JHAMAL, mi hermano negro 2
Pieles calientes y húmedas de sudor y de saliva en la que el olor juega un papel importante, y el olor de Jhamal me volvía animal.
Albany, este es el segundo, si me has leído, no soy muy dado a largas sagas, pero espero que te guste (hasta cuando llegue). Gracias por tus comentarios habituales, contigo de gusto. Tassio, este es el segundo, espero excitarte. Mr.robieMe gustaría que este también lo leyeras de un tirón y que no encuentres otra falta, porque si hay algo que me joda son las faltas de ortografía.
Y a T. P. manchego: tranquilo que todavía son jóvenes en esta segunda entrega. Ya llegarán a ser maduritos.
Abrazos y agradecimientos a todos los lectores.
Ahí va la segunda parte.
JHAMAL, mi hermano negro
2
Después de aceptar su invitación a facebook, intercambiamos fotos y chateamos durante horas. Me enteré de que se había casado, que había tenido una hija (la de la foto), y un chico (me envió su foto y era clavado a su padre pero de un color más claro). Supe que se había divorciado porque "la cabra tira al monte" y nunca pudo dejar su afición por los chicos. Al final, la separación fue dolorosa y él volvió a Málaga... y allí estábamos los dos a cada lado de su PC chateando y sin atreverse a dar el primer paso.
Yo miraba sus fotografías y no dejaba de admirarle y de excitarme recordando lo que habíamos pasado juntos. A parte de que las fotos que me enviaba tenían la intención de un miura, porque en la que no estaba en bañador, estaba sin camisa con el botón de la cintura del pantalón abierta y dejando ver el comienzo del calzoncillo, o en calzoncillos blancos hasta medio muslo en los que se alojaba la bicha haciendo intención de salir del nido, o con su consabida camiseta blanca de tirantes y pantalones cortos grises de tela de chándal bajo el que se notaba el gran bulto de su pitón. Había una en la que miraba de forma insinuante a la cámara con los brazos levantados y apoyados bajo su nuca dejando ver su cuerpo perfecto y totalmente depilado, negro como un tizón y brillante, gracias a algún aceite corporal, se cubría sólo con un suspensorio azul claro (no tengo más que decir), y con su sonrisa que desarmaba.
"Putón, le dije, esto es lo qu cuelgas en la red?".
"Eres modelo o puto?"
No pude reprimir el ataque de celos y se lo solté.
"Estas fotos sólo son para ti, para ver si te animas y quedamos un día"
Y me animé y le dije que quería verle, que quería ver en vivo si era verdad lo que veía o todo era photoshop . Aceptó riendo: "En tu casa o en la mía". En la mía "off course".
El día de su dieciocho cumpleaños le regalé dos bañadores tipo competición: uno blanco con unas franjas laterales de colores y otro amarillo con estampado hawaiiano. En cuanto los vi en la tienda me imaginé a mi amor con ellos puestos y con la vergota bajo ellos. Sólo con verlos e imaginándolo me empalmé.
La sorpresa fue que el también tenía un regalo para mi.
Llegó a mi casa con su camiseta de tirantes blanca y desgastada y su pantalón corto de chándal que en otro momento fue azul marino. Ese hombre me excitaba sólo con su presencia, pero si llevaba esa ropa, me empalmaba de inmediato. El cabrón lo sabía.
Me miró la entrepierna, me la apretó, me besó en los labios y me susurró entre ellos: "Tu siempre en forma...".
"Como he cumplido 18 años y ya puedo comprar en los Sex-shop, he comprado cosas para celebrar esta noche".
"Vale pero primero te pruebas los bañadores que estoy loco por verte con ellos puestos".
Sin perder tiempo se desnudó frente a mi y se enfundó el amarillo. Pude ver como su rabo negro se adentraba y se ajustaba en la mínima funda del bañador... y mi polla brincó de excitación bajo mi pantalón.
Mi pelo seguía siendo rubio y en aquella época lo llevaba largo y me caía sobre el cuello dándome un aspecto más bien andrógino que contrastaba con el resto de mi cuerpo que se había cincelado gracias a mis entrenamientos de gimnasia. Vello me iba cubriendo el cuerpo, al rededor de mis pezones se formaron espirales, en el esternón y el vientre se iba espesando, mis sobacos y el pubis fueron las primeras zonas en cubrirse. Le dije a Jaime que quería afeitarme el cuerpo como hacía él, pero no me dejó hacerlo porque decía que le encantaba tocar mi cuerpo y lamerlo como si tuviera hilos de oro.
Me acerqué a Jhamal y le acaricié el bulto que se apreciaba bajo el bañador. Me dijo que era un cabrón porque se le iba a salir su bicha del escondite y le besé los labios suaves y gruesos. No pude contener a mi pequeña que estaba inquieta apretada bajo mi pantalón de chándal y que iba formando su particular tienda de campaña.
Jhamal se dió cuenta y me dijo que esperara un momento. Se fue al baño y volvió con el otro bañador, el blanco, marcando paquete y con una bolsa de plástico negro en la mano. La abrió y dejó caer en la cama su contenido que no reconocí en ese momento. En la colcha lucían unas prendas de colores y otros objetos.
- A ver, estos son suspensorios-, sacó uno negro de la bolsa y me lo ofreció, - el negro y el azul son para ti, el rojo y el amarillo son para mi. Lo otro te lo contaré después. Desnúdate y ponte uno.
Nos despelotamos, nos miramos y vimos que nuestras pollas estaban bastante morcillonas por lo que nos dio un ataque de risa. -No se si nos van a caber... Jhamal estaba espléndido con el suyo rojo con el que tuvo que hacer virguerías para que no se le saliera su verga por el costado. Ente risas nos los pusimos, fuimos al baño para mirarnos y, la verdad, es que estabamos como dos trenes.
Mi negrazo me abrazó desde atrás y comenzó a acariciarme el pecho y el paquete, eché el cuello hacia atrás para dejar que hiciera lo que quisiera con él... y lo mordió con furia hasta hacerme daño, mientras metía su mano por el suspensorio para atraparme los huevos y yo notaba como su aparato se endurecía y se transformaba justo entre mis nalgas desnudas. Me incliné para ofrecer mi entrada, oí como dejaba caer saliva que recorrió el valle y me comenzó a masajear la entrada con su polla bien húmeda. Me mordía, me sobaba huevos y polla mientras mi ojo del culo despertaba y se abría y cerraba con ansia de recibir la boa negra de mi amor. La cabeza de la sierpe soltaba ya cantidad de veneno y ayudada por los chorros de saliva y del hambre de mi boca posterior, fue entrando suavemente, pero sin detenerse, sin prisa, pero sin pausa, y según entraba y los labios de mi culo se abrían, yo gemía de placer igual que él.
La lujuria es un torbellino de sentimientos y placeres que te atrapa como una droga en la que pierdes todo dominio hasta que el orgasmo marca el final de la tormenta... y llegó de una manera estruendosa porque me tocó en el punto en el que no ya no tienes dominio y te corres como una fuente con unos espasmos que te hacen gritar y tu cuerpo se tensa y aprieta el ano mordiendo el bicho que te penetra y haciendo que el animal escupa todo su veneno dentro de ti revolviéndose como si quisiera morder tus entrañas... pero no... lo que quiere es soltar toda su leche para preñarte con ella hasta que llega la calma...
...una calma entre pieles calientes y húmedas de sudor y de saliva en la que el olor juega un papel importante, y el olor de Jhamal me volvía animal.
- Yo también le he traído un regalo a mi chico- me dijo al cabo de un rato, mientras estábamos tumbados en la cama después de nuestra sesión de sexo y ducha correspondiente.
Se levantó y trajo un estuche de plástico transparente con un objeto dentro de color negro con una forma que me recordaba a una peonza y un frasco de gel lubricante.
- Esto se llama "plug"-, me dijo - Y quiero que lo lleves puesto cuando no estés conmigo para que te acuerdes de mi, para que me sientas dentro de ti y para que sepas que yo soy tu hombre. Ven, vamos al baño y te enseño como se pone.
Embadurnó bien el objeto de gel, me dijo que me inclinara, puso la parte estrecha en mi ojete y lo fue introduciendo poco a poco. El comienzo fue placentero, pero según iba aumentando el tamaño me molestaba. La parte más ancha tenía un diámetro más grande que la bicha de mi chico y costó introducirla entera, pero cuando entró y mi esfinter se cerró dejando solo la ventosa que taponaba mi culo, me produjo tal placer que le pedí que repitiera el proceso una y otra vez para conocer bien el mecanismo.
- Menuda puta estas hecha- Me soltó... y no pude replicar porque era verdad.
Desde ese momento me sentí de su propiedad como las vacas que llevan un aro en su nariz para que los vaqueros las lleven sujetas.
El tiempo pasó entre los estudios, los deportes y el sexo... ¡SEXO!...
Hasta que un día me dijo que a su padre le destinaban fuera de España y se tenía que ir. Aquello fue una catarsis, lloramos sin consuelo, nos abrazábamos, follábamos y llorábamos... y llorábamos...
Al final tuvo que irse.
Chateábamos, intercambiamos fotos y datos por internet pero, poco a poco nos fuimos distanciando. Supe que se había casado y casi muero de despecho y de depresión, hasta que un día recibo su invitación para su página de facebook.
Continúa.