Joder con la suegra!!!! - 4

La madre de mi novia, se ha metido en un buen fregado, y hay que intentar resolverlo.

CAPITULO IV

NOS PONEMOS EN MARCHA

Al día siguiente, nos vimos temprano. Teníamos que cruzar datos, y empezar a organizar el tema en serio. Además, se supone que hoy era el día en que tenía que llamar el tal Tu Amo. Subí a su casa, no quise que ella viniera a la mía, por si acaso la payasa de Carla, la decía algo.

“Hola Cari, invítame a un café”, la dije.

“Con unos churritos?”, me dijo ella.

“No, el churro ya lo pongo yo, jaja”, la dije creyéndome muy hábil por mi ocurrencia.

La noté un brillo raro en los ojos. Quizás había estado demasiado tiempo chateando y no había dormido bien. Bueno ahora me enteraría.

De camino a la cocina, con el pantaloncito del pijama metido por la raja del culo, me vinieron a la mente mil ideas. Y ninguna buena.

Cuando volvió con los dos cafés y unas galletas, se sentó en la mesa.

“¿Bueno, que?, que tal anoche? ¿Averiguaste mucho?”, la pregunté.

“Una pasada tío. Dos o tres veces estuve a punto de salirme, porque el saludo que te hacían era Hola puta ¿qué tal? Me parecía ofensivo e incluso a uno le dije que si estaba saludando a su madre, jaja.  Pero pronto me di cuenta de que si quería descubrir algo no tendría más remedio que soportar esos piropos.

Tomé varias notas. Mira aquí están”, me dijo Berta, muy profesional enseñándome una libreta donde había efectivamente apuntado cosas.

“A ver, lo primero”; continuó,” es que el 95 por ciento, y seguramente me quede corta, lo único que buscan es follar. Lo hacen definiéndose como Amos, pero se les ve desde lejos, que en seguida te preguntan si quedas en real, si vives lejos, etc.

Luego hay quien te dice que sin cam nada, que puedes ser un tío. Y realmente, solo encontré uno que valía la pena para nuestros intereses. Me preguntó el nombre, la edad, la experiencia, me pidió que me describiera. Yo le fui contestando a todo. En cuanto a la experiencia, le dije que mi novio había alguna vez intentado hacer algo, pero que era más novato que yo, y que, al margen de unos azotes en el culo, no había hecho nada más, y que yo me había dado cuenta, que no era eso lo que quería. Me dijo que lo entendía que suele pasar, que se asociaba la dominación al juego sexual, y que son cosas muy distintas. Me explico la diferencia entre juguetona-curiosa, sumisa y esclava. Si, me dijo que, aunque no pudiera creerlo aún existía la esclavitud, y no solo la esclavitud sexual, sino gente, principalmente mujeres, que daban un año de su vida para probar la vida en esclavitud. Le dije que eso no podía ser que la esclavitud se abolió en España en 1888. Me dijo que le alegraba enormemente encontrar a alguien en el chat con cultura. Que era algo que no abundaba mucho.

Me siguió explicando, que el amo en cuestión buscaba, en cualquier caso, un rendimiento económico en la esclava ya fuera prostituyéndola, ya fuera para realizar trabajos de algún género que le evitara un sueldo, o bien pagando con su propio patrimonio.

Yo le dije que no podía creer que pudiera haber mujeres que hicieran cosas así. El me respondió, que hoy en día la gente está cansada de todo. Y que algunas ven en eso una experiencia fuera de toda normalidad. Ya ves que se apuntan a deportes de riesgo, a escape roms, a cosas que si las piensas fríamente, no tienen ningún sentido. Lo hacen solo por hacer cosas totalmente distintas a lo habitual. Por eso también los periodos de estancia como esclavas son cortos.

Yo le dije, que, en definitiva, entonces, no era más que otro deporte de riesgo, pero él me dijo que si una mujer ha estado un año prostituyéndose, luego es difícil abandonar ese mundo, y más si el Amo, no tiene escrúpulos, y se encarga de crearla adicción mediante algún método.

Yo le dije que eso estaba muy lejos de mis intenciones, que yo solo quería probar la vida de sumisión light. Bueno, resumiendo, me dijo que, ya que somos los dos novatos, si queremos conectamos un día y dirige él una sesión actuando tú de amo. Le dije que no me parecía mala idea que lo hablaría contigo y que ya le diría algo”.

“Bueno, algo de información tenemos. En cuanto a lo de hacer la sesión, no me parece mal, incluso lo veo interesante. El que nos vaya diciendo, nosotros apuntamos, y algo sacaremos en limpio”, la dije.

“No, no, si hacemos una sesión yo quiero hacerla de verdad. Primero no me parecería serio con el hombre reírnos de él así, y segundo me gustaría también saber que se siente”, me dijo la Bertita dejando con cara de gilipollas.

Yo ya no sabía si todo el mundo se había vuelto loco, o el que estaba loco era yo.

“Ya bueno, pero eso no es tan fácil. Hará falta material, sitio, que no haya nadie…”, intenté argumentarla para que se le quitara la idea.

“Lo del material se lo dije, y me dijo que no hacía falta un material específico para una sesión al nivel que queremos tener. Le pregunte que cosas serían necesarias, y me dijo, que cuerdas, pinzas de la ropa, algo para azotar o dar azotes, etc., y efectivamente son cosas que todos tenemos en casa”, me dijo demostrándome estar decidida a probarlo.

“Bueno vale y donde lo hacemos? En mi casa siempre hay gente y en la tuya también, así es que tú me dirás”, la dije tajante.

“A ver, Rubén, yo creo que es una ocasión única, poder contar con la ayuda de este hombre. En cuanto al lugar, ¿que tal el chalé de tus padres en la sierra?”, me dijo Berta.

“Sería una opción, pero hace tiempo que no vamos habría que adecentarlo”, la dije.

“A ver, vamos a hacer una sesión. No a vivir allí. No hay nada que adecentar”, me corrigió.

Mis padres tenían un chalé a 60 km de Madrid. En poco más de media hora, se puede estar allí. Nosotros no íbamos con frecuencia, mis padres decían que les daba mucho trabajo, y estaban esperando una buena oportunidad para venderlo, así es que porque no aprovecharlo antes de que lo hicieran.

“Vale, te lo compro”, la dije, “pero lo que, si tenemos que hacer es tener algo de material para entonces, antes o después vamos a tener que comprarlo, así es que vamos a hacerlo antes, además hoy se supone que el tal Tu Amo, se pondrá en contacto con tu madre, y tenemos que estar juntos, porque si manda un wasap, no hay problema, le contesto yo, pero si la llama por teléfono, mi voz no es muy femenina. Por cierto, ¿no está tu madre?”

“No, ha salido a comprar, pero se ha ido pronto. No creo que tarde”, me contestó.

Nos pusimos a mirar en internet sex-shops la zona de Bdsm o Dominación o Sado.

Es increíble la cantidad de cosas que había. Cada una para un uso específico, pero vamos que los vendían como juguetes sexuales, aunque de juguete tenían poco, dependería como casi todo de las manos que los usaran.

Fuimos haciendo una pequeña lista.

“Empecemos por los equipos de inmovilización, collar con correa, grilletes, esposas, cuerdas”, la dije a Berta.

En ese momento entró en casa Estefanía, efectivamente venía cargada con dos bolsas de la compra.

“Hola Rubén, que tempranito”, me dijo.

“Sí, tenemos que hacer unas cosillas, la niña y yo”, la contesté.

“Vale pues no os interrumpo”, dijo yéndose para la cocina.

“Vale, oye los grilletes, estos que tienen como felpita por dentro”, me dijo ella.

“Berta, no podemos comprar dos juegos, uno para ti para una sesión y otro para tu madre. Tendrás que soportar el tremendo efecto del acero inoxidable sobre tu fina piel”, la dije.

“En serio el efecto es tremendo?”, me preguntó Berta asustada.

“Ja, ja, no, pero lógicamente es más molesto que el de la felpita, como dices tu”, la contesté.

Seguimos haciendo la lista. Realmente era increíble todo lo que había para cada cosa, se ve que había una gran industria en torno al mundo del BDSM.

La confección de la lista, nos las interrumpió de golpe, un wasap enviado al teléfono de Estefanía. Aquí estaba.

“Corre, ves a la cocina, y entretén a tu madre que no la de por mirar el móvil”, la dije a Berta.

Con un millón de nervios, adopte la personalidad de ella, y corté la relación bloqueando a Tu Amo. Ahora tocaba crearse un perfil falso como si fuera él y contactar con Estefanía. Había que hacerlo rápido, aunque el al bloquearle no pudiera llamarla, el número tenía que ser el mismo que él tenía, o al menos la máscara. Joder me temblaban los dedos, para accionar la Tablet.

No me fue complicado crearme el perfil nuevo como Tu Amo. Casi lo tenía preparado. Llamé a Berta.

“Bueno hay que contactar con tu madre, pero echando ostias. Le daremos un poco largas, pero tu haz el pedido ya, vamos cerrando temas. A ver si nosotros la sesión podemos tenerla este fin de semana, y quedar con Estefanía la semana que viene, que a ella no se le haga muy larga la espera, y mientras la podemos mandar alguna tarea, así tú me dices si la hace.

Voy a empezar el wasap como empezó el otro tío, a ver ella que contesta.

“Serás guarro”, me dijo Berta dándome un manotazo en el hombro al ver lo que la había ordenado hacer, y sorprendida ante la sumisión de la madre.

“Ja, ja, me empieza a gustar esto. Ahora solo falta ver que lo cumpla. Voy a la cocina”, la dije.

“Nada de eso. Tú te quedas aquí, cerdo. Voy yo”, me dijo Berta levantándose y fue hacia la cocina.

Evidentemente yo fui detrás. Aquello no me lo perdía ni por todo el oro del mundo.

Al llegar a la cocina allí estaba la buena de Estefanía totalmente en cueros metiendo la compra en la nevera.

“Mamá, que haces desnuda?”, le preguntó Berta.

“Nada, que tengo calor, no creo que os asustéis de lo que veis”, nos dijo girándose hacia nosotros poniéndose de frente y mirándonos a los dos.

Yo la recorría de arriba abajo. Joder, me iba a gustar follarme a aquella zorra.

“Tú, fuera de aquí, vuelve al comedor”; me dijo Berta echándome de la cocina a empujones.

A regañadientes me fui, y ella aún se quedó un rato con su madre.

Cuando volvió la dije,

Oye, me has llamado cerdo, me has echado de la cocina cuando estaba yo recreándome, viendo a la putita desnuda, pues te recuerdo que tenemos una sesión pendiente”, la dije para que entendiera que lo iba a pagar, jajajaja.

“Joder, perdona, pero creo que era la reacción lógica por mi parte.”, me dijo un poco apesadumbrada.

Aproveche para comerla un poco el morro, a la vez que la tocaba el chochete por encima del pantalón del pijama.

“Me gusta más este coñito”, la dije.

“Mas te vale”; me contestó ella riéndose.

Volvimos a lo nuestro. Cerramos rápidamente el pedido. Puse como destino mi casa, ya que tenemos cajetines en el portal para la recepción de paquetes, y no hay que dar explicaciones a nadie. El importe del pedido era alto, pero yo tenía algún dinerillo ahorrado de mis prácticas, y todo fuera por una buena causa. Además, ya veríamos la forma de recuperarlo.

“Tu intenta contactar con el del chat esta noche, a ver si el puede el fin de semana. Ya tendremos casi todo el material, y cogeremos algo de experiencia para luego aplicarla con tu madre”, la dije a Berta.

“Yo mientras me seguiré instruyendo en las funciones y tareas de un Amo, que ahora tengo dos putitas a las que someter”, seguí diciéndola.

“Rubén, te la estas ganando”, me dijo Berta amenazante con la mano.

“Ja, ja, ¿oye y que le mandamos a tu mami mañana?”, la pregunté.

“Pues no tengo ni idea. Tu eres el creador de la idea, y el Amo, así es que piensa tu”, me dijo devolviéndome la pelota.

“Uhm, déjame ver”, la dije metiéndome en internet.

“¿Tu madre puede gastarse 20 euros?”, la pregunté.

“Supongo que si, claro. ¿Porqué?”, me contestó Berta.

“La mandaré a comprar a un sex-shop kit de tapones anales, de tres centímetros, cuatro, y cinco centímetros, y que se los vaya cambiando”, la contesté metiéndome en mi papel de Amo.

“Pero y eso para que?” me preguntó Berta.

“Para que vaya ensanchando el culete, para poder follarselo bien, para que demuestre su sumisión, para que pase la humillación de ir al sex-shop y pedirlo, etc, etc, etc.”, la contesté.

“No entiendo que haya que putearla así”, saltó Berta.

“Oye, esto lo estoy haciendo porque tú me lo has pedido. Si no te parece bien, lo dejamos y que se apañe como quiera”, la dije ya un poco cansado de sus continuos reproches.

“No, no, perdona otra vez, pero todo esto me tiene muy alterada. Haz lo que creas que tienes que hacer”, me dijo.