Jhosua1974 una vida dedicada al sexo I
Mientras disfrutaba a escondidas con mis revistas eróticas, leyéndolas con ansias, excitación y poniéndome palote, siendo observado por aquellos mirones pervertidos, aquellos depravados que planeaban como aprovecharse de mí juventud, disfrutando de mí cuerpo a su antojo mmm.
Jhosua1974… una vida dedicada al sexo I
Antes de nada… disculpad por teneros tan olvidados. Os debo de confesar que no he estado precisamente de celibato, sino más bien todo lo contrario, aumentando de forma escandalosa mis experiencias. Como bien sabéis me considero curioso en el ámbito sexual, no suelo negarme a alguna fantasía de mis acompañantes por muy mal que suene, pues el morbo nos envuelve casi siempre. Intento quedar en mi tiempo y no adaptándome a los suyos, aunque a veces al final cedo.
Siempre he pensado que no me considero un calientapollas, pues no siempre se puede quedar o a veces hay hasta plantón, cuyas circunstancias de la vida son el mayor de los impedimentos. Debo decir que no busco amistad, aunque esa puerta siempre la dejo abierta, ya que lo mío es simplemente sexo, solo busco relaciones esporádicas. Comprendo que muchas de mis experiencias os parecerán historias de ficción, fábula o invención, pero nada más lejos de la realidad… ya me gustaría muchas veces, realizarlas con mayor tranquilidad. Puedo asegurar que todas mis experiencias, están rigurosamente basadas en experiencias experimentadas a lo largo de estos años.
Antes de comenzar os debo confesar mi condición, pues aunque no la tengo del todo definida, os digo que no soy gay… menos aún me considero, ni tampoco homosexual, ni bisexual, ni maricón, ni tampoco os puedo decir que haya o vaya salir del armario. Lo mío es simplemente… “SEXO”, siempre y en la medida que pueda con morbo, lógicamente todo tiene un comienzo y en mí caso fue por pura curiosidad, quise saber… quise experimentar y esta me llevo a gozar, me llevo a disfrutar de lo prohibido. Aquella inocencia sumada a la curiosidad por saber, fue siempre ligada de una u otra manera con morbo, claro está sin morbo no sería tan placentero el sexo, siempre al límite en aquellos años, siempre en la búsqueda por saciar mi curiosidad, lo que saciaba realmente era mi sed de sexo… mmm, no penséis que soy una maricona que le gusta que me den mimo, aunque tampoco lo rechazo.
Mirad, comencé con la temprana edad de trece años siendo mirón, incluso poco a poco mirón de mirones, pues me ponía ver como otros observaban a parejas y acababan por masturbarse. Mis gustos siempre han sido los hombres mayores, maduros o viejos, quizás sea simplemente porque con ellos me inicie, bueno para ser exacto ellos me iniciaron. Al principio fue algo casual, no fue planeado y ni me lo plantee, fue como un desliz y si lo pienso, podría ser causa de mis dudas a raíz de mi falta de vello del cuerpo, pues me decía que todo era un problema hormonal.
Aún recuerdo aquella primera vez, yo solía ser uno de esos chicos que aprovechaban su tiempo libre, no para jugar con otros chicos sino, para ir a los parques a ver revistas guarras y de paso espiar parejas. A raíz de una de estas salidas, donde me encontraba en una de tantas glorietas que hay en el interior del Parque María Luisa, glorieta que se encuentra cerca del monte Gurugú y situada por detrás de la glorieta de los Hermanos Alvares Quintero, esta glorieta no es otra que la conocida por la glorieta de los Toreros.
No me consideraba un chico apático, ni tampoco lo veían en mí, eso sí… siempre llegaba tarde a los sitio, cosa que les extrañaba sabiendo que salía de casa temprano, pero sabiendo que era de los que me paraba a averiguar las cosas, como ni repararon en saber los motivos de mi tardanza… mmm. Tras almorzar en casa, salía temprano con la excusa de querer jugar un rato antes de entrar en la escuela, tiempo que aprovechaba para adentrarme en el Parque María Luisa y dirigirme hacia esa glorieta. Tras llegar y asegurarme que no había nadie, me sentaba en uno de los bancos circulares de azulejos, bancos que se encontraba semí oculto por la vegetación y la maleza, oculto a mirones o al menos eso pensaba yo. Bueno tras sentarme, sacaba del interior de mi maleta una de mis tantas revistas eróticas que tenía, comenzándolas a ver con detenimiento y pasión, leyendo las historias con ansias, excitándome y poniéndome palote… mmm.
Ese día no era una especial, no era una fecha señalada, ni era distinto a cualquier otro, pero desde ese día mi vida iba a cambiar, pues iba a conocer a esa persona que me introdujo en este torbellino. Mirad, no sabría cómo comenzar, como describir como comenzó, solo recuerdo que estaba tan absorto en esa revista que ni me di cuenta de que ese hombre apareció. Cuando esta persona se dirigió a mí, preguntándome…
- "Ey!!!... chaval, no tienes colegio hoy".
Levante la vista de mi revista e intente ocultarla con un libro al tiempo que lo miraba sorprendido y asustado, respondiéndole…
- "Si tengo, pero aún es temprano para entrar".
Calle e intente simular, pero era tarde como para fingir. Aquel hombre que lo tengo grabado en la memoria por el extraordinario parecido a aquel protagonista de una serie policiaca de aquellos años, serie que no era otra que “Canción triste de Hill Street”, (parecido al actor Dennis Franz, joder era clavadito). Este hombre grueso… más bien barrigón, cuyos cabellos escasos y oscuros como su bigote, rondaría los cuarenta y picos de años. Siendo el precisamente quien rompió el hielo, dando conversación e intentando simpatizar. Dándome razones por la cual estaba en aquel sitio dada la hora, incluso me hacía ver que no debía de esconder la revista.
Era tan mi inocencia en aquellos días que no vi nada de malo en su comportamiento, menos aun cuando saco del interior de una bolsa una revista porno. Revista tan diferente a las mías, pues era más dura las imágenes y el texto, revista que me invito a verla juntos. Pero ver aquellas chicas practicando sexo… mmm, nos excitaba a ambos, notándolo claro esta… mmm. Llegando a sugerirme…
- “No te cortes por mí… si quieres masturbarte, somos hombres y como tal no es malo hacerlo”.
Pero calle al tiempo que movía la cabeza negándolo, pero mi excitación fue a más y no pude evitarlo, no os sabría decir cuánto tiempo tarde en comenzar a tocármela sobre el pantalón… uuufff!!!. Frotando mi mano sobre mi duro miembro… uuummm, llegando este a decirme…
- “Veo que estas muy excitado, no te molesta masturbarte dentro del pantalón”.
Calle más por vergüenza que otra cosa. Continuando este por sugerirme…
- “¿Por qué no te la sacas fuera del pantalón?. Te lo digo por hacerlo más natural y de paso sí te vas a correr, no te mancharías”.
Le conteste…
- “No gracias, además no es normal que me masturbe delante de un desconocido y encima un hombre”.
Pero cuando lo vez tan tranquilo y que toma mi respuesta como algo lógico y coherente, me quede con una sensación aun peor. Pues me quede como si mi acto no era correcto, llegando a pensar que tampoco era tan malo, pues en verdad somos hombres y sí en el tiempo que esta, no había hecho nada malo… menos lo haría ahora. Claro está el dejo de insistir, acabando este por sacarse su miembro fuera de su pantalón, viendo como ese miembro no muy grande pero si gruesa, comenzaba a desaparecer y aparecer dentro de su puño… mmm, estaba masturbándose delante de mí sin pudor alguno. Acabando yo por decidirme y sacármela fuera, pues dado mi vestuario escolar de aquel tiempo, pues no era otro que un chándal azul marino.
Recuerdo que no intento nada, pero aun así no aparto la mirada de mí miembro… mmm, cosa que en verdad a mí me ocurría lo mismo con el suyo, no porque me excitara verlo, sino por la manera en que se pajeaba… mmm. Pues mí forma de masturbarme era la de apretar mi tronco en forma circular hacía abajo, era tal mi curiosidad por la manera en la que él se masturbaba, que no pareciéndome mal llegue a preguntárselo…
- “No te duele hacerlo de esa manera”.
Me mira sorprendió y me suelta…
- “No… además es muy placentero”.
Creo que viendo mi ignorancia y aprovechándose de mi curiosidad, este aprovecho por atacar e intentar sacar algo de mí. Preguntándome…
- “¿Porque a ti te duele de esa manera?. Nadie en tu casa te ha explicado nada sobre el sexo”.
Respondiendo avergonzado y enrojecido…
- “No”.
Me mira y suelta…
- “Hombre si tú quieres, yo te podría explicar algunas cosas que deberías de saber, y enseñar como debes de hacerlo”.
Ignoró la verdad porque acepte, quizás porque en casa nadie me explicaba nada respecto al sexo, dando por sentado todo. Me miró este desconocido y me dijo…
- “Mira, lo haremos de la siguiente forma, yo te masturbo al tiempo que tú, me lo haces a mí. Fíjate bien y aprende, si es necesario repetiremos las veces que sean necesario”.
Viendo mi rostro para nada convencido, acabo por decirme…
- “Mira no te preocupes, no pasara nada que tú no quieras. Si tú quieres, me masturbo yo solo mientras tu mira y aprendes, pero pienso que de la otra forma aprenderías más rápido. De todas formas, no haremos nada de lo que tú no quieras”.
Dude al principio… claro está, pero era tal mí inocencia que tampoco vi nada malo en aquello, aparte mi curiosidad era aun mayor y era como la droga que es hoy en día, esta me incitaba a hacerlo… mmm, acabando por aceptarlo. Recuerdo que me saque mi miembro nuevamente fuera de mi pantalón, quedando este presionando mi tronco con el elástico. Viendo este seguramente de la incomodidad de mi prenda, coge y tira de mí cinturilla hacia abajo hasta dejármelo a medio muslo. Calle y no pregunte nada, quizás lo viera normal.
Este volvió a sacársela del interior de su pantalón, erecta por la excitación. Este hombre cogió mi mano derecha y se la llevo hacia su miembro, mientras el me agarro mi miembro con su mano derecha, mientras me explicaba cómo debía de cogérsela y por donde, continuando con su explicación al tiempo que deslizaba su mano a lo largo de mi miembro… ooohhh. Mientras yo, nervioso y aterrado, hacía lo propio con la suya, llegando a sentir como algo húmedo que salía de su glande… mmm, impregnaba mi mano… aaahhh.
La sensación de tener una polla en la mano que no era la mía, era totalmente extraña y lógicamente nuevo para mí, pero al mismo tiempo me sentía excitado, tanto que este pudo notarlo. Esa primera paja que me hacía… uuummm, fue la ostia, ya que tarde muy poco en correrme y mi ignorancia hizo que no le avisará. Este claro esta no se enfadó y menos se molestó, sino que me dijo…
- “Debes de avisar cuando vayas a correrte, pues podemos acelerar el movimiento para que disfrutes más o, podemos ir más lento y retrasar el placer”.
Viendo como este en vez de limpiarse la mano con un pañuelo, vi como recogía los restos de mí corrida con su lengua y se los tragaba, gesto que me pareció en ese momento como algo asqueroso. Pero viendo la hora, rápidamente me levante y sin apenas despedirme, me marche a toda carrera hacía mi colegio. Luego en casa, recordando ese momento no solo me masturbe una vez, sino fueron dos veces quedándome dormido… mmm. Las semanas pasaron… repitiendo esta práctica cada día, no quedándose satisfecho con esta práctica, comenzó a pedir más y de paso aprovecharse de mi juventud, pero como todo comienza esto se acabó. Esa fue mi primera vez.
Comencé como activo, pues ellos fuera aparte de magrear, pellizcar o acariciar mi cuerpo… mmm, se dedicaban a chuparme mi miembro hasta dejarme seco... mmm, no contento a veces por hacerme correr una vez, sino continuaban hasta lograr dos orgasmos… ooohhh. Claro está… me estimulaban, lógicamente entre caricias por mi cuerpo y piernas, poco a poco se fueron dedicando a magrear mis nalgas y con el tiempo… mmm, jugaban con mi orificio anal… aaahhh. Haciéndome poco a poco desear que me introdujera sus dedos… uuummm, comienzan con un dedo y viendo que pueden, introducen dos y continúa con tres… uuummm. Hasta hacerme estallar de placer, corriéndome en su boca y estos tragarse mi néctar, como si se tratara de un jugo exquisito… mmm.
Con los años el morbo aumento y con ello mis educadores. Yo continúe con mi vida monótona, pero ya no me contentaba con quedarme en aquel sitio antes de ir a clase, sino que tras salir del colegio y antes de regresar a casa, me quedaba un rato en aquel lugar, lugar que no era otro que esa glorieta. Con el paso del tiempo, cuando llegaba y antes de sentarme, deje de aseguraba que no hubiera gente… ya me daba igual. Ese día como tantos, me encontraba allí sentado, pudiendo ver a aquellos que se acercaban hasta donde yo estaba. Pudiendo ver esa ocasión, como un señor mayor canoso en bicicleta se acercaba hasta donde yo estaba. Este tras dejar su bicicleta aun lado, me dijo como tantos…
- "Oye chico, no deberías de estar ya en casa".
Mirándole a la cara le dije…
- "Si, pero es temprano".
Caminaba de un lado hacía el otro, mirando hacia el fondo, hacia una glorieta que había detrás de nosotros. Creo recordar que estaba como pensativo, como si no se decidiera en hacer o decir algo. Pero de nuevo me dijo…
- "Me puedo sentar a tu lado, parece que la revista que estás viendo, está muy interesante".
Yo solo le conteste afirmativamente con la cabeza, sentándose al momento junto a mi lado. Empezamos juntos a ver la revista, cuando empecé a notar como coloco su mano por debajo de la revista, posándola sobre mi muslo. Hice como si no lo hubiera notado, por lo que seguí observando la revista, sin darle demasiada importancia. En eso siento como su mano empezó a moverla por mi muslo, frotándola y transmitiéndome un cierto calentón. La fue dirigiendo hacia mi ingle bajándola hasta notar mi bulto, al ver que no decía nada ni tan siquiera un gesto de protesta siguió con su labor, empezando a tocarme con uno de sus dedos levemente mi miembro. Yo seguía con mi mirada en aquella revista como chicas tan exuberantes enseñaban sus vergüenzas, sentía al maduro muy cerca de mí. No hacía falta decirle que me gustaba esa sensación pues mi miembro se encontraba completamente erecto, poco a poco empecé a notar como el maduro coloco sus labios cerca de mi cuello, soltándome…
- “Hueles muy bien”.
Acabando por darme un beso en el cuello, aunque aquello me molesto y quise decirle algo, me calle porque en verdad me había gustado, no pudiendo evitar soltar un sonido de satisfacción… mmm. De nuevo coloque la revista sobre mis muslos, por lo que este de nuevo empezó a posar su mano por encima de mi muslo diciéndome…
- "Me gustas, me llamo Manuel cómo te llamas".
Acabo por decirme mientras su mano no solo acariciaba mi
muslo, sino que lo recorría tanto por encima como por su parte interna. Sin apartar la vista de la revista, conteste…
- "Jhosua".
Cuando note su mano sobre mi miembro nuevamente, deslizándolo muy lentamente sobre este, llegando a cerrar su mano y con sus dedos presionar mi miembro, como si midiera el grosor. Levanto su vista, quedándose de nuevo mirándome con una sonrisa en sus labios a modo de agrado. Note como deslizaba su mano por mi tronco hasta mis testículos… mmm, no quedándose ahí… siguió, notándola aún más abajo, rápidamente moví mi mano a modo de detenerla sujetándola pero sin mucho afán de quitarla. Manuel empezó por encima del pantalón a presionar sobre mi orificio en forma de círculos… mmm, volviendo a ascender hasta dejar su mano sobre mi miembro… mmm.
La oscuridad del atardecer nos estaba cubriendo, ambos la notamos y creo que aun más él, pues Manuel se puso en pie y comenzó a caminar en círculos nuevamente, mirando por si había alguien observándonos. Nada más quedarse tranquilo, acabo acercándose nuevamente al tiempo que se llevaba ambas manos a bragueta, bajándose la cremallera y ante mis ojos de asombro, se introdujo una de sus manos dentro para acabar por sacarse su miembro fuera… mmm. Por la dificultad a la hora de sacársela, pensé que debía de ser muy grande, pero una vez fuera, vi que no era muy grande, pues creo recordar que mediría al menos unos catorce o quince centímetros por cuatro de diámetro de grosor, pero eso sí… por sus marcadas venas se le notaba que estaba muy duro… mmm. Se agacho un poco ante mi agarrando la revista y lanzándola lejos, me quede sorprendido y colocando este minutos después su miembro delante de rostro, me pregunto…
- "¿Qué edad tienes?”.
Mirándola con cara de malos amigos, le conteste…
- "Catorce".
Me mira nuevamente y sonriente me suelta…
- “Eres frígido, jhosua”.
Callo, no sabía que responder, deseaba medir mis palabras antes de contestar, pero una maniobra suya me dejo perplejo, pues no lo esperaba. No siendo esta que coger su miembro y comenzar a masturbarse… mmm, no teniendo consideración y con todo descaro me miraba, mientras observaba como de su glande soltaba un hilillo que supuse que debía de ser liquido preseminal, debido a la excitación… mmm. Volviéndome a preguntar…
- “Has probado una de estas".
Recuerdo que lo miré asombrado, pues la verdad es que no había probado ninguna, ni se me pasaba por la cabeza hacerlo. Aunque titubee al principio, acabe por contestarle, antes de hacerlo saber, creo que es mejor dejarlo para una nueva confesión, más viendo que se me va a alargar demasiado, no os parece. Vale… dicho esto, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios. Mi email (lógicamente todo junto) es… Jhosua 1974 @ Gmail . com