mañana la mandaré su Contrato de Sumisión, para que lo lea tranquila y lo firme”, la dije.

“Y eso que es?, lo tienes ahí, déjame verlo”; me dijo Berta con su habitual batería de preguntas.

“Pues mira aquí lo tienes”, la dije mostrándoselo en la Tablet.

Contrato de sumisión

Yo, …………………………………………………….., con D.N.I. nº:_____________ en adelante, la Sumisa; en pleno uso de mis facultades físicas y mentales:

DECLARO:

1.- Que libre y voluntariamente asumo mi sumisión a Ricardo xxxxxxxxxxxxx xxxxxxxxx, con D.N.I. nº:  XXXXXXXXX - J en adelante el Amo.

2.- Que la sumisa queda a disposición del Amo, en los días, horas y lugares, que le sea indicado por este.

3.- Que la sumisa acepta estar disponible sexualmente para el Amo siempre y cuando éste lo solicite, o para cualquier otro/a que el Amo indique.

4.- Que la sumisa tratará siempre al Amo con respeto y obediencia, especialmente, sin discutir sus decisiones ni cuestionarlas.

5.- Que la sumisa velará por estar siempre en perfecto estado de salud y estético, vigilando su dieta, evitando tóxicos (tabaco, alcohol, drogas…), vistiendo ropas elegantes y femeninas, y sobre todo su higiene intima. Estas zonas intimas, deberán estar siempre libres de vello.

6.- Que la sumisa será motivo de orgullo para el Amo en todo momento, esforzándose en todas las pruebas a la que el Amo la someta .

7.- Que la sumisa deberá además dedicarse al cuidado del hogar donde convive con su marido y su hija.

8.- Que la sumisa portará siempre una joya (anillo, collar, pulsera o pulsera de tobillo) regalada por el Amo, a fin de simbolizar su contrato.

9.- Que el Amo tiene por objeto asegurar el cumplimiento de los puntos anteriores mediante premios y castigos que solamente él determinará en cada ocasión. A modo de ejemplo, un premio puede ser permitirle lamer su pene; y un castigo aplicarle pinzas de castigo en los pezones durante un tiempo por determinar.

10.- La duración de estos acuerdos es indefinida y aplicable en todo momento y situación.

11.- En todo momento y circunstancia la sumisa puede romper permanente o temporalmente este contrato, mediante la emisión de la palabra de seguridad (ROJO). Al emitir dicha palabra toda actividad se detendrá de inmediato y sin condiciones.

Todo lo cual se firma en Madrid a ……………………….  De …………………………. De 2020

Anexo I.

Límites de la sumisa:

Anexo II

A la sumisa le está prohibido tener orgasmo, sin autorización del Amo. Cuando cupule con su marido, deberá fingir el orgasmo, si está acostumbrada a tenerlos.

A la sumisa le está prohibido usar ropa interior de cualquier género, salvo en el caso de una vista a un médico, en cuyo caso usara una ropa interior de la hija, ya que ella se ha deshecho de la suya.

A la sumisa le está prohibido, tener amistades no autorizadas por el Amo. Deberá cortar de inmediato cualquier amistad que no haya sido sugerida por el amo.

Fdo.: la sumisa                                                                                 Vto. Bueno El Amo

“Flipante”, dijo Berta una vez leído, “¿y esto tienen que firmarlo todas las sumisas?”, preguntó.

“Si, digamos que da un carácter más serio a todo el asunto”, la contesté.

“Pues yo quiero firmar uno”, me dijo ni corta ni perezosa.

“Pero, Berta, en tu caso no es necesario. Va a ser un tema puntual”, la dije.

“O no”, me dijo ella.

¿Que mensaje me estaba mandando? ¿Ella también se veía sumisa y quería participar activamente?

“Eh, mira, mira hagamos una cosa. Hacemos la sesión, y si después quieres firmar un contrato lo firmamos”, la dije.

“No, lo quiero firmar antes”, me dijo.

“Pero eso implica que te entregas a mi como sumisa”, la dije.

“Si no me quieres como sumisa, me busco otro amo”, me dijo.

¿A que estaba jugando? Decidí seguirla la corriente.

“Está bien. Luego te imprimo uno y lo firmas, piénsate los límites”, la dije.

“Los límites los que imponga mi amo”, me contestó.

Joder, todo aquello me estaba empezando a superar. De no conocer casi nada del mundo de la dominación a encontrarme de pronto con dos sumisas.

“Muy bien, la dije. Dame tu tanga”.

“Como?”, me dijo ella sorprendida.

“Que te quites el tanga y me lo des. Se terminó la ropa interior. A diferencia de la otra sumisa, no tires la ropa interior, ya que ella podría recurrir a ella y si no la encontrara se sorprendería, pero no se te ocurra usarla.”, la dije, sorprendiéndome a mí mismo de la petición.

Berta se levantó en plena terraza, se quitó el tanga prácticamente sin enseñar nada, y me lo dio.

“Aquí lo tiene señor. Y esté seguro de que no usaré ropa interior sin su consentimiento”, me dijo muy entregada.

“El sujetador”, la dije

Con la misma habilidad, y la sorpresa de los dos o tres ocupantes de las mesas cercanas, que seguían con interés lo que estaba haciendo, se quitó el sujetador sacándoselo por una de las mangas, y me lo dio.

“Oye, y ¿desde cuando tienes tu estos sentimientos sumisos?, la pregunté.

“Siempre me ha gustado que me dirigieran que de alguna forma me dominaran. Muchas veces y eso no lo sabes, de pequeña provocaba a mi padre o a mi madre, para que me dieran unos azotes, o una torta. Aun siendo una cría, me mojaba entera”, me dijo un poco avergonzada.

“Sorpresas que da la vida, y yo siempre queriendo tratarte como una princesa… “, la dije.

“Bueno aun me puedes tratar como una princesa sumisa”, me dijo ella con voz de ñoña.

El caso es que, si para mí era un mundo dominar a una, dominar a dos iba a ser todo un récord.

“Bueno, bueno, sumisa”, la dije, “creo que lo más lógico es que la otra sumisa y tu llevéis un adiestramiento paralelo, y si bien no te voy a pedir que estés un día desnuda en casa, si vas a ir al sex-shop, donde ha estado la otra, a comprar igualmente unos tapones anales”.

“Y supongo que recibiré el mismo trato, ¿no Amo?”, me dijo Berta.

Se me hacía raro oírla llamarme Amo, pero más raro aún se me hacía el irla a entregar al colega del sex-shop para que la follara y la enculara. De hecho, si alguien, hace unas semanas me dice esto, le digo que se ha enganchado a alguna droga mala.

“Por supuesto, Te usara el encargado del sex-shop, igual que a la otra sumisa”, le dije.

“Si mi Amo”, dijo ella.

Ella sabía también como yo, quien era el encargado del sex-shop, habíamos salido juntos con él y con su novia, pero definitivamente estaba dispuesta a obedecer en todo.

Esto, alteraba en parte mis planes. Yo esperaba tener en Berta una colaboradora para someter a Estefanía, no una sumisa más a la que someter. Pero no quería cancelar la sesión del chale de la sierra, tener los consejos de un experto, siempre vendría bien.

“Espero que esto no altere en nada nuestra relación”, me dijo Berta.

“No tiene por qué. Esto será una nueva situación que esta consensuada por los dos”, la dije, “no quiero una sumisa 24/7, pero está claro que en este mundo que entramos tenemos que profundizar los dos. Y otra cosa que debe de quedar claro, es que en el momento en que quieras salir, no tienes nada más que decirlo”

“Piensa que, en el caso de tu madre, por ejemplo, ella no será una sumisa totalmente dedicada, ni mucho menos, seguramente llegarás tu a tener más dedicación que ella porque eres mi pareja. Mientras que no estemos en sesión, nuestra vida será exactamente igual que ahora.

“Si señor”, me dijo ella.

Pese a que originalmente había pensado irnos mañana viernes a la sierra, al final decidí dejarlo para el sábado. Por un lado, no tendríamos que llegar y calentar la casa, o al menos podríamos hacerlo más tranquilamente. Por otro lado, la visita de Berta el sex-shop, sin duda también alteraría el ritmo normal del día. Era mejor dejarla reposar, o eso pensé.

“Bueno creo que después de todo esto, tenemos que poner en orden nuestras ideas. Nos vemos esta noche para la cena con tu amiga y el novio, y comprobaré que has cumplido la primera orden”, le dije.

“Si, Amo, descuide. Hare lo que he dicho”, me contestó ella.

La verdad es que me sonaba super raro que me hablara así. Es mas no entendía nada, pero bueno, habría que probar. Ella había asumido su papel de sumisa y yo no iba a defraudarla, más que nada por el mismo argumento que con su madre. Si yo no lo hacía buscaría quien lo hiciera.

CONTINUARA