Jet Set (8)

Se despertó tarde y solo en la cama...

Se despertó tarde y solo en la cama, Lorena tenía que estar haciendo su trabajo temprano. Le sirvieron el desayuno en el comedor y apareció Lorena.

LORENA: Tú padre me ha preguntado esta mañana si estábamos mejor, le he dicho que ya estamos hablando y todo va bien, es que no para de mirarme para saber si estamos enfadados y me pone nerviosa.

SANDRO: De acuerdo, tranquila, ¿dónde está?

LORENA: En su despacho, me ha dicho que fuera a buscarte para aclarar las cosas.

SANDRO: Pues ya están aclaradas, ¿quieres comer algo?

LORENA: No, ya desayuné hace rato, ¿qué tienes para hoy?

SANDRO: Comprobaré si me pegan otra hostia o está más tranquila.

Lorena reía cuando apareció Carlo, se apartó a un lado poniendo las manos en la espalda y el “jefe” se sentó con su hijo.

CARLO: He hablado con tú hermano Vicenzo, vendrá para una reunión y hablar de los planes de futuro en EE.UU, todavía no está confirmada la fecha pero que sepas que te tendrás que guardar en la agenda un día.

SANDRO: Vale, estábamos hablando con Lorena de que la próxima semana podríamos hacer una escapada a Venecia para estar cuatro o cinco días en plan romántico.

A Carlo le cambió la cara, pensó un momento intentando disimular.

CARLO: Mira Sandro, por motivos que no vienen al caso la familia no es muy bien recibida en Italia, prométeme que si tienes que ir alguna vez me avisarás antes.

SANDRO: ¿Así, mejor que no vayamos?

Carlo miró a Lorena y levantó la voz para que le oyera.

CARLO: Lorena, te gustaría un hotel romántico en las Seychelles o en Maldivas, invito yo.

Lorena se puso nerviosa.

LORENA: Donde Sandro prefiera, me da igual.

Carlo les sonrió a los dos y se levantó.

CARLO: Me avisáis cuando os queráis ir, pero que no coincida con la visita de Vicenzo, y recuerda lo de Italia por favor.

Se fue y se volvió a acercar Lorena.

LORENA: ¿Qué ha pasado?

CARLO: Que me ha dicho que Italia ni pisarla y que nos invita a otras vacaciones.

A Lorena le gustaba la idea de volver a estar con Sandro sola unos días, por otro lado se confirmaba la información italiana.

Por la tarde Sandro fue a ver a Helen, esperaba su reacción cuando saliera del hotel, la esperó en la esquina por donde salía normalmente, al dar la vuelta Helen se encontró cara a cara con él, no pudo disimular una sonrisa de alegría y mirarle a los ojos, Sandro se dio cuenta del detalle y le sonrió, se había alegrado de verle y era buena señal, no duró mucho la alegría porque se puso seria rápidamente.

HELEN: ¿Has venido por otra hostia?

SANDRO: Es que me gustó mucho y necesito otro contacto con tú piel para seguir viviendo.

Helen hizo el gesto de dársela con una risilla y Sandro la abrazó apoyándola en la pared con él delante apresándola, Helen le pasó los brazos por la espalda apretándose, Sandro pudo notar la presión de sus tetas en su pecho.

HELEN: ¿Dónde te has metido este tiempo sinvergüenza?, pensaba que ya no te vería más.

SANDRO: Salí de viaje unos días, pero cuando he vuelto ya ves donde estoy.

HELEN: ¿Tomamos un café?

SANDRO: Si no me pegas sí.

Rieron y salieron andando al bar antiguo que le gustaba a Helen.

SANDRO: ¿Te puedo coger de la mano?

HELEN: A ti te gusta que te hostien ¿Eh?

Sandro reía, llegaron al bar y les sirvieron un par de cafés.

SANDRO: Así que seguimos igual.

HELEN: ¿Igual a qué?, no te entiendo.

SANDRO: Por lo menos hoy me has abrazado, ya es un paso.

HELEN: Eso no significa nada.

Sandro le miraba los ojos sonriendo.

HELEN: Vale, estos días que no te he visto he pensado en ti.

SANDRO: ¿Ah sí?

HELEN: Pensaba que me ibas a dejar tranquila de una vez.

SANDRO: Que cabrona.

Helen reía mirándole a los ojos. Acabaron los cafés y salieron a la calle, Sandro la volvió a colocar contra la pared poniéndose muy cerca de ella.

HELEN: Te voy a volver a pegar.

SANDRO: Y yo te voy a volver a abrazar.

HELEN: Ni te atrevas.

Sandro le pasó las manos por los brazos caídos a Helen y los fue subiendo, los pasó por los hombros cruzándolos en su espalda, Helen le miró a los ojos y le puso la mano en la cara donde le había calzado la hostia.

HELEN: ¿Te hice daño?

SANDRO (susurrando): Mucho, sobre todo en el corazón.

HELEN: ¿Me perdonas?

SANDRO: No.

Se miraban a los ojos y poco a poco se acercaban los labios, se besaron con ternura, Helen le pasó los brazos por el cuello y se engancharon en un beso largo y húmedo.

SANDRO (susurrando): Vamos a tú casa.

HELEN (susurrando): Es muy pronto Sandro, tengo que coger más confianza contigo.

Se miraron a los ojos y se volvieron a besar con dulzura, él le acariciaba la cintura y los lumbares, ella le pasaba una mano por la espalda y con la otra le acariciaba la cara, se miraban con deseo pero Helen tenía muy claro que no era el momento, lo quería para ella sola y no compartirlo, algo le tendría que ver para dar ese paso. Se despidieron allí mismo.

Llamó a su amigo Adriano que estaba tomando algo en la ciudad y se vieron en una terraza.

ADRIANO: Estaba llamando a varias amigas para hacer una fiestecilla en mi casa, ¿Te apuntas?

SANDRO: No, te quería hablar de eso, me parece que me estoy enamorando tío.

Adriano no lo dejó seguir descojonándose de risa en su cara, lo miraba como si estuviera loco, Sandro le aguantaba la mirada serio y Adriano reía más fuerte doblando el cuerpo.

ADRIANO: Me meo tío, me meo, que fuerte, este chiste sí que es bueno.

Siguió mirándole la cara a Sandro, como vio que el tío seguía serio se le acabó la risa de golpe.

ADRIANO: No me jodas que lo dices en serio.

SANDRO: Muy en serio.

Adriano se puso de pie poniéndose las manos en la cabeza, dio un par de vueltas a la mesa, otros clientes lo miraban con caras raras.

ADRIANO: No puede ser, ¿te encuentras bien?

Le puso la mano en la frente a Sandro.

ADRIANO: Fiebre no tienes.

SANDRO: Quieres parar de hacer el gilipollas y sentarte coño.

Adriano se sentó mirándolo como si no lo conociera.

SANDRO: Ha pasado tío, no sé cómo, pero ha pasado, solo tengo ganas de estar con ella, vengo de verla y ya tengo ganas de volver a hacerlo.

Adriano estaba asustado.

ADRIANO: No puede ser, me estás acojonando, voy a llamar a mi madre para que me diga donde estuvo ingresada para relajarse, te cojo una plaza para ti ya, estás fatal tío.

SANDRO: ¿Quieres dejar de decir tonterías?, capullo, escúchame, que es normal tío, te enamoras y pasan esas cosas.

ADRIANO: La gente sí tío, ¿pero tú?, no me jodas hombre, hazme caso, tú no te encuentras bien, estás enfermo seguro, o peor, estás perdiendo la cabeza, madre mía, tengo un amigo que se está volviendo loco, yo te ingreso que lo tuyo es grave chaval.

SANDRO: Vete a la mierda un rato anda.

Se quedaron los dos callados, Adriano lo miraba a ver si hacía alguna cosa rara porque no se creía que estuviera en sus cabales.

ADRIANO: Muy bien, ¿y quién es la que ha conseguido semejante barbaridad?

Sandro le miraba a los ojos dudando si decírselo.

SANDRO: Helen.

ADRIANO: Ya, Helen, y quien coño es esa Helen, ¿te crees que te leo el pensamiento?, ves como no te encuentras bien…

SANDRO: Trabaja en el hotel del casino.

Adriano tuvo que buscar en su cabeza para acordarse de quien era, le miró con los ojos y la boca muy abiertos.

ADRIANO: ¿La de la noche de la ruleta?, ¿aquella rubia?, ¿la recepcionista?, ahora sí que voy a llamar a mi madre, yo te ingreso en algún sitio tío.

Sacó el móvil del bolsillo y lo desbloqueaba, Sandro se lo cogió de las manos mirándolo cabreado.

SANDRO: ¿Quieres dejar de hacer el gilipollas, no puedo explicarle a mi mejor amigo como me siento?

ADRIANO: Vale, vale, está bien hombre, pero tienes que aceptar que lo que me estás explicando es muy raro, yo no te he visto así nunca, es normal que me preocupe ¿no?, dime, ¿cómo es eso, cómo has llegado a esa conclusión tan drástica?

SANDRO: No sé, la fui a ver algunas veces y poco a poco…, pues eso, me he enamorado.

ADRIANO: Ya lo entiendo, la tía tiene que ser una bomba en la cama y ha captado tú atención, no te preocupes, cuando se te pase la primera impresión volverás a ser normal, ya te darás cuenta que es como todas y se te pasará.

SANDRO: Que nooo, es diferente a las otras veces.

ADRIANO: ¿Por qué?, es como todas ¿no?, será muy guapa, tendrá muy buen cuerpo, pero al final tiene un chochete, dos tetas y un cuerpo bonito, follará muy bien pero se te pasará, no te preocupes.

Sandro no sabía cómo explicárselo para que lo entendiera.

SANDRO: A ver tío, ¿es guapa?, sí, ¿tiene el cuerpo bonito?, se le supone, no lo sé, no la he visto en pelotas todavía, no sé como folla, no lo hemos hecho, lo que te digo es que me estoy enamorando y eso no tiene nada que ver con el sexo, ¿lo entiendes?, me gusta estar con ella, hablar, abrazarla, besarla, sentirla a mi lado, algo dentro de mí cambia cuando estoy con ella.

Adriano le miraba serio, Sandro le miraba a él y ninguno decía nada.

ADRIANO: No te la has follado.

SANDRO: No.

ADRIANO: Por qué ella no ha querido.

SANDRO: Exacto.

ADRIANO: Hostia puta, la que está loca es ella, no te das cuenta que eso no es normal.

Sandro se dejaba caer en la silla, estaba claro que su amigo no lo iba a entender, él buscaba una persona a quien explicarle sus sentimientos, con Adriano no sería posible.

Entre unas cosas y otras había pasado la tarde, dudaba si volver al barco o tomarse una copa antes, acabó en el local de siempre pidiendo un escocés. Estaba sentado mirando la poca gente que esas horas deambulaba por allí cuando alguien le tocó el hombro.

SANDRO: Hostias Lady, cuánto tiempo sin verte.

LADY: He estado unos días fuera, viendo a la familia y esas cosas, ya sabes.

Le pasó las manos por detrás del cuello y le besó los labios.

LADY: ¿Y tú, cómo estás?

SANDRO: También estuve de vacaciones.

Lady le acercaba la mano a la bragueta y le acabó agarrando el paquete.

LADY: ¿Y no me has echado de menos?

SANDRO: Un poco sí.

Lady aprovechando que había poca gente buscó un rincón íntimo detrás de unas cortinas, le agarró el paquete y se agachó, le miró a los ojos desde abajo y le fue bajando la cremallera del pantalón sacándole la polla pajeándola.

LADY: ¿No has echado de menos esto?

SANDRO: Un poquito sííí, ¡joooder!

Le acababa de pegar una succión que le había hecho ponerse de puntillas poniéndole la polla tiesa, le desabrochó el pantalón bajándoselo a media pierna para meterle la otra mano amasándole los huevos.

LADY: Te voy a sacar hasta la última gota de leche, ya verás como la próxima vez te acordarás más de mí.

SANDRO: Ay, Ay, Lady no te pases.

Se la metió hasta la garganta, se la apretó con los labios y la fue sacando succionando, Sandro pegó un gemido por suerte apagado por el volumen de la música, Lady metió una mano por debajo acariciándose el coño, lo pajeaba a él y se pajeaba ella, Sandro resoplaba mirándola a ella y mirando al techo, se la chupaba, succionaba y pajeaba con más fuerza y más rápido.

LADY: Venga bonito dame tu lechita que la estoy esperando.

SANDRO: Estoy a punto, un poco más…

LADY: Me corro, me corro…

Lady se corría sin dejar de chuparla y pajearla, Sandro le empezó a pegar lechazos en la boca, se la sacó gimiendo dejando que el semen le cayera por encima de la cara y los labios, cuando Lady acabó, Sandro que la sujetaba por la cabeza se la volvió a meter en la boca follándola suavemente para acabar de dejarle las últimas gotas dentro, dejando de gemir poco a poco.

Lady se limpió la cara con un pañuelo de papel mientras Sandro se subía el pantalón guardándose la polla dentro.

Se sentaron en un sillón, Sandro se dejó caer y Lady apoyó la cabeza en su hombro.

LADY: ¿Te ha gustado?

SANDRO: Ya sabes que siempre me gusta lo que me haces, pero…

Lady se puso de lado mirándolo fijamente porque veía que algo importante le iba a decir.

SANDRO: Me estoy enamorando Lady, si acabo haciéndolo que es lo que veo que pasará…

Le miró a los ojos, Lady pensaba que sería de ella.

SANDRO: No podré estar contigo ni con nadie…

LADY: Eh, eh, ¿qué me estás diciendo?, te vas a enamorar de otra y yo aquí haciéndote…, lo que te he hecho, ¿sabiendo que yo lo estoy de ti?

SANDRO: Lo siento Lady, no creo que estas cosas se puedan controlar, es lo que siento…

LADY: Lo que sientes, lo que sientes, una hostia te voy a dar que te voy a quitar las tonterías tío.

SANDRO: No por favor, que ya me dieron una bien dada.

LADY: Seguro que te la merecías gilipollas.

Cogió su bolso y se levantó enfadada girándose, se fue a toda prisa, Sandro se quedó en el sillón pensativo. Desde muy joven con un primer amor de verano no recordaba sentirse igual, le hizo tanto daño acabar aquella corta relación de dos meses mientras veraneaba con la familia que renunció volver a repetirlo, se sentía más o menos interesado en las chicas, pero no volvió a sentir como dicen mariposas en el estomago hasta que conoció a Helen, esa timidez mezclada con la decisión de pegarle si se propasaba le tenía en vilo, la manera que se comportaba pareciendo que no se interesaba por él y a la vez ser capaz de besarlo con tanta ternura, el coctel de persona que le hablaba claro y el aurea de misterio que la envolvía le atraía, le atraía mucho.

Volvió al barco, Lorena lo recibió, eso quería decir que su padre no estaba.

SANDRO: ¿Y el jefe?

LORENA: Ha desembarcado a media tarde, me ha llamado para decirme que no vendrá a dormir.

Se miraron con una sonrisilla sabiendo que debía estar con alguna “amiga”.

SANDRO: Me gustaría cenar alguna cosa.

LORENA: Vamos al comedor, yo te lo soluciono.

Era tarde, el cocinero ya descansaba y para según qué cosas las preparaba Lorena y no le molestaban, si hubiera sido Carlo estarían todos de pie en alerta. Sandro se sentó en la mesa, Lorena le puso un mantel individual, la servilleta, cubiertos y una copa para el vino, se metió en la cocina y al rato salió con un plato que le puso delante, Sandro le hizo una señal y se sentó a su lado, lo habían hecho muchas veces, él cenar tarde y ella sentarse escuchando sus historias o inquietudes mientras le servía lo que hiciera falta.

LORENA: ¿Cómo ha ido la tarde?

SANDRO: Buff, he besado a Helen y me ha devuelto el beso, creo que me estoy enamorando, se lo he intentado explicar a Adriano y ha sido una conversación de besugos, el tío no hay manera que lo entienda, y por si fuera poco me he encontrado con Lady y se ha cabreado conmigo por decírselo, por una vez que siento algo por alguien parece que todo lo demás me da la espalda.

LORENA: ¿Cómo sabes que es amor lo que sientes por ella?

SANDRO: Porque es muy diferente a cualquier rollo con otra chica, estoy deseando que llegue mañana para volver a verla, no lo sé Lorena, siento algo diferente.

LORENA: ¿Ya habéis follado?

SANDRO: No, nos hemos besado con mucha dulzura.

Lorena le sonreía, Sandro acabó la cena y se fueron a popa a sentarse con unas copas. A aquellas horas el barco flotaba sobre las tranquilas aguas de la bahía iluminado para ellos solos, aparte de uno de los tripulantes que estaba de guardia en el puesto de gobierno, los demás o dormían o estaban en sus camarotes.

Sandro se estiró en uno de los grandes sillones y abrió un brazo para que Lorena se estirara a su lado, apoyó la cabeza en su hombro y le pasó la mano por encima de la barriga acariciándole un costado.

SANDRO: A veces tengo la sensación de que tú eres la única que me entiendes.

LORENA: Hombre, tienes que reconocer que llevas muchos años haciendo el golfo, te has ganado la fama a pulso.

SANDRO: Eso lo reconozco, pero es que esta vez es diferente.

Lorena le dio un beso en la cara.

LORENA: Seguramente.

Se acabaron las copas y se levantaron, Sandro la cogió de la mano y la llevó a su camarote, le quitó la ropa dejándola cuidadosamente encima de un sillón, se desnudó él y se metieron en la cama, Lorena se abrazó a él y durmieron.