Joder con la suegra!!!! - 2
La madre de mi novia, se ha metido en un buen fregado, y hay que intentar resolverlo.
CAPITULO II
SORPRESA INESPERADA
Me fui para casa. Paja caía fijo aquella noche con las dos fotos de la suegra. Joder como estaba, y encima obediente a tope, vamos un chollazo.
Cuando llegué a casa, me metí en mi cuarto, como casi siempre, mis padres no estaban y alguna de estas locas debía estar en su habitación porque la puerta de la calle no estaba cerrada con llave.
Me tumbé en la cama, y me puse a repasar la conversación de wasap, y sobre todo las fotos de Estefanía. Lo que habíamos pensado, era una auténtica locura, pero la verdad, la posibilidad de poder follarme ese coño y ese culo, me atraía bastante.
Antes de molestarme en hacer el troyano quise ver cómo funcionaba el tema de los amos y las sumisas
Miré algunas páginas web, incluso me descargué un tutorial de Amo Novato. Había que empezar por algo. Miré también el tema de los dungeones. Y ¡OH Sorpresa! Se alquilaban.
Vaya poco a poco el rompecabezas empezaba a encajar. Aunque había un problema añadido. El precio del alquiler, que totalmente equipado, costaba una pasta.
Pero bueno al menos ya no parecía todo tan descabellado.
Mis pensamientos y reflexiones se interrumpieron de golpe.
Empecé a escuchar gemidos, en uno de los cuartos de mis hermanas.
¿Alguna de estas cabronas, se habrá subido al novio para follárselo?, pensé.
Como no, era Carla. Tenía la puerta de su habitación totalmente abierta, estaba tumbada en la cama con solo una camiseta subida hasta el cuello, haciéndose un dedo de campeonato, y aparentemente enseñándoselo a alguien porque tenía el móvil enfrente de ella, para que se pudiera ver bien todo lo que hacía. Supuse que sería con el novio, aunque tampoco me extrañaría que fuera con el primero que había conectado en cualquier chat o Skype.
No quise esconderme ni mucho menos, y me quedé plantado delante de la puerta viéndola hacer. No tengo que decir que, entre la movida de mi suegra, y ahora la hermanita, estaba que reventaba. Vi, como Carla me miraba sin inmutarse, y seguía con su rollo sin pedir que me fuera o cerrara la puerta, así es que ni corto ni perezoso, me saqué la polla y empecé a pajearme.
Carla cambio la mirada del móvil, a mi polla. Debió de pensar algo así como que mierda hacia ella haciéndose un dedo teniendo una polla al alcance, y me hizo una señal con la mano de que me acercara.
Así lo hice sin dejar de pajearme, ella tampoco lo hacía.
Cuando estuve a su alcance, me cogió la polla. Yo tumbe el móvil. No quería escenitas.
La eché mano a su coño. Lógicamente estaba chorreando, y me afané en machacarla el clítoris, a la vez que la metía un dedo en la vagina.
Lanzó un profundo gemido e hizo ademan de meterse mi polla en su boca.
“No, no”, la dije. “Solo pajearnos”
Me sonrió y volvió a acercar su boca, sin poder esta vez detenerla.
Joder la mamaba de vicio. Según la metía en la boca, con la lengua la recorría entera desde el capullo hasta lo que le había entrado en la boca, y girando la lengua para intentar abarcar lo más posible.
Poco a poco se fue incorporando, hasta sentarse en la cama, y ahora jugaba a metérsela entera en la boca. Yo no aguantaba más. Como pude me quité la ropa.
La cogí por las caderas, la giré verticalmente y me dejé caer en la cama. Ahora estábamos en la posición clásica del 69 y yo me dedicaba a comerle el coño mientras ella seguía liada con mi polla.
La verdad es que notaba sus labios en mi pubis, o sea que conseguía realmente tragarse toda la polla. Todo un portento de niña.
Su coño sabía algo fuerte. No sé si fruto de que estuviera ovulando, o que de por sí la olía fuerte, pero lógicamente no iba a hacerle ascos.
Estuvimos así un rato hasta que Carla decidió que ya estaba bien de chupeteo, y se giró sujetándome con una mano en el pecho, colocándose a la altura de mi polla con su coño, y metiéndosela sin anestesia ni nada.
“Esto no está bien, Carla, no deberíamos hacerlo”, la dije con la voz entrecortada por la emoción del momento.
“Calla tonto, y fóllame duro”, fue su respuesta.
Evidentemente no era hora de echarse para atrás, así es que empecé a hacerla botar sobre mi polla. Ella no solo se dejaba hacer, sino que también se impulsaba, con lo que mi polla entraba y salía prácticamente entera de su coño cada bote.
“Vamos puta, bota más fuerte, seguro que el maricón de tu novio es una nena follando”, le dije
“Como lo sabes cabrón lo haces mucho mejor que él”, me dijo ella jadeando.
Cuando se cansó de botar, se tumbó sobre mí pecho. Cambio los botes por frotes. Yo aproveche para darle un par de azotes, y buscarle el ano con mi dedo.
“Ah, cerdo, ¿quieres mi culito? Hazme correr por el coño y quizás te lo dé”, me dijo.
Joder me ponía enfermo, y yo ya andaba haciendo virguerías para no correrme, pero bueno unas comidas de tetas y un buen restregón con la polla bien dentro, hicieron que la putita de Carla empezara a jadear como una posesa y tuviera un corridón, que note yo sobre mis piernas y seguro que llegó hasta la cama.
Aun tardó un rato en volver a retomar el ritmo normal de la respiración.
“Que bueno tío. De los mejorcitos que he tenido en mi vida. Vaya corrida. Solo una vez antes, había mojado como ahora”, me dijo ella casi susurrándome al oído.
“Y tú no te corres?”, me preguntó.
“No, me estoy reservando para tu culito. Si me lo he ganado claro”, la dije.
“uhmmm, pues creo……. Que sí. Que si, te lo has ganado, y de decirte que vas a inaugurarlo tú. ¿Como quieres que me ponga?”, me dijo.
Era increíble la seguridad de Carla.
“Ponte a cuatro patas””, la dije.
“¿Como una perrita?, me encanta”, dijo ella poniéndose.
Me puse detrás de ella, y eché un poco de saliva sobre su ano.
“Poquito a poco, recuerda que es virgencito el pobre”, me dijo poniendo voz de ñoña.
Yo estaba convencido de que no reservaba su culo para mí, pero bueno ahí estábamos.
Le puse la punta de la polla en el ano, y empujé un poco. Dio un pequeño respingo, pero rápido se relajó y se quedó quieta. Volví a dejar la punta sobre el ano, haciendo ligeros movimientos de empuje. Poco a poco note como se iba abriendo, hasta que al final cedió y se abrió del todo. Mi capullo entró en su culo. Ella suspiró.
“Cabrón, me estas enculando”, me dijo.
“Sí, puta, pero solo te he metido la punta. Ahora va el resto. Empuja tu hacia fuera”. La dije.
Lo hizo. La polla entró sin problemas entera en su culo.
“Ya está zorra. Te gusta sentirme dentro de tu culo”, la dije.
“Si cerdo, venga fóllamelo”, me dijo totalmente salida.
Y así lo hice. Empecé a follarla el culo rápido. Ella se tocaba el clítoris con una mano. De vez en cuando se la sacaba, y se la metía de golpe. Ella daba un gritito, y pegaba su culo a mí, para que le entrara más.
Yo ya no iba a tardar en correrme, y se lo dije.
“Cerda te voy a llenar el culo de leche. Luego lo echaras en un vaso. Seguro que sale chocolate, y te lo bebes”, la dije ya totalmente desenfrenado.
“Cerdooooooooo”, me dijo, “Vamos llénamelo”.
Y así lo hice. La solté todo el chorro dentro de su culo. Ella no fue menos y echo otro impresionante chorro por el coño que este si fue derecho a la cama.
Aun estuve un rato con la polla metida en su culo.
“¿Te gusta mi culo, hermanito?”, me dijo.
Joder acababa de romper la escena con lo de hermanito, aunque realmente a mí no se me había ido de la cabeza ni por un instante que me estaba follando a mi hermana.
“¿Traes el vaso? O tenemos que ir a la cocina así pegados como los perros”, me dijo divertida.
Se lo había tomado en serio. Pues por mi no quedaría la cocina quedaba enfrente. Pegué un salto, y traje el vaso.
Lo puse en la cama, y la dije,
“Venga lista vacía”.
Se puso en cuclillas sobre el vaso y espero a que el semen saliera de su culo. Llegó a llenar el culo del vaso, bueno algo más.
Y sí, salió algo marroncito.
Y sin pensárselo dos veces se lo llevó a la boca.
“No seas guarra. Hay mierda también”, la dije.
“Mi caquita seguro que es tan linda como yo”, me dijo y se lo bebió.
Se relamió un par de veces y aun pasó la lengua por lo que quedaba en el vaso.
“Muy rico, si señor, dame un morreito para que tú también lo pruebes”, me dijo.
Aquello se estaba convirtiendo en un bacanal, pero la morreé.
Cuando termino, me dijo,
“Me voy a duchar”, se levantó de la cama y se fue al baño.
Cuando se iba hacia el baño, la vi de espaldas, y vi ese tremendo culazo que me acaba de follar. La verdad es que, pese a que se lo tenía visto en tanga, sin nada resultaba aún más impresionante.
Recogí mi ropa y me fui para mi cuarto.
La cama había quedado golosa. Tenía dos manchurrones de sus dos corridas. Eché la sábana por encima para que no se viera, antes de irme.
Me tumbé en la cama, haciéndome cruces de que hubiera sido capaz de tener sexo con mi hermana, aunque la verdad es que me había quedado como un reloj.
Cuando la oí salir me levanté poniéndome los calzoncillos y me fui a hablar con ella.
“Oye Carla, perdona, esto no debía de haber pasado. No sé cómo me he dejado llevar”, empecé a decirla.
“A que te refieres?, ¿que ha pasado?”, me dijo ella.
“Carla en serio….”, la dije.
“Mira Rubén, tu eres un macho y yo una hembra. Los machos y las hembras se aparean, tienen sexo. No pasa nada. El hecho de que seamos hermanos, es algo puntual. Tú tienes tu novia, yo tengo mi novio. No pasa nada. Lo importante es que hemos disfrutado, creo. Al menos yo mucho”, me dijo ella dándome una lección impresionante.
“Puff, a mí me ha encantado. Tanto que repetiría ahora”, la dije con voz de tonto.
“Seguramente repitamos, me ha gustado mucho como me has enculado. Has sido el primer tío que ha tenido su polla metida en mis tres agujeros, y eso como es natural hay que repetirlo, pero sin prisa. Cuando surja, ha surgido”, me dijo, dejándome helado con sus razonamientos.
Me dio una especie de pellizco en los huevos por encima de los calzoncillos, y se metió en su cuarto.
La verdad es que me dejo con una cara de tonto que no podía más.
Tarde un rato en centrarme de nuevo en el tema suegra, aunque Carla no estaba dispuesta a dejar que me relajara mucho. De nuevo apareció por mi cuarto.
“Ah, máquina, y que sepas que, durante el confinamiento, y no he sido yo, alguien más ha follado en esta casa, ahí lo dejo”, me dijo.
Iba solo con el tanga. No tenía una inmensidad de tetas, las justas, con pezones más bien grandecitos y areola rosada.
“Eh, no te vayas. No tires la piedra y escondas la mano”, la dije
Pero fue inútil. Esbozando una sonrisa de oreja a oreja, se fue por donde había venido.
Empecé a barajar posibilidades. Mis padres, no tendría importancia como para decirlo con ese retintín. Solo quedaba Emma y mi madre, pero volvíamos a lo mismo, yo no había sido, ¿entonces mi padre y Emma? Joder, no podíamos ser una familia tan degenerada.
Aunque realmente, podía ser. Hubo unos días que mi madre se fue a casa de mi abuela, porque estaba un poco pachucha, y se saltó el confinamiento para ir a cuidarla.
Por la noche, alguno de los dos pudo pegar el salto de habitación, y no nos habríamos enterado nadie. Salvo la Carlita, que está en todo.
Bueno me temía que no me iba a enterar, así es que mejor no darle más vueltas.
A ver si era capaz Carla de dejarme concentrarme un poco en lo de Estefanía.
Pues no, al momento apareció con la correa de Sansón, el perro, en la mano.
“Bueno me voy a bajar al chucho, que yo le bajo y otras…..”, me dijo riéndose y se fue.
No me jodas que Emma, o incluso mi madre, se estaban follando al perro. Bueno mi madre lo tendría más difícil porque estaría mi padre, pero a Emma no la costaría nada metérselo en su habitación, y follárselo las veces que quisiera.
Buff, mejor no darle más vueltas al tema.